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jueves, 24 de junio de 2010

Angola

Angola (conocida en época colonial con el nombre de África Occidental Portuguesa, su denominación oficial actual es República de Angola), república situada en el suroeste de África, limita al norte y al este con la República Democrática del Congo, al este con Zambia, al sur con Namibia y al oeste con el océano Atlántico. El país posee igualmente el pequeño enclave de Cabinda, que se localiza a 30 km al norte y que limita al norte con la República del Congo, al este y sur con la República Democrática del Congo, y al oeste con el océano Atlántico. Angola tiene una costa de 1.600 km y una superficie de 1.246.700 km². La capital de Angola es Luanda.
Angola es el séptimo país más extenso de África, con una superficie dos veces y media mayor que la de España. El país se divide en tres grandes regiones. De oeste a este se encuentran la llanura costera, una zona de transición y una vasta meseta interior. Las tierras costeras son llanas y varían entre los 50 y los 150 km de anchura. La zona de transición, compuesta de una serie de escarpes, tiene 150 km de anchura en el norte, pero disminuye a 30 km en el centro y en el sur. Al este de esta zona se encuentra la enorme meseta angoleña, que ocupa unos dos tercios del país y que se eleva de 1.000 a 1.500 m de altitud. Las cotas más altas se alcanzan en las montañas de la parte central, culminando en el monte Môco (2.620 m), el punto más elevado del país.
La mayoría de los ríos del país nacen en las montañas de la parte central. Entre ellos, que en su mayoría desaguan al océano Atlántico, el Cuanza y el Cunene son los más importantes. Otros grandes ríos son el río Cuango (Kwango), afluente del río Congo, y los ríos Cuando (Kwando) y Cubango, que discurren hacia el suroeste hasta el pantano de Okavango, en Botsuana. Angola no posee lagos de grandes dimensiones.
Angola tiene un clima tropical, con una estación seca desde finales de septiembre hasta abril. La corriente fría de Benguela modera las temperaturas de la región costera y reduce la lluvia, especialmente en el sur. La precipitación media anual en Luanda es de 388 mm, pero en Namibe es de sólo 51 mm, ya cerca del desierto de Namibia. Sobre la meseta central, más fría, las precipitaciones oscilan desde los 1.500 mm al norte hasta los 750 mm en el sur.
Es sumamente rica en recursos minerales, y de continuar la exploración geológica, se agregarían otros descubrimientos a la lista actual. Entre los recursos más destacados están el petróleo, los diamantes, vetas de hierro, manganeso, cobre, uranio, fosfatos y sales.
La vegetación varía con el clima. Las densas selvas tropicales crecen al norte y en el enclave de Cabinda. Hacia el sur la selva se va transformando en sabana, mezcla de árboles y pastizales, que van siendo dominantes conforme nos desplazamos hacia el sur y el este. Las palmeras crecen a lo largo de la costa, mientras que la vegetación desértica se extiende al sur de Namibe. La fauna es tan diversa como la vegetación, y engloba muchos de los grandes mamíferos africanos: elefantes, rinocerontes, jirafas, hipopótamos, cebras, antílopes, leones y gorilas. También existen cocodrilos y una gran variedad de pájaros e insectos.
La presión demográfica y una infraestructura inadecuada ha causado muchos problemas medioambientales en Angola. El agua potable es escasa, especialmente en las áreas rurales. La producción de alimentos no ha podido seguir el rápido ritmo de crecimiento de la población, por lo que actualmente se importa una gran parte de los alimentos que se consumen en el país. El proceso de erosión del suelo y de desertización se ha acelerado debido a la pobreza de las técnicas agrícolas; como consecuencia, los ríos y las presas se han colmatado de sedimentos. La deforestación, provocada sobre todo por el suministro de madera tropical al mercado internacional, está diezmando rápidamente los bosques tropicales del norte y constituye una amenaza para la biodiversidad.
Existe una zona protegida de parques y reservas naturales, pero carece de fondos. Tan sólo el 12,1% (2007) de la tierra cuenta con alguna protección significativa y la industria maderera, la caza y la pesca furtivas, así como el abuso de las tierras de labranza constituyen amenazas continuas. La guerra civil que tuvo lugar entre 1976 y 1991 provocó daños gravísimos y el estancamiento de los programas medioambientales. A pesar de que la guerra civil ya ha acabado y de que se han puesto en marcha nuevas iniciativas medioambientales, estos programas todavía no están desarrollados por completo.
La biodiversidad de Angola es la segunda más importante después de la de su país vecino, la República Democrática del Congo, y cuenta con 1.260 especies de plantas endémicas y un amplio abanico de biomas. La mayor parte del país está cubierta por bosque xerófilo, sabana y pradera. La extensión total de bosque es de 591.040 km² (2005). La participación de Angola en los esfuerzos internacionales de conservación se limita prácticamente a proyectos de ayuda, aunque ha firmado varios acuerdos relacionados con las leyes del mar, la biodiversidad, los cambios climáticos y la desertización.
La población está compuesta por más de 90 grupos étnicos. A pesar de esta diversidad, los cuatro grupos más representativos suponen tres cuartos de la población total. Éstos son: los ovimbundu, que constituyen la mayor parte del total de habitantes del país; seguidos por los mbundu; los bakongo (congo); y los lunda-chokwe. Antes de lograr su independencia en 1975, Angola albergaba una comunidad de aproximadamente 400.000 portugueses, de los que más del 90% han regresado a Portugal.
La población total, incluyendo Cabinda, es de 12.531.357 habitantes (según estimaciones para 2008). La densidad media de población es de 10 hab/km². La distribución, sin embargo, es desigual, ya que un 70% de la población se concentra en el norte y a lo largo de la costa. La tasa de crecimiento de la población era de un 2% anual en 2008. La población es predominantemente rural; apenas un 37% de la población vive en las áreas urbanas. La esperanza de vida media a finales de esa década era de 37 años para los varones y de 39 para las mujeres, una de las cifras más bajas de África. Esto refleja, en parte, el impacto de las dos décadas de guerra civil y el hambre presente en algunas áreas.
La capital y la ciudad más grande es Luanda, con una población de 2,6 millones de habitantes (según estimaciones para 2003). Otras grandes ciudades son (según estimaciones para 1995): Huambo (400.000 habitantes), los puertos de Benguela (155.000 habitantes) y Lobito (150.000 habitantes), y Lubango (105.000 habitantes).
El portugués es el idioma oficial, pero la gran mayoría de la población habla lenguas bantúes, de entre las que destacan el umbundu, hablada por los ovimbundu; el kimbundu, empleado por los mbundu; y el kikongo, hablado por los bakongo (véase Lenguas africanas). Antes de la independencia había 2,2 millones de católicos, entre los que se incluía la mayoría de los 400.000 portugueses y un reducido número de protestantes. Al inicio de la década de 1990 el 53% de la población era cristiana; el resto eran seguidores de las religiones locales tradicionales.
En principio, la educación es gratuita y obligatoria para los niños y niñas entre los 6 y los 9 años. En el curso 2000, 1.178.485 alumnos estaban inscritos en la enseñanza primaria. Las tasas de escolarización en las enseñanzas secundaria y superior fueron del 19% y 1%, respectivamente. La única universidad del país es la Universidad de Agostinho Neto (1976) en Luanda. El gobierno se ha comprometido a realizar un drástico incremento de la tasa de alfabetización (estimada en casi el 42%); pero esto choca con la carencia de profesores y la continuación del enfrentamiento civil. La educación no estuvo especialmente atendida bajo el mandato colonial; el acceso estaba restringido principalmente a la colonia portuguesa y a un pequeño grupo de angoleños.
La economía ha sufrido severos retrocesos desde la independencia. El desarrollo se ha detenido ante la escasez de trabajadores cualificados tras la marcha de los portugueses, y la devastación de la guerra civil. La producción de casi todos los bienes (excepto el crudo de petróleo) se ha estancado o ha decrecido. La intensificación de la guerra civil a finales de la década de 1980 y principios de la década de 1990 interrumpió drásticamente la producción agrícola.
En 2006 el Banco Mundial calculó el producto interior bruto en 45.163 millones de dólares, resultando un PIB anual per cápita de 2.727,70 dólares. La población activa en 2006 se estimó en 7.329.352. En 1990 más del 75% se dedicaba a la agricultura.
Angola tiene un considerable potencial tanto agrícola como mineral. Sin embargo, en 2005 sólo un 3% del país estaba cultivado; el terreno cultivable es de 3.590.000 ha. La superficie con cultivos permanentes supone un 0,2% del total. El café, cultivo más exportado, se desarrolla en la parte norte del país. La producción, como para todos los demás cultivos, se ha visto afectada en forma negativa por la guerra. La producción anual en 2006 era de 1.860 t, cantidad escasa, en comparación con las más de 20.000 t de décadas pasadas. El principal cultivo de subsistencia es la mandioca (8.810.000 t) y su derivado la tapioca. Otros cultivos destacados son la caña de azúcar (360.000 t), los plátanos o bananas, y el maíz (566.000 t). También son importantes las hortalizas, el algodón, los productos de la palmera y agave. La cría de ganado, principalmente en el sur, queda relegada a actividad de subsistencia y sufre de la presencia de la mosca tsetsé.
Según la Constitución adoptada tras la independencia en 1975 y ulteriormente enmendada, Angola era una república de partido único gobernada por el Movimiento de Liberación Popular de Angola-Partido del Trabajo (Movimento Popular de Libertação de Angola-Partido de Trabalho), aludido generalmente como el MPLA. Los poderes legislativos eran ejercidos por la Asamblea Popular Nacional elegida de forma indirecta, pero el MPLA controlaba la actividad del gobierno y su jefe ejercía como presidente de la República. Por un acuerdo de paz, en 1991, entre el MPLA y la guerrilla opuesta al Gobierno —la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (União Nacional para a Independência Total de Angola, o UNITA)—, Angola pudo celebrar elecciones pluripartidistas para nombrar presidente y a los 220 integrantes de la nueva Asamblea Nacional en septiembre de 1992. El MPLA salió vencedor en estos comicios. El 17 de octubre de 1992 fue nombrado jefe del Gobierno Marcelino Moço, que fue sustituido como primer ministro de Angola por Fernando França van Dunem el 3 de junio de 1996. La jefatura de Estado reside en la persona de José Eduardo dos Santos desde el 20 de septiembre de 1979.
Angola está dividida en 18 provincias, que a su vez se dividen en concejos y comunidades. Cada nivel de gobierno local cuenta con un representante directo del MPLA. No obstante, extensas áreas del país están controladas por UNITA.
El partido político dominante en el país surgió en 1956 con el nombre de Movimiento de Liberación Popular de Angola (MPLA). En 1977 se reorganizó como partido marxista-leninista denominándose Movimiento Popular de Liberación de Angola-Partido del Trabajo; en abril de 1991 renunció formalmente a su orientación marxista. Su rival es UNITA, fundado en 1966, que sostuvo una guerra civil contra el MPLA desde que Angola consiguió la independencia.
Todo lo que se sabe de la historia antigua es que en la edad de piedra los cazadores y recolectores de la región fueron reemplazados por la cultura bantú hacia el siglo VII d.C. El país estaba en las rutas migratorias de los pueblos del norte y del este, lo que dio como resultado una considerable mezcla de pueblos. Por ejemplo, la cultura lunda, en el río Kasai al este, se juntó con la chokwe, de forma que se conocen ahora como lunda-chokwe; de forma similar, los kongo, que emigraron al norte de Angola, dejaron su huella en los reinos locales preexistentes.
Cuando los portugueses llegaron en 1483, buscando el legendario reino del preste Juan, además de metales preciosos, encontraron el reino del Kongo bien asentado. El gobernador del estado recibió a los recién llegados. En 1491 los comerciantes y misioneros portaban regalos para enviar a la corte del manikongo (rey) Nzinga Nkuwu (reinó entre 1482 y 1505), el cual se convirtió al cristianismo, como hizo su sucesor, Afonso I (reinó entre 1505 y 1543), que también aceptó la dirección portuguesa en la administración de su reino. Los portugueses, sin embargo, estaban más interesados en los beneficios del comercio creciente de esclavos que en los trabajos misioneros o de extensión de la civilización europea. El comercio de esclavos, con la ayuda de los jefes locales, afectó gradualmente a la autoridad del manikongo, pues pasados 25 años de la muerte de Afonso, el estado kongo sucumbió al ataque de los jaga, un pueblo nómada bárbaro del este.
Los portugueses, mientras tanto, habían extendido su influencia al sur del área de la actual Luanda, sobre la cual pronto ejercieron su autoridad colonial. Fue el título del gobernante local, ngola, el que dio nombre al país. Portugal establecía los gobernadores reales que intentaban imponer su voluntad sobre la población, pero al dominio de un extranjero se resistían obstinadamente. La lucha prolongada continuó, mientras el apresamiento de esclavos contribuía a mantener el país en continua agitación.
No se estableció prácticamente ningún asentamiento europeo durante este periodo: en 1845 sólo había 1.800 europeos en toda Angola. Los mayores beneficios procedían del comercio de esclavos, que continuó de forma ininterrumpida a lo largo del siglo XIX. Hasta ese momento, habían sido hechos esclavos y enviados a las plantaciones de América unos 3 millones de personas.
Portugal no obtuvo el control completo del interior del país hasta comienzos del siglo XX. Posteriormente fue gobernado bajo el llamado Regime do indigenato, un sistema colonial, en el que la explotación económica, el abandono cultural y la represión política estuvieron en vigor hasta 1961. En 1951 el rango oficial de Angola se cambió de colonia a provincia de ultramar; poco después, se adoptó una política de rápidos asentamientos europeos, en un inútil intento del poder colonial para evitar lo inevitable. Durante la década de 1950 surgió un rápido movimiento nacionalista, y en 1961 empezó una guerra de guerrillas contra los portugueses.
Los nacionalistas, sin embargo, se dividieron en tres grupos rivales: el Frente Nacional para la Liberación de Angola (Frente Nacional de Libertação de Angola, o FNLA), el MPLA, y UNITA. A pesar de su poderío militar, ninguna se impuso al ejército portugués hasta la revolución de Portugal en abril de 1974. Después, el sistema colonial portugués empezó a declinar. El nuevo régimen de Lisboa acordó un traspaso de poder, y el 11 de noviembre de 1975 Angola consiguió su independencia.
Dos gobiernos afirmaron representar al nuevo Estado: uno formado por el MPLA en Luanda, el otro por UNITA en Huambo. En la guerra civil se vieron implicadas las superpotencias: el MPLA fue apoyado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y ayudado por tropas de Cuba, mientras que Sudáfrica, Estados Unidos y otras potencias occidentales se aliaron con UNITA y su líder, Jonas Savimbi. Al inicio de 1976, el MPLA había ganado más dominio, y su dirigente, Agostinho Neto, que también era el presidente del país, fue poco a poco reconocido en el mundo.
Neto murió en 1979 y el liderazgo político fue asumido por José Eduardo dos Santos. Continuó la guerra contra las guerrillas, que contaban con el apoyo de incursiones militares de Sudáfrica en territorio angoleño, con la intención de perseguir a los insurgentes de Namibia, y al mismo tiempo intentar desestabilizar el gobierno de Dos Santos.
En agosto de 1988, en las negociaciones realizadas por Angola, Sudáfrica y Cuba, se acordó un plan de paz que incluía la independencia para Namibia. En mayo de 1991 abandonaron Angola las últimas tropas cubanas y el gobierno central firmó un cese del fuego acordado con UNITA que sería supervisado por los observadores de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En las elecciones celebradas en septiembre de 1992 el MPLA consiguió 129 de los 220 escaños del nuevo Parlamento, y UNITA obtuvo 70, mientras Dos Santos derrotó a Savimbi en la votación por la presidencia. UNITA rechazó los resultados de la elección y reanudó su campaña militar. En 1993 las luchas entre las tropas gubernamentales y las fuerzas de UNITA se intensificaron y más de un millón de refugiados huyeron de sus hogares. Un nuevo plan de paz respaldado por la ONU, negociado en Lusaka (Zambia) en 1994, fracasó para resolver el conflicto, una de las guerras civiles con mayor número de muertos en el mundo.
Tras un periodo de estancamiento, el 1 de marzo de 1996 Dos Santos y Savimbi acordaron formar un gobierno de unidad así como un único Ejército antes de julio de 1996, si bien todo ello no se produjo hasta el 8 de abril de 1997, cuando el Parlamento angoleño aprobó un estatuto espacial para Jonas Savimbi y, tres días después, se constituyó un nuevo gobierno de unidad y reconciliación nacional que aparentemente puso fin a 19 años de guerra civil.
Aunque la situación en el país africano parecía solucionada, en octubre de 1997 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se vio obligada a poner en marcha un embargo sobre los territorios todavía dominados por UNITA, debido al incumplimiento de esta organización respecto del mandato de aquélla.
En respuesta, ese mismo mes, la guerrilla de UNITA optó por ceder al gobierno la ciudad de Cuango, al este de la provincia de Luanda Norte, muy cerca de la frontera con la República Democrática del Congo, y el control de la vecina mina de diamantes de Luzamba, una de sus principales fuentes de ingresos.
Durante los siguientes meses, y gracias a la nueva coyuntura política, Angola se erigió en una potencia regional fundamental para la resolución, aunque también para la instigación, de conflictos en todo el África central y austral.
La desmovilización de tropas prevista para 1998 se vio obstaculizada ante los continuos retrasos e incumplimientos por parte de Savimbi y sus seguidores. Así, durante el mes de julio se produjo un agravamiento de la situación en Angola que, meses más tarde, degeneró en una situación plenamente bélica, con ataques a las refinerías petrolíferas y a las plantas industriales más importantes del país africano.
En diciembre de 1998, UNITA intensificó su ofensiva y en enero de 1999 los observadores de la ONU se vieron obligados a abandonar el país sin lograr la paz, al mismo tiempo que la reanudación de los combates provocó desplazamientos de cientos de miles de angoleños y un auténtico desastre humanitario. El día 27 de ese último mes, Dos Santos consideró roto el plan de paz acordado en 1994 y pocos días después asumió todos los poderes del Estado para hacer frente a la guerrilla, rearmada gracias al control que ejercía sobre diversas zonas diamantíferas.
La situación angoleña pasó en los primeros años del siglo XXI por dos nuevas y decisivas circunstancias. En agosto de 2001, Dos Santos anunció su intención de no presentarse a las elecciones que, dependiendo del curso de la guerra, tendrían lugar en 2002 o 2003. Por otra parte, en febrero de 2002 Savimbi falleció en un enfrentamiento con tropas del gobierno. Los acontecimientos se precipitaron y el 30 de marzo, el general Geraldo Nunda, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, y Abreu Muengo Ukwachitembo (Abreu Kamorteiro), como cabeza visible de UNITA, sellaron un decisivo alto el fuego. El 4 de abril, el gobierno y UNITA firmaron en Luanda un histórico acuerdo que, retomando el Protocolo de Paz de Lusaka (1994), ponía fin a las hostilidades y contemplaba la convocatoria de elecciones en un plazo máximo de dos años, así como la integración de los miembros de la guerrilla en el Ejército.