Sudáfrica (nombre oficial en inglés, Republic of South Africa; en afrikáans, Republiek van Suid-Afrika, República de Sudáfrica), república situada en África meridional que limita por el norte con Namibia, Botsuana, Zimbabue, Mozambique y Suazilandia; por el este y sur con el océano Índico, y por el oeste con el océano Atlántico. Lesoto es un Estado independiente enclavado en la parte occidental del país. Sudáfrica tiene 1.219.090 km² de superficie.
El relieve de Sudáfrica está definido por una gran meseta que ocupa alrededor de dos tercios de la superficie total del país, donde es característico el veld. Esta meseta alcanza sus cotas más elevadas a lo largo del extremo suroriental, en Drakensberg, cordillera que forma parte de la gran cadena montañosa y que separa la meseta de las zonas costeras. La cumbre más elevada es el Castillo de Champagne (3.375 m).
Dentro de la meseta hay tres regiones destacadas: Veld Alto (High Veld), Veld Bajo (Bush Veld) y Veld Medio (Middle Veld). La primera, que abarca la mayor parte de la meseta y está por encima de los 1.500 m de altitud, se caracteriza por su terreno ligeramente ondulado; su límite septentrional está marcado por una estribación rocosa llamada Witwatersrand, en la que se localiza la ciudad de Johannesburgo. Por el norte de esta región se encuentra el Veld bajo o cuenca del Transvaal, atravesada por relieves rocosos y que se extiende de este a oeste hacia el río Limpopo; su altitud media es de 1.200 metros. La sección occidental de la meseta, conocida como Veld medio, también se caracteriza por estar inclinada en dirección oeste, y tiene un promedio de 915 m de altitud.
Entre el extremo de la meseta y la línea costera oriental y meridional, el terreno desciende hacia el mar en una serie de abruptas formaciones tabulares y escalones, el Gran Escarpe, que conforma de una forma especial la costa oriental. El escalón interior es un cinturón de terreno montañoso conocido como Uplands orientales, mientras que el exterior es una meseta de bajo relieve denominada Lowveld oriental. En la parte meridional, estos escalones arrancan desde el interior hasta la costa, formando mesetas conocidas como el Gran Karroo o Karroo central, el Pequeño Karroo o Karroo meridional (éste de menor altitud), y por último una llanura con poco relieve. La cadena montañosa de Swartberg se extiende entre el Gran Karroo y el Pequeño Karroo. Entre esta última zona y la llanura costera se extiende otra cadena montañosa conocida como Langeberg.
En la costa meridional, junto a Ciudad de El Cabo, se eleva el Table Mountain, un pico aislado con 1.086 m de altitud. En la costa suroccidental, el extremo de la meseta está conformado por una cadena de pliegues montañosos de carácter irregular en cuanto a forma y dirección, que penetra de un modo abrupto en la llanura costera. Al noroeste, Sudáfrica también comprende parte del desierto de Kalahari, así como, al oeste, una sección del desierto de Namibia.
Casi toda Sudáfrica goza de un clima templado. A excepción del extremo suroccidental, la mayor parte del país está bajo la influencia de los vientos alisios del este que soplan desde el océano Índico; vienen cargados de humedad y aportan unos 890 mm de las precipitaciones anuales de las Lowveld y las Uplands orientales, así como del distrito occidental de Drakensberg; la zona de Veld Alto recibe en promedio entre 380 y 760 mm de precipitaciones anuales, aunque este valor desciende rápidamente hacia el oeste. En la costa occidental apenas se recogen los 51 mm. La estación de lluvias se desarrolla entre octubre y abril. En las regiones más áridas de la meseta, la cantidad de agua recogida, así como el comienzo de la estación de lluvias, varía en gran manera de un año para otro. El extremo suroccidental está bajo la influencia de los vientos del oeste que se originan en el océano Atlántico; esta región recibe anualmente unos 560 mm entre junio y septiembre.
La temperatura en enero de Durban, situada en una meseta con poco relieve, en la costa nororiental, es de unos 24 ºC de promedio. En ese mismo mes en Johannesburgo, localizada en el interior, alcanzan una media de 19 ºC, pues aunque está más cerca del ecuador que Durban, goza de veranos más frescos debido a su localización en una zona de mayor altitud (1.670 m). La temperatura en enero de Ciudad de El Cabo, en la costa meridional, es de unos 20,6 ºC de promedio: esta zona está bajo la influencia de vientos fríos procedentes del Atlántico sur. El promedio diario en el mes de julio es de unos 17 ºC en Durban, de 9 ºC en Johannesburgo y de unos 12,2 ºC en Ciudad de El Cabo. Es raro que se produzcan precipitaciones en forma de nieve, aunque durante el invierno se dan heladas en las zonas más altas de la meseta y en las montañas.
Las especies autóctonas de Sudáfrica más características dentro de la clase de los mamíferos son el león, el elefante, la cebra, el leopardo, el papión, el hipopótamo y diversos antílopes; la mayor parte habita en cotos de caza; una de las más importantes reservas es la del Parque nacional Kruger, situado en el noreste del país a lo largo de la frontera con Mozambique, que cuenta con casi todas las especies salvajes autóctonas. Otro parque importante es el Gemsbok Kalahari, próximo a Cradock. Las especies de aves son abundantes, como el avestruz, el francolín, la codorniz y la pintada. Es muy corriente encontrar serpientes en todo el país y las aguas costeras albergan gran cantidad de peces.
Sudáfrica tiene una población (según estimaciones para 2008) de 43.786.115 habitantes, de los que aproximadamente el 75% son negros africanos, el 13,6% blancos, el 8,6% mestizos (llamados coloureds) y el 2,6% asiáticos. La población negra cuenta con nueve grupos étnicos: zulú, xosa, tswana, venda, sotho, ndebele, tsonga, suazi y pedi. Los zulúes constituyen el grupo más numeroso, con un 20% de la población total. Los blancos son en su mayoría descendientes de colonos británicos, holandeses, alemanes y franceses hugonotes (protestantes). La población de ascendencia holandesa, los afrikáners o bóers, forman alrededor del 60% de la población blanca. La población mestiza, que se concentra principalmente en las ciudades de la provincia de El Cabo, está compuesta sobre todo por descendientes de negros y afrikáners. Los asiáticos son mayoritariamente de ascendencia india y viven fundamentalmente en la provincia de KwaZulu-Natal; entre la población asiática se engloba un pequeño grupo de malayos residentes en las provincias de El Cabo.
Desde 1948 hasta los primeros años de la década de 1990, el gobierno de Sudáfrica practicó una política de fuerte segregación racial conocida como apartheid; su propósito era garantizar la dominación social y política de la minoría blanca sobre el resto de la población. Desde el primer asentamiento blanco en 1652, la segregación racial ha sido parte del modelo social y económico del país en un intento de los blancos por imponer lo que consideraban superioridad de su raza y su cultura. En el siglo XX, la segregación comenzó a ser un programa explícitamente formulado en toda Sudáfrica. La ley sobre las tierras nativas de 1913, que delimitaba las zonas rurales de residencia y propiedad para europeos y no europeos, fue una de las primeras manifestaciones de esta política segregacionista; esta ley y otras posteriores de 1936 establecían que la población negra (más del 75% de la población) fuera propietaria de sólo el 13% de la tierra. En 1960 fueron abolidos los pocos derechos políticos que poseían desde 1948. A principios de la década de 1970, el gobierno estableció diez bantustanes para negros, que fueron la principal residencia de estos grupos étnicos; cuatro de estos bantustanes se declararon independientes aunque prácticamente no gozaron del reconocimiento internacional, excepto el de Sudáfrica. A finales de la década de 1980 y principios de 1990, las presiones internas y externas obligaron al gobierno a desmantelar la base legal del apartheid.
La mayoría de población negra que se declara religiosa (45%) pertenece a las llamadas Iglesias independientes, que combinan elementos del cristianismo y de las religiones tradicionales africanas. Alrededor de un 30% de la población es cristiana protestante. La mayor parte de los afrikáners pertenecen a la Iglesia reformista holandesa, y casi la totalidad de los sudafricanos blancos que hablan inglés como lengua materna son anglicanos, metodistas, católicos o pertenecen a la Iglesia congregacionalista. En cuanto a la población asiática, la mayoría profesa el hinduismo o la religión musulmana; la población de origen judío asciende a 120.000 personas.
Hay 11 lenguas oficiales en Sudáfrica: afrikáans e inglés (ambas de origen europeo); zulú, xosa, suazi, ndebele (del grupo de la lengua nguni); sotho meridional, sotho septentrional y tsuana (todas del grupo de lengua sotho); tsonga; y venda. El afrikáans es una variante del holandés, y la primera lengua de casi todos los afrikáners, así como de una gran parte de la población no blanca. El inglés es utilizado como primera lengua por los blancos y también lo hablan algunos asiáticos y negros. La mayoría de la población negra, sin embargo, utiliza dialectos de las lenguas africanas.
Hasta la I Guerra Mundial (1914-1918), la economía suradricana estuvo basada principalmente en la minería (diamantes y oro) y en la agricultura. A partir de entonces, y en particular tras la II Guerra Mundial, en 1945, la industria se desarrolló rápidamente y hoy es un sector fundamental de la economía del país. El presupuesto nacional estimado para 2006 establecía unos ingresos de 81.199 millones de dólares y unos gastos de 77.496 millones. Sudáfrica pertenece a la Unión Africana (UA) y al Banco de Pagos Internacionales (BPI).
El rand, dividido en 100 céntimos, es la moneda oficial de Sudáfrica (6,80 rand equivalían a 1 dólar estadounidense en 2006). El Banco de Reservas Sudafricano (1920) es el único banco emisor de moneda, aunque el país cuenta con otros muchas entidades bancarias de comercio, de ahorro y de inversión. La Bolsa de Johannesburgo, fundada en 1887, desempeña un papel financiero muy importante.
En febrero de 1990, el gobierno de minoría blanca levantó las sanciones formuladas sobre las organizaciones políticas contrarias al apartheid y legalizó el Congreso Nacional Africano (ANC), dirigido, entre otros, por Nelson Mandela. El gobierno y el movimiento de liberación encabezado por el ANC entablaron negociaciones para desmantelar el régimen segregacionista y abrir el país a la democracia. En 1993 ambas partes acordaron fijar las primeras elecciones multirraciales de la historia de Sudáfrica para abril de 1994. Se formó un gabinete provisional encargado de supervisar las elecciones que permitirían la configuración de nuevos órganos de gobierno a escala nacional y provincial. Tras difíciles negociaciones, se estableció un periodo transitorio bajo una constitución provisional que estaría vigente hasta que se redactara una definitiva por el nuevo Parlamento, lo que sucedió en 1996, aunque entró en vigor en 1999. Las partes acordaron que en el nuevo gobierno quedaran también representadas las minorías parlamentarias, aunque no podían ejercer el veto a las decisiones de la mayoría gubernamental.
En 1652 llegaron los primeros colonos holandeses a una región próxima al cabo de Buena Esperanza, ocupada por los khoikhoi. La presión sobre este pueblo ganadero aumentó a medida que llegaban más holandeses y franceses hugonotes, de manera que en el siglo XVIII la mayor parte de los khoikhoi habían perdido ya sus tierras en favor de los nuevos colonos. La Colonia de El Cabo pasó a ser el puerto principal y lugar de paso en el comercio con las Indias Orientales. Los colonos, en su mayoría granjeros y ganaderos, eran conocidos como afrikáners, e inmediatamente desarrollaron su propia cultura y lengua (afrikáans). A principios de la década de 1770 tuvieron que hacer frente al avance bantú, que ya contaba con una tradición de 2.000 años. Los clanes nguni bantú se establecieron en la zona situada entre las montañas Drakensberg y el mar, mientras que los clanes sotho ocupaban el norte de la Colonia de El Cabo. A principios del siglo XIX, la competencia por las tierras provocó graves conflictos entre los clanes bantú, conocidos como Mfecane. Cientos de miles de personas murieron durante las guerras y los clanes como tales desaparecieron, con lo que la centralización dio lugar a la creación de numerosas naciones bantúes (como las suazi, zulú, xosa y sotho).
Las fuerzas británicas ocuparon la región de El Cabo entre 1795 y 1806. En 1814, cuando finalizaron las Guerras Napoleónicas, Gran Bretaña compró a los holandeses la Colonia de El Cabo por seis millones de libras. Después de 1820, miles de colonos británicos llegaron a Sudáfrica y solicitaron que se impusiera su legislación. El inglés pasó a ser lengua oficial en 1822, momento en que los khoikhoi contaron con la protección británica, y en 1833 la esclavitud quedó abolida. Sin embargo, estas medidas provocaron amargos recelos en los afrikáners y como resultado de ello tuvo lugar el Gran Trek, por el que miles de afrikáners se desplazaron hacia el norte y establecieron asentamientos a ambos lados de los ríos Orange, Vaal y Natal, desplazando a la tribu ndebele hasta orillas del río Limpopo y derrotando al pueblo zulú antes de que llegaran a establecerse en la zona. Los británicos pronto ocuparon el territorio bóer de Natal y lo convirtieron en posesión británica en 1843. Esto provocó que la mayor parte de los afrikáners abandonaran Natal y se dirigieran hacia el oeste y el norte, donde fundaron el Estado Libre de Orange y la República de Transvaal. Por su parte, los británicos invadieron las tierras xosa (a lo largo de la frontera oriental de El Cabo) provocando numerosas matanzas. El gobernador de la colonia, sir Harry Smith, obtuvo el control sobre el territorio del río Orange en 1848. Su política de expansión fue rechazada por el gobierno británico, aunque en 1852 se reconoció mediante acuerdos con los afrikáners la independencia de los territorios del Transvaal. A finales de la década de 1850, los territorios situados más allá del Vaal quedaron incorporados a la República de Transvaal. Hubo intentos para unificar esta república con el Estado Libre de Orange, aunque fueron del todo infructuosos; sin embargo, las dos repúblicas afrikáner mantuvieron una estrecha relación de colaboración en los años sucesivos.
En 1856, Natal fue convertida en colonia británica. En 1872, la Colonia de El Cabo recibió el autogobierno, lo cual significaba su autonomía excepto para asuntos de comercio y política exterior. Tras el descubrimiento de diamantes en 1867, los británicos iniciaron de nuevo su política expansionista por los territorios ocupados por los afrikáners, declarando Basutolandia (hoy Lesoto) protectorado de la corona en 1868, y anexionando Transvaal en 1877. Dos años más tarde, terminaba la amenaza zulú en Natal. Cuando los afrikáners se levantaron en armas contra la ocupación británica en 1881, las repúblicas bóers fueron declaradas independientes. En 1883 el líder afrikáner Paulus Kruger fue elegido presidente de la república de Transvaal.
El descubrimiento en 1886 de grandes depósitos de oro al sur de Transvaal, coincidió con la organización alemana del África del suroeste (hoy Namibia). La industria minera estuvo financiada por los británicos, y miles de mineros ingleses llamados uitlanders (‘extranjeros’), entraron en el Transvaal. Los británicos impidieron que las pretensiones expansionistas del presidente Kruger llegaran hasta Bechuanalandia (hoy Botsuana), anexionando la región que estaba bloqueada desde su incorporación como territorio alemán. Kruger se negó a otorgar los mismos derechos civiles a los uitlanders y aumentó los impuestos a las compañías extranjeras. Tras fallidos intentos para conseguir una unión aduanera con Transvaal, el financiero británico Cecil Rhodes, primer ministro de la Colonia de El Cabo, animó a los uitlanders a la revuelta de 1895, seguida de una pequeña invasión dirigida por Leander Starr Jameson. El asalto fue un desastre y aunque Rhodes se mantuvo al margen en todo momento, tuvo que dimitir como primer ministro.
Las relaciones entre la Colonia de El Cabo y las dos repúblicas afrikáner empeoraron después de que el estadista Alfred Milner fuera nombrado gobernador de El Cabo en 1897. En octubre de 1899 Kruger declaró la guerra; la Guerra Bóer amenazó la existencia de las repúblicas bóers; tras algunos éxitos iniciales, los afrikáners vieron como las fuerzas británicas ocupaban todos sus grandes centros urbanos a mediados de 1900; no obstante, continuaron manteniendo una costosa guerra de guerrillas hasta mayo de 1902. Según los términos del Tratado de Vereeniging (31 de mayo de 1902), la República de Transvaal y el Estado Libre de Orange se convertían en colonias de la corona británica. En 1906 y 1907, fueron dotadas de constituciones que les permitían el autogobierno. Por la South African Act de 1910 el Parlamento británico fundó la Unión Sudafricana, con las cuatro colonias (El Cabo, Natal, Transvaal y Estado Libre de Orange) como provincias. El Partido Sudafricano (o Partido Afrikáner) ganó las primeras elecciones, y el jefe del antiguo ejército bóer Louis Botha se convirtió en primer ministro. Como reacción a la política de su gobierno, en concreto la relativa a la apropiación de las tierras africanas, los líderes negros africanos organizaron en 1912 lo que finalmente sería el Congreso Nacional Africano (ANC).
Con el estallido de la I Guerra Mundial en 1914, Botha se comprometió a prestar su total apoyo a Gran Bretaña; tras aplastar en 1915 una insurrección encabezada por nacionalistas extremistas afrikáner (que simpatizaban con los alemanes), él mismo dirigió a las fuerzas sudafricanas que conquistaron el África del Suroeste alemana. En 1920 este territorio pasó a depender de la Sociedad de Naciones, que otorgó el mandato de su administración a la Unión Sudafricana.
Botha murió en 1919 y le sucedió en el cargo otro jefe militar probritánico Jan Christiaan Smuts. El Partido Nacional, fundado en 1914 por James Barry Hertzog, mantuvo en pie las reivindicaciones del nacionalismo afrikáner y de la supremacía blanca. Hertzog desbancó a Smuts en 1924, justo en el momento de una creciente militancia negra. Siguió siendo primer ministro hasta 1939, aunque durante la depresión económica de la década de 1930 gobernó apoyándose en el Partido Nacional Unificado, creado tras unirse las organizaciones de Hertzog y Smuts. La declaración de guerra de Gran Bretaña a Alemania en 1939, al comienzo de la II Guerra Mundial, provocó la escisión de este grupo. Hertzog intentó mantener la neutralidad de la Unión Sudafricana, pero fue sustituido como primer ministro por Smuts, y la Unión declaró la guerra a Alemania el 6 de septiembre de 1939. El sentimiento progermano entre los bóers no fue un inconveniente para aprobar el proyecto de ley. Todos los miembros de las fuerzas armadas de la Unión fueron voluntarios y su única acción militar tuvo lugar en el norte de África.
La discriminación contra los no blancos fue un rasgo inherente en la sociedad sudafricana desde el primer momento. Una de las cláusulas de la South African Act de 1910 explicitaba que la legislación para la población negra de las provincias debía permanecer inalterable y en el caso de que se cambiara, tendría que hacerse con los dos tercios de los votos parlamentarios. En la Colonia de El Cabo la población mestiza y sólo unos pocos negros africanos podían votar, lo cual era un derecho del que no disfrutaban las otras tres provincias. El líder indio Mahatma Gandhi, antes de la I Guerra Mundial, y durante un periodo de veintiún años, encabezó una lucha para conseguir los derechos civiles de los residentes indios (que habían sido traídos por los británicos para trabajar en las plantaciones de azúcar de Natal en 1860). A pesar de algunas concesiones por parte del gobierno (como la supresión de algunos impuestos exclusivos), la población india siguió conservando el rango de segunda clase después de la guerra.
Los negros sudafricanos tuvieron una categoría incluso inferior. Los negros de las ciudades vivían en zonas marginales y no tenían derecho de voto. No había sindicatos para ellos y los trabajos de tipo administrativo o técnico eran totalmente inaccesibles. Es más, el Partido Nacional acusó al primer ministro Smuts de permitir que los blancos se mezclaran con los negros. En las elecciones de 1948, el Partido Nacional encabezado por Daniel-François Malan consiguió una relativa victoria y comenzó a aplicar su duro concepto de eerbaare apartheid (segregación honorable), diseñado para separar las razas tanto en el ámbito económico como político, geográfico y social. Las huelgas y protestas por la consecución de los derechos políticos de los no blancos, derivadas de la II Guerra Mundial —inspiradas en parte por el movimiento de descolonización surgido en Asia y África—, animaron a las fuerzas racistas a tomar las medidas oportunas que atajaran cualquier nueva oposición al régimen. La posición del gobierno se fortaleció cuando el Partido Nacional se fusionó con el Partido Afrikáner en 1954. Malan, que contaba entonces con un fuerte apoyo parlamentario, introdujo numerosas leyes designadas para relegar a los no blancos a un rango inferior. En 1950 se aprobó una severa ley anticomunista (que relacionaba el comunismo con los cambios políticos, económicos y sociales generados por medios nada convencionales), y que consideraba el matrimonio mixto entre blancos y negros como un delito, además de establecer una educación distinta para los negros. Más drástica aún fue la Group Areas Act de 1950 que establecía que ciertas áreas quedaran reservadas a cada uno de los cuatro grupos raciales principales, que son los europeos (blancos), los bantú (negros), la población mestiza y los asiáticos. Estas leyes y el concepto de bantustán (nueva división administrativa) que denegaba a los negros el derecho a vivir en ciudades sin un permiso especial, fueron las bases del apartheid. Todos los negros quedaron asignados a determinadas zonas y además debían llevar pases especiales cuando entraran en las zonas de blancos que les estaban vetadas. El objetivo era crear bantustanes para negros. En respuesta a estas políticas tan severas, el ANC decidió adoptar una postura de fuerza a través de la desobediencia masiva de la población civil en el denominado ‘movimiento de desafío’. En ese momento apareció Nelson Mandela como líder principal de dicho movimiento.
En 1951, la Separate Representation of Voters Act fue aprobada por mayoría simple. Esta ley pretendía eliminar de los registros los nombres de los votantes de color de la provincia del Cabo de Buena Esperanza, renunciando a una política que había estado en vigor desde 1852. Sin embargo, este proyecto de ley fue declarado anticonstitucional por el Tribunal Supremo en marzo de 1952 porque había sido aprobado por menos de dos tercios de la mayoría necesaria para rectificar las leyes electorales. La legislación que daba poder al Parlamento para desautorizar al Tribunal Supremo quedó aprobada en mayo, pero también fue declarada anticonstitucional.
Malan se retiró en noviembre de 1954 y fue sucedido por otro dirigente del Partido Nacional, Johannes C. Strijdom, quien rápidamente eliminó los obstáculos legales para asentar aún más las bases del apartheid. Para asegurar el apoyo a su programa, se crearon otros seis tribunales supremos que atendían las cuestiones de carácter constitucional, lo cual fue aprobado en el Parlamento en mayo de 1955; el control nacionalista del Senado fue efectivo una vez que aumentaron sus miembros de 77 a 89, en las elecciones de noviembre. La Separate Representation of Voters Act fue nuevamente aprobada en 1956, momento en que entró en vigor. La población de color de El Cabo quedó privada del derecho a voto y el poder del Tribunal Constitucional fue muy limitado.
La Unión Sudafricana sufrió rechazo de las Naciones Unidas cuando intentó establecer su autoridad en África del Suroeste después de la II Guerra Mundial. Una comisión especial de las Naciones Unidas solicitó la investigación sobre discriminación racial en Sudáfrica al primer ministro Malan, pero fue desoída en repetidas ocasiones. En 1955 más de 2.000 ciudadanos de distintas etnias y razas se unieron para redactar la Carta de Libertad. Este documento, que proclamaba una Sudáfrica no racista, unificada y democrática, fue adoptado por el ANC como su declaración básica.
La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución en febrero de 1957 por la que las Naciones Unidas se encargaban de la administración de África del Suroeste. En octubre sancionó la creación de un comité que negoció con la Unión sobre la situación de este territorio. Tras la visita de varios miembros de las Naciones Unidas en mayo de 1962 (la primera visita permitida por Sudáfrica), la comisión investigadora solicitó acciones por parte de las Naciones Unidas para garantizar los derechos políticos de los residentes en la zona.
En junio de 1964, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenó el apartheid y ordenó estudiar el establecimiento de sanciones contra el país. La Asamblea General de las Naciones Unidas votó en 1966 la finalización del mandato sudafricano sobre África del Suroeste, llamada entonces Namibia, y el establecimiento de un consejo que asumiera responsabilidades sobre el territorio. Sudáfrica rechazó todas las acciones de la ONU y procedió a integrar el territorio en su propio sistema económico. En junio de 1971, el Tribunal Superior de Justicia dictaminó que la presencia de Sudáfrica en Namibia era ilegal. La situación entonces empezó a ser crítica cuando las guerrillas de la South West Africa People’s Organization (Organización del Pueblo de África del Suroeste, SWAPO), comenzaron a cruzar la frontera desde Angola para atacar objetivos en Namibia. Sudáfrica respondió atacando Angola y apoyando a los rebeldes de UNITA (Unión para la Independencia Total de Angola) que se oponían al gobierno marxista de Angola, que contó con el apoyo directo de tropas cubanas. La guerra se prolongó a lo largo de la década de 1980, hasta que la presión política y económica internacional obligó a Sudáfrica a tomar una actitud más conciliadora. Estados Unidos promovió conversaciones por la paz en diciembre de 1988, que finalmente concluyeron en 1990 con la independencia de Namibia.
Strijdom murió poco después de las elecciones de 1958, en las que los nacionalistas incrementaron sus escaños de 94 a 103. Fue sustituido por Hendrik Verwoerd, otro inflexible partidario de la segregación racial. La oposición negra a este movimiento, aunque no violenta, produjo numerosos incidentes y muchas muertes, especialmente en la masacre de Sharpeville en marzo de 1960 que acabó con 60 muertos y numerosos heridos. Después de estos acontecimientos, el gobierno declaró el estado de emergencia. Miles de negros fueron arrestados y sus partidos políticos —el ANC y el recién organizado Congreso Panafricanista (PAC)— fueron prohibidos.
El 5 de octubre de 1960, un referéndum decidió que la Unión Sudafricana se convirtiera en república. En las elecciones generales del 18 de octubre, el Partido Nacional de Verwoerd mantuvo el poder. El 31 de mayo de 1961 el país quedaba oficialmente establecido como República de Sudáfrica y aprobada su separación de la Commonwealth.
En 1962 el gobierno determinó mantener la segregación y se aprobó la denominada Ley de Sabotaje, que ilegalizaba a la mayoría de las organizaciones opositoras. El ANC y el PAC decidieron organizar grupos de resistencia armada al régimen. En 1964 Mandela fue acusado de sabotaje y traición, por lo que fue sentenciado a cadena perpetua. Las elecciones de marzo de 1966 aumentaron la mayoría del Partido Nacional, pero en septiembre Verwoerd fue asesinado. Su sucesor Balthazar J. Vorster continuó con la política de apartheid.
Como parte de su estrategia para dividir a la mayoría negra, el gobierno determinó, durante la década de 1960, establecer el autogobierno en diez bantustanes o territorios de nativos negros: Bophuthatswana, Ciskei, Gazankulu, Kangwane, Kwandebele, Kwazulu, Lebowa, Qwaqwa, Transkei y Venda; aunque recibieron el apelativo de autogobiernos, estos territorios fueron en realidad completamente dependientes del gobierno nacional. Sin embargo, solamente el 13% de la tierra quedó para los bantustanes, que no podían sustentar al 75% de la población de todo el país. Así, una gran parte de la población negra continuó viviendo en ‘zonas para blancos’ además, la inmensa mayoría de la población que vivía en los bantustanes se trasladó a las zonas de blancos sólo por razones de trabajo. Esta política gubernamental finalmente culminó con la concesión de la ‘independencia’ de Transkei, Bophuthatswana, Ciskei y Venda entre 1976 y 1981. La comunidad internacional, no obstante, denegó el reconocimiento de esos territorios ‘independientes’. El más populoso de todos los bantustanes fue Kwazulu, y su jefe Gatsha Mangosutu Buthelezi, optó por trabajar dentro de la estructura del apartheid, presidiendo un territorio de ‘autogobierno’. A través del Partido de la Libertad Inkatha, formado en 1975, Buthelezi consiguió promover el nacionalismo zulú.
En 1975 —fecha en la que se crearon gobiernos revolucionarios en las antiguas posesiones portuguesas de Angola y Mozambique tras proclamar su independencia— Estados Unidos comenzó a presionar a Sudáfrica para que cambiara su política. Vorster se comprometió a suavizar su apoyo gubernamental al régimen de minoría blanca de Rhodesia, pero la política de apartheid no se alteró. En junio de 1976, la policía irrumpió cuando 10.000 estudiantes protestaban en Soweto, cerca de Johannesburgo, por la imposición de la lengua afrikáans además del inglés como asignatura obligatoria en las escuelas y provocó nuevas muertes entre los manifestantes. Aunque las peticiones fueron ignoradas, las protestas desencadenaron reivindicaciones aún más serias entre la población negra, y Soweto fue objeto de disturbios, incendios y muertes que más tarde se extendieron a otras zonas de población de color. En 1977 aún continuaba el desasosiego por las medidas represivas de la policía que culminaron en septiembre cuando Stephen Biko, fundador del Movimiento de Conciencia Negra, murió por haber sido objeto de malos tratos por parte de la policía.
El primer ministro Vorster dimitió en 1978. Su sucesor Pieter Willem Botha continuó con la política de bantustanes para negros pero evolucionó hacia reformas constitucionales que reforzaban la presidencia y al mismo tiempo permitían a la población mestiza y a los indios formar parte del Parlamento. La nueva Constitución que entró en vigor en 1984 denegaba todavía cualquier participación negra en el proceso político excepto en los bantustanes. Esta exclusión exacerbó aún más la oposición promovida por el ANC en alianza con el Frente Democrático Unido (UDF) en los municipios para negros. El gobierno respondió con la declaración del estado de emergencia y con la imposición de duros controles en julio de 1985. Los enfrentamientos entre la población negra y la policía en los años siguientes provocaron cientos de muertes, cuyo número aumentó tras los enfrentamientos que tuvieron lugar entre el Partido de la Libertad Inkatha y los seguidores del ANC, especialmente en Natal.
A mediados de la década de 1980, Estados Unidos y la Comunidad Europea (actual Unión Europea) impusieron sanciones económicas a Sudáfrica. Tras la presión diplomática, provocada por el rechazo internacional al apartheid, Botha fue obligado a iniciar el lento desmantelamiento de la legislación segregacionista; en ello tuvo también influencia la creciente oposición interior, y la derrota de las tropas sudafricanas en Angola en 1988 ante las tropas angoleñas y cubanas. La decisión de acabar con el apartheid provocó que muchos blancos abandonaran los partidos conservadores. Consciente de su débil salud, dimitió en 1989. Frederik W. de Klerk continuó la política de progresiva supresión del apartheid. En su llamada a una negociación de los problemas políticos y raciales de Sudáfrica en febrero de 1990, De Klerk puso fin a la ilegalización del ANC que duraba ya 30 años y puso en libertad a su líder Nelson Mandela. El proceso de negociación fue largo y difícil. El Partido Nacional de De Klerk estaba poco dispuesto al principio a transferir el control del país a la mayoría negra e intentó por todos los medios instituir un poder de veto minoritario sobre las decisiones mayoritarias. El ANC organizó huelgas generales y otras protestas no violentas para intentar obligar a los nacionalistas a cambiar su posición sobre este último punto. Finalmente, se alcanzó un acuerdo el 13 de noviembre de 1993. Este acuerdo prometía instituir en Sudáfrica un régimen democrático no racial ni sexista, y basado en el principio de “una persona, un voto”. Las primeras elecciones libres de la historia de Sudáfrica se celebraron del 26 al 29 de abril de 1994. El ANC obtuvo una clara victoria y Mandela fue elegido como el primer presidente negro del país el 10 de mayo de 1994. En junio de ese año, Sudáfrica volvió a ingresar en la Commonwealth.
Pese a que toda la legislación elaborada durante la etapa del apartheid, Sudáfrica siguió siendo un país de grandes contradicciones. El gobierno de Mandela hubo de hacer frente al desafío de reestructurar la economía redistribuyendo los beneficios obtenidos, facilitando la construcción de viviendas y la prestación de servicios sanitarios y promoviendo la generación de empleo y el desarrollo educativo. Otro reto al que tuvo que enfrentarse fue el relacionado con las numerosas denuncias de violación de los derechos humanos y otras atrocidades llevadas a cabo cometidas por el anterior régimen racista.
En un intento por esclarecer todos estos acontecimientos pasados sin polarizar aún más a la sociedad sudafricana, el gobierno aprobó en julio de 1995 la creación de la denominada Comisión de la Verdad y la Reconciliación, integrada por 17 miembros y presidida por el arzobispo Desmond Tutu. Se intentaba de este modo promover la unidad y la reconciliación nacional de Sudáfrica a través una comisión que debía examinar los 33 años de régimen segregacionista y las atrocidades por él cometidas.
El 15 de abril de 1996 la Comisión inició sus sesiones de trabajo con el propósito de reunir e investigar las versiones aportadas por quienes fueron víctimas en el periodo comprendido entre 1960 y 1994, con el fin de considerar la posibilidad de una amnistía para quienes confesaran su participación en tales actos, así como realizar recomendaciones relativas a las reparaciones a las víctimas. La Comisión fue creada con la esperanza de que ello facilitara la cicatrización de las heridas abiertas por el apartheid y evitara la repetición de tales hechos.
Numerosas personas en Sudáfrica, no obstante, eran partidarias de castigar a los responsables de aquellos crímenes, por lo que los objetivos confesos de reconciliación y amnistía de la Comisión fueron una fuente de controversia. La exposición de atrocidades puso de manifiesto toda la crueldad del régimen racista. Así, un antiguo jefe de la policía sudafricana reconoció que había ordenado la realización de actos de terror con el conocimiento y aprobación del entonces presidente Botha y su gabinete. De igual modo, las actividades del ANC fueron examinadas por los miembros de la Comisión.
Los parlamentarios de la República de Sudáfrica redactaron un nuevo texto constitucional en mayo de 1996. El ultraderechista Frente de la Libertad, que buscaba establecer un “hogar afrikáner”, se abstuvo durante su aprobación en el Parlamento. Por su parte, los representantes del Partido de la Libertad Inkatha no participaron en la sesión aprobatoria ya que sus demandas en pos de una mayor autonomía para las provincias no fueron atendidas durante el proceso de la redacción del borrador constitucional. La nueva Constitución democrática, que entró en vigor en 1999 reemplazando a la establecida con carácter interino durante el periodo de transición, excluía cualquier tipo de discriminación por raza, género, edad u orientación sexual, a la vez que abolía la pena de muerte.
Un día después de que el Parlamento aprobara la nueva Constitución, el Partido Nacional decidió retirarse del gobierno. El partido derechista sostuvo que el nuevo texto no contemplaba la compartimentación de poder en el nivel ejecutivo ni ninguna forma de toma de decisión conjunta. El PN confiaba, además, que su salida del gobierno y el proceso de renovación interna iniciado le permitirían convertirse en el principal partido de oposición.
En septiembre de 1996 el Tribunal Constitucional no dio su aprobación al nuevo texto constitucional, ya que no resolvía lo estipulado en la Constitución interina relativa al papel de los gobiernos provinciales. El Tribunal dictaminó que la ley fundamental que ahora se intentaba promulgar daba a las nueve provincias una capacidad de autogobierno sustancialmente menor que la prevista por la Constitución interina. A finales de ese año los miembros de la Asamblea Constitucional redactaron un nuevo borrador que incluyó los requerimientos hechos por el Tribunal Supremo; finalmente, la versión definitiva fue aprobada por el Parlamento en el mes de diciembre.
En agosto de 1997 De Klerk abandonó la presidencia del Partido Nacional, cargo en el que fue sustituido un mes después por Marthinus van Schalwik. De igual modo, a finales de 1997, Nelson Mandela dimitió como presidente del ANC, al frente del cual se situó Thabo Mbeki. Mandela, que había anunciado en 1996 su negativa a presentarse para un segundo mandato presidencial, propuso a Mbeki como candidato a las elecciones previstas para 1999, en las que se elegiría nuevo Parlamento y nuevo jefe de Estado.
Mientras, en noviembre de ese mismo año, la Comisión de la Verdad y la Reconciliación inició las vistas orales públicas. Entre los llamados a declarar se encontraba Winnie Mandela, ex mujer del presidente sobre la que pesaban graves acusaciones de haber promovido la violencia a través de sus fanáticos seguidores, el ex presidente Pieter Willem Botha y el máximo dirigente de Inkatha, Mangosuthu Buthelezi.
Un año después se concluyó el informe. Desde sectores del Congreso Nacional Africano, de Inkatha y de la derecha blanca se intentó bloquear la difusión de las conclusiones de la Comisión, en las que se hacían duras acusaciones contra quienes habían quebrantado los derechos humanos en cualquiera de sus formas. Finalmente, y gracias al respaldo de Mandela, el informe —de 3.500 páginas y basado en el testimonio de 21.000 testigos y las investigaciones sobre 31.000 casos de violaciones de los derechos humanos— salió a la luz, pese a que una quincena de nombres de implicados en la violación de derechos humanos hubieron de ser eliminados de la versión final alegándose para ello “razones técnicas”.
De acuerdo con los principios fundacionales de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, sólo serían amnistiados quienes hubieran comparecido ante la Comisión para confesar sus delitos y hubieran abjurado de sus actos criminales.
La mayor parte de la responsabilidad se atribuyó al gobierno del Partido Nacional, que ejerció su hegemonía entre 1948 y 1994 estableciendo un sistema criminal. Pero ni el Congreso Nacional Africano de Nelson Mandela ni otras organizaciones menos conocidas escaparon a la condena.
El entonces vicepresidente Mbeki, que ejercía las funciones de presidente del ANC desde la renuncia de Mandela, presentó una querella contra el informe de la Comisión, pese a lo cual Mandela dio su visto bueno, determinante, a las conclusiones del mismo. De este modo quedaban de manifiesto las grandes diferencias entre los distintos sectores y personalidades del principal partido sudafricano. No obstante, Mandela mantuvo su respaldo a Mbeki como candidato para sucederle al frente de la presidencia de la República.
En los comicios, celebrados el 2 de junio de 1999, el ANC logró una victoria aplastante sobre sus inmediatos seguidores, el Partido Democrático, el Partido de la Libertad Inkatha y el Nuevo Partido Nacional. De este modo (en Sudáfrica el jefe de Estado es nombrado por el Parlamento para un periodo de cinco años), Mbeki se aseguró su elección como nuevo jefe de Estado del país africano. De igual forma, en las elecciones del 14 de abril de 2004, el ANC se impuso de forma rotunda (recibió casi el 70% de los votos y logró 279 escaños) y Mbeki fue reelegido presidente por la Asamblea Nacional.