Paises, banderas y mapas

Paises, Capitales y mucho más

lunes, 2 de agosto de 2010

Arabia Saudíta

Arabia Saudí (nombre oficial, al-Mamlaka al-’Arabiya as-Sa’udiya, Reino de Arabia Saudí), monarquía de Oriente Próximo que ocupa la mayor parte de la península Arábiga, y que limita al norte con Jordania, Irak y Kuwait; al este con el golfo Pérsico y Qatar; al sureste con los Emiratos Árabes Unidos y Omán; al sur con Yemen, y al oeste con el mar Rojo y el golfo de Aqaba. Las fronteras del sureste y del sur no están bien definidas. Arabia Saudí tiene 2.240.000 km² de superficie. La capital y principal ciudad es Riad.

La mayor parte de Arabia Saudí se caracteriza por el calor extremo y la aridez. La temperatura en Riad en el mes de enero alcanza los 14,4 °C de promedio y en julio de 42 °C. En Jiddah, en los mismos meses, es de 23 °C y 31 °C. La precipitación anual en Riad y Jiddah es de 101 y 81 mm respectivamente de promedio. En el país no existen ríos ni lagos permanentes debido a la aridez general.



Arabia Saudí cuenta con fértiles oasis, muchos de los cuales permiten el establecimiento de pueblos y aldeas, y están esparcidos por los desiertos del país al norte de Rub al-Jali, y con grandes regiones de pastos que se encuentran en ad-Dhana y en la región de la meseta. Los grandes campos petroleros de Arabia Saudí se localizan en las zonas costeras próximas al golfo Pérsico. La vegetación es escasa a causa de la aridez general; hay varios tipos de árboles frutales, entre los que destaca la palmera datilera, y una amplia variedad de cereales y vegetales, que crecen en los oasis y en otros puntos donde hay agua. La fauna autóctona cuenta con especies como la hiena, el zorro, el gato montés, la pantera, el lobo, la gacela, el antílope, el toro salvaje, el íbice, el avestruz, la avutarda, la codorniz y la paloma.

La población de Arabia Saudí ascendía en 2008 a 28.161.417 habitantes. La densidad media es de 13 hab/km² aproximadamente. La esperanza media de vida en 2008 era de 78,2 años para las mujeres y de 74 años para los hombres.
La industria petrolera saudí fue fundada en 1938 por la Arabian-American Oil Company (Aramco) cuando se encontró en Dammam un campo de petróleo muy productivo. Aramco era originalmente propiedad de cuatro compañías estadounidenses, pero en 1974 el control de la participación pasó al gobierno saudí. Las grandes reservas del país y el alto nivel de producción de crudo han hecho de Arabia Saudí un importante productor y una voz destacada en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), organismo que tiene mucha influencia sobre el precio del crudo en el mercado internacional. Las reservas de petróleo de Arabia Saudí superan los 250.000 millones de barriles; la producción anual en 2004 era de 3.231.816.700 barriles; su producción creció bruscamente después de que Irak invadiera Kuwait en 1990. En la actualidad, Arabia Saudí es el primer productor de petróleo, seguido de Estados Unidos y la Comunidad de Estados Independientes (CEI); es, además, el primer exportador mundial de crudo. La mayor parte del petróleo se extrae en la zona oriental del país, cerca de la costa, en el golfo Pérsico.
Para facilitar el transporte del petróleo hacia los mercados principales, se completó en 1950 el oleoducto Transarábigo, que lleva el crudo hasta Sidón (o Sayda), en el Líbano, a orillas del mar Mediterráneo. Otro oleoducto que fue terminado a principios de la década de 1980 es el que une los campos petroleros orientales, junto a Buqayq, con el puerto de Yanbu‘ al Baḩr, en el mar Rojo. No obstante, la mayor parte del petróleo continúa siendo exportado a través de los puertos del golfo Pérsico, especialmente de Ras Tanura y de Dammam.
El país también es un destacado productor de gas natural; en 2003 la producción anual era de 60.061 millones de metros cúbicos.
Microsoft ® Encarta ® 2009. © 1993-2008 Microsoft Corporation. Reservados todos En una conferencia mantenida en Bagdad, entre el 10 y 14 de septiembre de 1960, Arabia Saudí, Irak, Irán, Venezuela y Kuwait fundaron la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para coordinar sus políticas, y ayudar al mantenimiento de los precios del crudo. El 21 de diciembre, Saud retomó el control del gobierno y se nombró a sí mismo primer ministro.
En octubre de 1962, el rey Saud cedió la jefatura de gobierno a Faysal. Mientras tanto, las relaciones entre Egipto y Arabia Saudí se habían deteriorado. Después del triunfo de las fuerzas revolucionarias en Yemen, en septiembre de 1962 aumentó la tensión; Egipto apoyaba al nuevo gobierno republicano, mientras Arabia Saudí daba refugio al derrocado imán yemení y se comprometía a defender sus esfuerzos para recuperar el trono. Los ataques monárquicos contra Yemen desde Arabia Saudí provocaron que aviones egipcios bombardearan ciudades saudíes en noviembre, y Arabia Saudí rompió relaciones diplomáticas con Egipto y movilizó sus Fuerzas Armadas el 3 de enero de 1963.
El príncipe Faysal, que había consolidado su poder e introducido mayores reformas sociales y económicas, sucedió en el trono a Saud el 2 de noviembre de 1964. Designó como su sucesor a su pariente, el príncipe Jalid ibn 'Abd al-'Aziz.
Hacia 1967, a medida que el conflicto árabe-israelí se había ido intensificando como preludio del estallido bélico posterior, conocido como la guerra de los Seis Días, el rey Faysal manifestó su apoyo total al presidente egipcio Gamal Abdel Nasser y envió 20.000 soldados a Jordania para enfrentarse a Israel. El 6 de junio las exportaciones saudíes de petróleo a Estados Unidos y Gran Bretaña fueron suspendidas, pero no hubo ruptura de relaciones diplomáticas; el comercio petrolero fue restablecido después de la derrota árabe en la contienda. Más tarde, en el mismo año, una cumbre árabe obtuvo como resultado la retirada egipcia de Yemen, y Arabia Saudí compensó a Egipto con una importante ayuda económica para aliviar la pérdida de ingresos que le ocasionó el cierre del canal de Suez durante la guerra. El rey Faysal continuó con el llamamiento a la acción panislámica contra Israel y criticó la complicidad estadounidense con Israel, aunque permaneció reacio a articular una posición antioccidental fuerte; así, en 1971, Arabia Saudí y otros cinco estados del golfo Pérsico establecieron un pacto de cinco años con veintitrés compañías petroleras occidentales, entre las que se encontraban diecisiete firmas estadounidenses. En julio de 1970, Arabia Saudí reconoció formalmente al gobierno republicano de Yemen, después de siete años de conflictos fronterizos intermitentes.
Arabia Saudí envió un pequeño número de soldados y armas (especialmente aviones) para ayudar a los países árabes durante la guerra del Yom Kipur en 1973. Como consecuencia de ese conflicto, el gobierno desempeñó un papel destacado en la organización de un breve boicoteo contra los países que habían apoyado a Israel, y en el aumento del precio internacional del petróleo, que se multiplicó por cuatro. Posteriormente, Arabia Saudí tomó posesión de la mayoría accionarial de la compañía Aramco, incrementando de manera espectacular los ingresos estatales, lo que le aportó fondos para un masivo plan de desarrollo económico.
En marzo de 1975, el rey Faysal fue asesinado por un sobrino y fue sucedido por el príncipe Jalid, su hermanastro. Sin embargo, Jalid no gozaba de buena salud y su hermano, el príncipe heredero Fahd ibn 'Abd al-'Aziz, se hizo con el poder. El país mantuvo su línea conservadora, y su influencia hizo a la OPEP mantener el incremento de los precios, tal y como lo exigían sus países miembros. En 1980, se anunció que el gobierno tomaba el control total del capital de Aramco con efectos retroactivos desde enero de 1976. Muchos de los petrodólares destinados en el país fueron reinvertidos en Occidente o en gastos armamentísticos, pero la inflación interna y el difícil cumplimiento de los programas de desarrollo económico fueron continuos problemas durante esa época.

Arabia Saudí, considerada una fuerza moderada en el conflicto árabe-israelí, se mostró radicalmente opuesta a la política conciliadora del presidente egipcio Anwar al-Sadat hacia Israel en 1977, y después de la firma del tratado de paz entre ambos países en 1979, cortó la ayuda financiera a Egipto y rompió las relaciones diplomáticas con este país. La Revolución Islámica que tuvo lugar ese año en Irán, y la ulterior captura de guerrilleros islamistas en la gran mezquita de La Meca, fueron acontecimientos regionales que sacudieron al gobierno saudí y que le llevaron a establecer un creciente interés en la seguridad interna y en el fortalecimiento de sus Fuerzas Armadas. Para garantizar dicha seguridad, Estados Unidos accedió a vender a los saudíes diversos sistemas aerotransportados de detección y control (AWACS), un convenio que motivó una fuerte oposición por parte de Israel y de sus aliados estadounidenses, que temían un vuelco en el equilibrio militar de Oriente Próximo.
El rey Jalid murió en junio de 1982 y fue sucedido por el príncipe heredero Fahd. En julio de 1987, al menos 400 personas murieron en La Meca, cuando peregrinos chiitas iraníes se enfrentaron con la policía saudí. Asimismo, más de 1.400 peregrinos murieron en julio de 1990 después del pánico causado por un accidente que tuvo lugar en un puente y un túnel.
Por otro lado, la ocupación de Kuwait por Irak en agosto de 1990 tuvo consecuencias militares, políticas y económicas significativas para Arabia Saudí. Para contener la amenaza militar iraquí, el gobierno permitió el despliegue temporal en territorio saudí de cientos de miles de soldados estadounidenses y de tropas aliadas, y las fuerzas saudíes lucharon como parte de la coalición multinacional contra Irak en la guerra del Golfo Pérsico. Mientras tanto, para compensar la pérdida de la aportación petrolera de Irak y Kuwait, Arabia Saudí incrementó de forma importante su propia producción de crudo.
Las reformas políticas decretadas por el rey Fahd en 1992 establecieron un consejo consultivo, permitieron el establecimiento de una lista de derechos individuales y obligaron a modificar las leyes sucesorias. Los problemas económicos se hicieron patentes en 1993. Estados Unidos insistió en que Arabia Saudí contribuyera con 51.000 millones de dólares a los gastos provocados por el conflicto bélico, a lo que había que agregar el déficit presupuestario con el que ha operado la economía saudí desde 1983 hasta 1993. Los pagos por la guerra y el descenso de los precios del petróleo en la década de 1980 forzaron al gobierno saudí a un recorte en los gastos sociales y de defensa, así como a obtener préstamos en bancos internacionales. A pesar de estos problemas económicos, Arabia Saudí ayudó a evitar un aumento artificial de los precios del crudo en marzo de 1994, pretensión encabezada por Irán. La Asamblea Consultiva establecida por el rey Fahd en 1992, la Majlis as-Shura, se reunió por primera vez en diciembre de 1993.
Arabia Saudí continuó su particular lucha contra los grupos religiosos fundamentalistas nacionales en 1994, privando a Osama bin Laden de su ciudadanía por apoyar a diversos grupos terroristas. La muerte de 270 peregrinos en un accidente ocurrido en La Meca, el 23 de mayo de 1994, exacerbó las críticas de algunos musulmanes deseosos de cuestionar el puesto de Arabia Saudí como guardián de los santos lugares del islam.
En enero de 1996, tras sufrir una embolia cerebral, el rey Fahd cedió el control de los órganos de gobierno a su hermano y príncipe heredero Abdullah, si bien el 21 de febrero reasumió el poder. El 12 de junio de 2000, los gobiernos de Arabia Saudí y Yemen firmaron un histórico acuerdo que definía de forma definitiva y en toda su extensión, los límites fronterizos, tanto terrestres como marítimos, entre ambos países. En abril de ese mismo año, el gobierno aprobó una nueva legislación reguladora de las inversiones exteriores en territorio saudí.
Durante los primeros años del siglo XXI, fueron cobrando fuerza las voces que demandaban la apertura del inmovilista régimen saudí y el inicio de un proceso democratizador del mismo. Uno de los primeros pasos adelante en este sentido tuvo lugar entre febrero y abril de 2005, cuando tuvieron lugar las primeras elecciones municipales en la historia del país. El 1 de agosto de ese año, falleció Fahd, siendo declarado rey de inmediato su previsto sucesor, Abdullah.