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viernes, 6 de agosto de 2010

Dinamarca

Dinamarca (nombre oficial, Kongeriget Danmark, Reino de Dinamarca), monarquía constitucional situada en el norte de Europa, que constituye el más meridional de los países escandinavos. Limita al norte con el estrecho de Skagerrak, un brazo del mar del Norte; al este con el estrecho de Kattegat (una extensión del Skagerrak) y el estrecho de Øresund (también conocido como Sund), que une el Kattegat y el mar Báltico; al sur con el mar Báltico, el estrecho de Fehmarn y el estado de Schleswig-Holstein, en la República Federal de Alemania; y al oeste con el mar del Norte. Dinamarca comprende la mayor parte de la península de Jutlandia, que se extiende a lo largo de 338 km en dirección norte-sur, y más de 400 islas en el mar Báltico y en el mar del Norte. Las islas principales se sitúan entre Jutlandia y Suecia.

Sjælland o Seelandia es la de mayor tamaño, seguida por Fyn (en alemán, Fünen), Lolland, Falster, Langeland y Møn. Aproximadamente a 130 km al este de Sjælland, en el mar Báltico, está la isla danesa de Bornholm. Dinamarca tiene dos territorios externos, que se localizan al norte del océano Atlántico: las islas Feroe y Groenlandia. Estuvieron bajo administración danesa desde finales del siglo XIV; en la actualidad ambas gozan de plena autonomía en cuestiones internas. A las Feroe, un grupo de 18 islas localizadas a gran distancia del noroeste de Jutlandia, entre las islas Shetland e Islandia, se les otorgó la autonomía en 1948. Groenlandia se encuentra cerca de Norteamérica, al este de Canadá; es parte integrante, desde 1953, de la monarquía danesa y se le otorgó la autonomía en 1979. Si se excluyen estos territorios, Dinamarca tiene una superficie de 43.094 km²; la península de Jutlandia comprende casi el 70% de la superficie total. La capital de Dinamarca es Copenhague (en danés, København).

Dinamarca es una superficie de tierras bajas, de hecho su terreno está entre los más llanos del mundo. Su altitud presenta un promedio de 30 m sobre el nivel del mar; el punto más alto, Yding Skovhøj en el centro-este de la península de Jutlandia, tiene sólo 173 m de altitud.

Dinamarca tiene un clima oceánico, con veranos moderados e inviernos lluviosos. La temperatura alcanza un promedio en verano de 16 °C y en invierno de 0 °C. Los frecuentes cambios en la dirección del viento provocan amplias fluctuaciones en la temperatura. La precipitación anual es de 610 mm de promedio; las nevadas suponen un 10% de este total.

Queda relativamente poca vegetación natural en Dinamarca, porque la mayor parte del terreno se ha dedicado al cultivo. Los bosques cubren el 11,6% del país; las principales especies arbóreas son coníferas, hayas, robles y fresnos. También se encuentran varias clases de helechos y musgos comunes característicos de Europa central. El corzo y el ciervo rojo son los únicos grandes mamíferos; entre los pequeños se encuentran zorros, ardillas y liebres. Hay 196 especies de aves y 41 de peces (de agua dulce y salada) conocidas; el bacalao, el arenque y la platija forman las bases de la industria pesquera. Existen 35 especies en peligro de extinción.

La población de Dinamarca es extremadamente homogénea; el 96% son de origen danés y están muy relacionados con otros pueblos escandinavos, en especial con Noruega y Suecia. Hay una pequeña población inmigrante, principalmente escandinavos, y también turcos, iraníes y paquistaníes, la mayoría de los cuales vinieron como trabajadores ‘invitados’.

El luteranismo es la religión más importante de Dinamarca; alrededor del 90% de los daneses son, al menos nominalmente, miembros de la Iglesia luterana evangélica. El monarca debe ser miembro de la Iglesia, pero el resto de la población en Dinamarca disfruta de una completa libertad religiosa.

Dinamarca tradicionalmente ha sido un país agrario y la agricultura es todavía un sector económico clave, pues contribuye en un 19,3% a los ingresos por exportaciones. Desde el final de la II Guerra Mundial, sin embargo, la industria y los servicios han ganado en importancia; absorben un 24% y alrededor del 73% de la mano de obra del país respectivamente (según datos de 2005), mientras que el empleo en la agricultura (englobando la silvicultura y la pesca) es de un 3%, frente al 14% estimado en 1965. La industria y los servicios contribuyen respectivamente en un 26% y un 72,4% al producto interior bruto (PIB), que fue de 275.366 millones de dólares en 2006, y la agricultura lo hace sólo en un 2%. Los barcos daneses, que faenan en aguas extranjeras, contribuyen sustancialmente a la economía. El país también está implicado en productivas inversiones extranjeras, especialmente en la construcción de buques y en el sector de la construcción exterior. El presupuesto anual de 2006 estimaba alrededor de 99.259 millones de dólares en ingresos y 88.684 millones de dólares en gastos. El producto nacional bruto (PNB) en 2004 (según estimación del Banco Mundial) era de 220.218 millones de dólares, equivalente a 52.110 dólares per cápita, uno de los más altos del mundo.
La política estatal danesa favorece las pequeñas propiedades y no fomenta la fusión de pequeñas propiedades para formar otras más grandes. Alrededor del 85% de las explotaciones de Dinamarca tienen menos de 50 ha y la mayoría son de propiedad familiar.
De las 2.244.000 ha en cultivo, alrededor del 60% se dedican a cereales, principalmente cebada, avena, trigo y centeno; el resto se destina al forraje y otros cultivos, como lino, cáñamo, lúpulo y tabaco. La producción agrícola en 2006 fue principalmente de 8.632.300 t de cereales, de las cuales 4.801.600 t fueron de trigo; 252.862 t de hortalizas; 32.200 t de legumbres; y 1.361.200 t de patatas. Las industrias cárnicas y de productos lácteos son muy importantes y están orientadas a la exportación. Dinamarca es el primer productor del mundo de productos de ganado porcino; en 2006 contaba con unos 12,6 millones de cabezas de ganado porcino, 1,57 millones de vacuno, 206.000 ovejas y 52.882 caballos.
Una característica destacada de la agricultura en Dinamarca es la influencia del movimiento cooperativo. Las cooperativas se dedican especialmente a los productos de consumo diario y a los subproductos derivados del cerdo, gran parte de los cuales se comercializan también mediante cooperativas; la mayoría de éstas se organizan en asociaciones nacionales, que forman parte del Consejo Agrícola, una agencia central de cooperativas que establece contactos con el gobierno y con otras industrias y establece la estrategia en el comercio exterior.

Los recursos forestales de Dinamarca son muy escasos, los bosques han sido reservas estatales desde 1805 y, en la actualidad, suponen el 11,6% de la superficie total. La gran flota de pesca danesa (347 embarcaciones) desempeña un papel importante en la economía. En 2005 la captura total anual alcanzó 949.625 toneladas (casi toda pesca marítima). Las capturas más importantes son arenque, salmón y bacalao.

Las industrias principales de Dinamarca se dedican al procesado de alimentos, a la producción de acero y metales, productos químicos y farmacéuticos, artes gráficas, maquinaria, bienes electrónicos y maquinaria específica de transporte (especialmente motores diesel para barcos y locomotoras). Los muebles daneses han sido demandados por todo el mundo desde la década de 1920. Otras industrias destacadas son el fundido de hierro, construcción naval, elaboración de cerveza, producción de textiles y tejidos, cemento, productos químicos, equipos electrónicos, alfarería, porcelana, cocinas, bicicletas y papel.

La unidad monetaria es la corona danesa o krone, dividida en 100 øres (5,90 coronas equivalían a 1 dólar estadounidense en 2006). El Banco Nacional de Dinamarca (1818) es el banco emisor y el centro de finanzas danés; sus oficinas principales están en Copenhague. Los grandes bancos comerciales tienen sucursales por toda Dinamarca y el país también cuenta con más de 90 cajas de ahorros. El número de bancos se ha reducido continuamente desde la década de 1970, a causa de una sucesión de fusiones; la más reciente fue a comienzos de la década de 1990.

El conocimiento de la antigüedad danesa se deduce en gran medida a partir de las investigaciones arqueológicas. Algunos historiadores creen que los habitantes daneses de la parte meridional de la península escandinava emigraron a la península de Jutlandia y a las islas adyacentes del mar Báltico en los siglos V y VI. La evidencia de grandes estructuras públicas del siglo VIII —como un canal, un gran puente y rampas a través del istmo de Jutlandia, hoy llamado el Danevirke— atestigua la presencia de una autoridad central bastante fuerte en la península en vísperas de la era vikinga. Desde su primer ataque a las islas Británicas, hacia el 780, los daneses fueron los dominadores de la parte de Inglaterra que llegó a conocerse como Danelaw, territorio de jurisdicción danesa. Bajo el rey Harald Dienteazul en el siglo X, la consolidación política se incrementó y Dinamarca fue cristianizada. El hijo de Harald, Sven I Barba de Horquilla, conquistó toda Inglaterra en 1013-1014. El hijo de Sven I, Canuto I el Grande, gobernó Inglaterra (1016-1035), Dinamarca (1018-1035) y Noruega (1028-1035).
A finales del siglo XII y comienzos del XIII, los daneses se expandieron al este. Conquistaron gran parte de la costa sur del mar Báltico y establecieron un poderoso y próspero reino. En esta era de expansión, el feudalismo en Dinamarca alcanzó su apogeo. El reino llegó a ser más rico y poderoso que nunca, aunque la mayor parte del campesinado vio sus derechos reducidos. El progreso económico lo marcaron principalmente el desarrollo de la industria de la pesca del arenque y la cría de ganado. Este progreso fue la base para el incremento de los comerciantes y artesanos.
La disensión creciente entre la corona danesa y la nobleza llevó a una contienda en la cual esta última, en 1282, obligó al rey Erik el Bizco a firmar una carta, a veces referida como la Carta Magna Danesa. Por los términos de esta carta, el poder real se subordinaba a la Danehof (asamblea de los señores), creada como parte integral de las instituciones administrativas.
Al declive del poder danés después de la muerte de Cristóbal II en 1332, siguió el reinado de Valdemar IV (1340-1375), que se caracterizó por el restablecimiento de Dinamarca como dominadora del Báltico; sin embargo, la Hansa Teutónica, liga de comerciantes y ciudades alemanas, controló el comercio en la zona.
En 1380 Dinamarca y Noruega se unieron bajo Olaf II, nieto de Valdemar IV, y con Noruega se incorporaron Islandia y las islas Feroe. Tras la muerte de Olaf en 1387, su madre, Margarita I, que había actuado hasta entonces como regente, pasó a ejercer como reina. En 1389 obtuvo la corona de Suecia y se esforzó por unir los tres reinos, que culminó con éxito en 1397 con la formación de la Unión de Kalmar. Dinamarca se convirtió en la potencia dominante, pero la aristocracia sueca luchó ininterrumpidamente por la autonomía de Suecia dentro de la Unión. La Unión de Kalmar duró hasta 1523, cuando Suecia obtuvo su independencia en una revuelta contra Cristián II. Los suecos estuvieron dirigidos por Gustavo Vasa, que fue elegido rey de Suecia con el nombre de Gustavo I ese mismo año.
En 1523 Cristián II fue expulsado del trono danés. A continuación siguió un periodo de disturbios cuando Lübeck, la ciudad hanseática más fuerte, interfirió en la política danesa. Con ayuda del rey de Suecia, la intromisión de Lübeck vio su fin y Cristián III consolidó su poder como rey de Dinamarca. Durante su reinado (1534-1559), la Reforma triunfó en Dinamarca y la Iglesia luterana se estableció como la confesión oficial del Estado. A su vez, los reyes daneses empezaron a tratar a Noruega como una provincia más que como un reino separado. La rivalidad comercial y política con Suecia por el dominio del mar Báltico tuvo como resultado el enfrentamiento bélico de ambos Estados en la Guerra Nórdica de los Siete Años (1563-1570) y en la guerra de Kalmar (1611-1613).
La intervención en la segunda década del siglo XVII de Cristián IV en la contienda religiosa en Alemania en nombre de la causa protestante llevó a la participación danesa en la guerra de los Treinta Años. La rivalidad continuada con Suecia por la primacía en el norte condujo a las guerras de 1643-1645 y 1657-1660, en las que Dinamarca sufrió una severa derrota, por lo que perdió varias de sus islas del Báltico y todos sus territorios en la península escandinava, excepto Noruega.
Las repercusiones económicas de estas derrotas tuvieron grandes consecuencias para Dinamarca. La creciente clase comerciante, preocupada por la pérdida de mercados y del comercio exterior, se unió con la monarquía para reducir el poder y los privilegios de la nobleza. En 1660, al capitalizar la impopularidad de la nobleza después de su pobre actuación militar en las guerras contra Suecia, Federico III instauró la monarquía absoluta y suprimió los privilegios nobiliarios. La monarquía, que hasta entonces había dependido de la aristocracia, se hizo hereditaria. Se suprimieron los privilegios de exención de impuestos de la nobleza y su derecho al monopolio de las funciones administrativas del Estado.
En el siglo XVIII Dinamarca inició la colonización de Groenlandia, la cual había caído bajo dominio danés en 1380; el comercio danés en el Lejano Oriente se extendió, y las compañías de comercio se establecieron en las Indias Occidentales (hoy Antillas), donde Dinamarca adquirió varias islas. En 1788 se abolió el vasallaje y se inició la redistribución de tierras, lo que acabó con las grandes propiedades de la nobleza. En las décadas siguientes, el movimiento de cerramientos agrícolas provocó el incremento de la producción de alimentos; hacia 1813, el 60% de los campesinos daneses se había convertido en propietarios.
Durante las Guerras Napoleónicas, los esfuerzos de Inglaterra para bloquear el continente europeo llevaron a enfrentamientos navales con Dinamarca, que junto con Suecia, Rusia y Prusia había constituido la Liga de la Neutralidad Armada. Copenhague fue dos veces bombardeada por la flota británica, primero en 1801 y de nuevo en 1807, después que la flota danesa fuera destruida. Como consecuencia, Dinamarca quedó aislada de Noruega, por lo que la monarquía danesa, contra su voluntad, se alió con la Francia de Napoleón I Bonaparte. Por el Tratado de Kiel (1814), Dinamarca cedió Helgoland a los británicos y Noruega a Suecia; a cambio, Dinamarca recibió los ducados de Schleswig y Holstein. Económicamente, las Guerras Napoleónicas fueron desastrosas para Dinamarca, ya que causaron la pérdida de importantes mercados exteriores, la inflación en el interior y, al final, la bancarrota nacional. La estabilidad económica no se restableció hasta después de que se fundara el Banco Central en 1818. Incluso entonces, el bajo precio internacional de los cereales mantuvo al sector agrícola hasta 1828 en crisis.
Los problemas económicos de Dinamarca aumentaron las crecientes peticiones de un gobierno constitucional, proceso que culminó con la proclamación de la Constitución de 1849. Dinamarca se convirtió en una monarquía constitucional, las libertades civiles fueron garantizadas y se estableció un sistema legislativo bicameral, que compartía el poder con la corona. El nacionalismo alemán en los ducados de Schleswig y Holstein, ambos hereditarios y presididos por los reyes de Dinamarca, presentó a los daneses graves problemas durante las revoluciones de 1848. Los dos ducados habían sido desde hacía tiempo objeto de disputa entre la monarquía danesa y los estados alemanes de la Confederación Germánica (especialmente Austria y Prusia). Con ayuda diplomática de Rusia, Dinamarca había conseguido mantener su soberanía sobre los ducados durante la primera mitad de siglo, pero en 1864 Prusia y Austria iniciaron la guerra de los Ducados contra los daneses. Dinamarca fue derrotada y perdió la posesión de los dos ducados y otros territorios.
En 1866 la Constitución danesa sufrió una enmienda que fortaleció la cámara alta (Landsting) a expensas del Folketing (o cámara baja). La política tomó un carácter más conservador, pero durante las últimas décadas del siglo XIX, el comercio, la industria y las finanzas prosperaron, la agricultura de productos de consumo diarios y el movimiento cooperativista se expandieron mucho, y la clase trabajadora creció numéricamente. Después de 1880 el recién organizado Partido Socialdemócrata desempeñó un importante papel en el movimiento obrero danés y en la lucha por una constitución democrática. En 1901, el principio del gobierno parlamentario se reconoció finalmente.
Dinamarca fue neutral durante la I Guerra Mundial. En 1917 vendió las Antillas danesas (parte de las islas Vírgenes) a Estados Unidos. Las reformas constitucionales de 1915 supusieron el establecimiento de muchas de las características básicas del sistema de gobierno actual; el sufragio universal entró en vigor en 1918. En el mismo año Dinamarca reconoció la independencia de Islandia, pero siguió controlando la política exterior del nuevo Estado, cuyo jefe de Estado era el rey danés. En 1920 el territorio de Schleswig septentrional se incorporó a Dinamarca como consecuencia de un plebiscito realizado de acuerdo con los términos del Tratado de Versalles; la parte sur de Schleswig votó a favor de la permanencia dentro de la República de Weimar.
En mayo de 1939 el gobierno danés firmó un pacto de no agresión, valedero por 10 años, con la Alemania nacionalsocialista. En abril de 1940, sin embargo, Alemania ocupó Dinamarca; el gobierno danés, no obstante, pudo mantener la mayor parte del control sobre su política interior hasta 1943. La policía danesa ayudó a los 6.000 judíos daneses a escapar a la neutral Suecia en la víspera de su arresto y deportación. Gran Bretaña ocupó las islas Feroe y en 1941 Estados Unidos estableció un protectorado temporal en Groenlandia, al construir varias estaciones meteorológicas y bases aéreas en ese país. En 1944 Islandia, después de un referéndum nacional, rompió todos los lazos con Dinamarca y se proclamó república soberana.
En 1948 Dinamarca concedió un estatuto de autonomía a las islas Feroe. Se unió a la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 1949 y a continuación se convirtió en miembro de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) en 1960 y de la Comunidad Económica Europea (hoy Unión Europea) en 1972.
En 1953 se adoptó una nueva Constitución que suprimió el Landsting e instituyó al Folketing como Parlamento unicameral, permitió el acceso de las mujeres al trono y convirtió a Groenlandia en provincia danesa. Groenlandia consiguió en 1979 su autonomía.
Cuatro décadas de dominio de la política danesa por parte del Partido Socialdemócrata finalizaron con las elecciones de 1968. Hilmar Baunsgaard, dirigente del Partido Liberal Radical, formó una coalición de gobierno que duró hasta 1971, cuando Jens Otto Krag, un antiguo primer ministro socialdemócrata, retornó al cargo. El rey Federico IX murió en 1972 y fue sucedido por su hija, Margarita II. Después de ese año Krag gobernó y fue reemplazado como primer ministro y líder del partido por Anker Joergensen. Los socialdemócratas perdieron las elecciones celebradas a finales de 1973 y Poul Hartling, un liberal, formó un gabinete minoritario. Las elecciones celebradas a comienzos de 1975, sin embargo, permitieron a Joergensen retornar al poder, también dirigiendo un gobierno minoritario. Mantuvo su liderato hasta septiembre de 1982, cuando Poul Schlüter, un conservador, se convirtió en jefe de la coalición de centro-derecha. Las elecciones celebradas en enero de 1984 incrementaron el número de integrantes de la coalición (conservadores, liberales, centristas, democratacristianos), que conservó el poder en las elecciones de septiembre de 1987, de mayo de 1988 y de diciembre de 1990. En 1985 el Folketing votó contra cualquier inclusión de centrales nucleares en los planes de energía nacional y confió al gobierno la misión de trabajar activamente para establecer una zona nórdica libre de energía nuclear, lo que vino acompañado de discrepancias en las relaciones danesas con la OTAN, sólo restablecidas hacia 1988, después de unas elecciones generales muy disputadas por la política de defensa a seguir y la condición de miembro de la OTAN que debería seguir el país. La destrucción de colonias de langostas en el estrecho entre Dinamarca y Suecia en 1986 y otros desastres ecológicos acaecidos en 1988 dieron como resultado la promulgación de estrictas medidas de protección medioambiental por parte del Folketing.
Como resultado del escándalo relativo a los visados de inmigración, el primer ministro Schlüter dimitió en enero de 1993. Se formó una nueva coalición gubernamental con el socialdemócrata Poul Nyrup Rasmussen como jefe de gobierno. La coalición sobrevivió en las elecciones de septiembre de 1994, aunque con una reducida mayoría que reflejaba el descontento popular causado por el desempleo y por el incierto futuro del Estado de bienestar. En 1992 los votantes daneses, por un estrecho margen, rechazaron el Tratado de la Unión Europea (Tratado de Maastricht) que prevé la progresiva integración política y monetaria dentro de la Unión Europea. Después de una serie de modificaciones exigidas por Dinamarca acerca de las disposiciones de la unión monetaria, la ciudadanía europea y la defensa (Dinamarca no sería sometida a una comisión al ser un miembro pleno de la Unión Europea Occidental), los daneses votaron en mayo de 1993 su aprobación. A lo largo de 1995 y 1996, Dinamarca experimentó una cierta recuperación económica.
En noviembre de 1997 se celebraron comicios para elegir a los representantes comunales y de condado; los partidos democráticos (Socialdemócrata, Liberal, Conservador) retrocedieron levemente, en tanto que el xenófobo Partido Popular Danés obtuvo cerca del 7% de los resultados.
Meses más tarde, en marzo de 1998, tuvieron lugar las elecciones legislativas en las que, contra todo pronóstico, los socialdemócratas del primer ministro Rasmussen obtuvieron 88 escaños frente a los 87 del denominado 'bloque burgués'. En este último, el Partido Conservador sufrió una severa derrota, en tanto que el ultraderechista Partido Popular Danés, que se presentaba por vez primera, obtuvo 13 escaños; el también ultraderechista Partido del Progreso, apenas consiguió representación; por último, el Partido Liberal sufrió un incremento menor del esperado. En total, la alianza de socialdemócratas y radicales, junto con los socialistas populares y la Lista Unida (integrada por comunistas y verdes), consiguió 90 diputados, incluidos uno de Groenlandia y otro de las Feroe. El 'bloque burgués' logró 89 escaños en el Parlamento.
El nuevo gobierno de coalición presidido por Rasmussen afrontó seguidamente dos consultas populares que habrían de marcar la futura posición de Dinamarca en el marco de la Unión Europea (UE). En mayo de 1998 el electorado danés dio su aprobación para la ratificación del Tratado de Amsterdam, pero en un nuevo referéndum celebrado el 28 de septiembre de 2000, y pese a que la mayoría de las fuerzas políticas y sociales solicitó el voto favorable para la integración danesa en el proceso de Unión Económica y Monetaria (UEM) y en el grupo del euro, el 53,1% de los votantes rechazó la adopción de la moneda única europea.
El 20 de noviembre de 2001 se celebraron elecciones legislativas anticipadas y las urnas dieron el triunfo a la coalición de centro derecha que formaron, entre otros, el Partido Liberal (que consiguió 56 escaños), el Partido Popular Danés (22), el Partido Popular Conservador (16) y el Partido Popular Cristiano (4). Frente a estos 98 diputados de las fuerzas conservadoras, la conjunción socialdemócrata sólo obtuvo 77 escaños, 52 de ellos del propio Partido Socialdemócrata de Poul Nyrup Rasmussen. Un día después éste y su gabinete dimitieron, correspondiendo la responsabilidad de formar gobierno a Anders Fogh Rasmussen, líder del Partido Liberal, quien lo hizo sólo con miembros de su grupo y del Partido Popular Conservador. Así, el nuevo ejecutivo sólo dispondría de mayoría simple en el legislativo y dependería de los votos de los diputados del Partido Popular Danés (excluido del gobierno ante la exigencia de esta formación de promover una legislación inmigratoria sumamente restrictiva).
Cuatro años después, el 8 de febrero de 2005, el bloque conservador liderado por los liberales volvió a vencer en las urnas, aunque por menos margen. Nuevamente, el Partido Liberal fue la opción más votada, alcanzando 52 escaños. A continuación quedaron el Partido Socialdemócrata (47), el Partido Popular Danés (23), el Partido Popular Conservador (19), el Partido Liberal Radical (16), el Partido Popular Socialista (11) y los Verdes (6). Estos resultados permitirían proseguir al frente del gobierno a Anders Fogh Rasmussen. Por su parte, Mogens Lykketoft, renunció al liderazgo socialdemócrata tras la derrota de su grupo.
En octubre de 2007, Anders Fogh Rasmussen convocó para el siguiente 13 de noviembre unas elecciones anticipadas cuyo resultado le permitió continuar ejerciendo el cargo de primer ministro.