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martes, 10 de agosto de 2010

República Democrática del Congo

República Democrática del Congo (nombre oficial, République Démocratique du Congo, República Democrática del Congo), república situada en el centro de África que limita al norte con la República Centroafricana y Sudán; al este con Uganda, Ruanda, Burundi y el lago Tanganica (que la separa de Tanzania); al sureste con Zambia; al suroeste con Angola, y al noroeste con la República del Congo. En el extremo occidental, a orillas del océano Atlántico, posee una faja costera de 37 km de longitud que separa la región de Cabinda (un enclave angoleño entre la República Democrática del Congo y la República del Congo) del resto de ese país.

Se denominó Congo Belga hasta que se hizo independiente, en 1960; en ese año pasó a denominarse República Democrática del Congo, nombre que se sustituyó por el de Zaire en 1971. En mayo de 1997, el país recuperó su anterior denominación de República Democrática del Congo. La parte más ancha del país tiene una extensión de unos 1.930 km; su mayor longitud de norte a sur es de 2.010 kilómetros. Su superficie total es de 2.344.885 km². La capital y principal ciudad del país es Kinshasa.
El rasgo geográfico dominante del país (pues ocupa un 60% de su territorio) es la cuenca del río Congo —al que en la región se le ha denominado también río Zaire— que está cubierta de bosque ecuatorial. Esta región, que constituye toda la zona central, es una gran depresión que asciende suavemente por ambas riberas hacia las mesetas y cadenas montañosas. Del grupo de montes —que se extienden a lo largo de la frontera oriental con Tanzania, Burundi y Ruanda— los de mayor altitud son los montes Mitumba, con cumbres que superan los 4.877 m; el río Ubangui, principal afluente septentrional del Congo, nace en las laderas noroccidentales de esta cordillera. En el sureste, la cuenca está flanqueada por una escarpada zona montañosa, denominada meseta de Katanga. En la región de Katanga, situada a 1.220 m de altitud, hay importantes yacimientos de cobre, uranio y otros minerales.
En el suroeste de la República Democrática del Congo, las cadenas montañosas se designan de un modo colectivo como la meseta de Angola; aquí se encuentra el nacimiento del río Kasai, principal afluente meridional del Congo. Tanto la cuenca del Congo como las regiones montañosas están atravesadas por numerosos ríos, cuyos valles están cubiertos por una vegetación densa. La selva ecuatorial, prácticamente impenetrable, ocupa la parte oriental y nororiental del país. La selva más extensa, conocida por diversos nombres (Stanley, Pigmea, Gran Congo e Itura), se extiende hacia el este desde la confluencia del río Arubi con el Congo, hasta el lago Alberto, y abarca unos 64.750 km2. En esta área, en la frontera con Uganda, se encuentra el macizo de Ruwenzori. En las zonas más elevadas situadas en torno al borde de la cuenca del Congo está presente la sabana.
El clima del país, con la excepción de las regiones de la altiplanicie, es ecuatorial, extremadamente cálido y húmedo, con precipitaciones durante todo el año. La temperatura anual alcanza un promedio en torno a los 26,7 ºC en las zonas más bajas del centro, con temperaturas muy elevadas en los meses más cálidos, de febrero a abril. En las zonas con altitudes por encima de los 1.550 m, la temperatura anual es de 18,9 ºC. El índice de precipitaciones anuales es de unos 1.524 mm en el norte y de 1.270 en el sur. Fuera de las zonas ecuatoriales en las que llueve todo el año, existe una estación lluviosa entre abril y noviembre en las zonas situadas al norte del ecuador, y de octubre a mayo en las zonas situadas al sur del mismo. En las cimas más elevadas se producen nevadas fuertes y constantes; en altitudes menores el clima es alpino templado.
La vegetación, sobre todo en la pluvisilva, es extremadamente rica y diversificada. Los árboles de caucho (hule) de diversas especies y la palmera de aceite son plantas autóctonas, así como el café y el algodón; entre los árboles frutales figuran el banano y la palmera cocotera. También son numerosos los árboles de maderas nobles, con una gran variedad de especies, como teca, cedro, caoba, iroco y secuoya.
La vida animal es también abundante y variada, con importantes poblaciones de especies en peligro de extinción, como los gorilas. Entre los grandes mamíferos destacan elefantes, leones, leopardos, chimpancés, jirafas, hipopótamos, ocapis, cebras y búfalos. Los reptiles son numerosos y figuran mambas, pitones y cocodrilos. Entre las variadas y abundantes especies de pájaros cabe señalar a papagayos, pelícanos, flamencos, cucos y garzas. Abundan los insectos, sobre todo las hormigas, termitas y mosquitos, como el mosquito Anopheles, anfitrión del parásito de la malaria; otro insecto portador de enfermedades infecciosas, que se encuentra sobre todo en las zonas de tierras bajas, es la mosca tsetsé, que propaga la enfermedad del sueño. Véase también Tripanosomiasis.
La población de la República Democrática del Congo, que vive sobre todo en el campo, está formada por más de 200 grupos étnicos africanos, siendo los más importantes los mongo, los luba, los kongo, los mangbetu y los azande. También existen otros grupos bantúes, nilosaharianos, afroasiáticos, europeos y asiáticos.

En torno al 80% de la población del país es cristiana, fundamentalmente católica (48% de la población); el 29% es protestante y hay pequeñas comunidades judías y musulmanas. La mayor parte del resto de la población sigue creencias tradicionales; son importantes los cultos sincréticos, como el kinguismo o kimbanguismo (16,5% de la población), que combina el cristianismo con elementos tradicionales. Se hablan más de 200 lenguas; el francés es el idioma oficial, aunque también es hablado por gran parte de sus habitantes y en ámbito de los negocios. Hay cuatro lenguas muy expandidas y reconocidas oficialmente como lenguas nacionales: el swahili en el este, el kikongo en las regiones occidentales, el tshiluba en el sur y el lingala en Kinshasa y el valle del río Congo.
En 1998–1999 el 46,8% de los niños de la República Democrática del Congo entre los 6 y los 11 años asistían a la escuela primaria; la asistencia a las escuelas de enseñanza secundaria se incrementó rápidamente en las décadas de 1970 y 1980. Sin embargo, los problemas políticos del país en la década de 1990 han producido un auténtico derrumbe del sistema educativo en muchas zonas. En el curso 1998–1999, aproximadamente 4,02 millones de alumnos asistieron a las escuelas primarias, y la tasa de escolarización en la enseñanza secundaria era del 18,4 por ciento. Las tres universidades del país, situadas en Kinshasa, Lubumbashi y Kisangani, tenían en total 15.000 alumnos inscritos a finales de la década de 1980.
Las costumbres y tradiciones culturales de los congoleños, a pesar de la influencia de los modos de vida europeos en las zonas urbanas, se han mantenido casi intactas entre los diferentes grupos étnicos. El país cuenta con numerosos museos, los más importantes en Kinshasa y Lubumbashi. Las bibliotecas más destacadas se encuentran en las universidades y en los principales organismos privados y gubernamentales.
En 2006 el producto interior bruto (PIB) de la República Democrática del Congo (según estimaciones del Banco Mundial) ascendía a 8.543 millones de dólares, lo que equivalía a una renta per cápita de 140,90 dólares aproximadamente. El bajo nivel de vida que reflejan estas cifras contrasta con el hecho de que su territorio tenga los recursos más ricos de África. Sin embargo, la guerra civil que tuvo lugar al inicio de la independencia, seguida por décadas de mala administración y gestión de los recursos económicos y de corrupción política, han influido en la inactividad de una economía que, entre 1965 y 1985, creció sólo un 1% anual. La industria minera, tras una larga época de decadencia, alcanzó su máxima producción a comienzos de la década de 1970, pero a partir de 1974 se vio afectada negativamente por la caída del precio del cobre en el mercado mundial. Las cifras de la balanza de pagos en 2002 reflejaban unos ingresos de 439,7 millones de dólares y unos gastos de 439,7 millones de dólares. A comienzos de esta década, la economía se hallaba en muy mal estado, con hiperinflación, pérdidas de ingresos por exportaciones a causa de conflictos laborales, una infraestructura de comunicaciones desintegrada, 10.000 millones de dólares de deuda externa y una fuerte dependencia de las importaciones de alimentos.

Más del 68% de la población activa se dedica a las actividades agrícolas, que suponen el 45,7% del producto interior bruto. En la cuenca del Congo existen enormes áreas fértiles y cultivables, pero sólo se cultiva un 3,4% de la tierra. En 2006 los principales cultivos (producción anual en toneladas métricas) fueron: mandioca (15 millones), fruta (2,46 millones), caña de azúcar (1,52 millones), batata (233.110), sorgo (6.170), mijo (38.090), y trigo (8.640). También se cultivan arroz, patatas (papas), legumbres, café, caucho (hule), algodón y cacao. La producción de los cultivos comerciales ha decaído considerablemente desde que, a mediados de la década de 1970, se produjo la nacionalización de muchas de las plantaciones que estaban en manos de extranjeros, siendo sustituidas, en muchas partes del país, por cultivos de subsistencia. En 2006 la cabaña ganadera contaba con 757.000 cabezas de ganado vacuno, 4,02 millones de cabezas de caprino, 960.000 de porcino, 900.000 de ovino y 20 millones de aves de corral. La cría de ganado se limita a las zonas altas, en las que no vive la mosca tsetsé.

En 2006 la producción anual de madera en bruto fue de 75,8 millones de m³, y se destinó sobre todo, al consumo doméstico como combustible. Las capturas de pescado ascendieron a 222.965 toneladas.

La unidad monetaria de la República Democrática del Congo es el franco congoleño (que reemplaza al nuevo zaire), dividido en 100 makutas (en 2006, 468,30 zaire equivalían a 1 dólar estadounidense). El Banco de la República Democrática del Congo, creado en 1964, es el banco emisor de moneda y la principal entidad bancaria nacional; también funcionan varios bancos locales y filiales de bancos extranjeros. A comienzos de la década de 1990, la mala administración económica y financiera dio paso a la hiperinflación; en 1993, con la inflación situada por encima del 4.000% anual, se introdujo el nuevo zaire, que equivalía a 3 millones de zaires antiguos. Esta operación tuvo un éxito relativo. Tras el derrocamiento de Mobutu Sese Seko en mayo de 1997 se introdujo el franco congoleño.
La Constitución de 1978 dotó a la República Democrática del Congo de un sistema presidencialista muy centralizado que lo convirtió en un régimen de partido único. En 1990, debido al generalizado descontento popular ante las adversas condiciones económicas y el deterioro de la situación política fruto de la corrupción gubernamental y los abusos contra los derechos humanos, el presidente Mobutu Sese Seko (que se había hecho con el poder en 1965) anunció el comienzo de la transición hacia un Estado multipartidista. Se legalizaron los partidos de la oposición y en julio de 1991 se inició una Conferencia Nacional sobre el futuro político de la nación, pero las pretensiones de Mobutu de ampliar sus poderes hicieron que se iniciara un conflicto. La Conferencia Nacional finalizó en diciembre de 1992; a continuación, se disolvió la Asamblea Nacional (cámara legislativa), que fue sustituida por el Alto Consejo de la República (HCR en sus siglas en francés), formado por 435 miembros. Las tensiones entre el HCR, dominado por la oposición, y Mobutu, dieron lugar en 1993 a la creación de dos gobiernos rivales. En 1994, se acordó crear una asamblea legislativa de transición integrada por miembros del HCR y miembros de la antigua Asamblea Nacional. Este nuevo cuerpo legislativo estableció que el proceso de transición a la democracia no debía durar más de 15 meses, durante los cuales se organizarían elecciones y un referéndum constitucional. El periodo de transición, no obstante, se prolongó hasta 1996, año en el que se produjo el estallido de una rebelión en el este del país dirigida por Laurent-Désiré Kabila y en la que los tutsis banyamulenges tuvieron un destacado papel. El triunfo de las fuerzas guerrilleras en mayo de 1997 supuso una auténtica transformación de las estructuras políticas del país.
Las instituciones creadas por las nuevas autoridades pasaron a estar dominadas por miembros de la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo-Zaire, cuyo principal dirigente, Laurent-Désiré Kabila, se atribuyó los plenos poderes a finales del mes de mayo, asumiendo la presidencia de la República y la jefatura de gobierno.
Laurent-Désiré Kabila fue asesinado en enero de 2001, siendo designado para sucederle su hijo Joseph Kabila. En julio de 2003, tras meses de negociaciones, el nuevo presidente estableció un gobierno de unidad en el que ingresaron como vicepresidentes dos de los líderes de los principales grupos rebeldes del país. En mayo de 2005, un Parlamento transitorio había redactado un proyecto constitucional que recibió la aprobación de la ciudadanía en un referéndum desarrollado el último mes de ese año. La nueva Constitución entró en vigor el 18 de febrero de 2006.
La historia antigua del Congo es todavía una gran desconocida, pero se cree que los primeros habitantes de esta zona fueron los pigmeos. Las exploraciones europeas de la región se iniciaron en el siglo XV; los portugueses iniciaron contactos con el reino bantú de Kongo en 1482, cuando el navegante portugués Diogo Cam visitó la desembocadura del río Congo. Se considera que en esta época el reino se extendía desde la región que forma hoy Angola hasta Gabón. En 1489 se envío una embajada congoleña al rey de Portugal y en 1490 se instalaron en la zona misioneros franciscanos y artesanos portugueses. El rey del Kongo se convirtió al cristianismo, pero sus tentativas de convertir a su pueblo desencadenaron una violenta oposición. Su hijo, Alfonso (que le sucedió en 1507), se propuso cristianizar el país; el nuevo monarca, que leía y escribía en portugués, adoptó el modelo luso de gobierno y construyó muchas iglesias. Sin embargo, el reino entró en una etapa de decadencia y apenas quedan restos de esta época.

El creciente interés por África como fuente de riqueza se incrementó debido a los informes de los exploradores, sobre todo del periodista anglo-estadounidense Henry Morton Stanley, que viajó al interior del Congo en 1877. Tras una conferencia con Stanley, el rey Leopoldo II de Bélgica creó la denominada Asociación Internacional del Congo (1878). La nueva organización contrató inmediatamente a Stanley para que regresara al territorio con el fin de establecer enclaves comerciales y entablar relaciones amistosas con los jefes locales. El explorador fundó varios puestos comerciales, entre ellos la ciudad de Léopoldville (actual Kinshasa), y también se aseguró los derechos sobre extensas regiones a orillas del río Congo.
Las pretensiones territoriales en la región del Congo de varios países europeos, sobre todo Portugal y Francia, dieron lugar a la Conferencia de Berlín (1884-1885), en la que, entre otros asuntos, se reconoció la soberanía de la Asociación Internacional del Congo, se abrió el Estado Libre del Congo, como se denominó a la región, al comercio internacional y se declaró ilegal el comercio de esclavos. En julio de 1885, el nuevo Estado se situó bajo la soberanía personal del rey Leopoldo II.
La explotación y la opresión creciente que sufrían los habitantes del Estado Libre del Congo provocaron un descontento sistemático que dio lugar, a comienzos del siglo XX, a la protesta internacional. La opinión pública obligó a Leopoldo a establecer una comisión de investigación en 1904 cuyo informe reveló que los habitantes de la zona eran víctimas de un sistema de trabajo esclavista y de numerosos abusos de todo tipo. El rey introdujo ciertas reformas que no fueron muy eficaces, por lo que el Parlamento belga votó a favor de la anexión del Estado Libre del Congo, convirtiéndolo en una colonia que se denominó el Congo Belga (1908).
Durante la I Guerra Mundial, las tropas congoleñas ayudaron de forma efectiva a la causa aliada en África y conquistaron el territorio alemán de Ruanda-Urundi, que la Sociedad de Naciones puso bajo el mandato de Bélgica en 1919.
La II Guerra Mundial provocó una importante expansión económica en el Congo, en especial en lo que se refiere al aumento de la producción de uranio, cobre, palmera de aceite y caucho. En los años de posguerra se produjeron aún mayores incrementos en la productividad de la colonia y se iniciaron una serie de reformas que establecerían la autonomía del territorio. El 8 de diciembre de 1957, los habitantes de la colonia de origen africano participaron por primera vez en las elecciones para elegir a los integrantes de los consejos municipales, obteniendo 130 de los 170 escaños. Después de que los nacionalistas que solicitaban la independencia se amotinaran en Léopoldville en 1959, el gobierno belga anunció la celebración de elecciones en el Congo que establecieron un sistema de gobierno autónomo; pero los principales partidos nacionalistas insistieron en su demanda de plena independencia y los belgas decidieron renunciar a la colonia. En las elecciones que se convocaron antes de la independencia, unos 40 partidos presentaron candidatos. El Movimiento Nacional del Congo, dirigido por Patrice Lumumba, obtuvo el mejor resultado, en tanto que la Abako (Asociación del Bajo Congo), presidida por Joseph Kasavubu, se colocó en segundo lugar. Tras un acuerdo entre los dos partidos más importantes, Lumumba fue designado primer ministro y Kasavubu, presidente. El 30 de junio de 1960, el rey Balduino I de Bélgica proclamó la independencia de la República del Congo.
Los violentos desórdenes provocados por las disputas étnicas, la decepción de los partidos excluidos del gobierno y las numerosas revueltas militares fueron la pauta generalizada a la semana de declararse la independencia. El Ejército belga, que todavía se hallaba en el Congo, se desplegó con el fin de restaurar el orden y garantizar la seguridad de la población blanca contando incluso con tropas de apoyo belgas, a pesar de la oposición de Lumumba. Esta acción, que se interpretó como un intento de volver a imponer la autoridad belga, provocó actos de violencia contra los europeos. El panorama político se complicó aún más cuando el 11 de julio Moïse Kapenda Tshombé, entonces primer ministro de la provincia de Katanga, proclamó la independencia de la provincia (la más rica del Congo y donde los intereses económicos occidentales eran muy fuertes) y solicitó ayuda militar a Bélgica.
Como respuesta a una demanda de Lumumba, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas autorizó al secretario general Dag Hjalmar Hammarskjöld a reclutar una fuerza militar y enviarla al Congo para restaurar el orden; el Consejo de Seguridad también exigió la retirada de las tropas belgas. Los cascos azules de la ONU (que contaban con unidades militares integradas por efectivos de países africanos, de Suecia y de Irlanda) fueron suplantando progresivamente a las tropas belgas. Cuando el Consejo de Seguridad decidió que las tropas de la ONU no se deberían utilizar para alterar la evolución o el resultado de ningún conflicto interno de la provincia, Tshombé permitió que las tropas de la ONU entraran en Katanga.
En septiembre, técnicos y asesores soviéticos se instalaron en el Congo provocando el recelo de Estados Unidos. La tensión se agudizó cuando el presidente Kasavubu destituyó al primer ministro Lumumba, y éste se sublevó contra Kasavubu. El 13 de septiembre las tropas de la ONU cedieron el control de los aeropuertos y de Radio Kinshasa a Lumumba. Sin embargo, el Ejército gubernamental, dirigido por el coronel Joseph-Désiré Mobutu (que más tarde cambiaría su nombre por el de Mobutu Sese Seko), un partidario de Kasavubu, se hizo con el poder y expulsó a los embajadores soviético y checoslovaco del país. El 29 de septiembre, el presidente Kasavubu transfirió el poder ejecutivo y administrativo del Congo al Colegio de Altos Comisionados, un gobierno provisional apadrinado por Mobutu. En noviembre, la Asamblea General de la ONU reconoció la delegación de Kasavubu.
En diciembre de 1960, Antoine Gizenga, antiguo diputado en el gobierno de Lumumba, se proclamó primer ministro y designó a Stanleyville (actual Kisangani) como capital del Congo, siendo reconocido por muchos países árabes y comunistas, así como por Ghana. En enero de 1961 partidarios de Lumumba invadieron la parte norte de Katanga y el mando de la ONU en el Congo envió tropas para evitar el estallido de una guerra civil.
El presidente Kasavubu reemplazó el gobierno provisional de Mobutu en febrero por un nuevo gobierno presidido por Joseph Ileo. Lumumba, que fue hecho prisionero en Katanga, escapó, pero fue asesinado en su huida (12 de febrero). Nunca se establecieron claramente las responsabilidades de esta muerte.
En febrero de 1961, el Consejo de Seguridad autorizó a la ONU a utilizar la fuerza para evitar el estallido de una guerra civil en el Congo y exigió la retirada de todo el personal militar extranjero, excepto el que estaba bajo el mando de la ONU. Oponiéndose a la decisión del Consejo y con la esperanza de adelantarse a la intervención de la ONU, 18 dirigentes de varias facciones del Congo (entre los que no se encontraba Gizenga) acordaron el 12 de marzo abolir el gobierno central y sustituirlo por una confederación de estados soberanos. En una reunión posterior, Tshombé retiró su cooperación. Detenido y acusado de traición, se aseguró su liberación al acordar destituir a los mandos posteriores y a los asesores extranjeros de Katanga cuando regresara a Élisabethville (actual Lubumbashi). Mientras tanto, el secretario general de la ONU, Hammarskjöld, murió en misteriosas circunstancias en un accidente de aviación en Ndola, Rhodesia del Norte (actual Zambia), cuando intentaba conseguir un alto el fuego entre los cascos azules y las fuerzas de Katanga.
Entretanto, Gizenga accedió a reconocer al gobierno central después de que el primer ministro del Congo, Cyrille Adoula, prometiera continuar con la política de Lumumba. Gizenga fue nombrado viceprimer ministro, pero en enero de 1962 fue destituido.
En la primera mitad de 1962, Tshombé mantuvo conversaciones intermitentes con Adoula, pero los dos líderes no lograron ponerse de acuerdo. Para obligar a Tshombé a llegar a un acuerdo, el secretario general de la ONU en funciones, U Thant, propuso un plan de pacificación que implicaba el fin de la secesión de Katanga.
En diciembre, y ante las dilaciones de Tshombé, los cascos azules entraron en Katanga y ocuparon Élisabethville. Tshombé huyó aunque se rindió en enero de 1963 ante la promesa de amnistía para él y para sus seguidores.
Unos pocos meses más tarde, el primer ministro Adoula formó un nuevo gabinete, con representantes de Katanga y con una mayor representación de los lumumbistas. Sin embargo, las huelgas y rebeliones continuaron asolando al país y, en junio de 1964, Adoula dimitió. Se aprobó una nueva constitución y se formó un gobierno encabezado por Tshombé. En agosto, Stanleyville cayó bajo el control de los rebeldes lumumbistas. Después de que las tropas del Ejército Nacional del Congo (con la ayuda de mercenarios blancos) iniciaran una ofensiva para reconquistar la ciudad, los rebeldes amenazaron con matar a los blancos que retenían como rehenes. El 24 de noviembre, paracaidistas belgas, transportados en aviones estadounidenses, y tropas congoleñas reconquistaron la ciudad. Las tropas belgas abandonaron el país al finalizar su misión de rescate.
A comienzos de 1965, una frágil coalición organizada por Tshombé ganó las elecciones parlamentarias, pero poco después Kasavubu le destituyó del cargo de primer ministro. A finales de 1965, Mobutu intervino de nuevo y se designó a sí mismo presidente, reemplazando a Kasavubu. En 1966, Mobutu instituyó una forma presidencial de gobierno formalizada a través de una nueva constitución aprobada en 1967. En sus primeros años en la presidencia, Mobutu consiguió cierta estabilidad política en el país, aunque siguieron produciéndose revueltas locales y los estudiantes continuaron protestando contra su gobierno dictatorial. En 1966, se nacionalizaron algunas empresas mineras extranjeras y se reemplazaron los nombres europeos de algunas ciudades por nombres africanos (Léopoldville pasó a llamarse Kinshasa; Stanleyville, Kisangani).
En 1970, Mobutu fue elegido presidente para un periodo de siete años y, a comienzos de la década de 1970, emprendió un amplio programa de africanización: en 1971, el nombre del país se cambió por el de República Democrática del Congo y al año siguiente, el presidente cambió su nombre por el de Mobutu Sese Seko, al tiempo que exigía a otros zaireños que abandonaran sus nombres no africanos. En 1973, el gobierno se enfrentó a dificultades económicas como consecuencia de la excesiva dependencia de las exportaciones de cobre, cuyo precio había descendido de forma notable desde mediados de la década de 1960. En 1980, debido en gran parte al consiguiente descenso en los ingresos de la República Democrática del Congo derivados de las exportaciones, la deuda externa del país se incrementó hasta alcanzar los 4.000 millones de dólares; al mismo tiempo aumentaron los índices de desempleo e inflación. En 1977 y en 1978, Zaire (con la ayuda de Bélgica, Francia, Marruecos y otros países) repelió la invasión desde Angola de antiguos residentes de la región de Katanga (que entre 1972 y 1998 fue denominada Shaba).
A comienzos de la década de 1980, el principal problema al que se enfrentaba Zaire continuaba siendo la debilidad de su economía. La deuda externa del país se reconsideró en 1981 y el Fondo Monetario Internacional (FMI) concedió un crédito de 1.000 millones de dólares; la ayuda posterior en 1983-1984 estuvo acompañada de la devaluación de la moneda y otras medidas de austeridad. Sin embargo, en 1986, Zaire abandonó el programa del FMI y la economía sufrió otro golpe. En 1989, el gobierno adoptó una nueva reforma económica y en 1990, tras varias huelgas y otras demostraciones del descontento popular, Mobutu legalizó los partidos de la oposición. El descontento con el régimen autoritario y con la corrupción desenfrenada que parecía estar asociada al régimen, se intensificó a comienzos de la década de 1990, a medida que se deterioraba la economía. La Conferencia Nacional sobre el futuro de Zaire se disolvió en diciembre de ese año tras haber elegido al Alto Consejo de la República (HCR), dominado por la oposición, para que actuara como cuerpo legislativo provisional. Las luchas por el poder entre el HCR y Mobutu condujeron a la formación de dos gobiernos rivales en 1993. Mientras, la economía se había desintegrado hasta el punto de estar cerca del colapso y se había iniciado un proceso de hiperinflación. La presión internacional para la instauración de un sistema democrático vino acompañada de una paralización de las ayudas económicas.
En enero de 1994, como medida de compromiso, el HCR y la Asamblea Nacional (dominada por los miembros del Movimiento Popular para la Revolución, leal a Mobutu) formaron conjuntamente un cuerpo legislativo, el Alto Consejo de la República-Parlamento de Transición (HCR-PT). Este organismo estableció una fecha límite de 15 meses para volver a la democracia; en este tiempo, se aprobaría una constitución, se convocaría un referéndum y se celebrarían elecciones legislativas y presidenciales. También se adoptó el Acta Constitucional de Transición, que definía las relaciones entre el gobierno y Mobutu y reforzaba el poder del primero, al concederle el control del Ejército y del banco emisor. En junio, Kengo wa Dongo fue elegido primer ministro por el HCR-PT y formó un gobierno con una participación igualitaria de los miembros de la agrupación presidencial y de los de la oposición. Se programaron elecciones para julio de 1995, pero fueron pospuestas debido a que los problemas económicos y la inestabilidad general del país no permitirían que se celebraran de forma abierta y democrática. El país se vio envuelto en el drama que afectó a la vecina Ruanda entre 1994 y 1996, cuando tuvo que alojar a un millón de refugiados a lo largo de su frontera oriental; poco después tuvo lugar un brote del virus de Ébola en torno a la ciudad de Kikwit, a unos 550 km al este de Kinshasa. El virus (bautizado con el nombre de la zona de Ébola, en el noroeste de la República Democrática del Congo, lugar en el que se detectó por primera vez la enfermedad en 1976) mató al menos a 160 personas antes de que pudiera controlarse por la intervención de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las secuelas de la crisis ruandesa tuvieron prolongada continuación al iniciarse 1997. La masiva presencia de refugiados hutus, entre los que se encontraban un número considerable de responsables directos del genocidio acontecido en Ruanda, junto con el descontento generalizado entre la población zaireña, provocó la rebelión de los tutsis que habitan en las montañas orientales del país. Esta rebelión, dirigida por Laurent-Désiré Kabila y respaldada por Estados Unidos y por algunos de los países vecinos (Uganda, Ruanda, Burundi, Angola), se propagó rápidamente por las regiones orientales y centrales, encontrando el apoyo entusiasta de una población que había sufrido el saqueo de unas tropas gubernamentales en retirada hacia Kinshasa. En menos de dos meses, los rebeldes tomaron Kisangani y Lubumbashi, capitales, respectivamente, de la Provincia Oriental (antiguo Alto Zaire) y de Katanga (antigua Shaba), y se adentraron por la región de Kasai Oriental y Kasai Occidental durante el mes de abril, poniendo en jaque a un debilitado Mobutu, respaldado por Francia en el exterior y por los grupos sociales favorecidos por su régimen clientelista y dictatorial en el interior.
Finalmente, tras el avance imparable de las fuerzas de Kabila en la primera quincena del mes de mayo por las regiones más occidentales del país, las tropas rebeldes entraron entre el 16 y el 18 de ese mismo mes en Kinshasa, capital de Zaire, que pasó a ser denominado nuevamente República Democrática del Congo. Mobutu huyó a Marruecos (donde falleció pocos meses después), mientras que Kabila juró pocos días después como nuevo presidente del “gigante africano”, comprometiéndose a llevar adelante la plena democratización del país. Kabila disolvió el principal cuerpo legislativo, y anunció la redacción de una nueva constitución para 1998 y la futura convocatoria de elecciones para abril de 1999. Pese a ello, las potencias occidentales y numerosas organizaciones no gubernamentales observaron con recelo el lento y poco decidido proceso de cambio iniciado por las nuevas autoridades.
En agosto de 1998, las mismas tropas de tutsis banyamulenges que habían llevado al poder a Kabila se rebelaron y dieron un frustrado golpe de Estado, apoyadas desde Ruanda y Uganda, contra su gobierno (auxiliado, a su vez, por Angola, Namibia y Zimbabue). Las fuerzas rebeldes no conformaban un frente unido, sino que estaban articuladas en torno a distintas organizaciones guerrilleras, principalmente el Movimiento para la Liberación de Congo (MLC, dirigido por Jean-Pierre Bemba y patrocinado desde Uganda), la Unión Democrática de Congo (RDC, liderada por Ernest Wamba con el apoyo de Ruanda) y la RDC-Nacional (grupo escindido del anterior y comandado por Roger Lumbala). El 18 de abril de 1999, Kabila acordó en Libia con el presidente ugandés, Yoweri Museveni, un alto el fuego que aceptaba la presencia de una fuerza de pacificación neutral (compuesta por tropas libias y eritreas) que vigilara su cumplimiento. Representantes de los países implicados en el conflicto congoleño firmaron el 10 de julio de ese mismo año un plan de paz en Lusaka, Zambia, con la mediación del presidente de este país, Frederick Chiluba, que condujo a una breve tregua. Para verificar el alto el fuego, en agosto de ese mismo año 1999 se creó la Misión de Observación de Naciones Unidas en el Congo (MONUC).
Este panorama de abierta guerra civil, en el que la mitad oriental del país no era ya controlada por el gobierno, y cuyas ramificaciones internacionales amenazaban con desencadenar una crisis generalizada en la región de los Grandes Lagos, vino a enturbiarse aún más el 16 de enero de 2001, cuando Kabila fue asesinado por un miembro de sus fuerzas de seguridad. Un día después, el gobierno de la República Democrática del Congo puso al frente del Estado al general Joseph Kabila (hijo del presidente asesinado y comandante en jefe del Ejército, que asumió la presidencia el día 26 de ese mismo mes), mientras que los tres principales grupos guerrilleros rebeldes acordaban en Kampala (Uganda) su fusión en el denominado Frente de Liberación de Congo (FLC), dirigido por Bemba. El 30 de julio de 2002, Joseph Kabila y el presidente de Ruanda, Paul Kagame, firmaron en Pretoria (República de Sudáfrica) un acuerdo de paz que puso fin a la guerra que había enfrentado a ambos estados durante los cuatro años anteriores. Casi de inmediato, comenzó a verificarse la retirada de las tropas ruandesas estacionadas desde 1998 en el territorio congoleño.
A comienzos de abril de 2003, el gobierno y grupos rebeldes y de la oposición acordaron la formación de un gobierno de transición y la convocatoria de elecciones en un plazo de dos años. Así, en el siguiente mes de julio se constituyó tal gabinete de unidad, en el que ingresaron cuatro vicepresidentes, dos de los cuales eran significados jefes de la guerrilla: el anteriormente citado Bemba (líder del MLC) y Azarías Ruberwa (dirigente de la RDC-Goma, una facción de la RDC). En abril, de forma simultánea a estos pasos para la pacificación del país, aproximadamente 1.000 individuos de la etnia hema fueron asesinados por miembros de la etnia lendu en el entorno de Bunia (en la región de Ituri). Tras retirarse a comienzos de mayo (en virtud de los Acuerdos de Lusaka) las tropas de pacificación ugandesas allí destacadas por la ONU, se redoblaron los combates interétnicos, siendo insuficiente la presencia de los 700 soldados de la MONUC para restablecer la paz. Por ello, Kofi Annan, secretario general de la ONU, solicitó al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el envío de una fuerza internacional de interposición e intervención. El Consejo aprobó tal petición y la Unión Europea envió un contingente de su Fuerza de Despliegue Rápido. La guerra, el desplazamiento de refugiados y el hambre, se habían apoderado ya de la región, cuyo punto más conflictivo era la propia ciudad de Bunia, dominada por la Unión de Patriotas Congoleños (integrada en su mayor parte por hemas).
En mayo de 2005, fruto del proceso de paz iniciado tres años antes, una Asamblea legislativa transitoria redactó un proyecto de Constitución que resultó aprobado en referéndum por la ciudadanía en diciembre. La nueva Carta Magna, promulgada el 18 de febrero de 2006, concedía un alto grado de autonomía a las regiones del país. Asimismo, y según lo previsto, el 30 de julio de ese año 2006 se desarrollaron las primeras elecciones democráticas desde la independencia del país. En las parlamentarias, las dos formaciones más votadas fueron el Partido del Pueblo para la Reconstrucción y el Desarrollo (que obtuvo 111 de los 500 escaños de que dispondría la nueva cámara legislativa) y el MLC (64 diputados). Por lo que respecta a las presidenciales, los candidatos más respaldados en las urnas fueron los líderes de estas dos estructuras políticas, Kabila (el cual recabó el 44,8% de los votos) y Bemba (20%); al no haber obtenido el porcentaje suficiente de sufragios, ambos deberían concurrir a una nueva vuelta. Tras conocerse estos resultados, se desataron violentos enfrentamientos entre grupos armados partidarios de los dos referidos aspirantes a la jefatura estatal. La segunda y definitiva ronda electoral determinó que Kabila, al recibir el 58,05% de los votos, se mantuviera en la presidencia.