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martes, 10 de agosto de 2010

Serbia

Serbia (en serbocroata, Srbija), república parlamentaria localizada en el sureste de Europa, que limita al norte con Hungría, al noroeste con Croacia, al este con Rumania y Bulgaria, al sur con la Ex-República Yugoslava de Macedonia, al suroeste con Albania, y al oeste con Montenegro y Bosnia-Herzegovina.
En el territorio serbio se encuentran las antiguas provincias autónomas de Kosovo, en el sur, y Voivodina, en el norte (administrados por la Organización de las Naciones Unidas, ONU). Englobando estos dos territorios, Serbia tiene una superficie de 88.361 km²; sin ellos, su extensión es de 55.968 km2. La capital de Serbia es Belgrado.

Serbia fue una de las seis repúblicas constituyentes de la República Federal Socialista de Yugoslavia. Junto a Montenegro, formó la República Federal de Yugoslavia desde el 27 de abril de 1992 hasta el 4 de febrero de 2003; desde ese día, el Estado fue refundado bajo el nombre de Serbia y Montenegro, y a principios de junio de 2006 se independizó de Montenegro y se convirtió en Estado soberano.
Serbia, situada en la península de los Balcanes, es predominantemente montañosa: los Alpes Dináricos están situados al oeste; las montañas Sar y los Alpes del Norte de Albania (Prokletje) circundan el sur; y las cadenas montañosas de los Balcanes y los Cárpatos se extienden al este. Muchas cumbres de estas alineaciones sobrepasan los 1.800 m de altitud; las más altas se encuentran en el sur, donde las cuencas de Kosovo y Metohija albergan el territorio de la provincia de Kosovo. La región central de Serbia (en serbocroata, umadija o “área boscosa”) es una región accidentada y el área más poblada del país.
En el norte están las tierras bajas, fértiles y llanas de la provincia de Voivodina, donde los ríos Sava y Tisza se incorporan al Danubio, que atraviesa Serbia desde la frontera norte con Hungría y fluye hacia el sureste donde forma la frontera con Rumania. El río Morava y sus afluentes drenan la mayor parte del centro y sur del país, antes de cambiar su curso hacia el norte para incorporarse al Danubio.
Serbia tiene un clima continental de inviernos fríos y secos y veranos cálidos y húmedos. El promedio de temperaturas en Belgrado es de 1,7 ºC en enero y casi 22,8 ºC en julio. El de precipitaciones varía entre 560 y 1.900 mm, dependiendo de la altura y situación.
Según el censo de 1991, la población de Serbia (incluidas Kosovo y Voivodina) era de 9.791.745 habitantes. En 2008 se estimaba en 10.159.046 habitantes, de los cuales el 40% viven en las dos provincias. Los serbios constituyen casi dos tercios de la población total de Serbia y comprenden casi un 88% de la población, excluyendo Kosovo y Voivodina. Las minorías más destacadas están formadas por musulmanes, croatas, húngaros y albaneses. En Voivodina, más de la mitad de la población es serbia, con una gran minoría étnica húngara. En Kosovo, más del 90% de la población es albanesa; en el censo de 1991, los albaneses constituían el 17% de la población de Serbia. Desde 1991, las pequeñas minorías de croatas que vivían en Voivodina y Belgrado, así como muchos de los musulmanes, principalmente de la región de Novi Pazar, antiguo sanjacado (sandjak) turco en el suroeste, han huido de Serbia.
Además, en 1991 se calculaba que unos 2,1 millones de serbios residían en otras repúblicas de la antigua Yugoslavia repartidos así: 1,4 millones (66%) en Bosnia-Herzegovina, 580.000 (28%) en Croacia, menos de 60.000 (3%) en Montenegro, y menos de 50.000 (2%) en Eslovenia y la misma cantidad en la Ex-República Yugoslava de Macedonia.
El idioma oficial es el serbio, una de las variantes de la lengua serbocroata. Las minorías también hablan sus propias lenguas, principalmente el albanés y el húngaro. La religión dominante es la rama serbio ortodoxa de la Iglesia ortodoxa oriental, con pequeños grupos de musulmanes, católicos y protestantes.
La capital y la ciudad más importante de Serbia es Belgrado (población de 1.119.020 habitantes en 2002). Otras ciudades importantes son Novi Sad, Niš, Subotica, Zrenjanin y Kragujevac.
Las guerras en Croacia y en Bosnia-Herzegovina tuvieron un efecto muy grave en la economía serbia, en la que también repercutieron las sanciones económicas impuestas por la ONU a Serbia (y Montenegro como miembro de la federación hoy ya desaparecida) a causa de su apoyo militar a las fuerzas serbobosnias en Bosnia y que se hicieron efectivas desde el mes de mayo de 1992 hasta los Acuerdos de Dayton (Estados Unidos), firmados el 21 de noviembre de 1995 y ratificados en París el mes siguiente por parte de los presidentes de Croacia, Serbia y Bosnia-Herzegovina. Las sanciones implicaban la prohibición total sobre comercio, la suspensión de las comunicaciones aéreas, la retirada de diplomáticos, el embargo de capital extranjero y la supresión de los intercambios deportivos y culturales. Aunque las sanciones comerciales fueron efectivas de un modo parcial, pues la frontera con Albania sirvió para mantener las importaciones y exportaciones de petróleo, las consecuencias resultaron devastadoras para la mayoría de la población. Entre 1991 y 1992, antes del comienzo de las sanciones, disminuyó en un tercio la producción económica; a finales de 1993, la hiperinflación se disparó más de un 300.000% y, después de numerosas devaluaciones, se estableció un cambio de 700.000 nuevos dinares por dólar estadounidense. Se generalizó el desempleo y muchas industrias casi quebraron por la carencia de materias primas. En octubre de 1994, la suavización de las sanciones a cambio del acuerdo de Serbia para poner fin al apoyo militar y al suministro de armas a los serbios de Croacia y Bosnia, permitieron alguna mejora en la economía. Se empezó a controlar la hiperinflación con la introducción de una nueva moneda conocida como el “super dinar”, equivalente a 1.000 millones de los antiguos dinares, y vinculado al valor del marco alemán. Sin embargo, el grado de recuperación se ve obstaculizado por la cantidad de recursos económicos utilizados en las campañas militares, y la pérdida de muchos hombres y profesionales en edad de reclutamiento que han huido del país desde 1991. El desempleo se mantuvo desde 1993 por encima del 50 por ciento.
La economía serbia se basa en la producción agrícola e industrial. Tradicionalmente, Voivodina ha sido el área agrícola más importante; los principales cultivos son trigo, maíz, remolacha (betabel), cáñamo, lino y frutas; también hay actividad ganadera de vacuno, ovino y porcino. Durante mucho tiempo, Serbia fue uno de los principales productores de cobre de Europa y sus industrias se basaban en el procesamiento mineral y la manufactura de tejidos, productos químicos y maquinaria.
La primera Constitución de la República de Serbia se proclamó en 1990. Según el texto constitucional aprobado en 2003 para instaurar la federación de Serbia y Montenegro (descendiente directo de la República Federal de Yugoslavia), Serbia mantuvo su propio presidente y Asamblea Nacional, existiendo asimismo, y en virtud de su federación con Montenegro, un presidente federal y una Asamblea conjunta (la Asamblea de Serbia y Montenegro, integrada por 126 diputados: 91 elegidos por Serbia y 35 por Montenegro).
La vigente Constitución de Serbia entró en vigor el 10 de noviembre de 2006. El poder ejecutivo descansa en el presidente de la República (elegido por la ciudadanía cada cinco años) y en el primer ministro (elegido por el Parlamento). El poder legislativo reside en la Asamblea Nacional, Parlamento unicameral cuyos 250 diputados son elegidos por el pueblo para legislaturas cuatrienales.
Tras las elecciones legislativas de enero de 2007, los partidos políticos con mayor representación parlamentaria eran el Partido Radical Serbio (ultranacionalista), el Partido Democrático (de vocación europeísta y próximo ideológicamente a la socialdemocracia desde posiciones de centro), el Partido Democrático de Serbia (conservador y nacionalista moderado), G17 Plus (liberal de centro), el Partido Socialista Serbio (autoritario, heredero del antiguo partido comunista), el Partido Democrático Liberal y la Alianza de los Húngaros de Voivodina.
Serbia fue una vez parte del antiguo país de Iliria, ocupado en el 44 d.C. por los romanos, que lo gobernaron como una provincia de Mesia. Los godos asolaron el área en el siglo III, pero después del 395 pasó a formar parte del Imperio bizantino. La llegada a la zona comprendida entre el mar Adriático y el río Danubio de pueblos eslavos procedentes del oeste de la actual Ucrania se realizó de forma paulatina desde finales del siglo III. Su conversión al cristianismo ortodoxo fue temprana y hacia el siglo IX ya era completa. Aunque carecían de organización política unificada y estaban sometidos a sus poderosos vecinos bizantinos, se configuraron dos conjuntos territoriales: Zeta (en el actual Montenegro) y Rascia (Rǎska), más al norte, que prefiguró lo que en la actualidad es Serbia.
Esteban Nemanja, gran supan de Rascia, ocupó Zeta y acabó con la dependencia de Bizancio. En 1217 fue coronado rey como Esteban I, comenzando así la dinastía Nemanja, que alcanzó su máximo esplendor bajo Esteban Dusan (1331-1355), monarca que controló la mayor parte de lo que hoy es Serbia y Montenegro, Albania y Grecia. Durante su reinado, llevó a cabo la codificación de las leyes existentes, la regulación de la servidumbre y la estabilización del territorio. Al mismo tiempo, se estaba produciendo la expansión del Imperio otomano. En 1389, los turcos otomanos derrotaron a los serbios en Kosovo en la batalla de Kosovo; la resistencia serbia se mantuvo hasta 1459, fecha en que los turcos capturaron Smederevo, al este de Belgrado, estableciendo su hegemonía en Serbia.
Después de 345 años de sometimiento, los serbios se organizaron bajo la dirección de Jorge Petrovic, hijo de un campesino, conocido como Karagjorgjevic. En 1804, se inició una revuelta que Turquía logró sofocar en 1813. Dos años más tarde, Milos Obrenovic, un ganadero, dirigió una segunda revuelta que, con el apoyo de Rusia, consiguió que Turquía aceptara la formación de un principado con su propia asamblea, aunque bajo la soberanía del sultán (1817). Ese mismo año Jorge Karagjorgjevic regresó de Austria y fue asesinado por orden de Obrenovic, lo que hizo que se creara una fuerte rivalidad entre las dos dinastías. Según el Tratado de Adrianópolis, tras la Guerra Turco-rusa de 1828-1829, Serbia obtuvo mayor autonomía y se redujo el número de guarniciones turcas.
Los Obrenovic permanecieron en el poder hasta 1842, cuando Alejandro Karagjorgjevic llegó al trono; en 1858 fue depuesto por Miguel Obrenovic, hijo de Milos, quien logró en 1867 la expulsión total de los turcos de Serbia. Sin embargo, en 1868, fue asesinado y su joven primo Milan subió al trono y estuvo gobernando hasta 1889.
Durante la Guerra Turco-rusa de 1877-1878 (en pleno auge del paneslavismo) Serbia y Rusia permanecieron aliadas para derrotar a Turquía en los Balcanes. El Congreso de Berlín de 1878 reconoció la independencia serbia, pero, de hecho, hizo al país dependiente del Imperio Austro-Húngaro. En 1882, Milan se autoproclamó rey con el apoyo austriaco y, en 1885, declaró la guerra a Bulgaria, pretendiendo ocupar la Rumelia Oriental. Los serbios fueron derrotados rápidamente y la intervención austriaca les salvó de la conquista. El fracaso búlgaro provocó la hostilidad del Partido Radical, un grupo reformista liberal, que en 1889 redactó una Constitución más liberal y obligó a Milan a abdicar.
En 1893, Alejandro I Obrenovic, hijo de Milan, asumió el trono. Sin embargo, la inclinación reaccionaria y la corrupción general de su régimen le convirtieron en muy impopular, por lo que fue asesinado en 1903. La asamblea legislativa serbia, eligió entonces a Pedro (de la dinastía Karagjorgjevic) como rey. El nuevo monarca liberalizó el régimen, y su amigo Nikola Paiç, fundador del Partido Radical, tomó el control de la política exterior como primer ministro.
Las relaciones serbias con Austria se deterioraron entre 1905 y 1907 por cuestiones aduaneras, y empeoraron cuando Austria se anexionó Bosnia-Herzegovina (1908). En 1912 y 1913, Serbia tomó parte activa en las Guerras Balcánicas, consiguiendo ocupar Macedonia, Novi Pazar y Kosovo-Metohija. El crecimiento territorial de Serbia en los Balcanes alarmó a Austria.
El 28 de junio de 1914, la tensión alcanzó su punto culminante cuando en Sarajevo (Bosnia-Herzegovina) Gavrilo Princip, un serbobosnio nacionalista, asesinó al heredero al trono de Austria, el archiduque Francisco Fernando, y a su esposa. El gobierno austriaco, acusó al gobierno serbio de ser responsable del mismo, declaró la guerra y, en agosto, invadió el país, lo que precipitó la I Guerra Mundial. Hasta octubre de 1915, los serbios rechazaron a los invasores, pero con la entrada de Bulgaria en la guerra en el mes de diciembre, los Imperios Centrales completaron la ocupación del país; en 1916, el gobierno serbio huyó a la isla griega de Corfú.
El gobierno en el exilio aprobó los términos de la Declaración de Corfú que establecía la unidad de los eslavos del sur. En 1918, Alejandro Karagjorgjevic, hijo de Pedro, proclamó el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, que en 1929 se convirtió en el Reino de Yugoslavia.
En 1941, durante la II Guerra Mundial, los alemanes invadieron Serbia y establecieron un gobierno títere. Después de la derrota del Eje, se proclamó la República Federal Socialista de Yugoslavia, de la que Serbia se convirtió en una república constituyente con poderes limitados de autogobierno.
En 1991 Yugoslavia empezó a fragmentarse por el creciente enfrentamiento entre los representantes de las repúblicas que integraban la federación y tras la caída de los regímenes comunistas de Europa Oriental; Serbia pretendió mantener la federación unida para mantener su posición dominante y proteger a las minorías serbias en otras repúblicas. Hacia mediados de 1991 estalló la guerra civil, en la que Serbia (a través del Ejército Popular Yugoslavo, bajo dominio serbio) apoyó a los serbocroatas y serbobosnios que perseguían la creación de la “Gran Serbia”. Finalmente, tras varios fracasados ceses del alto el fuego y la imposición de limitadas sanciones por parte de la Comunidad Europea (CE, hoy Unión Europea) sobre Serbia, el 23 de noviembre este país y Croacia firmaron un alto el fuego; sin embargo, Serbia mantuvo el apoyo a los serbocroatas. A finales de abril de 1992, se completó la separación de cuatro repúblicas que integraban Yugoslavia, tres de las cuales (Croacia, Bosnia-Herzegovina y Eslovenia) fueron reconocidas por la comunidad internacional, mientras que Macedonia (que también había proclamado su independencia) tuvo que esperar otro año hasta obtener el reconocimiento formal, pendiente de que se solventara la disputa con Grecia sobre su nombre. Finalmente, la denominación adoptada fue la de Ex-República Yugoslava de Macedonia.
Serbia y Montenegro, las únicas repúblicas que permanecieron dentro de la antigua Yugoslavia, anunciaron el 27 de abril la formación de la República Federal de Yugoslavia. El 22 de septiembre, casi cuatro meses después de la imposición de amplias sanciones a Serbia y Montenegro, la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) votó por 127 frente a 6 (con 26 abstenciones) que su autoproclamada federación no podía, automáticamente, asumir el lugar de la antigua República Federal Socialista de Yugoslavia y quedó excluida de la Asamblea General. Sin embargo, se dio la opción de presentar una nueva solicitud para incorporarse por derecho propio: tras el fracaso del entonces primer ministro federal Milan Panic se han realizado más intentos para conseguir el reconocimiento formal de la ONU, lo que sucedió en 1996, tras la conclusión de la guerra. La comunidad internacional ha seguido el mandato de la ONU de forma abrumadora; la principal excepción ha sido China, aunque Rusia ha mantenido vínculos estrechos con la nueva entidad y le dio un considerable reconocimiento de hecho.
El 30 de mayo de 1992, a causa del apoyo continuo de Serbia a los serbobosnios dirigidos por Radovan Karadzic, se impusieron sanciones económicas por parte de la ONU sobre la Federación. Unos pocos días antes, el 27 de mayo de 1992, los dirigentes nacionalistas albaneses de Kosovo organizaron unas elecciones para una asamblea local. La Alianza Democrática de Kosovo triunfó y la nueva asamblea, inmediatamente, declaró la fundación de la República de Kosovo, con Ibrahim Rugova como presidente. Sin embargo, los enfrentamientos entre los nacionalistas albaneses permitieron que Serbia pudiera mantener el control sobre la provincia sin el estallido de una guerra abierta.
Slobodan Milosevic ganó las elecciones celebradas en diciembre de 1992 con una mayoría considerable, en medio de acusaciones por parte de la oposición de irregularidades generalizadas, pero no se produjo la unión de los grupos opositores para hacer un frente común contra Milosevic. En octubre de 1993, hubo graves conflictos entre Milosevic y su antiguo protegido y aliado Vojislav Seselj (dirigente del neofascista Partido Radical Serbio) sobre la política en Bosnia y, especialmente, los movimientos de Milosevic para distanciar a Serbia de los serbobosnios como paso previo para suavizar las sanciones internacionales. Milosevic disolvió la Asamblea Nacional y convocó elecciones, que se celebraron en diciembre de 1993; fracasó a la hora de obtener una rotunda mayoría y tuvo que formar un gobierno de coalición.
En septiembre de 1994, el gobierno federal rompió las relaciones políticas y económicas con los serbobosnios y se cerró la frontera con Bosnia; al mes siguiente, la ONU levantó algunas sanciones. Durante ese año, Serbia actuó enérgicamente contra los grupos nacionalistas en Kosovo; durante noviembre y diciembre, se estiman en unos 300.000 los albaneses que habían huido de la provincia para escapar de la violencia y la pobreza. Hubo persecuciones similares de otras minorías étnicas, especialmente de húngaros en Voivodina y de musulmanes en la región de Novi Pazar, por lo que miles de personas huyeron. La actitud de Milosevic no varió cuando, en el verano de 1995, los croatas acabaron rápidamente con la autoproclamada “República Serbia de Krajina” y mantuvo su distanciamiento con los serbobosnios de la también autoproclamada “República Serbia de Bosnia”. Interesado en acelerar el levantamiento de las sanciones internacionales, apoyó los contactos que —bajo supervisión estadounidense— permitieron alcanzar los Acuerdos de Dayton el 21 de noviembre de 1995. El 14 de diciembre, el presidente serbio Milosevic, el presidente croata Franjo Tudjman y el presidente de Bosnia-Herzegovina, Alija Izetbegovic, ratificaron los acuerdos de paz en París; desde entonces se levantaron las sanciones internacionales. La presión de Belgrado sobre los serbobosnios ha limado su resistencia a unos acuerdos de paz que consideran injustos.

Las elecciones locales celebradas en noviembre de 1996 supusieron un claro triunfo de la oposición democrática serbia (que obtuvo el mayor porcentaje de votos en las principales ciudades del país) sobre el partido de Milosevic, quien anuló las elecciones. Las multitudinarias manifestaciones que se produjeron durante los meses siguientes, en las que la coalición opositora Zajedno ('Unidos') llegó a pedir la dimisión del presidente y la convocatoria de elecciones libres, provocaron la intervención de organismos internacionales europeos que presionaron a Milosevic para que diera marcha atrás en su decisión, lo que finalmente sucedió en febrero de 1997.
Sin embargo, Zajedno fue víctima de las querellas internas y se fragmentó en numerosas facciones hasta su total disolución poco tiempo después, gracias a lo cual Milosevic recuperó su fortaleza política, pese a que hubo de reconducir su posición hegemónica a otra esfera de poder. En efecto, el mandatario serbio no podía, desde un punto de vista constitucional, presentarse a un tercer mandato como presidente de Serbia en las elecciones legislativas y presidenciales que se iban a celebrar en el mes de septiembre, por lo que consiguió que el Parlamento federal lo nombrase presidente de la República Federal de Yugoslavia en julio de ese año. Milosevic abandonó la presidencia serbia, y Dragan Tomic se convirtió en presidente interino.
Después de que las elecciones presidenciales hubieran de repetirse tres veces, debido a la escasa participación y a que ninguno de los candidatos en liza alcanzó el 50% necesario, Milan Milutinovic, el segundo de los candidatos socialistas situados por Milosevic en la contienda electoral (el primero, Zoran Lilic, abandonó tras la segunda convocatoria), fue elegido presidente de Serbia en diciembre de 1997. Milutinovic derrotó al ultranacionalista Vojislav Seselj, pese a las evidencias de fraude electoral.
Por su parte, en las elecciones legislativas el Partido Socialista de Serbia resultó vencedor, pese a no lograr la mayoría absoluta, seguido del fascista Partido Radical Serbio y del Movimiento de Renovación Serbia. La ausencia de un claro vencedor obligó a la constitución de un gobierno de coalición integrado por estos tres partidos, lo que acentuó los rasgos de nacionalismo excluyente en la vida política de la república. En marzo de 1998 se constituyó un nuevo gabinete en Serbia, presidido por Mirko Marjanovic.
Por otro lado, el descontento creció entre la población de Kosovo de etnia albanesa a lo largo de 1997 y 1998. Tras el asesinato en febrero de 1997 de varios miembros de la policía serbia cometido por militantes del Ejército de Liberación de Kosovo, ocurrido en Priština, unidades de la policía y del Ejército yugoslavo iniciaron una campaña sistemática de 'limpieza étnica' entre la población albano-kosovar, en forma de detenciones, desapariciones y asesinatos. En una dinámica de presión-represión, los guerrilleros del ELK cometían nuevos atentados que daban lugar a una nueva respuesta violenta por parte de las tropas serbias. La comunidad internacional amenazó con imponer sanciones a la República Federal de Yugoslavia si se permitía que continuase el derramamiento de sangre en la antigua provincia autónoma.
Pese a las amenazas, los mandatarios de Serbia y de la República Federal de Yugoslavia se opusieron a cualquier tipo de concesión respecto de las reclamaciones (a favor de la autonomía o de la independencia) realizadas por los representantes albano-kosovares, respaldadas por las potencias occidentales.
Agotadas las vías diplomáticas tras el fracaso de la reunión convocada por el Grupo de Contacto (Estados Unidos, Rusia, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia) en la localidad francesa de Rambouillet, próxima a París, durante los meses de febrero y marzo de 1999, a finales de ese último mes se inició el ataque contra territorio de la RFY por parte de aviones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Los objetivos de los bombardeos fueron instalaciones militares, puentes, fábricas de armamento y organismos oficiales localizados a lo largo y ancho de la Federación (tanto en Serbia, incluidos Kosovo y Voivodina, como en Montenegro). A las cuantiosas pérdidas materiales causadas por los misiles —el objetivo de la Alianza Atlántica era provocar la quiebra de la economía serbia— hubo que añadir las numerosas víctimas que éstos originaron entre la población. La guerra provocó además, en el interior de Serbia, una represión aún mayor contra los disidentes políticos.
El fin del régimen ultranacionalista de Milosevic estaba próximo. En septiembre de 2000, tuvieron lugar elecciones a la presidencia de la República Federal de Yugoslavia. Vojislav Kostunica, fundador del Partido Democrático de Serbia (escindido del Partido Democrático), encabezó la coalición Oposición Democrática de Serbia (DOS) y, ante el dictamen de la Comisión Electoral Federal para que tuviera lugar una segunda vuelta, promovió el día 29 una campaña de desobediencia civil contra el régimen de Milosevic. El 5 de octubre, tras conocerse la resolución del Tribunal Constitucional que anulaba las elecciones presidenciales, miles de ciudadanos se manifestaron en Belgrado para exigir la marcha de Milosevic y ocuparon el Parlamento federal. Al día siguiente, Milosevic reconoció como nuevo presidente a Kostunica, el cual fue investido como tal el 7 de octubre por el Parlamento.
En marzo de 2002, Kostunica firmó un acuerdo en Belgrado con el presidente montenegrino, Milo Djukanovic, que condujo a la desaparición de la República Federal de Yugoslavia y al nacimiento, sobre su misma base territorial, de Serbia y Montenegro, un nuevo Estado que garantizaría durante tres años el mantenimiento de la unidad federativa de ambas repúblicas. Finalmente, el 4 de febrero de 2003, el Parlamento federal aprobó la Carta Constitucional de la Asociación Confederativa de Serbia y Montenegro.
Entre tanto, en Serbia se habían anulado dos elecciones presidenciales dado el escaso nivel de participación: una tuvo lugar, en sus dos vueltas, en septiembre y octubre de 2002; y la otra, en diciembre de ese año. En noviembre de 2003, se anularía una tercera convocatoria por el mismo motivo.
Kostunica fue el último presidente de la República Federal de Yugoslavia y, breve e interinamente, el primero de Serbia y Montenegro. El 7 de marzo de 2003, le sustituyó en ese cargo el montenegrino Svetozar Marovic. Cinco días más tarde, fue asesinado el primer ministro serbio, Zoran Djindjic, lo que llevó a la presidenta interina de Serbia, Natasa Micic, a declarar el estado de excepción. Djindjic fue suplido al frente del ejecutivo serbio por Zoran Zivkovic, de su misma formación, el conservador Partido Democrático.
Al mismo tiempo, se estaba produciendo la exigida colaboración serbia, si bien poco decidida, con el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, instituido en 1993 en la ciudad neerlandesa de La Haya. El principal hito de esa contribución fue la extradición de Milosevic por parte del gobierno serbio, que puso al ex presidente a disposición del Tribunal el 28 de junio de 2001. Tres nuevos jalones se añadieron al procesamiento de Milosevic en enero y febrero de 2003: la entrega voluntaria de Vojislav Seselj, líder del ultranacionalista Partido Radical Serbio, y del presidente de Serbia entre 1997 y diciembre de 2002, Milan Milutinovic, acusado de los crímenes cometidos en Kosovo en 1998 y 1999; así como la condena a 11 años de cárcel a Biljana Plavsic, quien fuera dirigente del Partido Democrático de Serbia y presidenta de la República Serbia de Bosnia.
Kostunica volvió al protagonismo gubernamental en marzo de 2004, cuando pasó a ser primer ministro de Serbia, al frente de un gobierno formado por su Partido Democrático de Serbia, la coalición G17 Plus-Movimiento Serbio de Renovación, y el grupo Nueva Serbia. Dado que las elecciones legislativas (celebradas en diciembre del año anterior) habían supuesto la victoria de los ultranacionalistas ante los reformistas partidarios del acercamiento a las democracias occidentales encabezados por Kostunica, este hubo de contar incluso con el apoyo del Partido Socialista Serbio de Milosevic.
Boris Tadic (del Partido Democrático de Serbia), fue elegido presidente de Serbia en julio de 2004, frente al ultranacionalista Tomislav Nikolic, del Partido Radical Serbio. Era el cuarto intento electoral, ya que los otros tres fracasaron al no alcanzar el preceptivo 50% de participación. Ese mismo año, rebrotó el problema de Kosovo. En octubre, se celebraron comicios para elegir la Asamblea que decidiría sobre el estatuto definitivo de la región. Tanto Kostunica como Tadic, que defendían las posiciones serbias más moderadas, se mostraban asimismo profundamente contrarios a la independencia kosovar, lo que no impidió la victoria de la Liga Democrática de Kosovo (LDK), el partido moderado del presidente Ibrahim Rugova.
El 3 de junio de 2006, tras el referéndum celebrado en Montenegro el 21 de mayo de ese año (en el que el 55,5% de los votantes se mostró partidario de poner fin a la confederación con Serbia), el Parlamento montenegrino hizo efectiva la declaración de independencia. Dos días más tarde, Serbia reconoció disuelta la unión, se declaró sucesora de la misma y proclamó, a su vez, su propia independencia. Poco después, en octubre de ese año 2006, se desarrolló un referéndum (en el que no participó la población albanokosovar) que tuvo como consecuencia la aprobación de la que, a partir del 10 de noviembre siguiente, fue nueva Constitución serbia.
En las elecciones legislativas celebradas el 21 de enero de 2007, el Partido Radical Serbio fue la formación que obtuvo mayor representación parlamentaria (81 escaños), seguido por el Partido Democrático (64), la coalición liderada por el Partido Democrático de Serbia (47), G17 Plus (19), el Partido Socialista (16), la coalición del Partido Democrático Liberal (15) y la Alianza de los Húngaros de Voivodina (3). Dado que los ultranacionalistas no consiguieron mayoría suficiente para formar gobierno, tal opción quedó abierta a la posible coalición del Partido Democrático y el Partido Democrático de Serbia. No sin dificultades, ambos grupos políticos alcanzaron finalmente un acuerdo que les permitió constituir, en mayo, un gabinete en el que Kostunica seguiría siendo primer ministro.
De forma simultánea a lo consignado anteriormente, el futuro estatuto kosovar seguía debatiéndose. La comisión mediadora de la ONU creada ad hoc, al frente de la cual se encontraba el ex presidente finlandés Martti Ahtisaari, presentó en enero de 2007 un plan que conduciría a Kosovo a una situación de cuasi independencia (aunque tal término no apareciera expresamente) bajo supervisión internacional (que se materializaría a través del tutelaje de la Unión Europea). Dicha propuesta fue rechazada en febrero por el Parlamento de Serbia (cuya referida nueva Carta Magna hacía expresa mención a Kosovo como parte inalienable de su territorio nacional), considerando que la propuesta de la ONU violaría su soberanía e integridad territorial; en cambio, en Kosovo, recibió la unánime aprobación parlamentaria en abril.
El 3 de febrero de 2008, Tadic logró la reelección al derrotar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales a Tomislav Nikolic. El contexto en el que se desarrollaron estos comicios estuvo marcado por las posiciones que ambos candidatos tenían respecto al posible ingreso serbio en la Unión Europea (del que se mostraba más partidario Tadic) y a la cuestión de Kosovo (ambos defendían el mantenimiento de su estatus como provincia serbia). Muy poco después, el día 17 de ese mismo mes, el Parlamento de Kosovo aprobó la declaración de independencia, que Serbia consideró ilegal. En marzo, Kostunica dimitió como resultado de su ruptura con Tadic, al que acusaba de no actuar con la firmeza necesaria ante la declaración de Kosovo por no poner en peligro el acercamiento de Serbia a la UE (muchos de cuyos miembros habían reconocido la independencia kosovar).