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domingo, 8 de agosto de 2010

Guatemala

Guatemala (república) (nombre oficial, República de Guatemala), república de América Central, limita al oeste y norte con México, al este con Belice y el golfo de Honduras, al sureste con Honduras y El Salvador, y al sur con el océano Pacífico. El país tiene una superficie total de 108.889 km². La capital es la ciudad de Guatemala.

Guatemala tiene unos 400 km de costas bañadas por los océanos Pacífico y Atlántico (mar Caribe). Excepto por las áreas litorales, Guatemala se presenta montañosa, con un clima cálido tropical, más templado en el altiplano. La mayor parte de las ciudades principales están situadas en la parte sur del país.

En todo el país domina el mismo tipo de clima, el cálido tropical, salvo en las zonas de mayor altitud. Entre los 915 m y 2.440 m, zona en la que se concentra la mayor parte de la población, los días son cálidos y las noches frías; la temperatura tiene un promedio anual de 20 ºC. El clima de las regiones costeras es de características más tropicales; la costa atlántica es más húmeda que la del Pacífico, con una temperatura cuya media anual es de 28,3 ºC. La estación de lluvias se presenta entre mayo y noviembre. Las precipitaciones anuales de la zona norte oscilan entre los 1.525 mm y los 2.540 mm; la ciudad de Guatemala, en las montañas del sur, recibe cerca de 1.320 mm de promedio anual.

Los bosques cubren el 36,2% del territorio nacional. En las tierras bajas de Guatemala se encuentra la mayor parte de la flora característica de las áreas tropicales. En las regiones montañosas predominan los encinos a menor altitud, dando paso a los pinares a partir de los 2.135 metros. Las orquídeas (véase Catleya) y otras flores exóticas crecen de manera abundante en todo el país.

Venados, monos y pecaríes son frecuentes, en especial en las tierras bajas escasamente pobladas. Otros animales salvajes, como el jaguar, el tapir y el puma, se encuentran en pequeños grupos; también hay cocodrilos, serpientes —como la serpiente toro o la mocasín (véase Cabeza de cobre) —, y lagartos —el geco o el temacuil —. La variedad de aves es extremadamente rica; algunos ejemplos son: agachadiza o agachona, carbonero, cardenal, reyezuelo y verdín. El quetzal, con su esplendoroso plumaje, es el ave nacional.

Guatemala tiene una población (según estimaciones para 2008) de 13.002.206 habitantes, con una densidad demográfica de 120 hab/km², aunque la mayoría se concentra en la región montañosa del sur del país. El 53% de los habitantes de Guatemala vive en áreas rurales.
El catolicismo es la religión que profesa la mayoría de los guatemaltecos; está presente también, de forma minoritaria, la Iglesia protestante, en especial baptista y evangélica.
El español es el idioma oficial, aunque se hablan unas 30 lenguas indígenas del tronco maya, principalmente quiché (en el que se escribió el Popol Vuh), mam, cakchiquel (o kakchikel), pokomam y kekchi; varias pueden desaparecer, pues las hablan pocos miles de personas; el total de los hablantes mayas en Guatemala sobrepasa los 4 millones, sin contar los de México, Belice y Honduras. En la costa del mar Caribe, la población de origen africano habla la lengua de los garinagu. Véase también Lenguas aborígenes de Hispanoamérica.
A partir de la II Guerra Mundial, Guatemala se preocupó por expandir su minería e industria, con el fin de romper su excesiva dependencia de la producción de café y banano. En la década de 1970 se llevó a cabo un plan quinquenal de desarrollo con el objetivo de incrementar las exportaciones, conseguir la mayor eficacia en el cobro de impuestos y utilizar los créditos extranjeros para incrementar la tasa anual de crecimiento económico. En 1985 se impusieron medidas de austeridad dirigidas a contener las importaciones e incrementar la renta pública. En 2006, el producto interior bruto (PIB) era de 35.325 millones de dólares, lo que equivalía a 2.711,40 dólares de renta per cápita.
La primera zona franca de Guatemala, Zolic, fue creada por el Estado para promover el desarrollo industrial y comercial del país y se encuentra ubicada en el Puerto Santo Tomás de Castilla, departamento de Izabal.
En 2002, la agricultura empleaba a un 39% de la población activa y contribuía con el 22,2% al producto interior bruto (PIB). El cultivo comercial más importante es la caña de azúcar, que en 2006 superó los 18,7 millones de toneladas anuales; también destacan el banano, que se cultiva en plantaciones situadas en el valle del Motagua (costa del Pacífico) y cerca del mar Caribe, y el café, que se obtiene de las enormes plantaciones que se encuentran a lo largo de la vertiente sur de las montañas. Otros productos son: maíz, tomate, frijol, sorgo, algodón, arroz, trigo y papa, todos ellos para consumo local, al igual que el ganado vacuno, porcino y ovino, y aves de corral. Recientemente se ha comenzado a exportar productos no tradicionales: xate, chicle, orquídeas, madera, rosas, arveja china, fresas, mora, etc.
El desarrollo de la producción de ganado vacuno, en especial en las haciendas cercanas al Pacífico, permitió que en 2006 se alcanzara la cifra de 2.796.272 cabezas; su importancia económica se basa en la producción de bovinos de engorde, lecheros y de doble propósito que, con las mejoras genéticas, compiten con criadores internacionales. También el porcino, de engorde, lechón y crianza, sobresale a escala internacional en la producción de embutidos.

La unidad monetaria de Guatemala es el quetzal, dividido en 100 centavos (7,60 quetzales equivalían a 1 dólar estadounidense en 2006). El Banco de Guatemala (fundado en 1945) es el banco central y el emisor de moneda, además de ser miembro fundador del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos.

Guatemala fue centro de la antigua civilización maya, por lo que muchas de sus ciudades, como Tikal o Uaxactún, pertenecientes al periodo clásico (del 300 al 900 d.C.), han sido excavadas. El centro más grande es Tikal, situado en la región de El Petén. Más de 3.000 edificaciones, entre las que se encuentran grandes templos y palacios, cubren una superficie de unos 15,5 km2. Se cree que Tikal pudo haber mantenido una población de 50.000 habitantes en su periodo de máximo esplendor y que fue abandonada a finales del siglo X por razones desconocidas.
El país fue conquistado por los españoles bajo el mando de Pedro de Alvarado en 1523. Un año después, Alvarado fundó, en el emplazamiento de la antigua Iximché, la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, si bien tres años después la trasladó a un paraje conocido como Almolonga al pie del volcán Agua, próximo al lugar donde se alza la actual ciudad de Guatemala. Sin embargo, debido a su destrucción por la erupción del volcán, la capital fue trasladada a una nueva ciudad, más tarde conocida por Antigua Guatemala. Desde 1543 formó parte de la Audiencia de los Confines; en 1565 pasó a depender de la Audiencia de Nueva España y en 1570 se estableció la Capitanía General de Guatemala, dependiente del virreinato de Nueva España, cuyo ámbito de actuación se extendía por toda Centroamérica desde Chiapas hasta Costa Rica. En 1742 se estableció el primer arzobispado de Centroamérica. En 1773 la ciudad de Antigua Guatemala, sede de la Capitanía General, fue destruida por la erupción del volcán Fuego; tres años después, se autorizó la construcción de una nueva ciudad-capital asentada en un terreno cercano a Santiago de los Caballeros, denominación que abandonó para adquirir el de Guatemala.
Después de tres siglos de dominación española, Guatemala proclamó su independencia el 16 de septiembre de 1821. Casi al mismo tiempo, Agustín de Iturbide incorporó este territorio al Imperio mexicano. Guatemala no recobró su autonomía hasta 1823, cuando una revolución liberal en México obligó a Iturbide a abdicar, proclamándose en el país una república federal. Ese mismo año, se estableció la federación de las Provincias Unidas del Centro de América, integrada por las actuales repúblicas de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica; Chiapas, sin embargo, permaneció bajo la autoridad mexicana. La federación se mantuvo con grandes dificultades, siendo frecuentes los enfrentamientos civiles, hasta que fue definitivamente disuelta en 1842.
El gobierno de Guatemala estuvo en manos de militares prácticamente desde sus comienzos como República, quienes accedían al poder a través de frecuentes revoluciones. En 1854, Rafael Carrera, que catorce años antes se había hecho con el poder en Guatemala y en buena parte de Centroamérica gobernando de forma dictatorial, se convirtió en presidente vitalicio llevando a cabo una política conservadora. En 1873, ocho años después de su muerte, tras la cual fueron constantes los enfrentamientos civiles, Justo Rufino Barrios (1873-1885), anterior comandante en jefe del Ejército, fue nombrado presidente. Barrios inició un periodo de gobiernos liberales que duraría hasta 1920, aunque se continuó gobernando de forma dictatorial. En su intento por revivir la federación de las Provincias Unidas de Centroamérica por medios militares, invadió El Salvador y murió en la campaña. Su sucesor, el general Manuel Lisandro Barillas, restableció las relaciones con El Salvador y los demás países de Centroamérica. José María Reina Barrios, electo presidente en 1892, fue asesinado seis años después.
Durante los siguientes 22 años, el político Manuel Estrada Cabrera (1898-1920) gobernó Guatemala. En 1906 el antiguo presidente Barillas organizó una rebelión en contra de su régimen, provocando una guerra que envolvió a toda Centroamérica, con la excepción de Nicaragua. Las hostilidades cesaron gracias a la intervención del presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, y del presidente de México, Porfirio Díaz, que organizó un armisticio.
En 1920 se obligó al presidente Estrada Cabrera a renunciar. Carlos Herrera y Luna fue designado presidente provisional, pero fue derrocado en 1921 por el general José María Orellana, que ocupó la presidencia hasta su muerte en 1926. Le sucedió el antiguo oficial del Ejército, Lázaro Chacón. En 1930 los efectos de la depresión económica y las acusaciones de corrupción contra la dictadura del presidente Chacón provocaron su derrocamiento.
El general Jorge Ubico Castañeda fue nombrado presidente en febrero de 1931; bajo su régimen, la economía guatemalteca logró recuperarse de la depresión económica de 1930, aunque la principal beneficiaria fue la compañía estadounidense United Fruit, así como las grandes familias de la oligarquía nacional. No obstante, la dureza de su régimen provocó que un movimiento cívico-militar le obligara a dimitir en junio de 1944, acabando así con las dictaduras militares que habían dominado el país durante un siglo.
En diciembre de 1944, el educador guatemalteco Juan José Arévalo fue elegido presidente con el apoyo de los partidos Renovación Nacional y Frente de Liberación Popular; se promulgó una nueva Constitución en marzo y se pusieron en marcha reformas sociales internas.
En septiembre de 1945 Guatemala renovó sus reclamaciones sobre la Honduras Británica (actualmente Belice), asunto pendiente desde la formación de la República. Un acuerdo negociado con Gran Bretaña en 1859 había definido la frontera sur entre los dos países; Guatemala reinició la disputa en los últimos años de la década de 1930, reclamando que Gran Bretaña no había cumplido todos los términos del acuerdo. En enero de 1946, Gran Bretaña propuso que la disputa fronteriza se sometiera al arbitrio del Tribunal de La Haya. El conflicto se agravó en 1948, cuando unidades de la Marina británica fueron enviadas al puerto de la ciudad de Belice para impedir una supuesta invasión guatemalteca. Guatemala emitió una protesta a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a la Unión Panamericana y a todos los países de América Latina y Canadá. Posteriormente la República de Guatemala cerró su frontera con la Honduras Británica.
Pequeños levantamientos derechistas se produjeron durante la primera mitad de 1949, pero el principal suceso político del año fue el apoyo que el gobierno prestó a los trabajadores de la United Fruit en sus reivindicaciones, ante las cuales la compañía estadounidense tuvo que ceder.
Aunque Arévalo sufrió más de veinte intentos de derrocamiento, pudo gobernar la totalidad de su mandato presidencial. En noviembre de 1950 se celebraron elecciones generales; apoyado por una coalición de partidos de izquierda, el candidato presidencial Jacobo Arbenz Guzmán, ministro de Defensa en el gabinete de Arévalo, obtuvo la victoria. La nueva administración asumió el poder en marzo de 1951 y en ese año Arbenz continuó de manera general con la moderada política social de su predecesor.
El gobierno de Arbenz comenzó a aplicar de forma decisiva políticas más progresistas. En febrero de 1953 se inició el programa de reforma agraria, tras aprobarse la expropiación de 91.000 ha de la United Fruit Company, situadas en la costa occidental. A mediados de junio, se expropiaron otras 121.460 ha de titularidad privada, a cuyos propietarios se indemnizó con bonos del Estado no negociables. Además, se distribuyeron más de 162.000 ha de terreno propiedad del gobierno entre los campesinos sin tierra.

También se llevó adelante un programa de construcción de carreteras y ferrocarriles que rompía el monopolio que en este sector tenían compañías filiales de la estadounidense.
En 1954 la oposición al régimen de Arbenz aumentó tanto en el interior como fuera del país, hasta el punto de que fue calificado de comunista. En la X Conferencia Interamericana (véase Panamericanismo), que tuvo lugar en marzo de ese año, Estados Unidos consiguió la aprobación de una resolución que condenaba implícitamente al gobierno de Guatemala. En abril, el arzobispo católico de Guatemala, en una carta pastoral, apeló a favor de un levantamiento en contra del comunismo. Alegando el descubrimiento de una conspiración, cuyo fin era derrocarlo (se había hecho un intento en 1953), el gobierno comenzó a detener el 31 de mayo a los líderes de la oposición y el 8 de junio suspendió los derechos civiles.
El 18 de junio de 1954, un denominado ‘Ejército de liberación’, formado por políticos exiliados entrenados y apoyados de manera clandestina por Estados Unidos y dirigido por el coronel Carlos Castillo Armas, invadió Guatemala desde Honduras. Los rebeldes ocuparon rápidamente los centros neurálgicos del país ante la resistencia simbólica del Ejército y bombardearon la capital y otras ciudades. Arbenz renunció el 27 de junio y dos días más tarde se disolvió el Congreso, se arrestó a los principales dirigentes que le habían apoyado y se liberó a cerca de 600 presos políticos de otros partidos. La reforma agraria y otros proyectos del gobierno anterior se paralizaron de forma inmediata.
Castillo Armas fue nombrado presidente provisional el 8 de julio; fue ratificado por un plebiscito nacional y el 6 de noviembre se instaló formalmente como presidente para un periodo de 5 años. Mientras tanto, una asamblea constituyente convino en redactar una nueva Constitución. En noviembre de 1955 el gobierno autorizó la actividad de algunos partidos políticos. Las elecciones legislativas se celebraron en diciembre y el partido del gobierno obtuvo todos los escaños. El presidente Castillo Armas firmó una nueva Constitución el 2 de febrero de 1956.
El 26 de julio de 1957, Castillo Armas fue asesinado. Dos días más tarde, el Congreso nombró a Luis Arturo González López presidente provisional, quien se comprometió a continuar la política anticomunista de Castillo Armas. En octubre de ese año se celebraron elecciones presidenciales, pero su validez fue cuestionada por algunos partidos políticos minoritarios, ante lo cual, una junta militar se hizo con el gobierno. El 19 de enero de 1958 se celebraron nuevas elecciones presidenciales, pero ningún candidato obtuvo la mayoría requerida; como resultado, el 12 de febrero el Congreso eligió presidente al general Miguel Ydígoras Fuentes, anterior ministro de Obras Públicas bajo el gobierno del presidente Jorge Ubico y enemigo político de los presidentes liberales Arévalo y Arbenz.

En abril de 1960, Guatemala rompió relaciones diplomáticas con Cuba a raíz de la llegada al poder de Fidel Castro. En Guatemala se produjeron serios disturbios en julio y de nuevo en noviembre. Ese mes el presidente estadounidense Dwight Eisenhower ordenó que unidades terrestres y aéreas de la Marina de Estados Unidos se estacionaran junto a las costas caribeñas de Guatemala y Nicaragua para prevenir un ataque de Cuba, hecho que ambos países denunciaban como inminente; el ataque nunca tuvo lugar, por lo que las unidades navales tuvieron que retirarse a principios de diciembre.
En marzo de 1963, Ydígoras fue destituido por su ministro de Defensa, el coronel Enrique Peralta Azurdia, quien proclamó el estado de emergencia y canceló las elecciones que se debían celebrar en diciembre. También tomó medidas enérgicas para sofocar una revuelta guerrillera de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), especialmente activa en Zacapa; a pesar de la dura represión, las guerrillas continuaron su actividad. Los grupos paramilitares que, autorizados por el Ejército, asesinaron a cientos de personas durante el periodo del sucesor de Peralta, Julio César Méndez Montenegro (1966-1970), sólo exacerbaron la situación.
Después de una campaña marcada por la violencia, el general Carlos Arana Osorio fue elegido presidente en 1970; cuatro años después fue sucedido por el general Kjell Eugenio Laugerud García. Durante ambos gobiernos la violencia política continuó, aunque se percibió cierta disminución a mediados de la década de 1970. Sin embargo, durante ese tiempo el país fue sacudido por dos desastres naturales, un devastador huracán (1974) y un violento terremoto (1976), que se cobraron más de 20.000 vidas y dejaron a más de un millón de personas sin hogar. A pesar de todo, la economía de Guatemala disfrutaba de un notable crecimiento, estimulado por el aumento de la producción petrolífera y los altos precios del café. El resurgimiento del enfrentamiento civil, provocado por las actividades de las FAR y de los ‘escuadrones de la muerte’ paramilitares, caracterizó el periodo presidencial del general Fernando Romeo Lucas García, que había sido elegido en 1978.
El 23 de marzo de 1982, dos semanas después de la elección como presidente del general Ángel Aníbal Guevara, un golpe de Estado instaló en el poder a una junta militar encabezada por el general Efraín Ríos Montt. En junio, Ríos Montt disolvió la Junta y asumió la presidencia, gobernando de forma dictatorial. Después de que las fuerzas guerrilleras rechazaran una posible amnistía, las actividades de las fuerzas paramilitares se extendieron por todo el país, perpetrando atrocidades entre los indígenas y campesinos.
Ríos Montt fue depuesto de su cargo el 8 de agosto de 1983 después del golpe militar que dirigió el brigadier Óscar Humberto Mejía Victores, quien restauró las libertades civiles. Los resultados de las elecciones de diciembre de 1985 llevaron al demócrata cristiano Vinicio Cerezo a ocupar la presidencia después de más de 30 años de gobiernos militares. No obstante, Cerezo no fue capaz de suprimir el tráfico de drogas ni de acabar con los abusos a los derechos humanos, aunque progresaron los intentos de diálogo con la guerrilla, con la que se alcanzaron acuerdos en Oslo (Noruega) y en El Escorial (España), que permitieron el desarrollo pacífico de las elecciones presidenciales de 1991 que fueron ganadas por Jorge Serrano Elías, empresario y protestante evangélico íntimamente ligado a Ríos Montt.
Un año después, Rigoberta Menchú, indígena quiché que había huido a México en 1981 para escapar de la persecución del Ejército y de los grupos paramilitares, recibió el Premio Nobel de la Paz por su defensa de los derechos humanos. En mayo de 1993 el presidente Serrano, respaldado por el Ejército, dio un golpe de Estado que supuso la disolución del Congreso y la suspensión de la Constitución; sin embargo, ante la falta de apoyo interno y las protestas internacionales, un ‘contragolpe’ dirigido por el Tribunal Constitucional le obligó a dimitir.
Ese mismo año el Congreso eligió a Ramiro de León Carpio como presidente de la República para completar el periodo de gobierno. León Carpio, que había destacado por sus denuncias a la violencia institucional, impulsó varias reformas constitucionales —como limitar el mandato presidencial a cuatro años—, estableció negociaciones con la guerrilla —agrupada en la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG)— y apoyó la creación de una comisión para delimitar responsabilidades sobre la violencia institucional, que había provocado en las tres últimas décadas más de 100.000 muertos y unos 50.000 desaparecidos; también favoreció el regreso de los miles de indígenas desplazados por la guerra, muchos de los cuales se habían refugiado en México.
En las elecciones presidenciales de noviembre de 1995 resultó triunfador el conservador Álvaro Arzú al frente del Partido de Avanzada Nacional (PAN). En diciembre de 1996, Arzú logró que la URNG renunciara a la lucha armada y aceptara la vía democrática como medio para acceder al gobierno del país. Este hecho, que supuso el fin de 36 años de duros enfrentamientos, le valió el reconocimiento internacional a través del Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional (véase Fundación Príncipe de Asturias), fallado en mayo de 1997 y que fue compartido entre su gobierno y la URNG.
Las lluvias torrenciales provocadas a finales de octubre de 1998 por el paso del huracán Mitch por Centroamérica provocaron en Guatemala la muerte de 228 personas y la desaparición de 250; además, unas 82.000 resultaron damnificadas en mayor o menor medida, al tiempo que el 60% de la producción de bananas fue arrasada.
En el mes de diciembre de ese mismo año, la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) se constituyó como partido político, de carácter 'revolucionario, profundamente democrático y situado en la corriente político-ideológica de la izquierda democrática', en palabras de uno de sus dirigentes.
En ese mismo contexto, y dentro del proceso de reconciliación nacional, el presidente Arzú pidió perdón, ese mismo mes, por los excesos que las Fuerzas de Seguridad cometieron durante los años de guerra civil. Pocos meses después, en marzo de 1999, la antigua guerrilla hizo lo propio tras haberse hecho público a finales de febrero el informe elaborado por la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH), también conocida como Comisión de la Verdad. En ese informe, se imputaban a la URNG 32 de las 669 masacres cometidas durante el conflicto, mientras que las restantes fueron atribuidas a las Fuerzas Armadas y a grupos paramilitares.
Como siguiente paso, en mayo se celebró una consulta para que los ciudadanos decidieran, según lo establecido en los acuerdos de paz firmados en diciembre de 1996, acerca de las 50 enmiendas constitucionales propuestas, por las que, entre otros asuntos, se reducía el poder militar, se abría el camino a una reforma judicial, se reconocían los derechos de los indígenas, que representan el 60% de la población total de Guatemala, y se establecía el derecho a atención médica gratuita. Al rechazo radical de la derecha política, económica y social, se unió la escasa participación, sobre todo por parte de la población indígena, a la que apenas se informó sobre la relevancia del referéndum para su futuro. Así, la abstención alcanzó el 81%, en tanto que un 50,6% de quienes acudieron a votar rechazaron las reformas y un 40,4% las apoyó. De este modo, quedó desbaratado el intento más serio y ambicioso por democratizar todas las instituciones y centros de decisión del país centroamericano.
El PAN convocó el 9 de noviembre de 1999 a todos los grupos sociales a unirse en una gran alianza con el objetivo de impedir que el ganador de la primera vuelta de las elecciones presidenciales celebradas dos días antes, el Frente Republicano Guatemalteco (FRG), fundado por el ex golpista y ex presidente Efraín Ríos Montt, lograra la presidencia del país en la segunda vuelta. El candidato del FRG, Alfonso Portillo, había superado en aquélla al panista Óscar Berger. El 7 de noviembre habían tenido lugar también elecciones legislativas y locales que permitieron al FRG alcanzar la mayoría en el Congreso y en muchos de los municipios del país. La izquierdista Alianza Nueva Nación (ANN), conformada por la antigua guerrilla de la URNG y otros dos pequeños partidos, se convirtió en la tercera fuerza política.
Portillo (que había sido derrotado años antes por Arzú) obtuvo el triunfo el 26 de diciembre de 1999 en la segunda vuelta de las presidenciales, con el 68,32% de los votos, frente al 31,68% que apoyó a Berger. La participación fue tan sólo del 41%. En la misma noche del triunfo, Portillo convocó a su principal contrincante y a la ANN a un pacto nacional basado en los acuerdos de paz de 1996, y el 14 de enero de 2000 fue investido presidente de la República. En el siguiente mes de junio, Guatemala, El Salvador y Honduras firmaron un acuerdo de libre comercio con México, destinado a estimular la economía.
Las siguientes elecciones presidenciales, celebradas el 9 de noviembre de 2003, estuvieron precedidas por numerosos actos violentos y por una polémica que dividió a la sociedad guatemalteca: si Ríos Montt podría concurrir pese a haber ejercido el poder tras un golpe de Estado (además, durante los años anteriores se habían efectuado varias denuncias contra el ex presidente por presuntos delitos de genocidio). Finalmente, el Tribunal Constitucional permitió su candidatura, aunque al obtener sólo el 19,3% de los votos quedó fuera de la segunda vuelta que habría de tener lugar el 28 de diciembre siguiente. A esta nueva ronda, necesaria al no superar el 50% de los sufragios ninguno de los postulantes, se presentaron los dos más votados: el derechista Berger (por la coalición Gran Alianza Nacional, Gana, integrada por el Movimiento Reformador, el Partido Solidaridad Nacional y el Partido Patriota) y el centrista Álvaro Colom (por la Unidad Nacional de la Esperanza). Se impuso Berger, el cual obtuvo el 54,1% de los votos y tomó posesión del cargo de presidente de la República el 14 de enero de 2004. El ejecutivo de Berger (quien había sido apoyado por la clase empresarial del país), tendría que gobernar junto a un nuevo Congreso (también emanado de la jornada electoral del 9 de noviembre), en el que Gana no contaría con mayoría absoluta.
En octubre de 2005, Guatemala sufrió uno de los peores desastres naturales de su historia. El paso por Centroamérica del huracán Stan, cuyas consecuencias serían aún más virulentas que las producidas años atrás por el Mitch, sembró el caos en el país, ocasionando centenares de víctimas mortales y de desaparecidos, así como una incalculable cifra de damnificados. Tal fue el grado de destrucción generado, que Berger declaró el “estado de calamidad pública”.
El 9 de septiembre de 2007, se desarrollaron elecciones legislativas y presidenciales. En las primeras, los grupos que alcanzaron mayor representación parlamentaria fueron Unidad Nacional de la Esperanza (48 escaños), Gana (37), el Partido Patriota (30) y el FRG (15). En las presidenciales, los dos aspirantes más votados fueron Álvaro Colom, nuevamente candidato por Unidad Nacional de la Esperanza, que obtuvo el 28,2% de los votos; y Otto Pérez Molina, del Partido Patriota (23,5%). Ambos se enfrentaron el siguiente 4 de noviembre en una segunda vuelta que otorgó la victoria a Colom, quien tomó posesión de la presidencia en enero de 2008. Poco después de conocer su triunfo, el presidente electo anunció su intención de constituir un gobierno de unidad nacional.