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martes, 10 de agosto de 2010

Turquía

Turquía (nombre oficial, Türkiye Cumhuriyeti, República de Turquía), república cuyo territorio se localiza en el sureste de Europa y el suroeste de Asia; limita al noroeste con Bulgaria y Grecia, al norte con el mar Negro, al noreste con Georgia y Armenia, al este con Irán, al sur con Irak, Siria y el mar Mediterráneo, y al oeste con el mar Egeo. La capital es Ankara.

La moderna República de Turquía fue fundada en 1923 por Mustafá Kemal a partir del Imperio otomano, tras su derrumbamiento después de la I Guerra Mundial. Pasó a ser un Estado secular en 1928 y en 1950 se estableció un sistema político multipartidista. Aparte de un breve periodo de gobierno dirigido por una junta militar entre 1960 y 1961, Turquía tuvo gobiernos civiles hasta 1980, cuando en un periodo de inestabilidad política, de inflación y actos terroristas, el Ejército tomó el control del país. A finales de 1983 quedó restaurado el gobierno civil en Turquía.
El área principal de Turquía, conocida como Anatolia, está localizada en Asia, entre el mar Mediterráneo y el mar Egeo. La Tracia turca en Europa abarca aproximadamente el 3% de la superficie del país. Turquía es relativamente rica en recursos agrícolas y cuenta con importantes depósitos de carbón, lignito, hierro y cromo, además de algunos yacimientos de petróleo encontrados al sureste. Las zonas fronterizas de Turquía son de gran actividad sísmica, lo que hace que el país esté sujeto a frecuentes terremotos. Tiene 779.452 km² de superficie total.
Las costas del Mediterráneo y del Egeo constituyen una amplia región de Turquía, sus veranos son cálidos y húmedos y los inviernos son lluviosos. Estambul, localizada en esta zona, tiene una temperatura que en enero oscila entre los 3 y los 9 °C y en el mes de julio entre los 19 y los 28 °C; la precipitación media anual es de 697 mm. Los principales cultivos son aceituna, cítricos, uvas, algodón y verduras. Los bosques despoblados se alternan con formaciones herbáceas. La meseta de Anatolia central goza de un clima continental con veranos cálidos e inviernos más fríos que los de la zona costera. Ankara está ubicada en esta región y tiene una temperatura media anual de 12 °C, que oscila entre los -3 °C y los 4 °C en el mes de enero y los 15 y los 30 °C de julio; la precipitación media anual es de 413 mm. A lo largo de las costas mediterránea y egea, casi la mitad de las precipitaciones anuales (710 mm), se dan en Izmir durante los meses de diciembre y enero; la meseta no recibe más de la mitad de las precipitaciones totales. Son abundantes las praderas y los campos de cultivo junto con algunos bosques repartidos sobre todo por las vertientes más altas. Las tierras altas del este tienen los inviernos más largos y fríos y constituyen una región donde prevalece el pastoreo como forma de vida. Algunos de los bosques que se hallan repartidos por la zona se caracterizan por su vegetación alpina en las mayores altitudes.
Tanto los bosques húmedos de hoja caduca como el monte bajo se dan a lo largo del Egeo por su clima predominantemente lluvioso y templado. Anatolia suroriental recoge las temperaturas más altas del verano en Turquía (con un promedio que supera los 30 ºC durante los meses de julio y agosto). Es una región donde predomina el cultivo, aunque en las zonas más secas se dedican más al pastoreo. En las mayores altitudes los bosques son parecidos a los de las tierras altas del este.
La especie animal más abundante de los bosques es el jabalí, que es, por otro lado, una codiciada pieza de caza. En las zonas más alejadas de las poblaciones viven el lobo, el zorro, el gato montés, la hiena, el chacal, el ciervo, el oso, la marta y la cabra montés. Como especies domesticadas están el camello, el búfalo y la cabra de Angora. Además, cabe destacar una gran cantidad de aves locales como el ánsar, la perdiz, la codorniz y varios tipos de aves rapaces como el águila moteada, el águila ratonera, el gavilán, el cernícalo y el halcón del Bósforo. La trucha es muy abundante en los ríos de montaña; en la zona de los estrechos se pesca bonito, caballa y todo tipo de pescado azul, mientras que el boquerón se da sobre todo en el mar Negro.

El territorio de Turquía ha alojado a diversos grupos con características étnicas y culturales totalmente distintas: desde los hititas, frigios y asirios hasta los griegos, persas, romanos y árabes (véase Asia Menor). Los antepasados nómadas de los actuales turcos abandonaron Asia central en el siglo XI d.C. y conquistaron los territorios de árabes y bizantinos. Su llegada supuso la instauración de la lengua y cultura turcas entre las poblaciones sometidas, favoreciendo que el islam sustituyera al cristianismo en toda esta zona. No obstante, a finales de la década de 1980, más del 10% de la población pertenecía a distintos grupos étnicos que aún conservaban su identidad individual, en especial griegos, kurdos, árabes, armenios y judíos.

El idioma oficial es la lengua turca. Además, entre el 10 y el 15% de la población habla su lengua materna, generalmente el kurdo o el árabe.

El islam dejó de ser la religión oficial en 1928. No obstante, el 99% de la población es musulmana, principalmente suní, mientras que los chiitas se encuentran en el sureste. Los cristianos suponen menos de 0,1% del total de la población. La comunidad judía cuenta con unos 20.000 miembros.
El producto interior bruto (PIB) de Turquía en 2006 fue de 402.710 millones de dólares, que suponía 5.518,50 dólares per cápita. Alrededor del 26,8% lo aportaba la industria, el 9,7% la agricultura y el 63,5% el sector de servicios. La recuperación económica que se produjo durante el gobierno del presidente Turgut Ozal ya ha terminado. El gobierno de la primera ministra Tansu Çiller, con el apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI), continuó intentando reducir el enorme déficit nacional tras años de excesivos gastos. Los precios subieron un 150% entre 1994 y 1995, mientras que los salarios sólo lo hicieron en un 30%. La agricultura todavía ocupa al 30% de la mano de obra del país, mientras que el desempleo se sitúa en el 10,3%, según datos de 2005.
Desde el 1 de enero de 2005 la moneda de Turquía es la nueva lira turca (denominada YTL en el mercado nacional y TRY en el internacional); 1 nueva lira turca equivale a 100 nuevos kurus. La nueva moneda convivirá durante un año con la antigua, la lira turca (que estaba dividida en 100 kurus); con este cambio se prescinde de los seis últimos ceros característicos de la moneda anterior, por lo que los billetes de 20 millones de liras, hasta ahora los más valiosos (equivalentes a unos 15 dólares estadounidenses), se corresponden con billetes de 20 nuevas liras turcas.
El Banco Central, fundado en 1930, es el responsable de la emisión de moneda; el país cuenta también con algunos otros bancos estatales determinantes en la evolución de la economía, como es el caso del Banco Agrícola de la República de Turquía, fundado en 1863, y otros muchos bancos comerciales. La Bolsa de Turquía tiene su sede en Estambul.
El intento por parte de los aliados y de Grecia para dividir el país tras la I Guerra Mundial, provocó la guerra de Independencia turca, dirigida por Mustafá Kemal. El 29 de octubre de 1923 se proclamó la República de Turquía; en 1924 fueron abolidos los tribunales religiosos y en 1934 las mujeres consiguieron el derecho al voto.
El multipartidismo comenzó en 1946, cuando el recién fundado Partido Democrático obtuvo 62 escaños en el Parlamento en coalición con el Partido Republicano. En 1950, el Partido Democrático ganaba las elecciones. Más tarde, las tensiones existentes entre los partidos provocaron una crisis que desembocó en el control del poder por parte de una junta militar que gobernó de 1960 a 1961, año en que se adoptó una nueva Constitución y se celebraron elecciones generales que dieron como resultado la creación de un gobierno de coalición. Tras un periodo de incertidumbre económica y violencia política en la década de 1970, una segunda junta militar se estableció en 1980, imponiendo una ley marcial que ilegalizaba la actividad de todos los partidos políticos. La nueva Constitución, aprobada después de un referéndum popular en 1982, fue promulgada el 7 de noviembre de ese año (posteriormente, sería enmendada en 1987, 1995, 2003 y 2004). A finales de 1983 fue restaurado el gobierno civil.
Para consultas sobre la historia de la actual Turquía antes del Imperio otomano véase Asia Menor.
La primera civilización importante en Anatolia fue la de los hititas, en torno al 1900-1200 a.C., un pueblo originario de la meseta central. Esta civilización quedó destruida por las invasiones de los 'pueblos del mar', quienes arrasaron Asia Menor y Siria a finales del siglo XII a.C. La destrucción de Troya, ciudad de Anatolia occidental, fue todo un acontecimiento que ocurrió con probabilidad durante estas invasiones y que después fue conmemorado en las leyendas griegas.
Uno de los grupos de los 'pueblos del mar', los frigios, establecieron un reino que pasó a ser el poder dominante en Anatolia entre los siglos IX y VIII a.C. Durante este periodo, los griegos fundaron Mileto, Éfeso, Priene y otras muchas ciudades en Jonia, área situada a lo largo de la costa del mar Egeo. Alrededor del 700 a.C. la hegemonía de los frigios acabó a manos de los cimerios, un pueblo nómada que se instaló en el oeste de Asia Menor. En el siglo VII a.C., los lidios fundaron un reino en las costas del Egeo cuya capital fue Sardes. Este reino fue ocupado por los persas bajo Ciro II el Grande en el 546 a.C.
Desde mediados del siglo VI hasta el 333 a.C. la mayor parte de los territorios de Asia Menor, incluyendo Anatolia, pertenecieron al Imperio persa, aunque las ciudades griegas gozaron a menudo de una considerable autonomía. En el siglo IV a.C., el poder persa declinó y poco después del 333 a.C. el territorio fue ocupado por el macedonio Alejandro III el Magno. En los siglos II y I a.C., Asia Menor fue ocupada de forma progresiva por los romanos.
Tras la división del Imperio romano en el siglo IV d.C., Asia Menor pasó a formar parte del Imperio bizantino, cuya capital era Constantinopla o Bizancio (hoy Estambul), situada en el lado europeo del Bósforo, en el centro de la costa occidental de Anatolia. Durante el siglo XI, Asia Menor fue invadida por los selyúcidas turcos. En el 1071 vencieron al ejército bizantino en la batalla de Manzikert y durante el siglo XII ocuparon la mayor parte de la Anatolia central. Aunque en ese momento el objetivo de los selyúcidas no era atacar a los bizantinos sino eliminar la amenaza heterodoxa de los chiitas islámicos, representada por los fatimíes de Egipto, algunos miembros de la dinastía Selyúcida establecieron el sultanato de Rum (cuya capital era Konya), desde donde gobernarían Anatolia central durante los siglos XII y XIII.
La mayoría de las tribus nómadas que hicieron posibles las primeras victorias de los selyúcidas, fueron rápidamente empujadas hacia el oeste de Anatolia, donde se enfrentaron contra las últimas defensas bizantinas. Aunque el sultanato de Rum imitó el gobierno selyúcida de Bagdad, la presencia de un importante número de cristianos dentro de sus fronteras generó un ambiente distinto al que se respiraba en el resto de los estados islámicos, facilitando la base de los sistemas de gobierno y sociedad otomanos que surgirían en el siglo XIV.
Los selyúcidas de Bagdad y Konya fueron pronto derrotados por las invasiones del pueblo mongol, bajo mandato de Gengis Kan, que culminarían con la ocupación y saqueo de Bagdad en 1258. En Anatolia los nómadas turcomanos se aprovecharon de la consiguiente anarquía para formar una serie de principados, nominalmente bajo la soberanía de Rum que estaba ya dominado por los mongoles. Estos principados se mantuvieron gracias a las incursiones que realizaban entre sí y a las correrías efectuadas en los últimos territorios bizantinos que resistían en Anatolia occidental.
En este enfrentamiento contra los bizantinos en Anatolia occidental pronto se distinguieron los otomanos, que se colocaron a la cabeza de los principados turcomanos. Osmán I, fundador de la dinastía otomana, supo aprovecharse al máximo de la debilidad del enemigo y asegurarse buenos botines en sus incursiones a territorio cristiano, atrayendo a su servicio a miles de nómadas turcomanos y a un gran número de árabes e iraníes que huían de los mongoles. Las conquistas de Osmán en Anatolia estuvieron coronadas con la ocupación, en 1326, de la capital provincial de Bursa por parte de su hijo Orjan (reinó en 1326-1369), lo cual permitió a los otomanos controlar el sistema administrativo, financiero y militar de la zona. Así comenzó a expandirse el poder otomano a costa de los estados cristianos occidentales en declive, pero no en contra de los principados turcomanos situados al este, con los que se alcanzaron acuerdos mediante compras o matrimonios, lo que sirvió para que los otomanos tomaran así posesión de todos los territorios de Anatolia occidental.
Con las conquistas de Solimán I, el Imperio otomano estableció varias instituciones sociales, gubernamentales y administrativas, ya desarrolladas en el siglo XIV, formalizándolas en una serie de códigos que perduraron hasta el fin del Imperio. Tal y como aparecía reflejado en estos códigos, la sociedad quedaba sometida a la voluntad del sultán, que imponía su autoridad sobre todo el Imperio, y era considerado la sombra de Dios en la tierra.
El atributo básico de la autoridad del sultán era el derecho a explotar la riqueza del Imperio, que era dividido en unidades administrativas y financieras gobernadas por representantes gubernativos, considerados esclavos del sultán, aunque en realidad fueron ellos quienes constituyeron la clase dominante de la sociedad otomana. Su autoridad, no obstante, estuvo limitada a funciones relativas a la explotación de la riqueza del Imperio y a la expansión y defensa del Estado, organizado de tal forma que pudiera asegurarse el primer propósito. Para que pudieran llevarse a cabo estas funciones, la clase dominante se organizó en cuatro instituciones básicas: la corte imperial en la que se encontraban los sirvientes personales del sultán y otros funcionarios que atendían los servicios externos garantes del funcionamiento del sistema; la institución militar, que mantenía el orden a través de varios cuerpos militares, de los cuales el más importante era el de los jenízaros y la caballería; el tesoro público que asesoraba al sultán y a la clase dominante en el establecimiento y cobro de los impuestos que garantizaran la administración del Imperio, y por último la institución religiosa que otorgaba el liderazgo religioso y cultural al sultán, que era responsable de la educación y del mantenimiento de la justicia. La clase dominante estaba constituida por dos elementos diferenciados y, en ocasiones, enfrentados: por un lado los musulmanes turcomanos, árabes e iraníes quienes formaron la aristocracia que dominó la administración otomana durante los siglos XIV y XV, y por otro lado los prisioneros y esclavos cristianos que fueron reclutados, convertidos y formados en los principios islámicos a través del famoso sistema de devshirme; a mediados del siglo XVI, este último grupo controló las principales instituciones del poder.
El resto de las funciones sociales fueron desempeñadas por comunidades creadas con criterios religiosos y que se denominaron millets, y otras con criterios sociales y económicos. A los millets de judíos, griegos ortodoxos, armenios y musulmanes se unieron con posterioridad los millets formados por católicos, protestantes, y búlgaros ortodoxos que contaban con autonomía religiosa y cultural.
La decadencia del Imperio otomano comenzó tras el fin del reinado de Solimán I y continuó hasta el fin de la I Guerra Mundial. La reacción oficial a este declive pasó por diferentes fases: la de la reforma tradicional (1566-1807), en la que se llevaron a cabo varios intentos por restaurar las viejas instituciones, y la de la reforma moderna (1807-1918), en la que se abandonaron los viejos métodos en favor de otros más modernos procedentes de Occidente.

Durante el siglo XIX, la continua amenaza de una conquista extranjera fue agravada por la aparición del nacionalismo entre los pueblos no turcos del Imperio que lucharon por conseguir su independencia. Grecia fue el primer país en hacerlo en 1829, y siguieron distintas revueltas por parte de serbios, búlgaros, albanos y armenios de Anatolia oriental. La supervivencia otomana se debió no tanto a su propia fuerza, sino al desacuerdo europeo sobre cómo dividir el botín, lo que históricamente se conoce como la 'Cuestión Oriental'.

Dirigida por Atatürk durante sus primeros 15 años de existencia, la República turca fue fundada sobre seis principios incorporados en la Constitución: el republicanismo (basado en la premisa de que la soberanía pertenecía al pueblo), el nacionalismo turco (que enfatizaba las glorias del pasado turco y la necesidad de que los turcos formaran su propio Estado según los principios modernos y sin intervención extranjera), el populismo (la idea de que el pueblo gobernara a través de la Gran Asamblea Nacional, donde estarían representados todos los intereses económicos y sociales), el secularismo (que dictaba una total separación entre la religión musulmana y el Estado), el estatismo (que significa el intervencionismo estatal en casi todos los sectores de la economía y su control sobre el resto, con el fin de garantizar un rápido desarrollo económico) y una actitud revolucionaria, que dictaba que todos estos cambios fueran instituidos de una sola vez y en su totalidad para que la sociedad turca pudiera desarrollarse lo más rápidamente posible. Los años de gobierno de Atatürk fueron años de un sustancial progreso económico y de desarrollo general. Turquía evitó cualquier tipo de reivindicación territorial, estableciendo buenas relaciones diplomáticas con sus vecinos balcánicos y al mismo tiempo enfatizaba su política secularista, evitando alianzas con los países musulmanes en el este.
Atatürk fue sucedido como presidente por Ismet Inönü, quien continuó su política interna. Consciente de la terrible experiencia que supuso la I Guerra Mundial, Inönü mantuvo al país neutral durante casi toda la II Guerra Mundial, hasta febrero de 1945 en que Turquía declaró la guerra a Alemania y Japón. Tras la guerra, la Unión Soviética intentó incluir a Turquía dentro de su esfera de influencia a través del control de las provincias occidentales turcas y de los estrechos. En respuesta, Turquía aceptó la ayuda a gran escala ofrecida por Estados Unidos, estableciendo acuerdos de cooperación económica y militar; en 1952 pasaba a ser miembro integrante de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Al mismo tiempo, Inönü democratizó el régimen y permitió la introducción de partidos políticos de oposición. En 1950 triunfó en las elecciones generales el Partido Democrático que defendía la introducción de la empresa privada, mientras que el Partido de la República de Atatürk entraba a formar parte de la oposición.
Dirigido por el presidente Celal Bayar, junto con el primer ministro Adanan Menderes y el ministro de Asuntos Exteriores, Fuat Köprülü, el Partido Democrático controló el gobierno turco entre 1950 y 1960. La economía turca se expandió rápidamente durante este periodo como resultado del nuevo liberalismo económico y la ayuda extranjera a gran escala, sobre todo de Estados Unidos tras la entrada de Turquía en la OTAN. No obstante, la mala gestión de este rápido crecimiento económico llevó a duras estrecheces económicas y sociales y al aumento del descontento político, encabezado por el Partido Republicano, mientras que los demócratas aumentaban la represión. En 1960 un golpe de Estado militar derrocó el gobierno dirigido por Menderes, algunos de cuyos miembros estaban asociados a casos de corrupción, y en 1961 instauró una nueva Constitución.

Después de 1961, Turquía pasó a estar dirigida por una serie de débiles gobiernos. El rápido desarrollo económico de la década de 1950, en combinación con la legislación liberal sobre trabajadores autónomos y sociedades, provocó la creación de un número de organizaciones que asumían el poder y la autoridad ostentada en principio por el gobierno, la asamblea legislativa y los partidos políticos. Al mismo tiempo, un movimiento de izquierdas cada vez más activo dio lugar a la aparición de grupos extremistas que llevaron a cabo actos terroristas para la consecución de sus propósitos. En respuesta, surgieron grupos terroristas de extrema derecha, aumentando la violencia en el país, que quedó totalmente dividido. Los sindicatos creados después de 1950, se fundieron en dos grandes confederaciones de trabajadores, el Partido del Trabajo de Turquía, que representaba a los grupos más moderados, y la Confederación de la Unión de Sindicatos que incorporaba a grupos comunistas y a otros partidos de izquierda. A mediados de la década de 1960, la influencia de estas organizaciones se extendió por toda Turquía.
La situación interna provocó el enfrentamiento entre los dos partidos con mayor representación; el Partido Republicano, bajo liderazgo de Bülent Ecevit, tendió a incorporar ideales de tipo socialdemócrata, y el Partido de la Justicia, encabezado por Süleymán Demirel, mantenía en mayor o menor medida las viejas tradiciones de Atatürk. Varios partidos comunistas y socialistas minoritarios representaban los distintos ámbitos de la izquierda, mientras que el Partido de Acción Nacional lideraba las opciones nacionalistas y el Partido de Salvación Nacional reclamaba la vuelta a un régimen islámico. La representación proporcional que establecía la Constitución de 1961 hacía difícil que los partidos obtuvieran la mayoría necesaria para desarrollar un completo programa de gobierno.
A pesar del caos de gobierno de este periodo, Turquía permaneció fiel a su alianza con Occidente, aportando bases militares para la OTAN y para las fuerzas militares estadounidenses. Esta alianza estuvo sujeta a una considerable tensión en 1974, cuando Turquía ocupó el tercio norte de Chipre, en respuesta a una rebelión civil griega en la isla, que pretendía declararla república independiente. Tras estos hechos, Estados Unidos suspendió la ayuda militar y económica a Turquía que respondió con el cierre temporal de todas las bases militares estadounidenses del país. Las tropas turcas permanecieron en el norte de Chipre, y Turquía continuó su política de separación de los gobiernos chipriota y turco, desafiando a Estados Unidos y a las resoluciones de la ONU.
Los diferentes gobiernos europeos iniciaron negociaciones durante la década de 1990, tanto con Grecia como con Turquía, para admitir a la Chipre dividida como miembro integrante de la Unión Europea. El Congreso de Estados Unidos reanudó su ayuda económica, consiguiendo que los turcos reabrieran las bases estadounidenses, aunque el incidente provocó entre la población un fuerte resentimiento contra la presencia militar estadounidense, que fue acrecentado por las manifestaciones de los grupos izquierdistas. Los grupos islámicos también empezaron a oponerse a la presencia de Estados Unidos y solicitaron una mayor aproximación a sus vecinos árabes, beneficiándose así de la riqueza que aportaban los yacimientos petrolíferos y, por tanto, del poder político que de esto se derivaba.
Entre 1979 y 1980, el gobierno de Süleymán Demirel decidió frenar la alianza con los países occidentales, y con ello, la esperanza de desarrollo del sector privado de la economía, que se apoyaba en la ayuda extranjera. El Partido Republicano solicitó el control estatal de los medios elementales de producción y el establecimiento de nuevas alianzas con el Tercer Mundo y el bloque comunista. Los grupos extremistas de izquierda y derecha volvieron a cometer asesinatos de figuras políticas y a llevar a cabo acciones terroristas. El 12 de septiembre de 1980, el Ejército se hizo con el control del gobierno y suspendió la Constitución. Los nuevos gobernantes impusieron la ley marcial, prohibieron la actividad política, limitaron el derecho de prensa y encarcelaron a miles de ciudadanos, acusados de terroristas.
El Ejército gobernó a través del Consejo de Seguridad Nacional, que nombró jefe del Estado al general Kenan Evren, mientras que el almirante Bülent Ulusu pasó a ser primer ministro.
El mayor avance para el establecimiento de un gobierno civil se llevó a cabo en 1982, cuando se promulgó una nueva Constitución, por la que Evren fue nombrado presidente de la República. Las elecciones parlamentarias de noviembre de 1983 supusieron una abrumadora victoria del Partido de la Madre Patria (que contó con el apoyo del Ejército por su carácter conservador derechista), cuyo máximo dirigente, Turgut Ozal, fue nombrado primer ministro. En 1989, Ozal fue elegido como primer jefe civil del Estado desde 1960, y Yilidirim Akbulut le sustituyó como primer ministro. Akbulut fue reemplazado por Mesut Yilmaz en 1991, sustituido a su vez por la economista Tansu Çiller en 1993, dirigente del Partido de la Recta Vía. Turquía colaboró con las fuerzas internacionales en la expulsión iraquí de Kuwait entre 1990 y 1991, aunque las tropas turcas no participaron en la guerra del Golfo Pérsico. Tras la guerra, y a raíz de un desafortunado levantamiento de los kurdos iraquíes, cientos de miles de refugiados cruzaron la frontera hacia Turquía, aunque se establecieron campos de refugiados bajo la administración aliada en las proximidades de la frontera turca.
A partir de 1984 se ha venido desarrollando una guerra no declarada entre los sucesivos gobiernos turcos y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), un grupo marxista-leninista que está intentando conseguir la autonomía de las tierras de quince millones de kurdos por métodos terroristas. El conflicto está localizado sobre todo en el sureste del país donde se reúne la mayor concentración de población kurda. En marzo de 1995 el gobierno de Tansu Çiller mostró su intención de destruir el movimiento separatista, invadiendo cuarenta kilómetros de la región kurda situada al noroeste de Irak y que era zona protegida de las Naciones Unidas. Al mismo tiempo, el gobierno aprobó leyes más liberales que permitían la legalización de grupos nacionalistas kurdos moderados y la reapertura de las escuelas kurdas.
El triunfo del Partido del Bienestar (de tendencia islamista) en las elecciones generales anticipadas celebradas en diciembre de 1995 supusieron un importante giro en la política de la Turquía moderna. Pese a que los grupos laicos de derecha (ANAP y DYP) formaron en marzo de 1996 un gobierno de coalición con el fin de evitar la llegada al ejecutivo del país de los islamistas, finalmente, en junio de ese año, su dirigente, Necmettin Erbakan, acabó formando un gobierno de coalición con el Partido de la Recta Vía, de la anterior primera ministra Tansu Çiller, que se convertía en viceprimera ministra y ministra de Asuntos Exteriores. Ante la reacción negativa que se produjo por tal motivo entre los altos mandos del Ejército turco y en Occidente, Erbakan manifestó su intención de mantener el carácter laico del Estado y sus compromisos internacionales.
La presión ejercida sobre la coalición hizo que, finalmente, en junio de 1997 se produjera una crisis gubernamental que se tradujo en la dimisión de Erbakan y en la formación de un nuevo gabiente integrado por el ANAP y el centroizquierdista DSP, con el apoyo externo del socialdemócrata CHP. Mesut Yilmaz (ANAP) se convirtió en julio en primer ministro, en sustitución de Erbakan.
Pese a la nueva situación, con un gobierno laico y prooccidnetal en el poder, en diciembre Turquía rechazó las condiciones de adhesión y rompió el diálogo político con la Unión Europea, debido al contencioso existente con Grecia respecto a Chipre.
En enero de 1998, el Partido del Bienestar fue ilegalizado, acusado de atentar contra la laicidad del Estado turco proclamada en su Constitución. En febrero, Erbakan afrontó una acusación del Tribunal Constitucional, que le amenazaba con un proceso penal que le llevara a la cárcel, si bien finalmente la pena fue de cinco años de inhabilitación. Por su parte, los 157 diputados del Refah (y sus militantes de base) hubieron de incorporarse a las filas del minúsculo pero legal Partido de la Virtud (Fazilet Partisi, FP), también de tendencia islamista, dirigido por Racai Kutan, amigo y colaborador de Erbakan. En marzo los islamistas volvían a formar el mayor grupo en el Parlamento turco.
En esa coyuntura, en el mes de junio, el primer ministro turco Mesut Yilmaz informó del adelantamiento de las elecciones a abril 1999, para así poner fin a una crisis política que amenazaba gravemente la estabilidad del país.
Respecto a la denominada “cuestión kurda”, en febrero de 1999 se produjo la detención de Abdalá Ocalan, que en agosto de 1998 había decretado una tregua unilateral de sus 10.000 hombres. La detención y posterior traslado a Turquía para ser juzgado por un tribunal especial provocó una inmediata reacción del PKK: a las manifestaciones de sus seguidores en las principales ciudades de Turquía y Europa siguió una ola de atentados en Estambul y Ankara que se cobró la vida de varias personas.
El presunto apoyo brindado por Siria a la guerrilla kurda de Ocalan provocó, en octubre de 1998, un conflicto diplomático y fronterizo entre Turquía y Siria que no degeneró en guerra abierta gracias a la mediación de varios países, encabezados por Egipto.
A la dimisión de Yilmaz en diciembre de ese mismo año, le siguió, un mes después, la creación de un nuevo gabinete dirigido por Ecevit y de carácter interino hasta la celebración de las elecciones.
En éstas el partido vencedor fue el de la Izquierda Democrática, del primer ministro en funciones Ecevit, seguido del ultraderechista Partido de Acción Nacionalista (MHP en sus siglas en turco). El islamismo, representado por el Partido de la Virtud, sufrió un serio revés, reduciendo el número de sus diputados en el Parlamento, del que quedó fuera el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo. Por su parte, las dos formaciones de la derecha turca (el Partido de la Madre Patria, de Mesut Yilmaz, y el Partido de la Recta Vía, de Tansu Çiller) sufrieron una reducción considerable en el porcentaje de votos recibidos. En los comicios participó el Partido de la Democracia del Pueblo (HADEP), el único grupo político kurdo legalizado por las autoridades turcas.
A finales de mayo, seis semanas después de las elecciones que le habían dado la victoria, el dirigente socialdemócrata Bülent Ecevit formó gobierno de coalición con los conservadores del ex primer ministro Mesut Yilmaz y con los derechistas del Partido de Acción Nacionalista. Estos grupos políticos sumaban 351 escaños de los 550 con que cuenta el Parlamento turco.
El día 31 de ese mismo mes se inició el juicio contra el dirigente separatista kurdo Ocalan, quien realizó un llamamiento a los miembros del PKK para que abandonaran las armas. La cúpula del Partido de los Trabajadores del Kurdistán hizo público un comunicado en el que aceptaba la propuesta para poner fin a un conflicto que se había prolongado a lo largo de 15 años. No obstante, algunos sectores del grupo independentista mostraron su disconformidad con poner fin a las acciones terroristas y señalaron que el cambio de actitud de Ocalan obedecía al temor de éste a que el tribunal que le juzgaba pudiera condenarle a muerte. El 25 de noviembre de 1999, el Tribunal Supremo ratificó la sentencia que en junio había condenado a muerte a Ocalan. Al mes siguiente, la Unión Europea (UE) decidió elevar el estatuto de Turquía desde la categoría de país asociado a la de país candidato a integrarse en dicha organización. El 12 de enero de 2000, el gobierno de Ecevit decidió aplazar la ejecución de Ocalan y un mes después el PKK abandonó la lucha armada para pasar a defender los derechos de la minoría kurda dentro del sistema político democrático, todo ello ligado a la situación de su máximo dirigente encarcelado.
Ahmed Necdet Sezer, hasta entonces presidente del Tribunal Constitucional, fue elegido en mayo de 2000 por el Parlamento para suceder a Süleymán Demirel al frente de la presidencia de la República, cargo que este último venía ejerciendo desde hacía siete años. En febrero de 2001 se produjo una grave crisis económica que tuvo sus orígenes en el enfrentamiento político entre el nuevo jefe del Estado y Ecevit. El inmediato derrumbe bursátil amenazó con llevar a la quiebra al sistema financiero del país, ya atenazado por sus tendencias hiperinflacionistas, ante lo cual el gobierno de Ecevit dejó fluctuar libremente la lira turca y efectuó un reajuste de su política económica. La situación del país, sumido en esta profunda crisis financiera, empeoró a partir de julio de 2002; con Ecevit hospitalizado, se produjo una crisis gubernamental que culminó con la renuncia de varios ministros y diputados socialdemócratas y con la convocatoria de elecciones anticipadas para el siguiente 3 de noviembre. Las urnas otorgaron la victoria al Partido de la Justicia y el Desarrollo, islamista moderado, que consiguió 363 escaños (lo que le proporcionaba mayoría absoluta en la Gran Asamblea Nacional), por los 178 logrados por el Partido Republicano del Pueblo, mientras que los grandes partidos tradicionales quedaron sin representación parlamentaria. Ecevit presentó su dimisión al día siguiente y Ahmed Necdet Sezer encargó formar gobierno a Abdullah Gül, número dos de la formación triunfante. El líder de ésta, Recep Tayyip Erdogan, no había podido aspirar a la condición de diputado (obligatoria para ejercer el cargo de primer ministro) al ser inhabilitado por leer un poema islámico en un acto público (lo que fue interpretado como una instigación al odio religioso). Una reforma electoral posterior sí le permitió presentar su candidatura por la provincia de Siirt, circunscripción en la que hubo que repetir los comicios el 9 de marzo de 2003. Erdogan consiguió el acta de diputado y, en el transcurso de ese mismo mes, tras dimitir Gül y su gobierno, se convirtió en primer ministro y formó un nuevo gabinete, en el que Gül pasó a ser viceprimer ministro y titular de la cartera de Asuntos Exteriores.
Con anterioridad, y de forma simultánea a estos hechos, Turquía intentó acercarse a la exigencia de respeto a los derechos humanos requerida por la UE para que ésta la incluyera en su proceso de ampliación. En este sentido, el Parlamento turco aprobó en agosto de 2002 un proyecto de ley para la abolición de la pena de muerte (disposición que dos meses más tarde derivó en la conmutación de la condena de pena capital por la de cadena perpetua para Ocalan). Asimismo, a finales de noviembre el gobierno levantó el estado de excepción vigente durante los 15 años anteriores en Sirnak y Diyarbakýr (provincias con mayoría de población kurda). En octubre de 2005, la UE, que consideró notables los progresos turcos en lo referente a su consolidación como Estado democrático y de Derecho, así como los avances relativos al respeto de los derechos humanos y de las minorías, acordó iniciar con Turquía las negociaciones para su adhesión.
En 2007, próximo a expirar el mandato presidencial de Sezer, Erdogan se postuló para sucederle en la jefatura del Estado. La posibilidad de que esta pudiera ser desempeñada por un político de manifiesta confesionalidad islámica generó protestas y manifestaciones por parte de los partidarios del mantenimiento del laicismo del Estado, igualmente defendido a ultranza por el propio presidente saliente, Sezer, y por el Ejército. Ante la presión, Erdogan, finalmente, renunció a su candidatura, cuyo titular pasó a ser el igualmente islamista moderado Gül. En abril, parte del Parlamento boicoteó la única votación que llegó a producirse (que, además, fue posteriormente invalidada por el Tribunal Constitucional). En un clima de profunda crisis política e institucional, Erdogan convocó comicios legislativos anticipados para julio de ese año 2007. El triunfo del Partido de la Justicia y el Desarrollo (que consiguió una cómoda mayoría absoluta al lograr 341 escaños) propició la ulterior elección presidencial de Gül en el renovado Parlamento.