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lunes, 9 de agosto de 2010

Noruega

Noruega (nombre oficial, Kongeriket Norge, Reino de Noruega), monarquía constitucional en el norte de Europa, que ocupa las partes occidental y septentrional de la península Escandinava. Limita al norte con el mar de Barents (una zona del océano Glacial Ártico), al noreste con Finlandia y Rusia, al este con Suecia, al sur con el estrecho del Skagerrak y el mar del Norte, que la separan de Dinamarca, y al oeste con la parte del océano Atlántico que se conoce como mar de Noruega. Tiene una costa muy recortada y de origen glaciar, que se extiende por unos 21.925 km y engloba todos los fiordos e islas costeras.

El paso entre las más de 150.000 islas costeras (conocidas localmente como skerry guard) y la zona continental está protegido naturalmente. Noruega significa ‘paso del norte’, lo cual refleja la importancia de las aguas costeras protegidas al unir los numerosos fiordos pequeños y las comunidades de los valles, que de otro modo estarían separadas por escarpadas montañas. El país tiene una superficie de 385.639 km². Oslo es la capital y la ciudad más importante de Noruega.

Las posesiones noruegas en el océano Glacial Ártico son el archipiélago Svalbard (o islas Spitzberg) y la isla volcánica de Jan Mayen, al noreste de Islandia. Es asimismo posesión suya la isla Bouvet, una isla deshabitada en el sur del océano Atlántico y al suroeste del cabo de Buena Esperanza. Noruega reclama también la isla Peter I, más allá de la Antártida, y la porción del continente antártico que se encuentra entre los meridianos 20° de longitud oeste y 45° de longitud este, conocida como Tierra de la Reina Maud.

Noruega tiene un territorio muy montañoso, del cual casi un tercio se encuentra al norte del círculo polar ártico. Su línea de costa es, en proporción con su área, mayor que la de cualquier otro gran país del mundo. Todos estos factores geográficos han tenido gran importancia en el desarrollo histórico y económico de esta nación.

Noruega está aproximadamente en la misma latitud que Alaska, pero su clima es mucho más templado gracias a los efectos moderadores de las aguas cálidas de la deriva noratlántica (una extensión de la corriente del Golfo) que fluye a lo largo de la costa del país. La mayor parte de las islas y tierras bajas cuentan con un clima marítimo. Los inviernos son frescos y los veranos generalmente templados. En Trondheim la temperatura de enero alcanza un promedio de -3,5 °C y en julio de 14 °C. La humedad absoluta es muy alta a lo largo de todo el año. La precipitación media anual en la costa es de unos 870 mm. En el interior predomina un clima más continental; los inviernos son más fríos y los veranos más cálidos. En Oslo la temperatura de enero es de -4,7 °C y la de julio de 17,3 °C. Aquí las precipitaciones son generalmente menores que en la costa, inferiores a los 740 mm anuales de promedio. En las tierras altas del Nord Norge el clima es subártico. Sin embargo, las zonas costeras de esta región tienen un clima marítimo moderado y la mayor parte de los puertos, incluso en el extremo norte, están libres de hielo en el invierno.

Los bosques cubren el 29% de la superficie de Noruega. En los distritos costeros del sur y del suroeste se pueden encontrar bosques de caducifolias; las principales especies son robles, fresnos, avellanos, olmos, arces y tilos, y en las áreas más favorables se pueden encontrar abedules, tejos y acebos. Hacia el este y el norte, va aumentando el número de coníferas; en las regiones costeras y en los valles del este y centro del país hay densos bosques de coníferas boreales dominados por pinos silvestres y abetos, pero también contienen abedules, alisos, álamos temblones y serbales. En el extremo norte y a mayores alturas hay regiones de tundra sin árboles y con una vegetación formada sobre todo por resistentes arbustos enanos y flores silvestres.

En el norte y en las áreas de montañas más elevadas son comunes los renos, los zorros polares, las liebres polares, los lobos, los glotones y los lemmings. En el sur y sureste viven alces, ciervos, zorros, nutrias y martas. Abundan tanto los peces de agua dulce como los de agua salada. En los lagos y arroyos se pueden encontrar fácilmente salmones, truchas, abadejos grises, percas y lucios. En las aguas costeras son frecuentes el arenque, el bacalao, el halibut y la caballa, entre otras especies.

La población de Noruega es étnicamente homogénea. Los únicos grupos minoritarios significativos son algunos miles de saami (véase Laponia) y un pueblo de origen finlandés que vive en Nord Norge, aunque hay pequeños grupos de daneses, estadounidenses, suecos, británicos y paquistaníes viviendo en el país.

Las dos formas de la lengua noruega, perteneciente a las familias germánicas septentrionales, están reconocidas oficialmente. La forma más antigua, bokmål (lengua escrita), la utiliza alrededor del 80% de la población; el 20% utiliza la nynorsk (neonoruego). Los saami (lapones) hablan una lengua uraloaltaica.

Alrededor del 86% de la población pertenece a la Iglesia evangélica luterana de Noruega, aunque muchos no son miembros practicantes. El Estado apoya a la Iglesia y el rey nombra a los clérigos. Sin embargo, está garantizada la libertad religiosa completa y existen grupos protestantes y católicos que representan al 4% de la población.

Los noruegos tienen un gran respeto por su herencia cultural. Pese a su relativamente escasa población, este país ha dado un número destacado de artistas de talla internacional.

Noruega es una monarquía constitucional y parlamentaria de carácter hereditario. La Constitución fue promulgada el 17 de mayo de 1814; aunque ha sido enmendada con frecuencia, sus principios fundamentales no han cambiado.

El producto interior bruto de Noruega fue en 2006 de 334.942 millones de dólares. Aunque la economía noruega está basada en la libre empresa, el gobierno ejerce una considerable supervisión y control. La flota mercante del país sigue siendo muy importante para la economía. El siglo XX ha sido un periodo de gran expansión industrial para Noruega, a partir de una energía extensiva y barata, la energía hidroeléctrica, pero a la que también ayuda la explotación de los recursos petrolíferos de la costa. El país tiene uno de los niveles de vida más altos del mundo; el producto interior bruto per cápita estimado en 2006 era de 71.874,50 dólares. Las estimaciones para el presupuesto nacional en 2006 mostraban unos ingresos de 168.850 millones de dólares y 107.523 millones de dólares en gastos.

La unidad monetaria de Noruega es la corona, dividida en 100 øre (6,40 coronas noruegas equivalían a un dólar en 2006). El banco central es el Banco de Noruega (establecido en 1816), el único banco emisor. Noruega tiene también 134 cajas de ahorros y 26 bancos comerciales.

En la década de 1970 cambió la composición y dirección del comercio de exportación noruego con el desarrollo de las reservas de petróleo y gas natural del mar del Norte. Noruega es hoy uno de los mayores exportadores de Europa de estos dos productos, que juntos suponen entre un tercio y la mitad de las exportaciones anuales totales del país. Otras importantes exportaciones son maquinaria, aluminio, hierro y acero, productos químicos, pasta y productos de papel, y productos alimentarios, en su mayoría de pescado. Entre las importaciones hay maquinaria y equipamiento para el transporte, productos del petróleo y químicos, maquinaria de oficina y minerales. En 2004 las exportaciones anuales estaban valoradas en 80.489 millones de dólares y las importaciones en 47.425 millones. Los principales intercambios comerciales de Noruega tienen lugar con Gran Bretaña (que obtiene alrededor del 27% de todas las exportaciones), Suecia y Alemania; y en menor medida, con Estados Unidos, Dinamarca y los Países Bajos.
De acuerdo con las investigaciones arqueológicas, Noruega ya estaba habitada hace 14.000 años por pueblos cazadores del paleolítico, procedentes de Europa central y oriental. Más tarde, se establecieron en la región comunidades agrarias, llegadas desde Dinamarca y Suecia, que hablaban una lengua germánica que se convirtió en la lengua madre de las posteriores lenguas escandinavas. Estos recién llegados se asentaron en las orillas de los grandes lagos y fiordos; las montañas formaban fronteras naturales alrededor de la mayor parte de las áreas de asentamiento. Al cabo del tiempo la vida social de los diferentes asentamientos pasó a estar dominada por una aristocracia y finalmente por reyes locales. Hacia el momento en que aparecen los primeros documentos históricos de Escandinavia, alrededor del siglo VIII d.C., existían unos 29 pequeños reinos en Noruega.
Inevitablemente, los reyes volvieron su atención hacia el mar, el medio de comunicación más accesible con el mundo exterior. Alrededor del año 800 d.C., se construyeron barcos de guerra que fueron enviados en expediciones de pillaje que iniciaron la era vikinga. Los vikingos eran comerciantes, colonizadores y exploradores y también saqueadores. Alrededor del año 875 d.C. establecieron asentamientos en Irlanda, Gran Bretaña, Islandia y en las islas Orcadas, Feroe y Shetland. Un siglo después, alrededor del 985 d.C., Erik el Rojo dirigió a los vikingos a Groenlandia desde Islandia; algunos años después, su hijo, Leif Ericson, fue quizá el primer europeo que arribó, sin saberlo, a América del Norte. Grupos de vikingos procedentes del norte penetraron en Rusia, pero su influencia en la formación del Estado ruso es todavía un tema de debate e investigación. Otros se asentaron en Francia, dónde fundarían la futura Normandía.
En el siglo IX el rey Harald I, de Vestfold (sureste de Noruega), realizó con éxito el primer intento de formar un reino noruego unido poco antes del año 900, pero cuando murió, alrededor del 933, sus hijos dividieron Noruega y provocaron disensiones y guerras entre los herederos de Harald que interrumpieron la unidad y muchos de los príncipes locales se negaron a renunciar a su independencia. Además de estas luchas interiores los reyes daneses y suecos intentaban anexionar a sus dominios el territorio noruego.
En el 995 Olaf I, un bisnieto de Harald I, se convirtió en rey. Antes de llegar al trono, Olaf había vivido en Inglaterra, donde se había convertido al cristianismo, por lo que intentó imponer esta religión en Noruega y tuvo un éxito parcial. Cinco años después de su ascensión al trono entró en conflicto con el rey Sven I de Dinamarca y murió en una batalla. Noruega se vio dividida por un corto periodo de tiempo, pero fue reunificada por Olaf II el Santo, que llegó al trono en el 1015. Continuó con la labor religiosa de su antecesor, utilizó la fuerza contra todos aquellos que se negaban a ser bautizados, y hacia el 1025 era más poderoso de lo que lo había sido ningún rey noruego hasta entonces, aunque provocó la enemistad de poderosos nobles, quienes, junto al rey de Inglaterra y Dinamarca Canuto I el Grande, enviaron a Olaf al exilio a Rusia en 1028. Regresó dos años después y murió en una batalla. Posteriormente fue canonizado como santo patrón de Noruega.
Al morir Canuto en 1035, los partidarios de su padre llamaron desde Rusia al hijo de Olaf, Magnus I el Bueno; se convirtió en rey y unió Dinamarca y Noruega en una sola corona. Durante los tres siglos siguientes, Noruega fue gobernada por una sucesión de reyes nativos. Aunque hubo interrupciones intermitentes en el país a causa de guerras entre aspirantes rivales al trono, Noruega comenzó a emerger como una nación unida que gozaba de una cierta prosperidad fundamentada en su gran flota comercial. Los noruegos se habían convertido en cristianos devotos y la Iglesia era uno de los poderes más fuertes del reino. En 1046 Magnus convirtió a su tío Harald en cogobernante. Al morir Magnus un año después, éste se convirtió en rey con el nombre de Harald III el Despiadado; murió cuando tomaba parte en la invasión de Inglaterra en 1066. El último rey de la dinastía fundada por Harald III fue Sigurd I, que reinó desde 1103 hasta 1130.
A la muerte de Sigurd tuvieron lugar conflictos dinásticos. De los muchos reyes posteriores, el más importante fue Sverre, rey desde 1184 hasta 1202. Hombre de Estado muy hábil, Sverre construyó una monarquía fuerte y debilitó bastante el poder religioso y nobiliario. Durante el reinado de Haakon IV el Viejo, desde 1217 hasta 1263, Noruega alcanzó el apogeo de su poder político y cultural durante la edad media. En 1262 se añadió al reino Islandia, y Haakon y su hijo, Magnus VI el Legislador, incrementaron la autoridad real; la aristocracia rural fue prácticamente aplastada por Haakon V, quien reinó desde 1270 hasta 1319, lo que hizo que las viejas familias nobiliarias declinaran gradualmente, permitiendo que Noruega se convirtiera en una nación de campesinos. La actividad comercial fue usurpada por la cada vez más poderosa Hansa Teutónica.
La muerte en 1319 de Haakon V sin herederos varones dio el trono al rey sueco Magnus VII Eriksson, un niño de tres años nieto de Haakon. En 1343 a Magnus le sucedió su hijo, Haakon VI, y en 1380, Olaf II, rey de Dinamarca e hijo de Haakon, se convirtió en rey de Noruega con el nombre de Olaf IV. El joven rey ejerció un mandato sólo de forma nominal, pues el poder real estaba en manos de su madre, Margarita I, que a la muerte de su hijo le sucedió como gobernante de Noruega y Dinamarca y en 1389 también de Suecia. Para obtener el apoyo alemán contra los duques de Mecklemburgo, quienes reclamaban el trono sueco, Margarita hizo elegir rey a su sobrinonieto, Erik de Pomerania.
Por la Unión de Kalmar, en 1397, los tres reinos escandinavos se convirtieron en una sola unidad administrativa. Noruega pasó a ser una provincia de Dinamarca. Más tarde el luteranismo se convirtió en la religión oficial. La prosperidad noruega y su cultura fueron decayendo rápidamente después de la unión. A la decadencia del país se unió la peste negra, la plaga que asoló Noruega y el resto de Europa en el siglo XIV. Suecia y Dinamarca eran más ricas que Noruega, a la cual descuidaron en gran manera los reyes escandinavos. Durante los cuatro siglos siguientes Noruega permaneció estancada bajo el gobierno de los monarcas daneses.
Por último, las Guerras Napoleónicas condujeron a la disolución de la Unión de Kalmar. Tras la derrota de Napoleón en 1814, Dinamarca, aliada de Francia, fue obligada a firmar el Tratado de Kiel, por el que cedía Noruega al rey de Suecia. Sin embargo, los noruegos rechazaron el tratado, se declararon reino independiente, redactaron una Constitución liberal y ofrecieron la corona al príncipe heredero danés Frederick (que reinó con el nombre de Cristián VIII). Los poderes europeos no aprobaron esto y el mariscal Jean Baptiste Bernadotte, que posteriormente fue rey con el nombre de Carlos XIV, persuadió a Noruega de que aceptara el Tratado de Kiel; a cambio de su aceptación se permitió a Noruega mantener la nueva Constitución que había promulgado. Mediante el Acta de Unión de 1815 el país contó con su propio ejército, marina, aduanas y poder legislativo y se le permitió una total libertad y autonomía dentro de sus fronteras.
Después de 1814, la cámara legislativa noruega o Storting estuvo ocupada sobre todo en estabilizar y mejorar las condiciones financieras del país y en poner en marcha y salvaguardar su recientemente conseguido autogobierno. A pesar de una fuerte oposición por parte de Carlos XIV, monarca autocrático, en 1821 fue abolida la nobleza creada por los daneses; el Storting mantenía que los verdaderos nobles noruegos eran los campesinos descendientes de los barones. El nacionalismo noruego siguió creciendo y el Storting se quejó de que el trato sueco no estaba de acuerdo con el espíritu del Acta de Unión y con la condición de Noruega como un Estado semejante. Al final, en 1839, Carlos XIV nombró un Comité conjunto de suecos y noruegos para revisar los términos de la Unión; el rey Carlos murió en 1844, antes de que el comité remitiera su informe. Su hijo, Óscar I, admitió la justicia de muchas de las peticiones noruegas y se hizo popular al conceder una bandera nacional para su marina, aunque llevara el símbolo de su unión con Suecia.
El movimiento liberal en la política de Noruega, que acompañaba al surgimiento del nacionalismo, se hizo más pronunciado tras las revoluciones de 1848 en los principales países de Europa. El nacionalismo político se vio reforzado por otro intelectual y cultural. Se comenzaron a recopilar cuentos y canciones populares, se realizaron diccionarios históricos y gramáticas del noruego. El renacimiento literario contó con la aportación de figuras como Henrik Ibsen, Bjørnstjerne Bjørnson, Jonas Lie y Alexander Kielland.

Cuando, en 1860, Suecia comenzó a proponer revisiones del Acta de Unión concediendo poderes adicionales, éstos fueron boicoteados por el grupo Venstre (Izquierda), creado tras la unión de los dos grandes partidos políticos noruegos, el Partido de los Abogados y el Partido de los Campesinos. Luego surgió otra importante controversia entre los dos países por los renovados intentos suecos de hacer una revisión constitucional, que establecería el derecho real a disolver el Storting. Encabezado por Johan Sverdrup, presidente del Parlamento, éste se enfrentó en una larga lucha contra el rey Óscar II, que tuvo que ceder en 1884. La política noruega se centró entonces en demandas sobre un servicio consular separado y una bandera noruega propia para la marina mercante, sin el símbolo de la unión. La bandera fue aprobada en 1898, pero Suecia rechazó la demanda de un servicio consular. En 1905, después de prolongadas negociaciones, el gobierno noruego renunció a su petición, pero el Storting rechazó a Óscar como gobernante de Noruega y proclamó al país reino independiente. En el plebiscito de agosto de 1905 los noruegos votaron por una mayoría aplastante la separación de Suecia. El Parlamento sueco (Riksdag) ratificó la separación en octubre. Un mes más tarde, el príncipe Carlos de Dinamarca aceptó la corona noruega con el nombre de Haakon VII.
El gobierno noruego, dominado por ministros liberales, se convirtió en uno de los más avanzados de Europa en temas sociales tales como subsidios de desempleo, pensiones de jubilación y leyes que admitían numerosos derechos individuales, como el divorcio; en 1913 las mujeres noruegas obtuvieron el derecho a voto. Las mujeres desempeñan un importante papel en la política del país.
Tras el comienzo de la I Guerra Mundial, en 1914, los soberanos de Suecia, Noruega y Dinamarca acordaron declararse neutrales y cooperar para su mutuo interés. Esta política de neutralidad y amistad conjunta se prolongó tras la conclusión de la guerra. La depresión económica mundial que comenzó en 1929 afectó en gran manera a Noruega debido a su dependencia de las importaciones. El Partido Laborista se hizo con el poder en 1935 y continuó la política de moderación y liberalismo político que desde 1905 había dominado la vida política noruega.
El país mantuvo su neutralidad tradicional cuando en 1939 comenzó la II Guerra Mundial. A pesar de su simpatía por Finlandia en su enfrentamiento con Rusia, Noruega rechazó una demanda franco-británica para permitir el paso de tropas en ayuda de Finlandia. Sin embargo, la neutralidad noruega se hizo cada vez más difícil a causa del despliegue de la flota alemana a lo largo de la costa noruega. El 8 de abril de 1940, Gran Bretaña y Francia anunciaron que habían minado las aguas territoriales noruegas para impedir que los alemanes aprovisionaran allí sus barcos. Al día siguiente las fuerzas alemanas invadieron Noruega.
Con la ayuda del partido Nasjonal Samling (Unión Nacional) y oficiales desleales del ejército, los alemanes atacaron todos los puertos importantes. Vidkun Quisling, el dirigente del Nasjonal Samling, se autoproclamó jefe del gobierno noruego. El rey Haakon y su consejo de ministros, después de un intento fallido de resistencia, se retiraron a Gran Bretaña en junio. Durante los cinco años siguientes Londres fue sede del gobierno noruego en el exilio. Los líderes políticos se negaron a cooperar con el comisionado alemán Josef Terboven, quien en septiembre disolvió todos los partidos políticos excepto el Nasjonal Samling, organizó el denominado Consejo Nacional, formado por miembros del partido y otros simpatizantes alemanes, y anunció la abolición de la monarquía y la disolución del Storting. Estas y otras medidas encontraron una resistencia masiva por parte de los noruegos. Quisling proclamó la ley marcial en septiembre de 1941 a causa del sabotaje y el espionaje a gran escala en favor de los aliados.
Los líderes del movimiento de la resistencia noruega en el país cooperaron con el gobierno en el exilio de Londres, preparando una eventual liberación. Por último, el 8 de mayo de 1945 las fuerzas alemanas en Noruega se rindieron y el rey Haakon regresó del exilio en junio. Para castigar a los colaboracionistas se restauró la pena de muerte, que había sido abolida en 1876. Quisling, junto a otros 25 noruegos, fue juzgado y ejecutado por traición.
El gobierno en el exilio dimitió al finalizar la guerra. El Partido Laborista obtuvo la mayoría en las elecciones generales de octubre de 1945 y formó un gabinete presidido por Einar Gerhardsen. Los laboristas se mantuvieron en el poder durante los siguientes veinte años. Bajo su administración Noruega fue evolucionando hasta configurar un Estado del bienestar muy avanzado; se convirtió en miembro fundador de las Naciones Unidas (ONU) en 1945, participó en el Plan Marshall en 1947 y en 1949 se unió a la Organización del Tratado del Atlántico Norte. La pertenencia a la OTAN, acto por el cual el país abandonó su tradicional neutralidad, fue aprobada tácitamente por los noruegos en las elecciones de octubre de 1949. La economía noruega salió de la guerra muy dañada, tanto por la explotación alemana como por los actos de sabotaje de la Resistencia. Sin embargo, la reconstrucción comenzó pronto, dirigida por el gobierno laborista, que asumió la planificación económica, reforzó la posición del país en los mercados internacionales y redistribuyó la riqueza nacional de forma más igualitaria. En tres años, el producto nacional bruto noruego había llegado al nivel de preguerra. Este desarrollo estuvo acompañado por una nueva legislación social que incrementaba en gran manera el bienestar de los ciudadanos. En 1959 Noruega se convirtió en miembro fundador de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA).
En las elecciones parlamentarias que tuvieron lugar en septiembre de 1961 el Partido Laborista no alcanzó la mayoría de escaños por primera vez desde 1935, aunque mantuvo su condición de principal partido. Gerhardsen, que había sido primer ministro desde el final de la guerra, excepto en un intervalo desde 1951 a 1955, fue nuevamente designado jefe del gabinete. En 1965 el Partido Laborista fue derrotado en las elecciones generales. El rey Olaf V, que había sucedido a Haakon VII cuando éste murió en 1957, pidió a Per Borten, jefe de la coalición de fuerzas conservadoras, que formara gobierno. La política económica, sin embargo, no cambió de una manera significativa.
En 1970 Noruega solicitó su ingreso en la entonces denominada Comunidad Económica Europea o CEE (hoy Unión Europea o UE), lo que dio lugar a una mayor disensión dentro del gobierno. A comienzos del año siguiente Borten dimitió después de ser acusado por divulgar información confidencial. Trygve Bratteli, del Partido Laborista, formó entonces un gobierno minoritario que hizo una fuerte campaña en favor de la pertenencia a la CE. Sin embargo, los resultados de un referéndum celebrado en 1972 fueron contrarios a la recomendación del gobierno. Bratteli dimitió y fue sucedido por una coalición centrista liderada por el democristiano Lars Korvald. En mayo de 1973 Noruega firmó un acuerdo de libre comercio con la CEE. Los laboristas tuvieron pérdidas importantes en las elecciones de 1973, pero de nuevo Bratteli pudo formar un gobierno de minoría.
Aunque dimitió en enero de 1976, los laboristas siguieron en el poder hasta las elecciones celebradas en septiembre de 1981, bajo la jefatura de Gro Harlem Brundtland, la primera mujer que se convirtió en primera ministra. Los partidos conservadores obtuvieron una aceptable mayoría en esas elecciones y Kåre Willoch formó un gobierno de coalición en octubre. En 1983 se formó una coalición más amplia, encabezada de nuevo por Willoch, que fue reelegida en 1985.
A finales de la década de 1960, la economía noruega se impulsó con el descubrimiento de depósitos de petróleo y gas natural en aguas territoriales noruegas del mar del Norte; en la década de 1970 comenzó la explotación de estos recursos por parte de una compañía estatal. A comienzos de la década siguiente el petróleo procedente de las explotaciones del mar del Norte suponía alrededor del 30% de los ingresos anuales por exportaciones de Noruega. Los precios del crudo cayeron de manera brusca en 1985 y 1986, y en abril de 1986 el gobierno de Willoch se vio obligado a aumentar los impuestos sobre la gasolina, ante la posibilidad de que disminuyeran los ingresos impositivos globales y la evidente disminución de los ingresos por exportaciones. Por este motivo perdió un voto de confianza y en mayo le sucedió un gobierno laborista minoritario encabezado por Brundtland, que, a su vez, se vio obligada a dimitir tras unas elecciones poco concluyentes, celebradas en septiembre de 1989, que condujeron a los laboristas a la oposición.
Jan P. Syse, del Partido del Progreso, sucedió a Brundtland como primer ministro, encabezando una coalición minoritaria de centro-derecha. Sin embargo, el periodo de gobierno de Syse fue muy corto al ser incapaz de acordar una posición común acerca de las futuras relaciones con la UE, por lo que dimitió en octubre de 1990. El gobierno de Syse fue sustituido al mes siguiente por una coalición nuevamente liderada por Brundtland. El rey Olaf V murió en enero de 1991 y le sucedió su hijo, Harald V. En 1993, diplomáticos noruegos encabezados por el ministro de Asuntos Exteriores, Johan Holst, jugaron un papel crucial en las negociaciones de paz entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina; Holst murió en enero de 1994. Los XVIII Juegos Olímpicos de Invierno se celebraron en Lillehammer en febrero de 1994. El 4 de mayo de 1994, el Parlamento Europeo aprobó el ingreso en la Unión Europea de Noruega, Suecia, Finlandia y Austria. Las negociaciones con Noruega se habían estancado antes debido a una disputa sobre los derechos de pesca en las aguas territoriales noruegas del mar del Norte. Sin embargo, en un referéndum que tuvo lugar el 27 y el 28 de noviembre de 1994, los noruegos rechazaron por segunda vez su entrada en la UE, a pesar de una fuerte campaña por parte de Brutland, que lo convirtió en algo personal. El 52,4% obtenido por el “no” fue el resultado de un fuerte sentimiento en contra de la UE en las zonas rurales y por parte de las mujeres; en el primer caso se temía la supresión de las ayudas gubernamentales para la pesca y la agricultura, y, por su parte, las mujeres temían las restricciones en las políticas sociales existentes en Noruega. Había también una preocupación general sobre los posibles efectos negativos que la pertenencia a la UE podría suponer para la legislación medioambiental noruega.
La economía del país se mantuvo en unos buenos niveles a lo largo de 1995, a pesar de una ligera disminución de la tasa de crecimiento ligada a un retroceso del consumo familiar y de las exportaciones de algunos productos. El índice de desempleo bajó, y al final de año Noruega había saldado totalmente su deuda externa. Pese a la popularidad de Brundtland, el 23 de octubre de 1996 presentó su dimisión al Parlamento y fue sustituida por el laborista Thorbjörn Jagland, que siguió unas directrices políticas semejantes a las de su predecesora en el cargo.
En septiembre de 1997 se celebraron elecciones legislativas, caracterizadas por el crecimiento del xenófobo Partido del Progreso, que quedó en segundo lugar, y el leve retroceso del Partido Laborista, que, pese a mantenerse en primera posición, hubo de ceder el poder a una coalición de centro-derecha. En el mes de octubre se constituyó un gobierno minoritario, integrado por la coalición de tres partidos de centro (Popular Cristiano, Centrista y Liberal), y presidido por el democristiano Kjell Magne Bondevik. Éste dimitió el 9 de marzo de 2000, tras perder una votación parlamentaria relativa a la modificación de la Ley de Protección Medioambiental, y pocos días después fue sustituido en el cargo de primer ministro por el laborista Jens Stoltenberg. Finalizada la legislatura, en las elecciones generales del 10 de septiembre de 2001 se confirmó la regresión del Partido Laborista (que pese a ser la formación más votada, perdió un gran número de sufragios con respecto a los comicios de 1997 y sólo obtuvo 43 escaños en el Storting), así como el notable avance del Partido Conservador (que incrementó hasta 38 sus actas de diputado). Como consecuencia de estos resultados, los laboristas no pudieron formar gobierno y se constituyó un gabinete de coalición (integrado por el Partido Conservador, el Partido Popular Cristiano y el Partido Liberal), al frente del cual estaba de nuevo Bondevik, quien tomó posesión del cargo de primer ministro en octubre de 2001.
Cuatro años después, en los comicios del 12 de septiembre de 2005, el Partido Laborista consiguió 61 escaños; a continuación quedaron el Partido del Progreso (38 diputados), el Partido Conservador (23), Izquierda Socialista (15), el Partido Popular Cristiano (11), el Partido de Centro (11) y el Partido Liberal (10). Estos resultados significaron la derrota de la alianza conservadora de Bondevik y el triunfo de la coalición de izquierdas liderada por los laboristas del ex primer ministro Stoltenberg (también integrada por Izquierda Socialista y el Partido del Centro), que había basado su campaña electoral en el compromiso de maximizar el Estado de bienestar noruego, aprovechando la bonanza económica de que gozaba el país desde hacía décadas. En el siguiente mes de octubre, Stoltenberg sucedió a Bondevik en la jefatura gubernamental.