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martes, 10 de agosto de 2010

Venezuela

Venezuela (nombre oficial, República Bolivariana de Venezuela), república de Sudamérica, que limita al norte con el mar Caribe, al este con el océano Atlántico y Guyana, al sur con Brasil y al suroeste y oeste con Colombia.

El país cuenta con una superficie de 916.445 km². Estos extensos territorios se expresan en una compacta superficie continental, cuya longitud máxima es de 1.493 km en dirección este-oeste y de 1.271 km en dirección norte-sur, lo que contribuye a facilitar la integración y cohesión interna. Cuenta con una amplia línea de costa, que alcanza en el mar Caribe los 2.813 km de longitud desde Castilletes a la península de Paria, de trazado irregular por sus numerosos golfos y bahías, entre los que destacan el golfo de Venezuela y los de Triste y Cariaco; existen más de 300 islas, cayos e islotes de soberanía venezolana que se extienden por el norte hasta la isla de Aves y su correspondiente zona de exclusividad económica marítima. A su vez, cuenta con 1.008 km de riberas continentales en el océano Atlántico, desde el promontorio de Paria hasta punta Playa, incluyendo el golfo de Paria, la isla de Patos y la fachada litoral del delta del Orinoco e islas adyacentes, donde destacan las bajas costas selváticas, cenagosas y cubiertas de manglares.
En el territorio venezolano se combinan los imponentes relieves de la cordillera de los Andes, la cordillera de la Costa y el macizo Guayanés, con las formaciones de altitud media del sistema Coriano y las depresiones de los estados de Yaracuy y Lara, donde se encuentran las ciudades de Barquisimeto y Carora; asimismo, también se reconoce la topografía de las tierras bajas de la cuenca del lago de Maracaibo, de Los Llanos, en el sistema del delta del Orinoco, y de la llanura del río Casiquiare en el Amazonas venezolano.

En el occidente del país se encuentran las tierras montañosas de los Andes venezolanos, que se dividen en: la cordillera de Perijá, con su altitud máxima en el pico Tutari (3.750 m), situado en la sierra de los Motilones, y la cordillera de Mérida, donde se ubica el punto más alto del país, el pico Bolívar (5.007 m), que se alza en la sierra Nevada de Mérida. En el norte se distingue otro importante conjunto montañoso, la cordillera de la Costa, dividida en: la serranía del Litoral Central, cuya cumbre más elevada es el pico Naiguatá (2.765 m), y la serranía del Interior, en la que destaca la sierra de Bergantín. Cercanas a la costa del mar Caribe se ubican las tierras bajas de la depresión de Maracaibo, donde se encuentra el lago del mismo nombre, que se abre al golfo de Venezuela.

Tienen singular importancia las formaciones de tierras bajas de Los Llanos, donde se distingue entre Los Llanos Altos y Los Llanos Bajos, separados por la curva de nivel de los 100 metros. Los Llanos Altos no son susceptibles de inundación y presentan ondulaciones originadas por la erosión fluvial; alcanzan sus máximas altitudes en el piedemonte llanero-andino, donde se reconocen suelos de gran fertilidad. Los Llanos Bajos están conformados por llanuras aluviales que se inundan en la época de lluvias, convergiendo su red hidrográfica con el sistema del río Orinoco; su vegetación es de pastizales tropicales de sabana.

Las formaciones del escudo o macizo Guayanés están separadas del resto del país por el amplio arco del río Orinoco y se prolongan por la Amazonia venezolana en las imponentes sierras de Parima y Pacaraima, con numerosos tepuyes (nombre local que alude a mesetas tabulares) ubicados junto a la frontera con Brasil. En su extremo nororiental destacan las tierras bajas deltaicas del Orinoco. A su vez, entre las riberas del Orinoco y los 6° de latitud N, el paisaje guayanés se manifiesta en llanuras con altitudes que oscilan entre los 200 y los 500 m, dominando el clima llanero y las formaciones de sabana. Al sur de este paralelo predominan grandes tepuyes, entre los que destaca el Auyan Tepuy (2.400 m) que alberga el Salto Ángel, una espectacular cascada de 979 m, la más elevada del mundo, que se encuentra en el río Churún, afluente del Carrao. En esta zona dominan las formaciones selváticas.

La diversidad territorial de Venezuela se ve reflejada en una variedad de climas, los cuales se asocian directamente a los paisajes existentes. En el litoral venezolano caribeño, en las islas y en las depresiones de Lara, predomina un clima semiárido con vegetación seca, precipitaciones anuales de 600 mm y temperaturas de 24 ºC de promedio. En la cordillera de la Costa, cordillera de los Andes, valles intramontanos y serranías, el clima varía desde el tropical de altura, a partir de los 900 m de altitud, hasta los climas fríos de montaña por encima de los 3.500 metros; gran número de asentamientos humanos del país se han establecido en estas áreas montañosas, con precipitaciones anuales entre los 850 y los 900 mm, y temperaturas que oscilan entre 18 y 22 °C de promedio. En las tierras bajas de Los Llanos domina el clima tropical lluvioso con una estación seca bien marcada; en la estación lluviosa se dan precipitaciones entre los 1.200 y 1.600 mm anuales y una temperatura de 28 °C de promedio anual. En el delta del Orinoco se desarrolla un clima tropical lluvioso y de influencia marítima, lo que favorece el desarrollo de una densa vegetación. En el sur de Venezuela aumenta la pluviosidad, con precipitaciones anuales que superan los 4.000 mm, con 10 y 11 meses lluviosos al año y temperaturas que superan los 28 °C de media, estableciéndose así una condición óptima para el desarrollo de densas formaciones vegetales selváticas siempre húmedas, llamadas pluvisilvas.

Las diferencias paisajísticas, climáticas y topográficas de las regiones de Venezuela dan origen a una enorme variedad vegetal. En las selvas nubladas de las cordilleras de la Costa y de los Andes, así como en las serranías, destaca la presencia de cedro dulce, jarillo o apamate, que son árboles maderables, además de la presencia de varias especies de palmas y orquídeas, como la catleya, flor nacional. En las pluvisilvas del sur de Venezuela se encuentran árboles de hasta 40 m de altura, como la ceiba y el yagrumo, y numerosas especies endémicas de epifitas. El araguaney, llamado árbol de Ipé amarillo, es el árbol nacional de Venezuela. La vegetación arbórea de la selva piedemontana de los estados de Barinas y Apure es rica en especies (pardillo, granadilla, caoba y vera, entre otras). Es importante señalar que hasta la fecha se ubican en Venezuela más de 300 especies arbóreas maderables. La vegetación de Los Llanos de menor altitud se caracteriza por pastizales y formaciones de palmas moriche asociadas a los cursos de agua. En las zonas deltaicas del Orinoco y en las lagunas costaneras de los estados de Zulia y Falcón se localizan extensas formaciones de mangle blanco y rojo. Otras especies importantes del país son el yame o cardón y el guácimo blanco.

La fauna es diversa y abundante con presencia de mamíferos característicos de la zona tropical, entre los que sobresalen varios: oso hormiguero, oso frontino, perezoso, armadillo, ocelote, jaguar, puma, venado matacán, chigüire, danta, nutria o perro de agua y diversas especies de pequeños simios. Venezuela es uno de los países con mayor variedad de especies de aves, entre las cuales destacan los guacamayos, tucanes, guácharos, turpiales (ave nacional), paujíes o paujiles, corocoros o flamingos y una gran variedad de garzas y loros. Los reptiles son numerosos y se encuentran desde el caimán del Orinoco hasta cinco especies diferentes de tortugas y serpientes como la anaconda, la boa constrictor o la serpiente de cascabel). En 2004 existían 219 especies en peligro.

La población venezolana actual es producto de un fuerte mestizaje iniciado en los tiempos de la colonia entre la población indígena y la española; posteriormente, a finales del siglo XVI, se observó un importante aporte de población esclava procedente del continente africano. Con el paso del tiempo se acrecentó el proceso de mestizaje caracterizado por la “libre unión”, aceptado como institución en el país. A finales de la década de 1940, con el comienzo del proceso de industrialización, se inició una importante inmigración de origen español, italiano y portugués, que fue aumentando hasta 1958. En la década de 1970 tuvo lugar este mismo proceso pero protagonizado por ciudadanos de origen sudamericano, debido al desarrollo de la economía venezolana y a la recesión de sus países de origen. En la actualidad, todas estas migraciones han dado origen a una población completamente integrada entre sí, donde no existe ningún tipo de conflicto interracial.
La economía venezolana se basa principalmente en la explotación del petróleo y sus derivados. En las últimas décadas tiende a diversificarse con exportaciones de mineral de hierro, aluminio, carbón y cemento, y productos no tradicionales como materias petroquímicas, manufacturas metálicas de acero y otras. Hasta comienzos de la década de 1980, Venezuela disfrutó de una alta renta petrolera de origen externo, que permitió al Estado elevar constantemente su gasto sin aumentar la tributación interna, disfrutando la población de un alto nivel de vida con una notable mejora de los servicios de salud pública y educación.
Venezuela logró una industrialización interna que sustituía muchas importaciones, la construcción de una importante infraestructura viaria, de regadío e hidroelectricidad, y la formación de grandes empresas públicas. Ulteriormente se produjo una caída sostenida del ingreso petrolero, el cual se redujo a un tercio en 1993, acompañado con altos pagos de la deuda pública externa y una sostenida presión financiera por la salida de recursos monetarios internacionales, que culminó en 1994 con una grave crisis bancaria, altos niveles de corrupción y un descenso en la calidad de vida. En este tiempo se implantó una nueva política económica con la unificación y flotación cambiaria, la liberalización de los precios internos y de las tasas de interés, el inicio de la privatización de empresas públicas y la renegociación de la deuda externa. En este marco se inició, en 1996, un cambio económico en el que se acentuó la privatización de empresas públicas deficitarias, el estímulo a la inversión extranjera en varias industrias, como la petrolera, petroquímica, minería del oro, diamante, carbón, níquel, explotación forestal, turismo y otros sectores. Ello se expresó, además, con la libertad de precios y de adquisición de divisas, y con cambios en el régimen de Seguridad Social. En 2006 el producto interior bruto (PIB) fue de 181.862 millones de dólares, dando un ingreso per cápita de 6.730,40 dólares.
La unidad monetaria de Venezuela es el bolívar de 100 céntimos (2.147 bolívares equivalían a 1 dólar estadounidense en 2006). El Banco Central de Venezuela, fundado en 1939, es la dependencia bancaria del gobierno, el único banco emisor de la moneda y el centro de intercambio para los bancos comerciales. La principal bolsa de valores se localiza en Caracas.
El hombre venezolano tiene una existencia de aproximadamente 15 siglos, como quiera que la historia de Venezuela no comienza con la llegada de las naves de Cristóbal Colón, sino con el arraigo del llamado Homo venezuelanensis que ha venido evolucionando, lentamente en los primeros años, y luego arrolladora y definitivamente incorporado al progreso y a la civilización occidental a partir del mestizaje.
El hombre venezolano, tal como respira, vive, siente y actúa en nuestros días, se viene formando desde el siglo XVI. La gente de este siglo, con el desarrollo de las instituciones políticas, económicas, administrativas y culturales, trasplantadas de España, y con la aplicación, en cierto modo, de la Ilustración, preparó a los hombres y mujeres del siglo XIX, que bien pudiera llamarse el “siglo de oro” de Venezuela.
El origen del hombre americano se ha discutido durante siglos. Descartada por los científicos la teoría del paleontólogo argentino Florentino Ameghino, que seguía la idea de que el hombre —el hombre universal— era originario de América, lo más acertado es hablar de un poblamiento múltiple. El hombre llegó a estas tierras desde lejos, en oleadas sucesivas, hasta asentarse definitivamente.
Específicamente en Venezuela, la aparición del hombre data de hace unos 15.000 años. En el estado de Falcón se hallaron restos de animales ya desaparecidos, como mastodontes, megaterios (véase Megatherium) o gliptodóntidos (véase Glyptodon). Hace unos 6.000 años aparecieron en occidente los recolectores de conchas marinas, que luego pasarían a oriente.
Obviamente, antes de la llegada de Colón ya existía una organización social entre los indígenas venezolanos; por lo tanto, en la medida en que las comunidades lograron una unidad étnico-cultural, se inició el proceso de formación de la nación venezolana.
Desde el punto de vista de la agrupación lingüística, el etnólogo Miguel Acosta Saignes distinguió 10 áreas que aquí se resumen: área de la costa caribe, desde Paria hasta Borburata, comprende tres subáreas: de los cumanagotos, los palenques y los caracas; área de los ciparicotos, que aparecen como una inclusión entre pueblos caquetíos; área de los arawakos occidentales, comprende los caquetíos (estados de Falcón, Lara y Yaracuy, y los llanos de Apure); área de los jirajaras, comprende a los jirajaras, ayamanes, axaguas y gayones; área de La Guajira y del lago de Maracaibo, en la que aparecieron sólo grupos de cazadores-recolectores y pescadores en el siglo XVI; área de los caribes occidentales, comprende a los pemones, bobures y motilones; área de los Andes venezolanos, comprende a los timoto-cuicas; área de los recolectores, incluye a los actuales guaraúnos del delta del Orinoco y a los cazadores-recolectores y pescadores de Los Llanos hasta los estados de Portuguesa y Lara; área de los otomacos, incluye a los otomacos, guamos, taparitas y yaruros; área de Guayana, engloba todo el territorio al sur del Orinoco.
Si bien los indígenas venezolanos no trabajaron los metales como en otras regiones, en cambio sí destacaron en la agricultura, particularmente los andinos, que cultivaron con éxito la papa (patata), el maíz, la yuca y otros frutos que de inmediato fueron asimilados por la gastronomía europea.
Según el censo de 2001, la población indígena ascendía a 536.863 habitantes, repartida en una treintena de etnias, pertenecientes a cinco familias lingüísticas: arawak, caribe, chibchas, saliva y otras clasificadas como independientes. La etnia wayúu (guajiros) es la más numerosa. Los yanomami también son significativos.
El 3 de agosto de 1498 Cristóbal Colón descubrió la tierra firme venezolana, por la costa de Paria, a la que llamó “Tierra de Gracia”. Era su tercer viaje, en el que utilizó para llegar hasta aquí tres carabelas: Castilla, Correo y Vachina o Vaquiña.
A la altura del delta del Orinoco observó un gran río que le impresionó. Colón escribió en su Diario de a bordo, que sintió aquel inmenso mar de agua dulce “...con un rugir muy grande...que hoy en día tengo miedo en el cuerpo...”. Se trataba, indudablemente, del río Orinoco.
Colón encontró indígenas sumamente pacíficos que, en un principio, recibieron a los europeos con muestras de simpatía. Pero fue Alonso de Ojeda quien por primera vez exploró los contornos de Venezuela y descubrió el lago de Maracaibo el 24 de agosto de 1499. Con Ojeda iban Américo Vespucio, Juan de la Cosa y el geógrafo Martín Fernández de Enciso.
Se ha dicho repetidas veces que Américo Vespucio, italiano, asoció los palafitos del lago de Maracaibo con las casas sobre el agua en Venecia, y por eso llamó Venezuela (“pequeña Venecia”) al territorio.
En cambio, Fernández de Enciso, testigo presencial del descubrimiento, en su obra Summa de Geografía, publicada en 1519, explica: “...cerca de la tierra está una piedra grande que es llana encima della. Y encima della está un lugar o casas de indios que se llama Veneciuela...”. De esta manera, el nombre de Venezuela es autóctono y no un diminutivo veneciano.
Cubagua fue el primer centro histórico donde el español se integró al medio físico, hostil, estéril y sin agua para el consumo humano, pero con el atractivo de las riquísimas zonas donde abundaban ostras que producían las más preciosas perlas.
La ciudad de Nueva Cádiz, fundada en dicha isla, se hizo firme desde 1528, pero su duración fue efímera. Para 1539 los criaderos de perlas estaban secos y en 1541 la isla fue destruida por un maremoto.
Pero la primera ciudad venezolana, constituida con cabildo, casa y fortaleza, fue Santa Cruz, en la laguna de Cosinetas (península de La Guajira). La fundó Alonso de Ojeda en 1502, al asumir la gobernación de Coquibacoa. Santa Cruz duró apenas unos meses. En la sucesión de ciudades venezolanas surgen cronológicamente: Coro, fundada por Ambrosio Alfinger en 1527; Maracaibo, fundada como pueblo en 1529, también por Alfinger, y como ciudad en 1569 por Alonso Pacheco; El Tocuyo, en 1545 por Juan Pérez de Tolosa; Barquisimeto, en 1552 por Juan de Villegas; Valencia, en 1555 por Alonso Díaz Moreno; Trujillo, en 1557 por Diego García de Paredes; Mérida, en 1558 por Juan Rodríguez Suárez; San Cristóbal, en 1561 por Juan Maldonado; Cumaná, en 1562 por fray Francisco Montesinos; Caracas, en 1567 por Diego de Losada; Carora, en 1569 por Juan del Tejo, y Santo Tomé de Guayana, fundada en 1595 por Antonio de Berrío, y que en 1764 se denominó Angostura por su traslado a la “angostura” del Orinoco por orden del gobernador Joaquín Moreno de Mendoza, y a partir de 1846 se llamó Ciudad Bolívar.
En el territorio de la actual Venezuela, la primera gobernación que tuvo vigencia, aunque efímera, fue Coquibacoa, que se concedió a Alonso de Ojeda (10 de junio de 1501). Abarcaba desde el cabo de la Vela (hoy en Colombia) hasta el cabo de Chichiriviche. Ojeda fundó el 3 de mayo de 1502 la ciudad de Santa Cruz.
Margarita fue la primera provincia creada en Venezuela; Carlos V la concedió el 18 de mayo de 1525 a Marcelo Villalobos, quien murió en 1526 sin haber tomado posesión. Le sucedió su hija, Aldonza Manrique, quien gobernó a través de su madre, Isabel Manrique. En 1593 se interrumpió esta dinastía.
La provincia de Venezuela fue creada el 27 de marzo de 1528. El primer gobernador y capitán general fue el alemán Ambrosio Alfínger, representante de los Welser, quien llegó a Coro en 1529 y estableció allí la capital. Los límites de esta provincia se extendían desde el cabo de la Vela hasta Maracapana.
La provincia de Trinidad, que perteneció a Venezuela desde 1498 hasta 1797, se creó el 1 de septiembre de 1591. Antonio de Berrío consolidó la gobernación, el 12 de octubre de 1595, con el nombre de Trinidad-Guayana. San José de Oruña (fundada el 19 de mayo de 1592) fue la capital de Trinidad.
La provincia de Guayana constituyó el centro de atención de todos los conquistadores que buscaban El Dorado. Guayana, unida a Trinidad, formó gobernación entre 1591 y 1731, año en que pasó a depender de la provincia de Cumaná. En 1762 se creó la comandancia de Guayana con rango de gobernación. Separada de Bogotá, pasó a depender de la audiencia de Santo Domingo.
Sobre la base de la primera Nueva Córdoba (1 de febrero de 1562), Felipe II creó la provincia de Nueva Andalucía o Cumaná; Diego Fernández de Serpa fue su primer gobernador, el cual la volvió a fundar incluyendo los territorios de los actuales estados Anzoátegui, Monagas y Sucre (24 de noviembre de 1569), y le dio el nombre de Cumaná. Hasta el año 1739 dependió de la audiencia de Santo Domingo y hasta 1777 de Santafé de Bogotá.
La provincia de Maracaibo se constituyó inicialmente con el nombre de La Grita al agregarse los territorios de Mérida, Táchira y Barinas al corregimiento así denominado; a continuación, se nombró gobernador y capitán general al trujillano Juan Pacheco Maldonado (3 de noviembre de 1622). Poco tiempo después, Maracaibo se separó de la provincia de Venezuela y se agregó a la de La Grita-Mérida (31 de diciembre de 1676). El cabildo marabino reconoció al gobernador Jorge Madureira (13 de mayo de 1678), quien estableció la capital en Maracaibo y la provincia adoptó este nombre.

La capitanía general de Venezuela se creó el 27 de marzo de 1528, según el historiador Guillermo Morón. Por la Real Cédula de 8 de septiembre de 1777, Carlos III separó las provincias de Cumaná, Guayana y Maracaibo, así como las islas de Trinidad y Margarita, del virreinato y capitanía general del Nuevo Reino de Granada (véase Virreinato de Nueva Granada), agregándolas en lo gubernativo y militar a la capitanía general de Venezuela. Asimismo, Maracaibo y Guayana se separaron en lo jurídico de la audiencia de Santafé y pasaron también a depender de Santo Domingo. El territorio quedaba unificado en torno a un mismo gobernador y capitán general, un mismo intendente y una misma audiencia.
La cultura en Venezuela comenzó con la simbiosis de dos elementos enteramente distintos que se encuentran en el momento del descubrimiento colombino: el indio y el español. El choque de estas dos culturas es el punto de partida de la formación de Venezuela como pueblo y de su conciencia como ente social, gracias al mestizaje.
En el fenómeno cultural, según apunta Guillermo Morón, “predominan en nuestro pueblo las formas de pensamiento, los hábitos, las estructuras de los conquistadores o pacificadores, que fueron, después de todo, los fundadores del pueblo. La psicología, el modo, el ser cultural del venezolano, están plasmados en el alma del conquistador, con todas las normales y eficaces transformaciones ocurridas en un escenario geográfico diferente al originario y con la poderosa aportación del aborigen y el negro”.
Al comenzar la actividad misionera en Cumaná, los frailes franciscanos construyeron el primer convento, cerca de la desembocadura del río Cumaná, en 1516. Allí impartieron a niños y adultos indígenas las primeras letras y les enseñaron a escribir. María de Alcalá, ascendiente del mariscal Antonio José de Sucre, fundó en 1778 la primera escuela popular gratuita con capacidad para 100 alumnos.
En casi toda la provincia venezolana se crearon escuelas, la mayoría por iniciativa privada. Así, se encuentran las de El Tocuyo (al lado de los conventos de San Francisco y Santo Domingo, fundados en 1577), la de Carora y las escuelas para indios (a cuyos maestros había que mantenerlos con una gallina al año por cada alumno).
La escuela de los jesuitas, fundada en 1628 en Mérida, es el primer gran colegio venezolano, origen del Real Colegio Seminario de San Buenaventura de Mérida, que en 1810 se convirtió en la prestigiosa Universidad de los Andes.
Entre los movimientos preindependentistas que tuvieron lugar a finales del siglo XVIII, los más importantes fueron los de Manuel Gual y José María España, así como los intentos de Francisco de Miranda.
La conspiración de Gual y España contó con la participación de todas las clases de la sociedad colonial; fue el primer movimiento que contó con raíces populares. El 13 de julio de 1797 se debeló.
Francisco de Miranda, por su parte, intentó dos veces en 1806 invadir el territorio venezolano con una expedición armada originalmente en los muelles de Nueva York. Sus incursiones terminaron en fracaso por la prédica religiosa en su contra y la indiferencia de la población.
La fecha del 19 de abril de 1810 marcó el inicio de la revolución venezolana; Vicente Emparán fue destituido de su cargo de gobernador y capitán general de Venezuela. El primer Congreso se instaló el 2 de marzo de 1811 y nombró un triunvirato compuesto por Cristóbal Mendoza, Juan Escalona y Baltasar Padrón. Pero esta primera república pereció por la reacción de los realistas. El 25 de julio de 1812 Miranda capituló. Véase Emancipación de América Latina.
Simón Bolívar, que estaba en el exilio en Nueva Granada, invadió Venezuela por San Antonio de Táchira y en la denominada “Campaña admirable” conquistó Caracas (6 de agosto de 1813).
La brutal presencia del español José Tomás Rodríguez Boves en la guerra, al frente de las tropas realistas, acabó con el esfuerzo patriota por sostener el gobierno instaurado y las reformas que se habían iniciado. En diciembre de 1814 se perdió la II República y los patriotas se exiliaron de nuevo.
De este segundo exilio surge la Carta de Jamaica (6 de septiembre de 1815), documento profético de Simón Bolívar. En 1816 fue ratificado como jefe supremo de la República y realizó la expedición de los Cayos para volver nuevamente a Venezuela. El año de 1817 fue el de afirmación de la República, al darse la batalla de San Félix, con la que el general Manuel Piar conquistó Angostura.
El 15 de febrero de 1819 se instaló el Congreso de Angostura con un medular discurso de Bolívar, quien también presentó en ese acto el proyecto de una Constitución basada en los más puros principios de libertad y moral republicana.
Organizado el gobierno en Angostura, Bolívar salió en busca de la libertad de Nueva Granada. Se encaminó a Los Llanos, atravesó los Andes y, sorprendiendo a los realistas en la batalla de Boyacá (7 de agosto de 1819), liberó Nueva Granada. Se unificaron los ejércitos granadino y venezolano, y por primera vez España vio a Venezuela como un país constituido y reconoció la guerra como internacional.
En noviembre de 1820 Simón Bolívar y Pablo Morillo firmaron en Santa Ana de Trujillo un armisticio por seis meses y un tratado de regularización de la guerra. Roto el armisticio por la incorporación de Maracaibo a la independencia, se reanudó la guerra, que acabó el 24 de junio de 1821 con la batalla de Carabobo.
Desde 1811 hasta 1999, Venezuela ha tenido 35 presidentes, sin contar los numerosos encargados del poder ejecutivo, ni los que han presidido juntas de gobierno, como es el caso de Carlos Delgado Chalbaud (1948-1950), Germán Suárez Flamerich (1950-1952), Wolfgang Larrazábal (23 de enero a 13 de noviembre de 1958) y Edgar Sanabria (13 de noviembre de 1958 a 13 de febrero de 1959).
El primer presidente de Venezuela fue Cristóbal Mendoza, quien encabezó un triunvirato el 6 de marzo de 1811. Le siguieron en turno Baltasar Padrón y Juan de Escalona. Este gobierno republicano inicial terminó sus funciones el 24 de marzo de 1812. El II triunvirato entró en funciones de gobierno el mismo 24 de marzo de 1812 y se disolvió el 25 de julio de ese año, al capitular Francisco de Miranda.
Del 15 de febrero al 17 de diciembre de 1819, Simón Bolívar fue elegido por el Congreso de Angostura presidente de Venezuela. A partir de ese 17 de diciembre de 1819 y hasta 1830, Venezuela formó parte de la República de, de la que también Bolívar era el presidente.
A finales de 1829 se generalizó el sentimiento separatista, que se consumó el año siguiente. Venezuela se convirtió en república independiente. En el mismo año de 1830 se firmó la Constitución. El nuevo Estado venezolano tuvo a José Antonio Páez como primer magistrado. Páez gobernó durante dos periodos constitucionales (del 24 de marzo de 1830 al 6 de febrero de 1835 y desde el 1 de febrero de 1839 al 28 de enero de 1843). Posteriormente estableció una dictadura que duró del 10 de septiembre de 1861 al 15 de junio de 1863.
José María Vargas sustituyó a Páez y gobernó desde el 9 de febrero de 1835 hasta su renuncia, el 24 de abril del año siguiente.
Carlos Soublette fue presidente por segunda vez desde el 28 de enero de 1843 hasta el 1 de marzo de 1847, fecha en que asumió la presidencia José Tadeo Monagas, quien gobernó hasta el 20 de enero de 1851; volvió a presidir el gobierno desde el 31 de enero de 1855 hasta el 15 de marzo de 1858, fecha en la que lo derrocó Julián Castro; todavía Monagas, ya octogenario, se acercó una vez más al poder, gracias a la “revolución azul”, a partir del 25 de junio de 1868. El Congreso nombró a Monagas para un nuevo periodo, pero éste murió el 18 de noviembre antes de tomar posesión. José Gregorio Monagas, que gobernó desde el 5 de febrero de 1851 hasta el 20 de enero de 1855, completó la hegemonía.
Julián Castro llegó al poder por un golpe de Estado en marzo de 1858, pero fue derrocado el 1 de agosto de 1859. Manuel Felipe de Tovar fue el primer presidente elegido por sufragio universal directo y secreto (12 de abril de 1860), pero renunció al poder el 20 de mayo de 1861. Asumió la presidencia provisionalmente Pedro Gual, hasta el 29 de agosto de 1861, en que se inició el gobierno de hecho de Páez. El presidente de la federación fue Juan Crisóstomo Falcón; cumplió primero dos periodos como presidente provisional (17 de junio al 24 de diciembre de 1863); ratificado, asumió el poder el 21 de enero de 1864; después, desarrolló su periodo constitucional a partir del 7 de junio de 1865 hasta que el 28 de abril de 1868 la “revolución azul” acabó por sustituirle.
Antonio Guzmán Blanco gobernó primero un septenio (del 27 de abril de 1870 al 20 de febrero de 1877); después un quinquenio (27 de abril de 1879 al 27 de marzo de 1884); en un tercer periodo, llamado “la Aclamación”, volvió a gobernar, aunque de forma incompleta, desde el 14 de septiembre de 1886 hasta el 8 de agosto de 1887, año en que marchó a París.
Francisco Linares Alcántara gobernó desde el 2 de marzo de 1877 hasta el día de su muerte, el 30 de noviembre de 1878. Joaquín Crespo tuvo primero un bienio (27 de abril de 1884 al 27 de abril de 1886); después, al frente de la revolución legalista, gobernó de 1893 al 20 de febrero de 1898.
Juan Pablo Rojas Paúl también ocupó la presidencia durante un bienio (5 de julio de 1888 al 19 de marzo de 1890); ese mismo día se posesionó Raimundo Andueza Palacio y gobernó hasta el 17 de junio de 1892. Ignacio Andrade no gobernó el tiempo que le correspondía legalmente, sino sólo desde el 20 de febrero de 1898 hasta su derrocamiento, el 19 de octubre del año siguiente.
Cipriano Castro entró a gobernar el 23 de octubre de 1899 y se mantuvo en el poder hasta el 24 de noviembre de 1908, cuando viajó al extranjero en busca de atención médica; dejó el cargo a su compadre Juan Vicente Gómez, quien se apoderó del gobierno hasta su muerte, el 17 de diciembre de 1935. Durante el mandato gomecista, además de varios encargados de la presidencia, hubo un presidente constitucional, Juan Bautista Pérez (30 de mayo de 1929 al 13 de junio de 1931).
Eleazar López Contreras inició otra era, la denominada “de la nueva democracia”. Tomó posesión del cargo el 18 de diciembre de 1935, al día siguiente de la muerte de Gómez, y fue elegido presidente constitucional por el Congreso el 30 de junio de 1936; terminó su mandato el 5 de mayo de 1941. El mismo día tomó posesión Isaías Medina Angarita y gobernó hasta que fue derrocado el 18 de octubre de 1945, cuando asumió el poder una Junta Revolucionaria de gobierno presidida por Rómulo Betancourt.
El 15 de febrero de 1948 hizo su juramento el escritor y político Rómulo Gallegos Freire, quien no llegó a completar su periodo debido al golpe de Estado del 24 de noviembre de ese año, en el que se hizo con el control del país una Junta militar. Marcos Pérez Jiménez, miembro de esa Junta y ministro de Defensa, no reconoció los resultados de las elecciones de 1952 y asumió el poder dictatorialmente desde 1953 hasta el 23 de enero de 1958, fecha en que fue derrocado.
Una nueva Junta gobernó en este periodo, presidida por Wolfgang Larrazábal, quien renunció el 13 de noviembre de 1958 y fue sustituido por Edgar Sanabria.
El nuevo presidente constitucional fue Rómulo Betancourt (13 de febrero de 1959 al 11 de marzo de 1964). En esta última fecha tomó juramento Raúl Leoni y ejerció el poder hasta el 11 de marzo de 1969, cuando traspasó la banda presidencial a Rafael Caldera; éste presidió hasta el 12 de marzo de 1974. Su sucesor fue Carlos Andrés Pérez, cuyo periodo presidencial terminó el 12 de marzo de 1979 y comenzó el de Luis Herrera Campins. Por reforma de la Constitución, Herrera concluyó el 2 de febrero de 1984, cuando se inició el gobierno de Jaime Lusinchi. A continuación, Carlos Andrés Pérez es nuevamente elegido durante los comicios de diciembre de 1988. Su vuelta a la presidencia a partir de 1989 generó un periodo de gran inestabilidad política, pues se produjeron dos intentonas de golpe de Estado en 1992 (4 de febrero y 27 de noviembre); su mandato debía culminar en febrero de 1994, pero fue interrumpido.
El periodo de mandato del presidente Carlos Andrés Pérez se redujo considerablemente, pues se produjo en la historia venezolana el primer juicio a un presidente en ejercicio. El 12 de marzo de 1993, mientras el presidente Pérez presentaba ante el Congreso Nacional su mensaje anual, el fiscal general de la República, Ramón Escovar Salom, sorprendió con la introducción ante la Corte Suprema de Justicia de una demanda contra Pérez por malversación y peculado de partidas secretas. La Corte se reunió el 20 de mayo de 1993 y declaró que sí había indicios para enjuiciar al presidente; de acuerdo con la Constitución, Carlos Andrés Pérez fue suspendido de sus funciones públicas y se encargó de la primera magistratura el presidente del Senado, Octavio Lepage, en tanto el mismo Congreso designó a la persona que gobernaría el país con carácter de interino hasta la finalización del periodo que correspondía a Pérez, en caso de que el juicio no le fuera favorable y la sentencia se produjera antes del 2 de febrero de 1994. La sentencia condenatoria de la Corte se produjo el 30 de mayo de 1996, sin la agravante de peculado.
El presidente interino seleccionado por el Congreso fue el senador por Acción Democrática Ramón Velásquez, quien contó con los votos de AD y COPEI, más otros partidos minoritarios; prestó juramento el sábado 5 de junio de 1993.
En las elecciones de 1993 obtuvo de nuevo la presidencia Rafael Caldera, “autoexcluido” de COPEI, encabezando esta vez un nuevo partido, Convergencia, y apoyado por otras organizaciones como MAS, PCV y MIN. Caldera tomó posesión el 2 de febrero de 1994 para un periodo que debe concluir a los cinco años.
Mientras, Pérez, que había cumplido su condena de dos años de prisión domiciliaria, anunció su intención de regresar a la actividad política, lo cual se plasmó en marzo de 1997 con su fundación de un nuevo partido, el Movimiento de Apertura y Participación Nacional, compuesto por miembros independientes y por disidentes de Acción Democrática.
En abril de 1998 el Tribunal Superior de Salvaguarda del Patrimonio Público ordenó la detención de Carlos Andrés Pérez bajo la acusación de enriquecimiento indebido al desviar fondos públicos a cuentas bancarias conjuntas en el extranjero. Aunque dicha orden no significó su ingreso en prisión, debido a su avanzada edad, dificultó la elección de Pérez como senador por el estado de Táchira en los comicios legislativos previstos para el mes de octubre.
Las elecciones legislativas fueron el preludio de las presidenciales, celebradas en diciembre. El vencedor fue Hugo Chávez, el oficial que encabezó la rebelión de 1992, quien supo aglutinar (con un mensaje de corte nacionalista y populista) a un amplio sector de la población descontento con el sistema político vigente, caracterizado por la alternancia de los dos partidos tradicionales, la creciente corrupción y la crítica situación económica, que había originado enormes desigualdades sociales y el surgimiento de amplias bolsas de pobreza.
El presidente electo, que tomó posesión del cargo en febrero de 1999, tuvo entre sus prioridades más inmediatas la disolución del Congreso y la convocatoria de una Asamblea Constituyente que procediera a dotar al país de una nueva ley fundamental.
En los comicios a la Asamblea Constituyente, celebrados en julio de ese año y que registraron una abstención cercana al 53%, los seguidores de Chávez (pertenecientes al Polo Patriótico) lograron una amplísima mayoría que les permitió ocupar 120 de los 131 escaños electos. El constitucionalismo venezolano quedó modificado con la nueva Constitución impulsada por Chávez, aprobada por la Asamblea y ratificada por medio del referéndum que tuvo lugar el 15 de diciembre de 1999, con el 71,9% de los votos emitidos, si bien la participación no llegó al 46%. Al mismo tiempo que la población acudía a votar en el plebiscito, comenzaban unas gravísimas y dañinas inundaciones que produjeron cuantiosas pérdidas económicas y miles de muertos. La Constitución no sólo cambió el nombre del país (que pasó a llamarse desde su entrada en vigor República Bolivariana de Venezuela) sino que reforzó el poder presidencial, entre otras medidas significativas, como el mayor control estatal de la actividad económica o el de los medios de comunicación. Asimismo, el nuevo texto constitucional proclamó que su principal objetivo era el de “refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado”. Eliminado el Senado, el poder legislativo pasó a recaer en una única cámara, la Asamblea Nacional, elegida por sufragio universal.
El 30 de julio de 2000, en virtud del nuevo orden constitucional, se celebraron elecciones presidenciales y legislativas, cuyos resultados supusieron, respectivamente, la reelección de Chávez (que logró más del 55% de los votos emitidos) y la victoria por mayoría absoluta de su coalición, el Polo Patriótico. Chávez juró el cargo el 19 de agosto siguiente y anunció su decisión de afrontar una profunda transformación de las estructuras económicas y sociales del país. Para ello, y pese a gozar de mayoría en la cámara, solicitó a ésta nuevamente poderes legislativos especiales. El 7 de noviembre de 2000 la Asamblea Nacional aprobó la denominada Ley de Habilitación, que le facultaba para legislar por decreto durante un año en materias económica, social y de administración pública.
Así, en noviembre de 2001, su gobierno aprobó 49 decretos ley que originaron un fuerte movimiento de protestas vinculado en un principio a los sectores empresariales. Dicho paquete legislativo incluía, como más polémicas, la Ley Orgánica de Hidrocarburos (que incrementaba al 30% la tributación exigible a los inversores exteriores para las actividades de extracción petrolífera, y fijaba en el 51% la participación mínima del Estado en sociedades mixtas de este sector estratégico) y la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario (que posibilitaba la expropiación de latifundios). Ante esto, la Federación de Cámaras (Fedecámaras) de Comercio y Producción, secundada por la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y por los funcionarios, convocó un paro nacional de 12 horas, que tuvo lugar el 10 de diciembre de 2001. Durante febrero del año siguiente, las muestras de descontento con el gobierno de Chávez se extendieron a determinados sectores del Ejército, e incluso algunos miembros de este estamento pidieron públicamente la renuncia del presidente. La CTV convocó un nuevo paro general para el 9 de abril de 2002, que finalmente se convirtió en indefinido. La tensión alcanzó su máxima cota el 11 de abril, cuando, en el transcurso de una manifestación en Caracas, 15 personas murieron al dirigirse al palacio de Miraflores para pedir la dimisión de Chávez. Ante la violenta represión, un grupo de generales efectuó un comunicado público anunciando su intención de promover la renuncia del presidente. A las peticiones de dimisión se sumaron Pedro Carmona y Carlos Ortega (respectivos presidentes de Fedecámaras y CTV). Los hechos se precipitaron el día 12, desembocando en un golpe de Estado: el general Lucas Rincón, jefe de las Fuerzas Armadas, comunicó que Chávez había renunciado (quedando arrestado en el fuerte Tiuna y siendo más tarde trasladado a La Orchila), en tanto que Carmona, a petición del general Efraín Vásquez, asumió la presidencia de la República, disolvió los poderes públicos y afirmó que en el plazo de un año se celebrarían elecciones legislativas y presidenciales. Un día después reaccionaron los sectores sociales partidarios de Chávez, tanto civiles (los denominados Círculos Bolivarianos) como militares, propiciando en las siguientes 24 horas la asunción de la presidencia por Diosdado Cabello (vicepresidente de Chávez, al cual había permanecido leal), la dimisión de Carmona y el regreso de Chávez a Caracas para reasumir la jefatura del Estado.
Pero la tensión siguió creciendo y así, en octubre de 2002, se sucedieron una gran manifestación en Caracas de la oposición (agrupada en la llamada Coordinadora Democrática, que solicitaba la celebración de elecciones), otra de las fuerzas chavistas respaldando al presidente, un paro general de 12 horas (promovido por la Coordinadora, la patronal y la CTV), y un comunicado público de 14 militares opositores declarándose en desobediencia. La CTV y Fedecámaras convocaron a partir del siguiente 2 de diciembre una nueva huelga (la cuarta contra Chávez, esta vez indefinida), que definieron como 'paro cívico nacional' y que durante ese mes afectó incluso a Petróleos de Venezuela S. A. (PDVSA), uno de los pilares fundamentales de la economía del país, y que se prolongó durante 63 días. En febrero de 2003, ya finalizado, Carlos Fernández y Carlos Ortega, respectivos presidentes de Fedecámaras y CTV, fueron imputados como presuntos responsables de diversos delitos, entre ellos traición a la patria y rebelión civil.
Por iniciativa de la Coordinadora Democrática, a finales de noviembre de 2003, se desarrolló una campaña de recogida de firmas para poder convocar una consulta en la que los venezolanos se pronunciaran acerca de la posible destitución del presidente. La oposición recabó más de 2.400.000 (el 20% del censo electoral nacional, cifra requerida por el Consejo Nacional Electoral), y el referéndum revocatorio tuvo lugar el 15 de agosto de 2004. Los resultados (impugnados por la oposición, que consideraba que se había cometido un gran fraude por parte del gobierno) ratificaron a Chávez, ya que casi el 60% de los votantes se negó a dejar sin efecto su mandato. Durante ese mismo año 2004, Venezuela se incorporó al Mercosur en calidad de país asociado. Posteriormente, Chávez continuó materializando su programa político a través de disposiciones como la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión (aprobada en diciembre de 2004) o el decreto de enero de 2005 disponiendo el reparto de tierras de latifundio no cultivadas entre los campesinos más pobres (en virtud de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario de 2001).
En las elecciones legislativas del 4 de diciembre de 2005, el Movimiento V República de Chávez logró una amplia mayoría absoluta en la Asamblea Nacional en unos comicios caracterizados por el elevado índice de abstención y por la ausencia de algunos de los principales partidos de la oposición, que retiraron sus candidaturas al considerar que no se cumplían los requisitos inherentes a un proceso electoral plenamente democrático. Durante ese mismo mes, el Mercosur decidió admitir a Venezuela en su seno como miembro de pleno derecho.
En marzo de 2006, la Asamblea Nacional aprobó la reforma de la Ley de Bandera, Escudo, e Himno nacionales promovida por Chávez; como consecuencia de ello, Venezuela adoptó una nueva bandera con ocho estrellas, mientras que el escudo incorporaba el arco y flecha indígenas y el machete campesino, y se alteraba la disposición del caballo del cuartel inferior. En abril de ese año, Chávez anunció que Venezuela podría retirarse de la Comunidad Andina, al considerar ‘muerta’ esta entidad como consecuencia de los tratados bilaterales de libre comercio firmados por Colombia y el Perú con Estados Unidos. Durante ese mismo mes, Venezuela, Bolivia y Cuba signaron el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) en el marco de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), iniciativa de Chávez para contrarrestar el influjo del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) impulsada desde Washington. Poco después, en julio, Venezuela firmó el protocolo de su adhesión al Mercosur.
En las elecciones del 3 de diciembre de 2006, Chávez fue reelegido jefe del Estado para el periodo 2007-2013, al obtener el 63% de los votos (Manuel Rosales, candidato de unidad presentado por la oposición, recabó el 37 por ciento). El principal objetivo presidencial a partir de ese momento fue la construcción en Venezuela del ‘socialismo del siglo XXI’. Para ello, en agosto de 2007, Chávez presentó ante la Asamblea Nacional un proyecto de reforma de la Constitución de 1999, que, entre otros puntos, permitiría la reelección continua del presidente de la República (eliminando el límite de dos periodos) y ampliaría a siete años el mandato del jefe del Estado. Pero tal proyecto fue rechazado por los votantes en un referéndum celebrado el 2 de diciembre de ese año 2007. Poco después, en enero de 2008, el gobierno lanzó una nueva unidad monetaria, el ‘bolívar fuerte’, como medida para luchar contra la inflación.