Ruanda (nombre oficial en francés, République Rwandaise; en kinyarwanda, Republika y’u Rwanda; en inglés, Republic of Rwanda, República de Ruanda), república situada en la parte oriental del centro de África; limita, al norte, con Uganda; al este, con Tanzania; al sur, con Burundi y, al oeste, con el lago Kivu y la República Democrática del Congo. Ocupa 26.338 km² de superficie.
La parte central de Ruanda se halla ocupada por una meseta irregular de 1.700 m de altitud. Al este, en dirección a la frontera con Tanzania, el terreno desciende hasta una serie de lagos pantanosos a lo largo del río Kagera. Al oeste de la meseta, se eleva un sistema montañoso cuyo promedio altitudinal es de 2.740 m, y que separa las cuencas hidrográficas entre los sistemas fluviales del Nilo y el Congo. En la parte septentrional de estos montes se hallan los volcanes Virunga, donde se encuentra el Karisimbi (4.507 m), la cima más elevada. Al oeste de los montes, la altura disminuye a 1.460 m en la región del lago Kivu.
Ruanda tiene tres estaciones características. Una breve estación seca que se da en enero; la principal estación de lluvias, que dura desde febrero hasta finales de mayo, y otra estación seca de mayo a finales de septiembre. La precipitación presenta un promedio de 787 mm, cifra que se eleva de forma considerable en las regiones montañosas del oeste y noroeste. Las temperaturas varían en función de la altitud. La temperatura diaria en la región del lago Kivu es de 22,8 ºC de promedio. Al noroeste de los montes se producen heladas nocturnas.
Los bosques, abundantes en otro tiempo, están reducidos hoy a pocas zonas al oeste de los montes y de la región del lago Kivu. Las especies predominantes son el eucalipto, la acacia y las palmeras de aceite. La vida animal de esta región está protegida en el Parque nacional de Kagera, en el que viven elefantes, hipopótamos, cocodrilos, facóqueros, leopardos, antílopes y ardillas voladoras.
Los principales recursos minerales son la casiterita (mineral de estaño), el tungsteno, el berilio y el oro. Actualmente las grandes reservas de gas natural descubiertas cerca de la frontera con la República Democrática del Congo están en proceso de explotación.
La población de Ruanda es rural en un 78%. La mayoría de los habitantes viven en núcleos familiares dispersos por la región montañosa. La población está formada por tres grupos étnicos: los hutus (cerca del 90%), cuya lengua es el bantú; los tutsis (9%), destacados criadores de ganado, y los twa (1%), pueblos pigmeos y presuntamente habitantes originales de la región. Los idiomas oficiales son el kinyarwanda, una lengua bantú, y el francés. El 48% de la población es católica y un 9% protestante; cerca de un 34% es animista o profesa cultos tradicionales y un 9% de los ruandeses son musulmanes.
Ruanda está dividida en diez prefecturas, cada una de las cuales es administrada por un prefecto nombrado por el presidente. Las principales ciudades son Kigali, la capital, que tiene una población (2003) de 656.000 habitantes, y Butare (1991), 43.400 habitantes.
Ruanda tiene una economía de subsistencia. El producto interior bruto en 2006 era de tan sólo 2.494 millones de dólares, lo que suponía una renta per cápita de 263,50 dólares. El país sufre de erosión de suelos, sequías y en consecuencia, hambre, lo que hace que dependa en gran medida de la ayuda exterior, ante todo de Bélgica. La producción anual de electricidad en 2003 era de 98 millones de KWh, cuya práctica totalidad se generaba en instalaciones hidroeléctricas. El presupuesto anual en 1993 demandó 476,4 millones de dólares en concepto de gastos corrientes y desarrollo.
La mayoría de la población de Ruanda vive de una agricultura de subsistencia. El principal cultivo industrial es el café arábigo, del cual 21.000 t se produjeron en 2006. Otros cultivos de exportación son el té, el peltre, y además el plátano, el sorgo, la yuca, la batata y las judías (frijoles). La cabaña ganadera totaliza 1.339.740 cabezas de ganado caprino, 1.004.100 de ganado vacuno, 464.330 de ovino y 346.922 de porcino. Debido a la práctica excesiva del pastoreo, el gobierno está intentando introducir métodos modernos de cría y alimentación del ganado.
La unidad monetaria es el franco de Ruanda, compuesto de 100 céntimos (551,70 francos ruandeses equivalen a un dólar estadounidense en 2006). El Banco Nacional de Ruanda (1964) es el banco emisor. Los principales productos exportados, el café, el té y la casiterita, se transportan en barco a Alemania, principalmente, y a otros países de la Unión Europea (UE). Entre los importados, sobre todo de Bélgica, Kenia, Francia y Japón, destacan los vehículos, combustibles, textiles y maquinaria. La actividad anual de exportación obtuvo unos beneficios de 50,4 millones de dólares en 2003, mientras que la de importación costó 261 millones de dólares.
Según la Constitución aprobada en 1978, el único partido político legal era el Movimiento Revolucionario Nacional para el Desarrollo, dominado por los hutus. El poder ejecutivo residía en el presidente, el cual era asistido por un consejo de ministros designado. El poder legislativo descansaba en el Consejo Nacional del Desarrollo, electo. Una nueva Constitución, promulgada en 1991, estableció un sistema democrático de partidos, en el que los mandatos presidenciales eran limitados, y los poderes ejecutivo, legislativo y judicial eran independientes.
Esta situación se quebró con la guerra civil de 1994, tras la cual se constituyó un gobierno dominado por el Frente Patriótico de Ruanda (FPR, tutsi). Éste prohibió los partidos políticos involucrados en los procesos incoados por su participación en las masacres perpetradas durante la guerra civil. En noviembre de 1994, como parte de un programa de transición de cinco años para volver a una situación de poder civil, el FPR formó la Asamblea Nacional de Transición, multipartidista. Sin embargo, en 1999 el gobierno declaró que las tensiones interétnicas eran aún demasiado agudas como para celebrar elecciones, y prorrogó la etapa de transición para un nuevo periodo quinquenal. En mayo de 1995 la Asamblea adoptó un nuevo texto constitucional basado en el de 1991.
En 2003, fue aprobada una nueva Constitución, que contemplaba la existencia de una Cámara de Diputados (con 80 miembros) y un Senado (con 26), y fijaba en siete años el mandato del presidente.
Los primeros pobladores conocidos de Ruanda fueron los twa. Los hutus, procedentes probablemente de la cuenca del río Congo, se habían asentado en el siglo XV, cuando los tutsis, procedentes del norte, conquistaron la región. En la sociedad de tipo feudal impuesta por los tutsis, los hutus fueron reducidos a una casta de siervos sometida y económicamente dependiente de la nobleza tutsi. El sistema de castas se mantuvo de forma muy rígida y el matrimonio entre miembros de cada una de ellas era muy infrecuente. Sus mwamis (soberanos) llegaron a ser los monarcas absolutos de la región. La situación en el actual territorio de Burundi era básicamente similar a la descrita.
El primer europeo que llegó a la región fue, en 1858, John Hanning Speke. Posteriormente, ya en la década de 1880, este espacio fue recorrido por exploradores alemanes, al tiempo que eran fundadas diversas misiones católicas. En la Conferencia de Berlín (1884-1885), los territorios de Ruanda y Burundi (entonces llamada Urundi), así como de Tanzania, configuraron la denominada África Oriental Alemana. Los soberanos indígenas mantuvieron buenas relaciones con las autoridades coloniales alemanas, al igual que con las de Bélgica, que ocupó el área durante la I Guerra Mundial (1914-1918). En 1919, finalizada ésta, se constituyó Ruanda-Urundi, que quedó bajo administración belga en calidad de mandato. Cuando concluyó la II Guerra Mundial (1939-1945), fue uno de los territorios coloniales que pasaron a estar administrados por el Consejo de Tutela de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en calidad de fideicomisos.
A medida que la conciencia política crecía entre los africanos tras la II Guerra Mundial, los hutus incrementaron sus protestas por la desigualdad política y social existente en Ruanda. En 1959 el antagonismo entre los tutsis y los hutus desembocó en el estallido de conflictos raciales. Un año después, el soberano tutsi huyó del país, seguido por 200.000 miembros de dicha etnia. En enero de 1961 fue proclamada la república y en septiembre de ese mismo año se celebraron elecciones, en las cuales triunfó el Partido Parmehutu (Partido del Movimiento de Emancipación del Pueblo Hutu), que obtuvo una gran mayoría de los escaños de la Asamblea Nacional. Esta cámara votó de inmediato contra la restauración del monarca.
Siguiendo las recomendaciones del Consejo de Tutela de la ONU, Bélgica otorgó a Ruanda la independencia el 1 de julio de 1962. El primer presidente fue Grégoire Kayibanda, líder del Parmehutu. Este partido, que pasó a llamarse Movimiento Democrático Republicano (MDR), volvió a ganar las elecciones de 1965 y 1969, que supusieron sendas reelecciones de Kayibanda como jefe del Estado.
En 1963 algunos exiliados tutsis regresaron a Ruanda en forma de ejército revolucionario rebelde. El intento de invasión fracasó y provocó una masacre de tutsis a manos de los hutus, lo que motivó una escalada de la violencia, caracterizada por constantes conflictos interétnicos. De forma simultánea, miles de hutus procedentes de Burundi buscaron refugio en Ruanda, huyendo de la situación que sufrían como consecuencia del régimen tutsi implantado en aquel país. En julio de 1973, el ministro de Defensa, el general Juvenal Habyarimana, dirigió un sangriento golpe de Estado que derrocó a Kayibanda. Habyarimana, hutu del norte, acusó a Kayibanda de haber favorecido los intereses de los hutus del sur y de tratar de monopolizar el poder. Tanto el Parlamento como el MDR fueron disueltos tras el golpe. La actividad política continuó en 1975 con la formación de un nuevo partido gubernamental, el llamado Movimiento Revolucionario Nacional para el Desarrollo (MRND). En 1978 fue aprobada una nueva Constitución y Habyarimana fue confirmado en el cargo para los siguientes cinco años. Después de frustrar otro intento golpista en 1980, Habyarimana resultó reelegido sin oposición en 1983 y en 1988. En 1990, Bélgica y varios países centroafricanos enviaron tropas a Ruanda para oponerse a la sublevación protagonizada por el Frente Patriótico de Ruanda (FPR), que integraban exiliados tutsis y hutus moderados, procedentes de Uganda. En 1991 entró en vigor un nuevo texto constitucional que establecía un sistema de democracia multipartidista; asimismo, fue designado un primer ministro que estuviera al frente de un gobierno de transición que organizara las elecciones previstas para 1995. Asimismo, en 1991, el MRND se convirtió en el Movimiento Republicano Nacional para la Democracia y el Desarrollo.
En abril de 1994, muy poco después de finalizar las negociaciones de paz con el FPR (favorecedor de los intereses tutsis), Habyarimana y el presidente de Burundi, Cyprien Ntaryamira, fallecieron en un misterioso accidente aéreo que generó numerosas sospechas y suspicacias. La muerte de Habyarimana provocó una oleada de violencia étnica, que hizo que el secretario general de la ONU, Butros Butros-Gali, acusara al Ejército de Ruanda de perpetrar actos de genocidio contra el pueblo tutsi. Durante los siguientes meses, se estima que entre 500.000 y 1.000.000 de ruandeses tutsis fueron masacrados. Las tropas del FPR iniciaron seguidamente una ofensiva sobre Kigali, y el país ingresó en una situación de auténtica guerra civil. En junio, el gobierno francés envió un contingente de 2.500 hombres a Ruanda para establecer una zona de seguridad en la parte suroeste del país. Pero los intentos por alcanzar un alto al fuego no tuvieron éxito y las fuerzas del FPR se dispusieron para un asalto final.
Tras tomar Kigali, las tropas del FPR empezaron a presionar al Ejército de Ruanda y a los civiles hutus al noroeste, hacia la frontera de Ruanda con Zaire. Ante su inexorable avance, a mediados del mes de julio cerca de 1,2 millones de ruandeses habían huido a Zaire, estableciendo inmensos campos de refugiados alrededor de la ciudad de Goma. La comunidad internacional se movilizó ante estos hechos, pero sus esfuerzos por ayudar a los refugiados no lograron impedir el desabastecimiento y la aparición de enfermedades epidémicas. Aunque se llegó a declarar el alto el fuego, y pese a que muchos refugiados querían regresar a Ruanda, muchos de ellos, en especial los hutus, temían las previsibles persecuciones que podrían sufrir por parte de FPR.
En julio de 1994 se constituyó un gobierno respaldado por el FPR, y un hutu moderado, Pasteur Bizimungu, accedió a la presidencia. A principios de agosto, se calculó que alrededor de una cuarta parte de la población estimada antes de la guerra (10.186.063 habitantes en 1990), había muerto o abandonado Ruanda.
El ex presidente estadounidense Jimmy Carter promovió un encuentro en El Cairo (Egipto) en noviembre de 1995, para abordar el problema de los refugiados ruandeses. Asistieron los presidentes de Burundi, Ruanda y Zaire, así como un representante de Tanzania, y se alcanzó un acuerdo para que los refugiados pudieran retornar a Ruanda. A lo largo de los siguientes meses, grandes grupos de personas iniciaron el regreso desde Burundi y Tanzania, pero muy pocas lo hicieron desde Zaire. La misión de la ONU en Ruanda finalizó en marzo de 1996.
En 1996, más de un millón de refugiados ruandeses, la mayor parte de la etnia hutu, permanecían en los campos de Zaire. La guerra civil que estalló en este país a finales de ese año reveló que en ellos existía un pequeño porcentaje de milicianos hutus. Éstos, posiblemente los mismos que dirigieron o participaron en las masacres de tutsis de 1994, utilizaban los inmensos campos de refugiados para esconderse mientras organizaban incursiones armadas en el interior de Ruanda con el objetivo de derribar al gobierno del FPR. Los refugiados hutus continuaron en los campos, tanto por temor a las posibles represalias tutsis, como por miedo a las propias milicias hutus. Éstas (apoyadas por el régimen zaireño de Mobutu Sese Seko) chocaron en numerosas ocasiones con los rebeldes tutsis de Zaire (sustentados desde Ruanda y que constituían, a su vez, el principal contingente de la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo-Zaire, liderada por Laurent-Désiré Kabila) en el entorno del lago Kivu y en la frontera entre ambos países.
En octubre y noviembre de 1996, los rebeldes tutsis zaireños derrotaron a las milicias hutus en diversos campos de refugiados fronterizos. Aproximadamente 800.000 ruandeses regresaron a sus hogares, pero varios centenares de miles siguieron en Zaire. A medida que la guerra civil se extendía en este país, y los rebeldes conquistaban territorio y avanzaban hacia la capital, los refugiados ruandeses se veían forzados a desplazarse hacia el oeste, en lo más profundo de las selvas zaireñas. Cuando la guerra civil finalizó en Zaire en mayo de 1997 (con el derrocamiento de Mobutu Sese Seko y la victoria de las fuerzas de Kabila, que se convirtió en presidente del país, rebautizado de forma inmediata como República Democrática del Congo), decenas de miles de refugiados ruandeses habían muerto, víctimas de la guerra, las enfermedades o el hambre.
En noviembre de 1994, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó la constitución, en la ciudad de Arusha (Tanzania), del Tribunal Penal Internacional para Ruanda. Éste entró en funciones en 1996, y en 1997 comenzaron los procesos contra las personas acusadas de haber cometido, entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 1994, violaciones de la ley internacional (genocidio) en Ruanda o en los países vecinos, durante el conflicto interétnico entre tutsis y hutus. De forma simultánea, el gobierno ruandés del FPR inició sus propios juicios, que involucraron a más de 120.000 personas acusadas de los crímenes relacionados con las masacres de 1994. Mientras tanto, en 1997, Ruanda se vio de nuevo sacudida por episodios de violencia interétnica. Las guerrillas hutus, que presumiblemente regresaban de Zaire amparadas en la avalancha de refugiados de su misma etnia desde finales de 1996, perpetraron matanzas de tutsis en una serie de ataques realizados en 1997.
En agosto de 1998, las mismas tropas de tutsis banyamulenges que, apoyadas desde Ruanda y Uganda, habían llevado al poder a Kabila en la República Democrática del Congo se rebelaron y dieron un frustrado golpe de Estado en este país. El orden de fuerzas en presencia se invirtió, y Kabila promovió a su vez las acciones de las milicias hutus en territorio ruandés. Por ello, Ruanda desplegó a un número aproximado de 20.000 efectivos militares en la frontera oriental congoleña, iniciándose un nuevo conflicto armado que enfrentaba a los dos estados e implicaba a todas las fuerzas presentes en la región africana de los Grandes Lagos.
En marzo de 2000, el presidente de Ruanda, Bizimungu, dimitió al entrar en conflicto con el FPR acerca de la composición de un nuevo gobierno. Fue sucedido en la presidencia por Paul Kagame, hasta entonces vicepresidente y ministro de Defensa. Antiguo jefe de las fuerzas rebeldes del FPR, y considerado el líder político real del país, se convirtió en el primer presidente tutsi de Ruanda desde su independencia. El 30 de julio de 2002, Kagame y Joseph Kabila (hijo de Laurent-Désiré Kabila, que tras el asesinato de éste en 2001 le había sustituido en la presidencia de la República Democrática del Congo), firmaron un acuerdo de paz en Pretoria (República de Sudáfrica) que puso fin a cuatro años de guerra entre ambos estados. Poco después, las tropas ruandesas instaladas desde 1998 en territorio congoleño comenzaron a retirarse de éste.
En un nuevo intento para lograr la reconciliación entre hutus y tutsis, el gobierno anunció el cambio de la bandera e himno del país. En 2003 fue promulgada una nueva Constitución, que preveía la existencia de un Parlamento bicameral. En las elecciones presidenciales celebradas el 25 de agosto de ese año, Kagame recibió el 95% de los votos y resultó así reelegido jefe del Estado para los siguientes siete años (tal era el periodo presidencial fijado por la nueva carta magna). Su principal rival en las urnas fue el hutu Faustin Twagiramungu, quien consideró que el proceso electoral había estado salpicado de irregularidades, por lo que solicitó incluso la convocatoria de nuevos comicios. A finales del mes siguiente tuvieron también lugar elecciones legislativas, en las que se impuso con rotundidad el FPR, que recibió el 73,8% de los votos y logró 40 de los 53 escaños en juego.
A finales de marzo de 2005, en el marco de las conversaciones de paz celebradas en Roma (Italia), las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) anunciaron su intención de desarmarse y regresar a Ruanda (permanecían en la República Democrática del Congo desde 1994); en este grupo rebelde hutu se encontraban encuadradas las milicias Interahamwe que participaron en el asesinato de centenares de miles de tutsis ruandeses y hutus moderados.