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viernes, 6 de agosto de 2010

Egipto



Egipto (república) (nombre oficial, Al-Jumhūrīya Misr al-‘Arabīya, República Árabe de Egipto), república situada en el noreste de África, en Oriente Próximo. Limita al norte con el mar Mediterráneo, al este con Israel y el mar Rojo, al sur con Sudán y al oeste con Libia. El país tiene una longitud máxima de norte a sur de 1.085 km, y una anchura máxima, cerca de la frontera meridional, de unos 1.255 km. Cuenta con una superficie de 997.739 km². El Cairo es la capital y la ciudad más grande.

Egipto es fruto del río Nilo, cuna de una de las civilizaciones más grandiosas de la edad antigua cuyas referencias históricas datan del 3200 a.C.

La superficie de terreno sometida a cultivo o poblada es menor del 10%. Este territorio comprende el valle y el delta del río Nilo, y una serie de oasis. Más del 90% del territorio son áreas desérticas, entre las que se encuentran el desierto de Libia al oeste, una parte del Sahara y el desierto Arábigo (también llamado desierto Oriental), que bordea el mar Rojo y el golfo de Suez, en el este. El desierto Líbico (también conocido como el desierto Occidental) comprende una amplia superficie llamada el Gran Mar de Arena, donde se localizan varias depresiones con altitudes por debajo del nivel del mar, como al-Qattara, de 18.000 km², que alcanza una profundidad de 133 m por debajo del nivel del mar, el punto más bajo de África. También se encuentran aquí los oasis de Sīwah, Jārijah, Baḩrîyah, Fārafirah y Dājilah. La mayor parte del desierto Arábigo ocupa una meseta que se levanta gradualmente hacia el este desde el valle del Nilo, hasta alcanzar los 610 m de altitud, interrumpida a lo largo de la costa del mar Rojo por picos dentados que alcanzan los 2.000 m de altitud. En el extremo sur, a lo largo de la frontera con Sudán, se encuentra el desierto de Nubia, una extensa región de dunas y planicies arenosas. La península del Sinaí consta de un desierto arenoso en el norte y de montañas escarpadas en el sur, con cumbres que se perfilan a más de 2.135 m por encima del mar Rojo. La elevación más alta del país es el monte Santa Catalina (Jabal Katrinah o Yabal Katerina) con 2.637 m, ubicado en la península del Sinaí; al igual que el monte Sinaí, donde, según el Antiguo Testamento, Moisés recibió las tablas con los Diez Mandamientos.
El Nilo entra en Egipto desde Sudán y discurre hacia el norte a lo largo de 1.545 km hasta desembocar en el mar Mediterráneo. Durante su recorrido, desde la frontera meridional hasta El Cairo, fluye a través de un valle estrecho bordeado por escarpes rocosos. El lago Nasser, un enorme embalse formado por la presa de Asuán, se extiende hacia el sur a través de la frontera con Sudán. Tiene una longitud de 480 km y una anchura máxima de 16 km. Unas dos terceras partes de su superficie están en territorio egipcio. Al sur de un punto cerca de la ciudad de Idfu, el valle del Nilo apenas supera los 3 km de anchura. Desde Idfu hasta El Cairo, el valle es de unos 23 km de ancho, con la mayor parte del terreno cultivable en la margen occidental. En la proximidad de El Cairo el valle se une con el delta, cuyo perímetro ocupa unos 250 km de la costa mediterránea. El limo que depositan los afluentes Rosetta (en árabe, Rashid), Damieta (en árabe, Dumyat) y otros más hacen del delta la región más fértil del país. Sin embargo, la presa de Asuán ha reducido el caudal del Nilo, causando que las aguas saladas del Mediterráneo penetren en el terreno a lo largo de la costa cercana a la desembocadura del Nilo. Una serie de cuatro lagos poco profundos y salobres se extienden por la zona del delta en contacto con el mar. Otro gran lago, Birkat Qarun, se sitúa tierra adentro, en el desierto, al norte de la ciudad de Fayum. Geográfica y tradicionalmente, el valle del Nilo se divide en dos regiones, el Bajo Egipto y el Alto Egipto. El primero se compone del territorio que rodea al delta, y el segundo del valle al sur de El Cairo.
Aunque Egipto tiene unos 2.450 km de costa, dos terceras partes en el mar Rojo, los entrantes apropiados para puertos se limitan al delta. El istmo de Suez, que enlaza la península del Sinaí con el continente africano, es atravesado desde el mar Mediterráneo hasta el golfo de Suez por el canal de Suez.
El clima de Egipto se caracteriza por una estación cálida, desde mayo hasta septiembre, y otra fría, entre noviembre y marzo. Las temperaturas extremas en ambas estaciones no varían mucho por los vientos dominantes del norte. En la región costera, el promedio de las temperaturas oscila entre una máxima de 37,2 ºC y una mínima de 13,9 ºC. En el desierto hay una gran amplitud térmica, ya que el promedio anual a lo largo del día varía entre 45,6 ºC por el día y 5,6 ºC por la noche. Durante el invierno las temperaturas a menudo alcanzan 0 ºC. El área más húmeda está en la costa mediterránea, donde la precipitación anual alcanza unos 200 mm de promedio, disminuyendo rápidamente hacia el sur; El Cairo recibe sólo 25 mm de precipitaciones de lluvia al año, y en muchos lugares del desierto sólo llueve una vez en varios años.
La vegetación de Egipto se limita en gran parte al delta y al valle del Nilo, así como a los oasis existentes. De los pocos árboles autóctonos, el más extendido es la palmera datilera; también hay sicomoros, tamariscos, acacias y algarrobos. Las especies que se han introducido desde otras zonas son el ciprés, el olmo, el eucalipto, la mimosa y el mirto, así como varias clases de frutales. Los suelos aluviales de Egipto, sobre todo en el delta, permiten el desarrollo de una amplia variedad de plantas, como vides, muchas clases de productos hortofrutícolas y flores como el loto, el jazmín y la rosa. En las regiones áridas son habituales diversas hierbas y varias especies de espinos. El papiro, que era muy abundante por las riberas del Nilo, hoy se limita al extremo sur del país.
A causa de su clima árido, Egipto tiene pocos animales autóctonos. Las gacelas se encuentran en el desierto, y el zorro del desierto, la hiena, el chacal, el asno salvaje, el jabalí, el jerbo y la mangosta habitan en varias zonas, principalmente en el delta y en las montañas a lo largo del mar Rojo. Entre los reptiles se encuentran lagartos y varias clases de serpientes venenosas, como la víbora áspid y la víbora cornuda. El cocodrilo y el hipopótamo, muy extendidos en la antigüedad por el bajo Nilo y el delta, hoy se limitan al Alto Nilo. Las aves son abundantes, sobre todo en el delta y el valle del Nilo; el país cuenta con 153 especies conocidas, entre las que se encuentran algunos nectarínidos, la oropéndola dorada, garcetas, abubillas, chorlitos, pelícanos, flamencos, garzas, cigüeñas, codornices y la agachadiza común. Las aves de presa presentes en Egipto son águilas, halcones, buitres, búhos, milanos y gavilanes. Se encuentran muchas especies de insectos; son muy abundantes los escarabajos, los mosquitos, las moscas y las pulgas; en el desierto hay escorpiones. En el Nilo y en los lagos deltaicos hay unas 70 especies de peces.
La mayoría de los egipcios descienden de la población autóctona premusulmana (los antiguos egipcios) y de los árabes, que conquistaron la zona en el siglo VII d.C. También hay descendientes de otros pueblos conquistadores (griegos, romanos, turcos), especialmente en el Bajo Egipto. La mezcla ha producido una serie de características físicas en los habitantes del valle del Nilo distintas a las de otros pueblos de la región mediterránea. Los nubios, un pueblo autóctono, son un importante grupo minoritario en el país; éstos vivieron durante miles de años en el sur de Egipto y en el norte de Sudán en pueblos localizados a lo largo del Nilo. Sin embargo, la construcción del lago Nasser produjo la inundación de muchos de sus asentamientos. Un 42% de la población vive en áreas urbanas. Algunos pastores nómadas y seminómadas, en su mayor parte beduinos, viven en las regiones desérticas.

El islam es la religión oficial, y casi un 90% de egipcios son musulmanes suníes. Según las estimaciones oficiales, la Iglesia copta, una confesión cristiana, constituye la minoría religiosa más grande con unos tres millones de seguidores (aunque ellos mismos afirman que son 7 millones de miembros). Un 3% de la población son ortodoxos griegos, católicos, de la Iglesia armenia y protestantes. El país tiene una pequeña comunidad judía.

El árabe es la lengua nacional y oficial de Egipto. La lengua bereber se habla en los pocos pueblos de los oasis occidentales. El francés y el inglés constituyen la segunda lengua entre la población culta.
La economía de Egipto se socializó tras la promulgación de una serie de leyes a comienzos de 1961. El gobierno se hizo cargo del comercio exterior, el comercio al por mayor, la banca, los seguros y la mayoría de las industrias. Aunque la agricultura, los bienes raíces urbanos y algunas fábricas siguieron en manos privadas, se impuso una regulación estricta. Un plan quinquenal introducido en 1960 causó una considerable expansión de la industria y un incremento de la producción. El plan se sustituyó en 1965 por otro de una duración de siete años que no tuvo tanto éxito, en parte debido a la insuficiente inversión extranjera; en compensación, se introdujo en 1967 un modesto plan trienal. Las bajas sufridas durante la Guerra Árabe-israelí en junio de 1967 (véase más adelante la sección “Guerras de la década de 1960”) y el desajuste económico general que persistió después, retardó gravemente el desarrollo económico y social.
Los males de la economía egipcia fueron una de las razones principales para conseguir la paz a finales de la década de 1970, porque el país no podía costearse otro enfrentamiento militar. Aunque la economía creció rápidamente durante finales de la década de 1970 y principios de la siguiente, el hundimiento de los precios del petróleo a mediados de la década de 1980, seguido por la crisis del Golfo Pérsico de 1990, dejó a Egipto en una difícil situación financiera, a la que se añadían el pago de los intereses de la ayuda extranjera que a mediados de la década de 1990 ascendían a 4.000 millones dólares. Egipto respondió con la privatización de más de 300 compañías estatales y la aplicación de reformas estructurales.
El presupuesto nacional estimado para 2006 constaba de 25.969 millones de dólares de ingresos y de 28.892 millones de dólares de gastos. El producto interior bruto (PIB) era de 107.484 millones de dólares (2006).
La unidad monetaria es la libra egipcia, dividida en 100 piastras (5,70 libras egipcias equivalían a 1 dólar en 2006). El Banco de Egipto, creado en 1961, controla la actividad financiera de bancos estatales y comerciales y la emisión de billetes. En el país operan más de 200 bancos nacionales y extranjeros.
Los orígenes de la antigua civilización egipcia, que muchos consideran como una de las fuentes de la cultura occidental, no se pueden establecer con certeza. Los testimonios arqueológicos sugieren que los primitivos habitantes del valle del Nilo estuvieron bajo la influencia de las culturas del Próximo Oriente, pero el grado de esta influencia está por determinar. Tanto la descripción del desarrollo de la civilización egipcia, como los intentos de identificar sus fundamentos intelectuales, son en gran parte una serie de conjeturas basadas en los descubrimientos arqueológicos de los restos de ruinas, tumbas y monumentos, la mayoría de los cuales contienen muestras muy valiosas de la cultura antigua. Las inscripciones en jeroglíficos, por ejemplo, han proporcionado datos de extrema importancia.
La base para el estudio del periodo dinástico de la historia egipcia, entre la primera dinastía y el periodo de los tolomeos, reside en el Aegyptiaca de Manetón, un sacerdote tolemaico del siglo III a.C., que organizó una lista de reyes dividida en 30 dinastías. Existe un acuerdo general sobre las divisiones de la historia egipcia, hasta la conquista de Alejandro III el Magno, en los imperios Antiguo, Medio y Nuevo con periodos intermedios, seguidos por los periodos tardío y de los tolomeos, fijados cronológica y genealógicamente gracias a los nuevos hallazgos y el uso creciente de sofisticados métodos de datación.

Hace unos 60.000 años, el río Nilo comenzó las inundaciones anuales de los terrenos de su cuenca, dejando tras de sí un fértil suelo aluvial. Las áreas cercanas a la llanura de inundación permitieron garantizar los recursos alimentarios y el agua. Con el tiempo, los cambios climáticos, que comprendían periodos de aridez, permitieron afianzar el asentamiento humano en el valle del Nilo. Desde el periodo calcolítico (edad del cobre, que comienza hacia el 4000 a.C.), hasta comienzos del Imperio Antiguo, la población se extendió por una gran área.
En el VII milenio a.C., Egipto contaba con unas condiciones medioambientales apropiadas para la ocupación humana. Se han encontrado evidencias de asentamientos desde ese tiempo en las áreas del sur o Alto Egipto; restos de ocupación similares se han descubierto en los emplazamientos nubios (actualmente Sudán). Se han encontrado bastantes fragmentos de cerámica en las tumbas del Alto Egipto desde el IV milenio a.C. (en el periodo predinástico) que permiten establecer una secuencia de datación relativa. El periodo predinástico, que finaliza con la unificación de Egipto en un único reino, se subdivide por lo general en tres fases, cada una de ellas se refiere a los yacimientos en los cuales se encontraron sus materiales arqueológicos: badariense, amratiense (Nayada I) y geerziense (Nayada II y III). Los yacimientos del norte (desde el 5500 a.C.) han proporcionado material para establecer una datación arqueológica de cierta continuidad pero no ofrece una cronología larga como las encontradas en el sur.
El Imperio Antiguo (2755-2255 a.C.) comprende desde la III hasta la VI Dinastías. La capital estaba en el norte, en Menfis, y los monarcas mantuvieron un poder absoluto sobre un gobierno sólidamente unificado. La religión desempeñó un papel importante, como queda registrado en la mitología egipcia; de hecho, el gobierno había evolucionado hacia un sistema teocrático, en donde el faraón era considerado un dios en la Tierra, por lo que gozaba de un poder absoluto.

Sin un gobierno centralizado, la burocracia no era efectiva, ya que se impuso la atomización del poder. El arte egipcio se hizo más local, y no se construyó ningún complejo funerario destacado. La religión también se democratizó cuando las clases inferiores reclamaron privilegios que previamente estaban reservados sólo a la realeza. Por ejemplo, podían usar fragmentos extraídos de los Textos de las Pirámides en las paredes de sus ataúdes o tumbas.

Con la unificación del territorio egipcio y la fundación de la XVIII Dinastía por Amosis I, comenzó el Imperio Nuevo (1570-1070 a.C.). Amosis restableció los límites, los objetivos y la burocracia del Imperio Medio, y reactivó su programa de aprovechamiento de la tierra. Mantuvo el equilibrio de poder entre los nomarcas y él mismo con el apoyo del ejército. La importancia de la mujer en el Imperio Nuevo se ilustró por los altos títulos y la destacada posición de las esposas y madres de los faraones.

La ocupación de Egipto por las tropas de Alejandro Magno en el 332 a.C. supuso el fin del dominio persa. Alejandro designó al general macedonio Tolomeo, conocido después como Tolomeo I Sóter, para gobernar el país. Aunque se nombraron también dos gobernadores egipcios, el poder estuvo en manos de Tolomeo, quien en pocos años se hizo con el control absoluto del país.

Irritados por la intolerancia religiosa y los excesivos impuestos a que les sometía el Imperio bizantino, los egipcios coptos ofrecieron poca resistencia a los conquistadores árabes. El califato, en cambio, sólo imponía a los pueblos conquistados el pago de una capitación (jizyah) pero respetaba las prácticas religiosas, las vidas y la propiedad de los coptos. Además de este impuesto, la población masculina (estimada entre seis y ocho millones) pagaba el kharaj, un impuesto sobre la propiedad agrícola.

A partir del 856, Egipto se concedió como un iqta (una forma de feudo) a la oligarquía militar turca que dominó el califato de Bagdad. En el 868, Ahmad ibn Tulun, un turco de 33 años, fue enviado al país como gobernador. Hombre de talento y educación, Tulun gobernó de forma prudente y adecuada, pero también transformó a Egipto en una provincia autónoma, vinculada con los Abasíes sólo por el pago anual de un pequeño tributo. Tulun levantó una nueva ciudad, El-Qatai, al norte de Fustat. Bajo su gobierno benevolente, Egipto conoció una época de prosperidad y expansión llegando incluso a anexionarse Siria. La dinastía de Tulun (los tuluníes) gobernaron durante 37 años un imperio que englobaba Egipto, Palestina y Siria.

Aunque el dominio real de los turcos otomanos sobre Egipto duró sólo hasta el final del siglo XVII, el país formó nominalmente parte del Imperio otomano hasta 1915. En vez de acabar con los mamelucos, los otomanos los utilizaron en su administración; establecieron un gobernador y desplegaron seis ocaks (regimientos) en Egipto como guarnición. Los miembros de los ocaks representaron un importante papel en la vida económica y política del país. Las áreas rurales fueron consideradas posesiones de la corona y se dividieron en parcelas denominadas iqta, cuyos beneficios revertían en la clase dirigente otomana.
El interés de Gran Bretaña en Egipto se centraba en el canal de Suez, que facilitaba la ruta británica hacia la India. Las promesas relativas a la retirada del país, una vez que se restableció el orden, se anularon, por lo que el ejército británico ocupó Egipto hasta 1954. Aunque Tawfiq continuó en el trono como un príncipe administrador, el cónsul británico era el auténtico gobernador del país. El primer y más destacado cónsul general fue Evelyn Baring, conde de Cromer.
El movimiento nacionalista dirigido por Mustafá Kamil, abogado formado en Europa, fue respaldado por el sucesor de Tawfiq, Abbas Hilmi II, a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Kamil hizo campaña en favor del autogobierno y el final de la ocupación británica.
Durante este periodo, la agricultura estuvo tan completamente dominada por el cultivo del algodón, para suministrar dicho producto a las fábricas textiles de Lancashire (Gran Bretaña), que los cereales para alimentar a la población egipcia tenían que ser importados. Se realizaron proyectos de regadío para incrementar la superficie cultivable y, finalmente, se pagó la deuda contraída con Gran Bretaña.
La ocupación fue admitida internacionalmente cuando, en 1904, Francia reconoció los derechos británicos en el país a cambio de que éstos reconocieran los suyos en Marruecos.
El primer presidente de la República, el general Muhammad Naguib, fue una figura nominal, pues el poder fue ejercido realmente por Gamal Abdel Nasser, presidente del Consejo del Mando de la Revolución, integrado por oficiales que habían tramado la conspiración. En abril de 1954 Nasser se convirtió en primer ministro; en noviembre de ese año, Naguib fue destituido y Nasser asumió la autoridad ejecutiva. En julio de 1956 fue elegido oficialmente presidente de la República.

Al principio, Nasser siguió una política de acercamiento a Occidente y negoció con éxito la salida de las fuerzas británicas de Egipto en 1954. Pronto evolucionó a una política de neutralidad y solidaridad con otras naciones africanas y asiáticas del Tercer Mundo y se convirtió en el máximo defensor de la unidad árabe.
La negativa de los países occidentales a proporcionar armamento a Egipto (que probablemente utilizaría contra Israel) provocó un giro en la política exterior de Nasser, que le acercó al bloque de los países del Este. Como represalia, el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo denegó a Egipto la concesión de un préstamo para financiar el proyecto de la presa de Asuán. Nasser respondió nacionalizando el canal de Suez y trató de utilizar sus ingresos para financiar la construcción del embalse. Irritados por esta decisión, Gran Bretaña y Francia (los principales accionistas en el canal) se unieron a Israel en un ataque a Egipto en 1956. La presión de Estados Unidos y la Unión Soviética forzó a los tres países a abandonar el territorio egipcio, por lo que las fuerzas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fueron desplegadas entre Egipto e Israel.
Con la intención de proseguir el sueño de la unidad árabe, Nasser en 1958 favoreció la unión de Egipto y Siria con el nombre de República Árabe Unida. Aunque sólo duró tres años, pues los sirios se rebelaron y reafirmaron su independencia, Egipto mantuvo el nombre de República Árabe Unida durante varios años.
Por lo que respecta a la política interior, el régimen de Nasser suprimió la oposición política y estableció un régimen unipartidista para reformar la vida política. Una serie de decretos limitaron la propiedad de la tierra y disminuyeron el poder de los grupos terratenientes. En 1961 el capital extranjero invertido en el país se nacionalizó, al igual que las infraestructuras públicas y las industrias locales, que pasaron a formar parte del sector público. Este nuevo orden, que Nasser denominó socialismo árabe, pretendía una mayor igualdad social y el crecimiento económico. En 1962, se redactó una Constitución y el partido oficial Unión Nacional pasó a denominarse Unión Socialista Árabe; las mujeres formaron parte del cuerpo electoral. Se eligió la primera mujer miembro del Consejo de Ministros.
En 1962, Egipto intervino en la guerra civil de Yemen, al respaldar a los republicanos en el enfrentamiento contra las fuerzas monárquicas. En 1967, Nasser, al continuar la lucha contra Israel, cerró los estrechos de Tirán a los barcos israelíes y solicitó que las fuerzas de la ONU fueran retiradas de la frontera. Los israelíes, al creer que Nasser estaba preparando la guerra, atacaron primero y destruyeron los aeródromos y las posiciones egipcias en el Sinaí, avanzando sus tropas hasta alcanzar la margen derecha del canal de Suez. Esta guerra de los Seis Días dejó a Israel en posesión de toda la península de Sinaí. Cuando las negociaciones parecían no conducir a ningún resultado, Nasser recurrió a la Unión Soviética, que rearmó a Egipto a cambio de una base naval en su territorio.
Nasser murió en 1971. El problema sucesorio se solucionó cuando fue elegido su vicepresidente, Anwar al-Sadat, colaborador durante largo tiempo de Nasser.
Los grupos políticos de la oposición eligieron a Sadat como candidato de compromiso, suponiendo que podía ser fácil de manipular. Sin embargo, el nuevo presidente les burló y con el apoyo del ejército, mandó arrestar a los disidentes, puso en libertad a los presos políticos encarcelados por Nasser y proclamó un régimen de liberalización económica y política, en especial para la prensa, que Nasser había controlado estrictamente.

Las escaramuzas entre Egipto e Israel habían continuado desde 1969, y esta guerra de desgaste causó muchas bajas entre las fuerzas militares egipcias. Sadat intentó encontrar una salida mediante la negociación; fracasada ésta, planeó en secreto otro ataque contra Israel. Primero restableció sus vínculos con los estados árabes, sobre todo con Arabia Saudí, que financió la compra de armas a la Unión Soviética. Entonces, el 6 de octubre de 1973, el día sagrado del Yom Kipur y durante el mes santo del Ramadán musulmán, Egipto lanzó un ataque aéreo y terrestre a través del canal de Suez que supuso el inicio de la guerra del Yom Kipur, que sólo finalizó por la intervención de fuerzas de la ONU.
Aunque Egipto no ganó la guerra, desestabilizó las fronteras establecidas en 1967 y, ayudado por la trayectoria diplomática del secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger, recuperó el control del canal de Suez. Al haber elevado la moral egipcia, Sadat se preparó para la ronda de negociaciones. En 1974 y 1975, Egipto e Israel concluyeron una serie nueva de acuerdos gracias a la mediación de Kissinger que proporcionaron la retirada de las tropas del frente del Sinaí. En junio de 1975, Egipto reabrió el canal de Suez, permitiendo el paso a los barcos que transportaban mercancías israelíes. Israel se retiró de ciertos puntos estratégicos y de algunos de los campos petroleros del Sinaí.
Mientras tanto, la situación económica de Egipto empeoró progresivamente; a comienzos de 1976, la deuda del país se estimaba en 4.000 millones de dólares. Al año siguiente, de forma inesperada, Sadat solicitó a los asesores militares soviéticos que abandonaran el país y se acercó a Estados Unidos, al considerarlo un elemento clave de la paz en Próximo Oriente. Incluso más sorprendentemente, el 19 de noviembre de 1977, Sadat viajó a Israel y dio una alocución al Kneset (Parlamento israelí) con una oferta de paz. Esta actitud fue seguida por amplias negociaciones auspiciadas por Estados Unidos. En una conferencia tripartita con el presidente estadounidense Jimmy Carter en Camp David (Maryland), en septiembre de 1978, Sadat y el primer ministro israelí Menajem Beguin firmaron un acuerdo marco para la resolución del conflicto egipcio-israelí. El 26 de marzo de 1979 se firmó en la ciudad de Washington un tratado de paz entre los dos estados, basado en los Acuerdos de Camp David.
El resto del mundo árabe denunció a Egipto por firmar una paz separada con Israel, y numerosos dirigentes árabes tildaron a Sadat de traidor a la causa árabe. Egipto fue incluso expulsado de la Liga Árabe en 1979, por lo que la sede de la Liga se trasladó de El Cairo a Túnez.
En el interior del país, las protestas contra el tratado de paz surgieron de grupos de fundamentalistas islámicos, lo que provocó una dura represión por parte de Sadat. En tal ambiente, fue asesinado por fundamentalistas religiosos miembros del Ejército, el 6 de octubre de 1981, durante una parada militar que conmemoraba la guerra del Yom Kipur.
El vicepresidente Hosni Mubarak sucedió a Sadat. Mientras se adhería a los Acuerdos de Camp David, Mubarak procuró aplicar la liberalización política dentro de Egipto así como mejorar las relaciones con otros Estados árabes. Israel finalizó su retirada del Sinaí el 25 de abril de 1982. En enero de 1984, Egipto aceptó una invitación a reincorporarse como miembro número cuadragésimo segundo a la Conferencia Islámica. En abril de ese mismo año, en las primeras elecciones generales celebradas en Egipto bajo la presidencia de Mubarak, el Partido Nacional Democrático del gobierno consiguió el 87% de los votos. Tras un referéndum nacional celebrado en febrero de 1987, autorizó la disolución de la Asamblea Popular, celebrándose nuevas elecciones en abril del mismo año. Aunque el Partido Nacional Democrático obtuvo 338 escaños de los 448, los Hermanos Musulmanes consiguieron un fuerte incremento. El presidente Mubarak resultó reelegido en referéndum en octubre de 1987. En 1989 fue readmitido en el seno de la Liga Árabe. Después de que Egipto formara parte de la coalición que se enfrentó a Irak en la guerra del Golfo Pérsico de 1991, la mitad de sus 20.200 millones dólares de deuda fue condonada por los países aliados, y el resto fue renegociado.
En 1992, los islamistas empezaron a lanzar violentos ataques contra funcionarios gubernamentales, coptos, turistas, mujeres que no se cubrían el rostro con velo y otros sectores en una campaña para sustituir el gobierno de Mubarak por otro basado en el estricto cumplimiento de la ley islámica. Como consecuencia de estos ataques, los ingresos procedentes del turismo cayeron un 42% entre 1992 y 1993. El gobierno tomó medidas enérgicas contra los militantes fundamentalistas, llegando a ejecutar a 29 de ellos en 1993. En octubre de 1993, Mubarak ganó un referéndum por el que fue reelegido para un tercer mandato presidencial. En 1994, continuó la violencia por parte de los militantes islámicos que intensificaron los atentados contra turistas y extranjeros, llegando a apuñalar al premio Nobel Naguib Mahfuz. El 26 de junio de 1995, Mubarak escapó a un atentado, al parecer efectuado por islamistas egipcios, mientras visitaba Addis Abeba (Etiopía). Más tarde criticó a Sudán por dar refugio a sus atacantes, país con el que sus relaciones han ido empeorando al considerarle el centro de las actividades de los fundamentalistas, que durante 1996 continuaron afectando al sector turístico, con el consiguiente descenso en el ingreso de divisas.
Durante los meses de noviembre y diciembre de 1995 se celebraron elecciones legislativas, que nuevamente se desarrollaron en un ambiente de disturbios, protagonizados por las fuerzas del orden y los islamistas, que se saldaron con más de 50 muertos. Todos estos acontecimientos acaecidos en los últimos años contribuyeron al endurecimiento del régimen frente a los integristas islámicos y a la convocatoria de una cumbre antiterrorista, en marzo de 1996. En junio de este mismo año, el primer ministro Sdiqi fue sustituido en el cargo por Kamal al-Ganduri, ex ministro de Planificación. También en junio tuvo lugar la cumbre árabe de El Cairo, que congregó a los principales dirigentes de todos los países árabes, a excepción de Irak, y en la que se puso de manifiesto el compromiso de iniciar un proceso de paz en la región.
Un atentado terrorista llevado a cabo en el paraje arqueológico de Luxor el 17 de noviembre de 1997 por la organización islamista Gamaa Islamiya causó la muerte a 67 personas, 57 de ellos turistas, 4 policías y guías y 6 miembros del propio comando. La acción terrorista supuso un nuevo retroceso de la actividad turística en el país. De otro lado, el presidente Mubarak albergó el 4 de septiembre de 1999 una reunión entre el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasir Arafat, y el primer ministro israelí, Ehud Barak. Dos días después sufrió otro atentado que le hirió levemente. Mubarak obtuvo la victoria en el referéndum convocado el 26 de septiembre de ese año para ratificar la decisión parlamentaria de que se mantuviera al frente de la República, y accedió así a su cuarto mandato. En las elecciones legislativas celebradas los días 18 y 29 de octubre, y 13 de noviembre, de 2000 (año en que el presidente egipcio auspició varios encuentros entre Arafat y Barak), el gubernamental Partido Nacional Democrático obtuvo una nueva victoria absoluta tras ganar 388 de los 444 escaños de la Asamblea en juego.
Egipto era, desde años atrás, uno de los principales aliados de Estados Unidos en Oriente Próximo. Paradójicamente, la crisis económica iba minando la salud social de un país que no podía dejar de temer la amenaza del radicalismo islámico. En noviembre de 2003, Mubarak se desmayó mientras pronunciaba un discurso ante la Asamblea Popular; la posterior intervención quirúrgica a que hubo de ser sometido obligó a que, desde el 20 de junio hasta el 7 de julio de 2004, le sustituyera interinamente al frente de la presidencia el primer ministro, Atef Ebeid. Mubarak anunció un significativo proyecto democratizador en febrero de 2005, cuando presentó una proposición de reforma constitucional para establecer comicios directos que sustituyeran a la hasta entonces elección presidencial indirecta. Al mismo tiempo, el presidente egipcio albergó un nuevo impulso negociador en Oriente Próximo. El 8 de febrero de ese año, el nuevo líder de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, se reunió con el primer ministro israelí, Ariel Sharon, en la localidad que había servido de sede para las anteriores citas entre palestinos e israelíes, Sharm el Sheij (a orillas del mar Rojo, en la península del Sinaí, a unos 488 km al sur de El Cairo). Se reiniciaban así las negociaciones de paz y proseguía el intento de acuerdo conocido como Hoja de Ruta.
Asimismo, durante ese primer trimestre de 2005, la oposición contra el régimen de Mubarak se intensificó. El anteriormente citado proyecto de reforma constitucional no satisfacía las demandas de un amplio abanico de sectores de la sociedad egipcia que reclamaban una reforma política profunda, que supusiera la extensión de las libertades civiles y el establecimiento de un auténtico sistema parlamentario. En mayo, la enmienda del artículo 76 de la Constitución, que convertiría a los comicios presidenciales de septiembre en los primeros por sufragio directo y a los que podrían concurrir varios candidatos (los independientes deberían estar respaldados por un determinado número de parlamentarios, de ahí que la oposición calificase de farsa la reforma), fue aprobada por la Asamblea del Pueblo y ratificada en un referéndum popular. Este fue boicoteado por los Hermanos Musulmanes, así como por los principales partidos legales no oficialistas (el liberal Wafd, el Partido Democrático Nasserista y el también izquierdista Tagamua) y por la plataforma Movimiento Egipcio por el Cambio.
El 23 de julio de ese mismo año 2005, se produjo una cadena de explosiones en Sharm el Sheij, destino de numerosos turistas occidentales. El balance de este atentado, reivindicado por una célula egipcia de la organización terrorista islamista Al Qaeda, fue de más de 80 víctimas mortales y más de 150 heridos. En septiembre, y según lo esperado, Mubarak fue reelegido presidente al recibir el 88,6% de los votos en unas elecciones caracterizadas por el bajo índice de participación (23%). Además de por la alta abstención, el nuevo triunfo de Mubarak (primero frente a otros candidatos) se vio empañado por las denuncias de fraude dirigidas desde diversos sectores de la oposición. En los comicios legislativos que tuvieron lugar en noviembre y diciembre, el PND revalidó su mayoría absoluta en la Asamblea Popular; sin embargo, los candidatos independientes vinculados a los Hermanos Musulmanes lograron un gran avance. En 2007, el gobierno de Mubarak promovió 34 enmiendas constitucionales que fueron aprobadas en un referéndum celebrado el 26 de marzo de ese año. Entre las principales disposiciones sancionadas por esta reforma constitucional, rechazada de plano por el conjunto de la oposición, se encontraban, entre otras, la prohibición de los partidos políticos religiosos, la posibilidad de reelección presidencial sin límite de mandatos o la supresión de la supervisión judicial de los procesos electorales.