Somalia (nombre oficial, Soomaaliya, Somalia), república del África oriental, limita al norte con el golfo de Adén, al este y sur con el océano Índico, al suroeste con Kenia, al oeste con Etiopía y al noroeste con Yibuti. Tiene una superficie total de 637.700 km². Su capital es Mogadiscio.
A pesar de que Somalia cuenta con aproximadamente 3.025 km de costas, son muy pocos los puertos naturales de que dispone. En la parte norte del país una estrecha franja costera bordea el golfo de Adén, la cual cede su lugar a una serie de cadenas montañosas con picos de entre 915 y 2.135 m que dominan esta parte de Somalia. En las tierras meridionales del interior predominan las mesetas escarpadas con alturas entre 500 y menos de 200 m. La región limítrofe con el océano Índico está bordeada de una llanura litoral con presencia de dunas. Los dos principales ríos del país, el Shabeelle (Shebelē) en la parte central y el Jubba (Yuba) en la meridional, discurren por la meseta de la zona sur.
El clima puede ser tropical, subtropical, árido y semiárido. Normalmente la temperatura alcanza un promedio de 27,8 ºC, pero puede descender hasta los 0 °C en las zonas de montaña y subir hasta los 47 °C en las costas. Los vientos monzónicos condicionan la presencia de dos estaciones: la seca, desde septiembre a diciembre, y la de las lluvias, de marzo a mayo. La pluviosidad tiene un promedio anual muy bajo, de sólo 280 milímetros.
La vegetación se compone fundamentalmente de grupos de raquíticos arbustos espinosos y acacias. La superficie boscosa supone tan sólo un 11,2% del total. En las laderas de las montañas crecen árboles autóctonos de los que se obtienen el incienso y la mirra, mientras que en la parte meridional del país crecen eucaliptos, euforbias y caobas. Entre las abundantes especies animales se encuentran el cocodrilo, el elefante, la jirafa, el leopardo, el león, la cebra y numerosas especies de serpientes venenosas.
La inmensa mayoría de la población del país está formada por somalíes, un pueblo de origen cusita, que comparten la misma lengua, religión y cultura, pero que están divididos por una rígida estructura de clanes. También existen minorías integradas por bantúes, árabes, indios, italianos y paquistaníes. La mayoría de los habitantes del país son pastores nómadas o seminómadas; el resto son agricultores, pescadores o habitantes de las pocas ciudades somalíes. Hay un 65% de población rural.
La religión oficial del país es el islam, y la mayoría de los somalíes profesan el culto suní. Los idiomas oficiales son el somalí y el árabe, aunque también se hablan inglés e italiano.
A comienzos de la década de 1990 la guerra civil había sumido a la economía del país en un estado de quiebra total. Antes del conflicto, la economía se basaba fundamentalmente en la cría de ganado y en el cultivo de algunas regiones, sobre todo en el sur. Hasta esta fecha el gobierno había hecho intentos de diversificar y modernizar la base económica del país a través de una serie de planes de desarrollo ejecutados gracias a las ayudas y préstamos internacionales. A finales de la década de 1980 la distribución del producto nacional bruto era de tan sólo 290 dólares per cápita, una cifra que en los últimos años ha caído hasta 36 dólares per cápita.
La divisa del país es el chelín somalí, que consta de 100 unidades (el valor del chelín con respecto del dólar estadounidense era en 1996 de unos 7.000 chelines por dólar). El encargado de la emisión del dinero es el Banco Central de Somalia, fundado en 1960. Somalia es miembro del Banco de Fomento Islámico y del Banco de Fomento Africano.
Depuesto el presidente Muhammad Siad Barre en enero de 1991 el país se sumió en una guerra civil que le dejó sin un gobierno con autoridad al frente del mismo. Según la Constitución de 1979, varias veces enmendada, el poder ejecutivo corresponde al presidente, que es el máximo dirigente del Estado y del único partido legal del país, el Partido Socialista Revolucionario Somalí. El presidente, que era elegido por el Comité Central del partido para un mandato de siete años, era, además el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. El poder legislativo correspondía a la Asamblea Popular, compuesta por 177 miembros; el presidente nombraba 6 de los miembros de la cámara y los 171 restantes eran elegidos mediante sufragio universal. Todos ellos eran nombrados para un periodo de cinco años. El más alto tribunal civil de Somalia era el Tribunal Supremo; existían además 2 tribunales de apelación, 8 regionales y 84 juzgados de distrito, que contaban con salas de lo civil y de lo penal. En el ámbito local, el país está dividido en 18 regiones y 84 distritos.
Antiguamente era parte de una región que los egipcios llamaban Punt. Entre los siglos II y VII algunas regiones de la Somalia actual eran parte del reino etíope de Aksum. En el siglo VII, tribus árabes se asentaron en las costas del golfo de Adén y fundaron el sultanato de Adel, cuyo centro principal era el puerto de Zeila. En el siglo XIII, llegaron a la región, procedentes de Yemen, los primeros somalíes. En el siglo XVI, el sultanato se desintegró en pequeños estados independientes, muchos de ellos gobernados por jefes de tribus somalíes. Zeila se convirtió en parte de Yemen y posteriormente cayó en poder del Imperio otomano.
Los primeros europeos que tuvieron posesiones en la región fueron los ingleses, que en 1839 se hicieron con el control de Adén, situado en las costas de Arabia y en la actualidad parte de la república de Yemen. Los ingleses pretendían proteger sus rutas comerciales y disponer de lugares seguros donde poder efectuar escalas sus barcos. A mediados de la década de 1870, Egipto ignoró las demandas de Turquía y ocupó algunas ciudades costeras de Somalia y parte del territorio colindante del interior. Cuando en 1882 las tropas egipcias abandonaron el área con objeto de ayudar a frenar la revuelta del Mahdi en Sudán, Gran Bretaña se hizo con el control del territorio abandonado para salvaguardar la ruta a la India a través del canal de Suez, que había sido inaugurado en 1869. En 1887, los ingleses establecieron su protectorado, conocido como la Somalia Británica, que inicialmente era administrado desde Adén, pero que en 1898 pasó a estar bajo el control del Foreign Office (Ministerio de Asuntos Exteriores británico) y en 1905 del Ministerio de Asuntos Coloniales.
Los intereses de Italia en las costas de Somalia se remontan a finales del siglo XIX. Los italianos, mediante tratados con los sultanes somalíes y acuerdos con Gran Bretaña, Etiopía y Zanzíbar, consiguieron afianzar su posición en las costas del océano Índico. En las revueltas que tuvieron lugar entre 1899 y 1910 los nativos desafiaron la autoridad británica en las tierras del interior del protectorado, por lo que ese año los ingleses se vieron obligados a abandonar estas tierras y retirarse a las regiones costeras, hasta que finalmente en 1920 consiguieron dominar la situación. En esta época, el Tratado de Londres (1915) y varios acuerdos más firmados tras la I Guerra Mundial, permitieron a Italia ampliar sus dominios hacia las regiones interiores. En 1936 Italia consiguió unir sus territorios en Somalia con los de Eritrea y la recién conquistada Etiopía y estableció la colonia italiana del África Oriental. Tras la entrada de Italia en la II Guerra Mundial del lado de Alemania (1940), las tropas italianas invadieron la Somalia Británica con éxito y expulsaron a los ingleses, quienes no obstante, en 1941 reconquistaron su protectorado.
Las condiciones del tratado de paz impuesto a Italia en 1947 la obligaron a abandonar sus posesiones en el continente africano. El futuro de estos territorios debía ser decidido por las cuatro grandes potencias triunfadoras (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética). Sin embargo, en 1948 la falta de entendimiento entre ellas puso el asunto en manos de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que en noviembre de 1949 estableció un periodo de diez años de administración italiana previo a la independencia del país. El 1 de abril de 1950, tras la aceptación de Italia de los términos del acuerdo de las Naciones Unidas, el gobierno militar británico cedió su lugar a la administración italiana y el territorio pasó a denominarse únicamente Somalia.
El 1 de julio de 1960 las Naciones Unidas aprobaron la independencia de Somalia, que se fusionó con el antiguo protectorado británico de Somalia, que ya había conseguido su independencia el 26 de junio. El primer presidente del país fue Aden Abdullah Osman Daar, elegido en 1960 y que resultó derrotado en 1967 en favor del antiguo primer ministro Abdi Rashid Alí Shermarke. El 15 de octubre de 1969, Shermarke fue asesinado y días después el general de división Muhammad Siad Barre se hizo con el poder, presidiendo una Junta Militar. En 1970 Barre emprendió una serie de reformas de carácter socialista en el país y en los años siguientes nacionalizó la mayor parte de la moderna infraestructura económica de Somalia. Las sequías padecidas en 1974 y 1975 llevaron la hambruna a casi todo el país.
A mediados de 1977, la etnia somalí que habitaba en la región etíope de Ogadén, fronteriza entre ambos países, inició un enfrentamiento en demanda de su autodeterminación. Los rebeldes, que contaban con ayuda militar de Somalia, habían ocupado a finales de 1977 casi todo el territorio de Ogadén. Etiopía, que contaba con la ayuda de Cuba y la Unión Soviética, después de que Estados Unidos (su anterior aliado) le retirara su apoyo, derrotó severamente a las tropas somalíes y se hizo con el control de la región a comienzos de 1978. Al mismo tiempo, Etiopía prestaba ayuda a movimientos disidentes somalíes con base principalmente en el norte, desde donde lanzaban sus ataques. Los enfrentamientos que tuvieron lugar en la región de Ogadén dieron lugar a que una ola de refugiados (estimada en casi dos millones) se desplazara en 1981 a Somalia. Estados Unidos proporcionó ayuda militar y humanitaria a cambio del uso de las instalaciones navales de Berbera, que había sido una base militar soviética. Las luchas entre Somalia y Etiopía continuaron de manera esporádica hasta que en 1988 firmaron un tratado de paz.
No obstante, el disidente Movimiento Nacional Somalí continuó su enfrentamiento militar contra el gobierno de Barre y consiguió ocupar algunas regiones del norte. A finales de la década de 1980 surgieron nuevos movimientos de oposición, que contaban con el apoyo de diferentes grupos tribales, lo que agravó el conflicto civil y obligó a Barre a abandonar la capital en enero de 1991.
En los 23 meses siguientes al derrocamiento de Barre, alrededor de 50.000 personas resultaron muertas en los enfrentamientos entre distintas facciones y otros 300.000 murieron a causa de la hambruna debido a la imposibilidad de distribuir alimentos en un territorio devastado por la guerra. En diciembre de 1992 fuerzas de pacificación de la ONU al mando de los marines de Estados Unidos fueron enviadas con objeto de restaurar el orden, al tiempo que las organizaciones internacionales llevaban a cabo un plan de ayuda humanitaria. Sin embargo, el recrudecimiento del conflicto deterioraba cada vez más al país y los cascos azules terminaron involucrados en el enfrentamiento. Algunos de ellos, al igual que cientos de somalíes, fallecieron, y las críticas internacionales sobre el modo en que se efectuaron las operaciones provocaron la retirada de las fuerzas de la ONU en 1994 dejando el país en manos de distintos “señores de la guerra”.
La misión de paz de las Naciones Unidas se vio afectada de forma negativa toda vez que cambió el objetivo de su presencia en la zona, de ser una fuerza dedicada a la distribución de la ayuda humanitaria a intentar intervenir en la reconstrucción del Estado somalí. La fuerza de pacificación se centró en el poderoso dirigente de clan Mohammad Farrah Aidid, a quien pasó a considerar como la principal amenaza para el establecimiento de un gobierno de transición, si bien sus intentos por capturarle resultaron insatisfactorios. Los enfrentamientos entre las facciones somalíes, por un lado, y las tropas de la ONU, por otro, se generalizaron, y unos 1.000 hombres fueron asesinados. Los soldados estadounidenses, que se habían retirado en marzo de 1994 después de que hubieran resultado muertos 30 de sus hombres y heridos 175, volvieron nuevamente en febrero de 1995 para cubrir la retirada de la fuerza de pacificación de la ONU el mes siguiente. Pese al fracaso que supuso no poder restaurar la paz en el país, unas 300.000 vidas humanas habían logrado salvarse de morir de inanición gracias al esfuerzo hecho para paliar la hambruna.
Al iniciarse la quiebra de Somalia como Estado en 1991, la región septentrional de Somalilandia (antigua Somalia Británica) se declaró república independiente. Pese a no ser reconocida por las Naciones Unidas, este territorio posee presidente, legislativo, moneda y constitución propios. Los “señores de la guerra” del sur de Somalia mostraron su rechazo hacia la nueva entidad atacándola; además, la escindida república sufre una quiebra interna debido a los enfrentamientos políticos y al estancamiento económico. Aidid se autoproclamó presidente de Somalia en junio de 1995, si bien su acción no fue reconocida por los clanes rivales. En los combates librados entre finales de 1995 y comienzos de 1996, las fuerzas de Aidid capturaron territorio estratégico del sur y partes de Mogadiscio.
Aidid falleció en julio de 1996 a resultas de las heridas recibidas por arma de fuego en un combate callejero; fue sucedido en la presidencia por su hijo Hussein Mohammad Aidid. Sucesivas treguas entre facciones fueron declaradas a finales de 1996 y comienzos de 1997 en la confianza de poder llegar a un acuerdo entre los jefes de los clanes para constituir un gobierno de unidad nacional. La reanudación de los combates, en agosto y noviembre de 1996 y en mayo de 1997, desbarataron toda posibilidad de acuerdo. Meses más tarde, en diciembre de ese mismo año, se reunieron en El Cairo, la capital de Egipto, los jefes de los principales clanes. En esa reunión acordaron elaborar un plan y convocar una conferencia nacional a la que acudieran representantes del centenar de clanes existentes en el país africano, con el fin de elegir un gobierno de salvación nacional.
Mientras tanto, las graves inundaciones que, por efecto de la corriente de El Niño, se produjeron en el sur del país durante el mes de noviembre provocaron la muerte a más de 1.300 personas y dejaron sin hogar a unas 800.000 personas, además de destruir las cosechas. Este desastre natural, unido al rebrote de los combates entre facciones rivales, obligaron a posponer la conferencia de paz para comienzos de 1998. Los acuerdos tomados a lo largo de ese año (enero-marzo) fueron muy limitados y tuvieron que ver de forma estricta con la reapertura del puerto de Mogadiscio y con la desmilitarización y pacificación de la ciudad. En 2000, el ex primer ministro Abdiqasim Salad Hasan fue elegido presidente de Somalia por una asamblea formada por 245 miembros y emanada de una conferencia de paz celebrada en Djibouti a la que asistieron distintos jefes de los clanes. Hasan fue reconocido por múltiples facciones, pero no por Somaliland ni por Puntland.