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lunes, 9 de agosto de 2010

Polonia

Polonia (nombre oficial, Rzeczpospolita Polska, República de Polonia), país situado en Europa central, limita al norte con el mar Báltico y Rusia, al este con Lituania, Bielorrusia y Ucrania, al sur con la República Checa y Eslovaquia y al oeste con Alemania. El país tiene 312.684 km² de superficie.

En los siglos XV y XVI Polonia fue una de las grandes potencias europeas bajo la dinastía Jagellón. Con el final de la dinastía en 1572, Polonia entró en un largo periodo de declive, que culminó en la partición del país entre Rusia, Austria y Prusia en 1772, 1793 y 1795. Polonia se estableció de nuevo como Estado soberano después de la I Guerra Mundial. En 1939 Alemania y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) dividieron el país en cuatro ocasiones.
Tras la II Guerra Mundial el territorio polaco sufrió una pérdida neta de 76.000 km2, ya que el territorio cedido a la URSS en el este fue casi el doble que el adquirido de Alemania en el oeste. Desde 1947 hasta 1989 se instauró en Polonia un régimen comunista.
El nombre Polska (Polonia), aplicado por primera vez a comienzos del siglo XI, hace referencia a un antiguo pueblo eslavo conocido como los polanie (habitantes del campo o las llanuras), que se instalaron en las tierras bajas entre los ríos Oder (Odra) y Vístula (Wisla) a comienzos de la edad media.
Polonia es un país de tierras bajas situado, en su mayor parte, en la llanura que se extiende por el norte de Europa.
Polonia tiene tanto características del clima moderado de Europa occidental como del severo clima continental de la Europa oriental. El clima de la parte occidental se puede clasificar como marino en la costa oeste y continental húmedo de veranos fríos en la parte este. Las condiciones meteorológicas son muy variables, particularmente en invierno.
En enero, el promedio de las temperaturas varía entre -1 ºC en el oeste y -5 ºC en las montañas del sur. En verano las temperaturas decrecen en dirección noroeste, desde 20 ºC en el sureste hasta 17 ºC cerca del Báltico. A lo largo del año las temperaturas más cálidas pueden superar los 40 °C y las más bajas pueden caer por debajo de -40 °C.
Las precipitaciones medias anuales totales de Polonia ascienden a 610 mm, pero varían desde los 1.195-1.500 mm en las montañas hasta los 450-600 mm en las tierras bajas. Las precipitaciones en verano son el doble de las recibidas en invierno.
Los bosques cubren un 29,4% de la superficie de Polonia, un 80% de ellos de píceas o pinos. Unos pocos bosques en el noreste contienen especies antiguas y poco comunes, como el abedul enano y el sauce lapón, que son únicos en Europa. Gran parte de los bosques de Polonia se han talado para crear explotaciones agrícolas o los ha dañado la contaminación.
La fauna de Polonia es de una variedad limitada, pues la mayor parte de los animales salvajes son comunes en otras partes de Europa, aunque hay especies que están ausentes o son extremadamente raras de encontrar en Europa como el rebeco, el lince, el gato montés y el alce. El bisonte europeo se preserva en el Parque nacional de Bialowieza, que cruza la frontera con Bielorrusia. Los lobos y el oso pardo viven en las montañas más altas, mientras que el alce y el ciervo son bastante numerosos en las zonas de lagos; urogallos, lagópodos y cigüeñas negras habitan en áreas de cereales, marismas y bosques. Los lagos del interior y los cursos fluviales mantienen considerables cantidades de peces.
En el siglo XX la composición étnica de Polonia ha cambiado impresionantemente. En los años de entreguerras un 30% de la población eran minorías étnicas; muchas de éstas, especialmente los judíos, fueron exterminadas en el Holocausto nazi durante la II Guerra Mundial y otras emigraron durante y después de la guerra; los cambios de fronteras también provocaron la pérdida de algunas de sus minorías étnicas, particularmente alemanes, por lo que hoy la etnia polaca supera el 98% de la población. De las aproximadamente 500.000 personas registradas como miembros de grupos étnicos minoritarios, los ucranianos y los bielorrusos forman las comunidades más grandes; también hay grupos de eslovacos, checos, lituanos, alemanes, gitanos y judíos.

La lengua polaca es la lengua oficial de Polonia y es hablada por casi toda la población; hay una serie de dialectos, algunos de los cuales son intermedios entre polaco y alemán o ucraniano. Los polacos utilizan un alfabeto latino con algunas letras y acentos adicionales.

El catolicismo es la religión del 95% de los polacos y ejerce una influencia importante en muchos aspectos de la vida del país. En 1978 el cardenal polaco Karol Wojtyla fue elegido Papa con el nombre de Juan Pablo II. El país tiene otras 35 iglesias y confesiones religiosas con 900.000 miembros, siendo las más destacadas la Iglesia ortodoxa polaca (570.000 fieles) y la Iglesia Evangélica de Augsburgo (100.000 fieles); también hay 100.000 testigos de Jehová. Antes de la II Guerra Mundial vivían en Polonia del orden de 3,5 millones de judíos, el 90% de los cuales murió durante la ocupación alemana. Muchos de los judíos polacos supervivientes emigraron a Occidente o a Israel. La campaña gubernamental 'antisionista' desarrollada en 1968 desencadenó otra ola emigratoria. A comienzos de la década de 1990 había 10.000 practicantes judíos en Polonia.
Después de la II Guerra Mundial Polonia adoptó una economía socialista de tipo soviético y se nacionalizaron casi todos los medios importantes de producción, recursos, transporte, finanzas y comercio. La propiedad privada se limitó, principalmente, al sector agrícola, la artesanía y varios servicios. La industria se convirtió en la actividad económica dominante, seguida por la agricultura y la construcción. Desde finales de la década de 1970 Polonia experimentó considerables dificultades económicas, consecuencia de una serie de cosechas pobres, revueltas entre los obreros industriales, retraso tecnológico, incremento de la inflación y la más alta deuda exterior con Occidente de los países del bloque comunista. Estos problemas económicos, que empeoraron en el transcurso de la década de 1980, fueron responsables en gran medida de la caída del régimen comunista y su sustitución en 1989 por una coalición gubernamental dirigida por Solidarnosc (Solidaridad).
En diciembre de 1989 el gobierno estableció un programa reformista diseñado para hacer de Polonia una economía de libre mercado en lugar de un sistema centralizado y planificado. Entre las medidas adoptadas se creó una moneda convertible, fueron eliminados casi todos los controles de precios, se impusieron controles salariales y se privatizaron muchas empresas de propiedad estatal algunas de las cuales se transformaron en compañías de capital conjunto y otras fueron compradas por inversores extranjeros; gran parte del resto quebraron o quedaron inscritas para una posterior privatización. Esta reestructuración supuso un rápido crecimiento del desempleo cuando las anteriores empresas de propiedad estatal redujeron sus nóminas con la finalidad de hacer frente a la pérdida de subvenciones gubernamentales. El producto interior bruto (PIB) cayó un 18,3% en 1990-1991; el descenso inmediato de una tercera parte en el nivel de vida se remedió parcialmente con un nuevo sistema de seguro de desempleo.
Después de la conmoción inicial, la economía polaca empezó a resurgir. En 1992 el PIB subió un 2,6%, en 1993 un 3,8% y un 5% en 1994. El incremento de la producción industrial, una caída del desempleo, la disminución de la inflación y el incremento del poder de compra eran síntomas del éxito obtenido por los cambios de la economía de mercado de Polonia. Al final de 1993 el sector privado daba empleo al 40% de la mano de obra activa. Polonia tenía un producto interior bruto (PIB) de 338.733 millones de dólares en 2006 lo que equivalía a 8.883,80 dólares per cápita. En 2006 el presupuesto polaco estimaba unos ingresos de 109.129 millones de dólares y unos gastos de 122.476 millones de dólares.
La unidad monetaria de Polonia es el zloty, dividido en 100 groszy (3,10 zloty equivalían a 1 dólar estadounidense en 2006); tras la caída del régimen comunista, la moneda nacional se hizo convertible a su valor real. Después de un periodo de hiperinflación a comienzos de la década de 1990, su tasa de cambio alcanzó 24.000 por dólar. En enero de 1995 el gobierno polaco reemplazó la vieja moneda con un nuevo zloty a una conversión de 10.000 por un dólar. Como paso importante en las reformas de libre mercado, en mayo de 1995 el nuevo zloty entró en el mercado internacional de divisas y mantuvo su valor en términos generales. El Banco Nacional Polaco, fundado en 1945, es el banco emisor del país; otros bancos son el Banco de Economía Alimenticia, el Banco de Desarrollo a la Exportación y el Banco Comercial de Varsovia. Varios bancos extranjeros también han comenzado a prestar servicio en el país.

Polonia estuvo gobernada durante la época comunista según la Constitución promulgada en 1952 que fue, posteriormente, enmendada para cambiar la estructura gubernamental del país. En 1989 las reformas abolieron el monopolio del partido comunista en el poder e introdujeron leyes acordes con los principios democráticos. Una “Pequeña Constitución”, aprobada en 1992 y de carácter transitorio, enmendó el texto de la época comunista hasta que entró en vigor una nueva Constitución, aprobada en referéndum en mayo de 1997. La “Pequeña Constitución” no establecía claramente los límites de jurisdicción entre el primer ministro y el Parlamento, lo que llevó a confrontaciones entre ambos durante la primera fase de la transición a la democracia.

Se conoce poco de las primeras actividades de las tribus eslavas que sentaron los cimientos de la nación polaca. Según algunos especialistas, algunas de estas tribus fueron unidas hacia el 804 d.C. bajo un rey legendario conocido como Piast, pero Polonia no empezó a figurar en la historia europea hasta el reinado de Mieszko I (960-992), según se dice descendiente de Piast.
Mieszko introdujo el cristianismo en Polonia (966) para librarse de las presiones políticas y religiosas germánicas. Durante el reinado de su hijo Boleslao I la Iglesia cristiana se consolidó en Polonia, y se amplió el territorio del reino tras derrotar al emperador Enrique II el Santo. En el 1025 fue coronado rey por el papa Juan XIX y a su muerte Polonia se extendía más allá de la cordillera de los Cárpatos y los ríos Oder y Dniéster.
Durante los siguientes tres siglos Polonia sufrió repetidos infortunios, desde desórdenes internos hasta invasiones extranjeras. En 1079 Boleslao II asesinó al obispo de Cracovia y Polonia fue colocada bajo un interdicto papal. Boleslao III (reinado 1102-1138) conquistó Pomerania, derrotó a los germanos y defendió a Silesia contra el emperador del Sacro Imperio Romano Enrique V. A la muerte de Boleslao III Polonia se dividió entre sus hijos, y el reino se desintegró en un número de principados independientes en permanente conflicto.
Entre 1240 y 1241 el pueblo mongol invadió y asoló Polonia. Mientras tanto la Orden Teutónica había sojuzgado los territorios bálticos, instalándose en Livonia y en el territorio que conformaría la futura Polonia; mientras, numerosos colonos germanos alentados por los príncipes polacos empezaron a instalarse en el país, en especial en Silesia. Durante el periodo de colonización alemana gran cantidad de judíos se refugiaron en territorio polaco de las persecuciones que sufrían en Europa occidental.
La situación mejoró con los últimos miembros de la dinastía Piast. En 1320 Ladislao I el Breve fue coronado rey de Polonia, derrotando en varias ocasiones a los germanos y unificando el reino. El poder de Polonia se incrementó enormemente durante el reinado de su hijo, Casimiro III el Grande (1333-1370), uno de los soberanos más cultos de la historia polaca y el último de la dinastía Piast: inició importantes reformas administrativas, judiciales y legislativas, fundó la Universidad de Cracovia (1364), amplió la ayuda a los refugiados judíos procedentes de Europa occidental e incorporó Galitzia a los dominios polacos.
El fallecimiento sin hijos de Casimiro III permitió el acceso al trono de su sobrino, Luis de Anjou, rey de Hungría. Tras su muerte (1382) el reino se dividió entre sus hijas; la pequeña, Eudivigis, fue proclamada reina de Polonia, casándose en 1386 con el duque de Lituania Jagellón (o Jogaila), que ascendió al trono como Ladislao II Jagellón, inaugurando la dinastía Jagellón. Ladislao, que se convirtió tras su subida al trono, introdujo el cristianismo en Lituania; en 1401 el Tratado de Vilna estableció que Polonia y Lituania quedarían unidas por un mismo monarca, aunque mantendrían su propia estructura estatal. En 1410 los ejércitos polaco y lituano bajo Ladislao obtuvieron una victoria decisiva en Tannenberg sobre la Orden Teutónica, lo que elevó a Polonia a una posición destacada entre las naciones europeas.
Bajo la dinastía Jagellón, que duró hasta 1572, Polonia alcanzó grandes cotas de poder, prosperidad y desarrollo cultural. Casimiro IV Jagellón (reinado 1447-1492) condujo una guerra prolongada y triunfal (1447-1466) contra la Orden Teutónica. En 1466, por los términos de la paz de Thorn, que puso fin al conflicto, Polonia ocupó Prusia occidental, Pomerania y otros territorios lo que le permitió recuperar el acceso al Báltico. Los terratenientes y la pequeña nobleza adquirieron amplios privilegios durante el reinado de Casimiro, a expensas de los campesinos. El Sejm, órgano parlamentario que se desarrolló a partir de las primeras asambleas de nobles y otros grupos sociales, empezó a asumir más importancia. Igualmente, se estrecharon los lazos con el Papado. Los sucesivos reyes de la dinastía, en especial Segismundo I Jagellón, llamado el Viejo, ampliaron el territorio hasta alcanzar el mar Negro. En 1569, durante el reinado de Segismundo II Augusto Jagellón se firma la Unión de Lublin que establece la unión de los dos reinos que comparten una misma asamblea, se reconocen los derechos de los ciudadanos en ambos reinos, aunque mantienen sus propias leyes. En 1596 Varsovia se convierte en capital conjunta del territorio. La aparición de la Reforma Protestante consiguió algunos adeptos entre la nobleza polaca, aunque el rigor con que los jesuitas dirigieron la Contrarreforma hizo que su presencia fuera mínima.
Con la muerte de Segismundo II, último de los Jagellón, en 1572, la nobleza polaca concluyó con éxito una prolongada campaña que le permitió completar el control del país. Se instituyó un régimen de reyes electos por el Sejm, por entonces órgano bicameral tomado por la baja y alta nobleza. Un rasgo importante de este sistema era el liberum veto, que hacía posible que cualquier miembro de la asamblea evitara la aprobación de cualquier ley.
Durante los dos siglos siguientes la posición política, económica y militar de Polonia se deterioró. Las sucesivas y, por lo general, desastrosas guerras con Suecia, Rusia, los cosacos ucranianos, Brandeburgo y los turcos otomanos implicaron la pérdida de importantes territorios y la devastación de la mayor parte de Polonia. En 1683 Juan III Sobieski derrotó a un gran ejército turco a las puertas de Viena, pero su victoria no paró el declive polaco. A comienzos del siglo XVIII el Imperio Ruso abrió una ofensiva sistemática contra Polonia, aprovechando su declive y la corrupción generalizada entre la nobleza polaca.
Gracias al apoyo de una facción del Sejm y a la intervención armada rusa, Federico Augusto II, elector de Sajonia, se hizo con el trono de Polonia en 1733 con el nombre de Augusto II. Estos hechos produjeron el conflicto conocido en la historia como la guerra de Sucesión polaca (1733-1735). Aunque las distintas tendencias de la nobleza polaca se unieron para intentar garantizar la integridad nacional, Polonia fue incapaz de resistir el violento ataque ruso. En 1764 las tropas rusas entraron en Polonia y forzaron la entronización de Estanislao II Augusto Poniatowski, un amante de Catalina II la Grande, emperatriz de Rusia.
El expansionismo ruso hacia el Báltico causó una alarma profunda entre las potencias europeas. El Imperio otomano declaró la guerra a Rusia y Prusia y Austria, temerosas de un conflicto general europeo remitieron una propuesta al gobierno ruso para la partición de Polonia.
El gobierno aceptó el acuerdo y en 1772 se concluyó el tratado de partición en San Petersburgo. Según los términos de este documento las potencias firmantes adquirieron una cuarta parte de la superficie total de Polonia: Prusia ocupó la zona comprendida entre Pomerania y Prusia Oriental, Austria ocupa Galitzia, tanto la oriental como la occidental, y Rusia toma la Livonia interior y varias regiones septentrionales y orientales de la actual Bielorrusia. También acordaron establecer garantías para evitar un posible resurgimiento polaco, mientras se afirmaba la influencia rusa en el gobierno. Al país se le denominó oficialmente Estado Polaco.
A pesar de las restricciones territoriales y la jurídica de soberanía nacional, Polonia progresó en varios aspectos de política interior durante la década siguiente a la partición: se secularizó y se modernizó por completo el sistema de educación nacional y se llevó a cabo un programa de radicales reformas gubernamentales, instigadas desde Prusia, que culminó con la elaboración de una Constitución que proclamaba a Polonia como una monarquía hereditaria y fortalecía y liberalizaba el gobierno; fue aprobada en mayo de 1791, ante la violenta oposición de una facción de la nobleza terrateniente que contaba con el apoyo de Rusia.
Poco después los dirigentes de la nobleza descontenta y Catalina II alcanzaron un acuerdo secreto que estipulaba la restauración del viejo orden y que se concentró en la Confederación de Targowica (1792). Apoyados por las tropas rusas los conspiradores se enfrentaron al ejército polaco conducido por el príncipe Jozef Poniatowski; después de tres meses el gobierno, abandonado por Prusia, pronto capituló. Los rusos ocuparon todo el este del país y a comienzos de 1793 los prusianos ocuparon la parte occidental del mismo. Los austriacos, en guerra con Francia, no participaron en este segundo reparto que redujo la superficie de Polonia en dos tercios, y que fue sancionado formalmente por el Tratado de Grodno y ratificado en septiembre de 1793. Prusia ocupó la Gran Polonia (Posnania, Łódź y Częstochowa) y Rusia hizo lo propio con Bielorrusia central, Polesia, Volinia oriental y Paddia.
En 1794 los polacos emprendieron una guerra revolucionaria para recuperar sus territorios perdidos. Bajo la dirección de Tadeusz Kosciuszko, que luchó en la guerra de la Independencia estadounidense y que asumió poderes dictatoriales, los polacos obtuvieron una serie de victorias sobre los rusos. En el verano de 1794 se habían liberado grandes secciones del territorio de Polonia ocupado por los rusos que sufrieron una derrota humillante en Varsovia. Sin embargo las divergencias entre los polacos, la aplastante superioridad numérica de los rusos y la intervención prusiana y austriaca, hicieron imposible la causa polaca. En octubre de 1794 los rusos obtuvieron una victoria decisiva en Maciejowice; en noviembre, dirigidos por el mariscal de campo Alexandr Vasílievich Suvórov entraron en Varsovia, capitulando los restos del ejército a las pocas semanas. En octubre de 1795 se produjo la tercera partición de Polonia: Austria ocupó Lublin y Cracovia, Prusia se anexionó Varsovia, Mazovia y Podlaquia, mientras que Rusia se hizo con Lituania, Bielorrusia occidental, Volinia occidental y Curlandia. En noviembre de 1795 abdicó Estanislao II Augusto y un nuevo acuerdo entre las tres potencias en 1797 proclamó el fin de Polonia.
La población polaca quedó bajo dominio extranjero durante casi 125 años después de la tercera partición. Durante las Guerras Napoleónicas, Napoleón Bonaparte, que prometió restablecer Polonia, obtuvo ayuda sustancial de los polacos, miles de los cuales sirvieron en sus ejércitos. En 1807, por el Tratado de Tilsit, se creó el Gran Ducado de Varsovia, que constaba originalmente del territorio tomado por Prusia en 1793 y 1795; dos años después Napoleón forzó a Austria a ceder Galitzia occidental al Gran Ducado. Aparte de conceder al Estado una Constitución liberal, Napoleón hizo poco más por los polacos, a pesar del apoyo que le prestaron en la campaña que realizó en 1812 contra Rusia.
En 1815 el Congreso de Viena, donde se diseñó el nuevo mapa de Europa después de la caída de Napoleón, aprobó la creación del reino de Polonia, con el zar ruso como rey y la proclamación de Cracovia como ciudad libre, mientras que se repartió el resto de Polonia entre Rusia, Austria y Prusia. En 1815 el zar ruso Alejandro I Pavlovich otorgó al nuevo reino una Constitución liberal, pero los nacionalistas polacos iniciaron pronto un poderoso movimiento en demanda de la independencia nacional que culminó en noviembre de 1830 con el estallido de una insurrección armada que, en enero de 1831, proclamó la independencia de Polonia. En la posterior guerra, los polacos llevaron la iniciativa durante varios meses; sin embargo, el 26 de mayo de 1831 los rusos obtuvieron una victoria importante en Ostroléka y el 8 de septiembre tomaron Varsovia.
El resultado de la revuelta fue la abolición de la Constitución y la disolución de la cámara legislativa y el ejército polaco. Se produjo además un auténtico expolio cultural del país y se tomaron varias medidas para rusificar las instituciones y administraciones públicas. En 1846, 1848, 1861 y, en especial, en 1863, tuvieron lugar en varias partes de Polonia otras insurrecciones nacionalistas. Después de la insurrección de 1863 se intensificó la rusificación de las posesiones polacas, se introdujo la lengua rusa en las escuelas, se restringió el uso de la lengua polaca y la Iglesia católica vio confiscados sus bienes y se disolvieron las asociaciones religiosas. Cultural, política y económicamente, todas las partes de Polonia bajo dominio ruso se transformaron en meras provincias del Imperio Ruso, perdiendo casi todos los vestigios de su anterior autonomía. Las zonas polacas en poder de Prusia también se sometieron a una política de germanización, aunque no tan severa como en la zona rusa; los polacos bajo dominio austriaco no fueron tratados de forma tan severa y participaron en la vida política con sus propios dirigentes y organizaciones.
Alistados en los ejércitos de las distintas potencias dominantes, los polacos lucharon entre sí durante la I Guerra Mundial. Después de la caída en marzo de 1917 del Imperio Ruso, el gobierno provisional de Rusia reconoció los derechos para la autodeterminación de Polonia. Posteriormente se formó en París un gobierno provisional polaco. En septiembre de 1917 los alemanes —que por entonces ocupaban por completo el país— crearon un Consejo de Regencia que se convirtió en la máxima autoridad gubernamental para una futura restauración de la monarquía en una Polonia independiente.
Ante el derrumbamiento de los Imperios Centrales a finales de 1918, los polacos se movieron rápidamente para construir su Estado. En noviembre se proclamó la República de Polonia y en enero de 1919 se instauró un gobierno independiente.
El Tratado de Versalles (junio de 1919) otorgó a Polonia una estrecha franja de territorio (el denominado corredor polaco) que se extendía a lo largo del río Vístula hasta el mar Báltico y amplios territorios de Posen (Poznań) y Prusia occidental. El tratado también adjudicó a Polonia importantes derechos económicos sobre la ciudad libre de Danzig. Después de la guerra con la Rusia soviética en 1921, Polonia se anexionó zonas de Bielorrusia y Ucrania; además, después de varios enfrentamientos arrebatarían Vilna a Lituania. En el oeste la disputa con Alemania por la Alta Silesia culminó con la intervención de la Sociedad de Naciones que dividió el territorio entre ambos países. En las dos décadas siguientes a la guerra, el temor a Alemania y Rusia determinó la política exterior de Polonia. En febrero de 1921 se estableció una alianza defensiva con Francia y posteriormente con Rumania, Checoslovaquia, Yugoslavia, Letonia, Estonia y Finlandia. En 1932 Polonia firmó un pacto de no agresión con la URSS y en 1934 con Alemania (cuya duración era de diez años) que garantizaban las fronteras de Polonia.
En el interior las luchas incesantes entre conservadores e izquierdistas marcaron el desarrollo de la política interior de Polonia, tras la adopción de una Constitución en marzo de 1921, al igual que las demandas de derechos económicos y políticos por parte de minorías étnicas como los judíos, ucranianos, bielorrusos, alemanes y otros grupos; en 1924 se aprobaron leyes que establecían algunas concesiones a las demandas de ciertas minorías. En diciembre de 1925 una ley de reforma agraria aprobó la distribución a los campesinos de 20.234 hectáreas de terreno anualmente.
Mientras tanto, Polonia estuvo bajo las amenazas de una permanente crisis financiera que provocó cambios frecuentes de ministros. En 1926, tras un golpe de Estado dirigido por Jozef Pilsudski, Ignacy Moscicki ocupó el cargo de presidente de la República, aunque el auténtico poder fue ejercido por Pilsudski, quien gobernó de forma dictatorial hasta su fallecimiento en 1935, poco después de haberse aprobado una nueva Constitución que formalizaba su régimen autoritario. Fue sucedido por el general Eduardo Smigly-Rydz, antiguo colaborador de Pilsudski, manteniéndose el autoritarismo militar del régimen.
El triunfo del nacionalsocialismo en Alemania y la política de expansión de Adolf Hitler a mediados de la década de 1930 supuso un grave peligro a la seguridad polaca. Después del Pacto de Munich y la consiguiente destrucción del Estado checoslovaco (marzo de 1939), Polonia (que por dicho acuerdo recibió 1.036 km2 de territorio) se convirtió en el siguiente objetivo de la expansión nazi; a finales de marzo los alemanes demandaron la cesión de Danzig y la adquisición de importantes derechos en el corredor polaco. El rechazo a estas peticiones por parte del gobierno polaco vino acompañado, el 31 de marzo, de un acuerdo de ayuda militar con Francia y Gran Bretaña ante el temor a una posible agresión alemana. El 28 de abril Hitler denunció el tratado de no agresión polaco-alemán y el 1 de septiembre de 1939 (después de un acuerdo de no agresión con la URSS), Alemania atacó Polonia, un hecho que marcó el estallido de la II Guerra Mundial.
A mediados de septiembre de 1939, en poco más de dos semanas del comienzo de la invasión, los ejércitos alemanes habían ocupado la mayor parte de Polonia occidental y central; en el mismo mes, las tropas soviéticas invadieron Polonia desde el este, por lo que las dos potencias invasoras se dividieron el país. Los polacos de las zonas ocupadas por los alemanes sufrieron duras represalias, mientras que en el territorio ocupado por los soviéticos, muchos miles de polacos fueron deportados a Siberia y otros fueron eliminados.
Sin embargo, varios miembros del gobierno y numerosas unidades militares polacas pudieron escapar del país antes de hacerse efectiva la ocupación del territorio por alemanes y soviéticos. Buena parte de las tropas polacas (estimadas en unos 100.000 hombres) llegaron a Francia, donde se reagruparon en otras unidades de combate que, al igual que otras que se organizaron después en la Unión Soviética, rindieron un servicio valeroso en el ejército aliado en África del Norte y Europa. Al mismo tiempo se organizó en Francia un gobierno en el exilio que, tras la ocupación de Francia en 1940, se estableció en Londres.

En 1941 los alemanes ocuparon todo el territorio polaco en manos de los soviéticos desde septiembre de 1939. Durante su ocupación los ejércitos alemanes ejercieron una política de exterminación sistemática de la población polaca, en especial de los judíos, muchos de los cuales perecieron en Auschwitz (Oświęcim), Treblinka, Majdanek, Sobibor y otros campos de concentración dispersos por todo el país. En abril de 1943 los judíos del gueto de Varsovia, antes de esperar su exterminio en los campos de concentración, se rebelaron desesperadamente frente a las superiores tropas alemanas que reprimieron duramente la sublevación después de tres semanas de encarnizada lucha. Al término de las hostilidades, la estimación total de víctimas civiles ascendió a más de cinco millones, la mayoría de las cuales fueron ejecutadas por los alemanes; las víctimas militares polacas en la guerra se estimaron en unos 600.000 hombres; las pérdidas materiales sufridas fueron igualmente enormes.
La liberación de Polonia del dominio alemán empezó poco después de la invasión aliada de Francia en junio de 1944. Durante los siguientes meses el Ejército soviético, aprovechándose de la situación en el frente occidental, infligió una serie de severas derrotas a los alemanes en el este y antes de septiembre, con el apoyo de contingentes de tropas polacas, los soviéticos entraron en territorio polaco, aunque no apoyaron a las fuerzas de resistencia polacas (el Ejército del Interior Polaco) cuando se hicieron con el control de Varsovia, por lo que en octubre fue ocupada de nuevo por los alemanes quienes la destruyeron por completo tras evacuar a su población. En enero de 1945 el Ejército Rojo soviético entró en Varsovia y, en marzo, los últimos invasores alemanes fueron expulsados del país. En julio de 1944 el gobierno soviético patrocinó la formación de un Comité Nacional Polaco de Salvación Nacional, organización dominada por los comunistas que, en diciembre de 1944, estableció su sede en Lublin después de la liberación de la ciudad y se autoproclamó Gobierno provisional de Polonia. Después de varias tentativas se llevó a cabo una reconciliación entre los gobiernos polacos de Londres y Lublin: en junio de 1945, después de la expulsión de los alemanes, se estableció un nuevo gobierno de unidad nacional, en el que los comunistas ocupaban las carteras de Defensa e Interior, que fue reconocido por los aliados occidentales al mes siguiente, después de conseguir la promesa soviética de realizar elecciones democráticas en la Conferencia de Yalta celebrada a comienzos de ese mismo año.

En la Conferencia de Potsdam, celebrada en 1945 tras la rendición alemana, las potencias aliadas pusieron la Alta y Baja Silesia, Danzig (Gdańsk) y zonas de Brandeburgo, Pomerania y Prusia Oriental bajo administración polaca pendiente de la firma de un acuerdo final de paz. Estos territorios estaban poblados mayoritariamente por alemanes (de un total de 8.900.000 habitantes, más de siete millones eran de esta nacionalidad), la mayor parte de los cuales huyeron o, más tarde, fueron expulsados a Alemania. Los términos del tratado firmado por polacos y rusos el 16 de agosto de 1945 delimitaron la frontera oriental de Polonia que se desplazó considerablemente más al oeste de lo que estaba al inicio de la guerra, ocupando la URSS este antiguo territorio polaco, poblado por unos 12.500.000 habitantes de los que casi cuatro millones eran polacos, la mayor parte de los cuales fueron repatriados, compensando en parte la pérdida de población de origen alemán en el oeste.
La fuerza de socialistas y comunistas en el gobierno creció rápidamente durante 1946 y 1947, año en el que se celebraron las prometidas elecciones parlamentarias que, bajo el control comunista, supusieron el éxito de estos y de sus aliados, al obtener más del 85% de los votos.
A comienzos de 1948 el Partido Comunista Polaco purgó a muchos miles de militantes de tendencia nacionalista que simpatizaban con la postura adoptada por el dirigente yugoslavo Josip Broz Tito; entre los encarcelados en la purga estaba Wladyslaw Gomulka, secretario general del partido. En diciembre los socialistas y comunistas se unieron para formar el Partido Obrero Unificado Polaco (POUP), dominado por estalinistas que hicieron de Polonia uno de los más fieles satélites de la Unión Soviética.
Los dirigentes comunistas buscaron poner en práctica los objetivos industriales y económicos para Polonia de acuerdo a planteamientos soviéticos, pero la colectivización agraria no tuvo éxito y fue abandonada.
Después que el Vaticano excomulgara a todos los comunistas en 1949, el gobierno polaco confiscó muchas propiedades de la Iglesia, ordenó el cierre de sus escuelas y ejerció el control de organizaciones juveniles para contrarrestar la influencia del catolicismo. En la década de 1950 el gobierno asumió la supervisión de la elección de sacerdotes, al requerir un juramento de lealtad de cada candidato; el cardenal Stefan Wyszynski, arzobispo de Varsovia y primado de Polonia, se resistió a la medida y fue suspendido del cargo, retirándose a un monasterio; en 1956 volvió a sus responsabilidades eclesiales como resultado de una política menos severa.
Durante el periodo de posguerra Polonia se convirtió en un miembro activo del Consejo de Asistencia Económica Mutua (COMECON) y del Pacto de Varsovia, ambos órganos dominados por los soviéticos. En 1952 Polonia adoptó una Constitución modelada a semejanza de la soviética pero explícitamente reconocía ciertos tipos de propiedad privada. Tras la muerte del dirigente soviético Stalin en 1953, artistas, intelectuales, estudiantes y trabajadores polacos demandaron reformas gubernamentales que pusieran fin al control soviético y establecieran una mayor libertad de actuación. En junio de 1956 una manifestación de los trabajadores fue duramente reprimida en Poznań dejando 53 muertos y varios cientos de heridos; los convocantes de la manifestación recibieron unas sentencias relativamente suaves. En octubre Gomulka, que había sido readmitido en el partido, fue nombrado secretario general del mismo, cesando a varios dirigentes estalinistas que ocupaban altos cargos en el país.
Gomulka se convirtió entonces en la figura dominante en Polonia, desarrollando un gobierno que pretendía establecer una vía intermedia entre los prosoviéticos y quienes demandaban una mayor independencia nacional. En las elecciones celebradas en 1957 se introdujeron reformas políticas parciales, permitiendo a los no comunistas e independientes formar parte de las listas de candidatos; además, había casi el doble de candidatos que escaños a cubrir.
El deterioro de las condiciones de vida provocó que el descontento popular surgiera de nuevo en la primavera de 1968, encabezado por estudiantes y artistas que demandaban una mayor libertad de expresión y reformas liberales similares a las establecidas en Checoslovaquia. En marzo empezaron las manifestaciones estudiantiles en la Universidad de Varsovia y pronto se extendieron a Poznań, Lublin y Cracovia. Con el objeto de reprimir la disidencia el gobierno lanzó una campaña antisemita por la que cientos de judíos fueron cesados de cargos en la administración, el partido, la universidad y los periódicos, obligando a muchos de ellos a abandonar Polonia para ir a Occidente o a Israel. En el verano de 1968 Polonia apoyó la condena que el Pacto de Varsovia hizo de los reformistas checos y participó con unos 45.000 hombres en las tropas que esta organización envió para ocupar Checoslovaquia el 20 de agosto.
A comienzos de 1970 los problemas económicos impulsaron al gobierno a desarrollar una nueva orientación en su política exterior. Esperando conseguir ayuda económica y tecnológica de la próspera Alemania Occidental (ahora parte de la unificada República Federal de Alemania), en enero iniciaron conversaciones políticas que culminaron en un acuerdo en noviembre entre los ministros de Asuntos Exteriores polaco y alemán. En diciembre el canciller de Alemania Occidental Willy Brandt visitó Varsovia para firmar el tratado resultado del acuerdo, en el cual Alemania Occidental formalmente aceptó la pérdida de los 103.600 km2 que ocupó Polonia tras el fin de la II Guerra Mundial y el establecimiento de la línea Oder-Neisse como frontera occidental de Polonia; a cambio, Bonn recibió garantías extraoficiales para que a los residentes polacos que solicitaban la nacionalidad alemana se les permitiera emigrar desde Polonia. Ambas partes acordaron establecer discusiones 'exclusivamente por medios pacíficos' y encaminarse hacia la 'plena normalización' de relaciones que se restablecieron en mayo de 1972 después de que el Parlamento de Alemania Occidental ratificara el tratado.
A finales de 1970 la crisis económica se agravó: la industria polaca no había conseguido los objetivos marcados, las malas condiciones climatológicas contribuyeron a que las cosechas fueran pobres y tuvieron que realizarse costosas importaciones de cereales. La consecuencia fue la elevación de una manera drástica de los precios del carbón, alimentos y ropas. Esta situación provocó la aparición de manifestaciones en varias ciudades polacas que dieron lugar a disturbios, incendios premeditados y saqueos, ante lo que se declaró el estado de emergencia durante semanas y se reprimieron duramente las protestas.
El resultado de estos disturbios fue el cese de Gomulka y de otros dirigentes del POUP. Edward Gierek se convirtió en secretario del partido. Los precios descendieron a sus niveles anteriores.
Las visitas a Polonia de los presidentes estadounidenses Richard Milhous Nixon (1972), de Gerald Ford (1975) y Jimmy Carter (1977), simbolizaron la mejora de las relaciones con Occidente. En 1975 Polonia inició la repatriación de unos 125.000 alemanes a Alemania Occidental.
En los últimos años de la década de 1970 se desarrolló la oposición al régimen. En 1978 el cardenal de Cracovia Karol Wojtyla fue elegido papa con el nombre de Juan Pablo II, con lo que la Iglesia católica polaca salió muy reforzada. El nivel de vida se deterioró y en el verano de 1980 fueron a la huelga cientos de miles de obreros polacos como respuesta a la gran elevación de los precios. En agosto el país se paralizó cuando los trabajadores en Gdańsk y otros puertos del Báltico ocuparon sus astilleros durante tres semanas y comenzaron a realizar demandas políticas. A final de mes las autoridades comunistas se vieron forzadas a hacer concesiones sin precedentes: se reconoció el derecho de huelga, aumentaron los salarios, fueron puestos en libertad numerosos presos políticos y se redujo la censura. El reconocimiento de los derechos para organizar sindicatos independientes llevó a la formación a mediados de septiembre de la federación Solidarnosc (Solidaridad). La enfermedad y el descrédito de Gierek le hicieron renunciar como máximo dirigente del POUP en favor de Stanislaw Kania.
El distanciamiento entre Solidarnosc y el POUP tuvo lugar en un periodo de creciente declive económico y de descontento social, causando un número creciente de peligrosas confrontaciones. En parte debido a la presión soviética, el gobierno fue incapaz de desarrollar las reformas necesarias. En febrero de 1981 el general Wojciech Jaruzelski fue nombrado primer ministro y en octubre secretario general del POUP. Para controlar la situación utilizó las demandas radicales del movimiento Solidarnosc como pretexto para imponer la ley marcial a mediados de diciembre, evitando así una posible intervención militar soviética. Se ilegalizó Solidarnosc y su líder, Lech Walesa, y miles de sus activistas fueron arrestados o internados. Haciéndose extensiva la prohibición a toda la oposición política también fueron cesados numerosos reformistas del POUP. Las autoridades mantuvieron muchos de los amplios poderes de emergencia incluso después del levantamiento de la ley marcial en 1983. Solidarnosc perdió parte de su base social pero sobrevivió como un movimiento de oposición clandestino con el suficiente apoyo popular para forzar graduales concesiones por parte del régimen; además sus demandas estuvieron respaldadas por la influyente Iglesia católica, que se vio fortalecida por las visitas papales de 1983 y 1987. El régimen de Jaruzelski perdió gradualmente su dominio del poder e intentó introducir reformas económicas que fracasaron al no conseguir apoyo social suficiente y nunca se concluyeron.
La política de glasnost y perestroika de Mijaíl Gorbachov rompió el estancamiento político y económico de la década de 1980 en Polonia, e hizo posible la realización de una reforma del régimen. A comienzos de 1989 los dirigentes comunistas llegaron a un acuerdo con el Comité Cívico de Walesa; se concedieron las libertades políticas y civiles, se legalizó Solidarnosc de nuevo y se acordó la formación democrática del Senat (cámara alta). Jaruzelski se mantuvo en la presidencia con el acuerdo del sindicato. En las elecciones celebradas en 1989 Solidarnosc obtuvo 99 de los 100 escaños al Senat, así como el 35% de los escaños del Sejm (cámara baja). En agosto, Tadeusz Mazowiecki, un ayudante de Walesa, formó una coalición gubernamental en la que los comunistas controlaban los ministerios de Defensa e Interior. Mazowiecki, el primer jefe de gobierno no comunista de Polonia en más de 40 años, desmanteló el régimen comunista de una manera constitucional y consolidó la transición a la democracia. Su influyente ministro de finanzas Leszek Balcerowicz estableció medidas que permitieron disminuir la creciente hiperinflación y empezar una rápida transición a la economía de libre mercado.
La unidad de Solidarnosc se rompió en las elecciones presidenciales de diciembre de 1990, cuando surgieron varios candidatos de su seno. El triunfo correspondió a Walesa. Sin embargo, se entró en un periodo de confusión política a causa de la definición ambigua de los poderes presidenciales, del primer ministro y parlamentarios que establecía la “Pequeña Constitución” de 1992. La representación proporcional, sin límites, provocó que el Sejm resultante tras las elecciones celebradas en 1991 estuviera formado por 29 partidos políticos. Los posteriores gobiernos fueron, por lo general, ineficaces.
Polonia estableció o renovó sus relaciones diplomáticas con la Comunidad Europea (la actual Unión Europea, UE), las repúblicas de la antigua Unión Soviética, el Vaticano e Israel. Se firmaron tratados de cooperación con la nueva Alemania reunificada, así como con otros muchos estados vecinos. Polonia se incorporó al Consejo de Europa y alcanzó un acuerdo para ser miembro asociado de la UE, con la promesa de ser miembro de pleno derecho en el 2002. También entró en el programa de Asociación por la Paz de la OTAN, como paso previo para su plena incorporación. En 1992 se inició la retirada de las tropas rusas de Polonia. En agosto de 1993 se completó este proceso.
Las elecciones celebradas en 1993 simplificaron el sistema al excluir a todos los partidos que no pudieron conseguir el umbral mínimo del 5% de los votos. Los partidos sucesores del antiguo POUP integrados en la Unión de Izquierda Democrática (SLD) y el Partido Campesino Polaco (en polaco PSL), se beneficiaron del descontento popular ante los costes socioeconómicos que provocó la transformación económica y consiguieron una amplia mayoría. Waldemar Pawlak, el dirigente del PSL, se convirtió en el primer ministro a pesar de la oposición de Walesa que a comienzos de 1995 amenazó con disolver las cámaras legislativas si Pawlak no era sustituido. En esta tensa atmósfera, el gobierno de Pawlak perdió una votación de confianza y dimitió como primer ministro, siendo reemplazado por un antiguo comunista, Jozef Olesky, en febrero de 1995.
En abril, Walesa anunció oficialmente su candidatura a las elecciones presidenciales de octubre de 1995, mientras calificaba de 'traidora decisión' de Olesky asistir en Moscú a las ceremonias que conmemoraban el final de la II Guerra Mundial. En mayo la moneda de Polonia, el zloty, se integró por primera vez en los mercados monetarios internacionales, manteniendo su valor, mientras que sindicalistas de Solidarnosc manifestaban su descontento con la política económica y medioambiental del gobierno. En las elecciones presidenciales celebradas en noviembre de 1995 Walesa fue derrotado por el candidato socialdemócrata (ex comunista) Alexander Kwasniewski, que alcanzó el 51,7% de los votos, cuyas primeras medidas no señalaban una vuelta al pasado.
A comienzos de 1997 una comisión parlamentaria especial, dominada por diputados socialdemócratas, finalizó la tarea de redactar el borrador de una nueva Constitución. La aprobación del documento por parte del Parlamento se produjo en abril, y en mayo se celebró un referéndum en el que el 52,7% de los votantes dio su respaldo al texto constitucional. Los partidos de la derecha y los grupos católicos más conservadores se opusieron a su aprobación, pues consideraban que parte de su articulado era excesivamente “secular”. Síntesis de hasta siete textos alternativos distintos, los 243 artículos de que consta la nueva Constitución definen los poderes presidenciales, garantizan los derechos civiles básicos, aseguran el control civil sobre las Fuerzas Armadas y confirman la economía de mercado y la propiedad privada.
El 21 de septiembre de ese mismo año se celebraron elecciones legislativas, en las que los socialdemócratas partían como favoritos; sin embargo, la democristiana Alianza Electoral de Solidaridad resultó vencedora con el 33,8% de los votos, seguida de los socialdemócratas y de los liberales de la Unión por la Libertad. A primeros de octubre, Lech Walesa creó su propio partido político, la Democracia Cristiana de la Tercera República. En ese mismo mes, el protestante Jerzy Buzek se convirtió en el nuevo primer ministro tras el acuerdo alcanzado entre Alianza Electoral de Solidaridad y Unión por la Libertad. El día 29 quedó constituido el gobierno de centro derecha; los liberales consiguieron las carteras de Finanzas, Exteriores y Defensa.
En diciembre la UE invitó a Polonia a iniciar el proceso para convertirse en miembro de pleno derecho de la organización. Mientras, el día 17, los ciudadanos polacos aprobaron en referéndum el proyecto por el que se restringían los supuestos mediante los que una mujer podía interrumpir su embarazo de forma voluntaria. A comienzos de 1998 el gobierno polaco presentó un plan para reducir el número de voivodatos de 49 a 16, a la vez que se preveía dotar de mayor autoridad a los representantes oficiales de cada uno de ellos. Este proyecto entró en vigor el 1 de enero de 1999. Ese mismo año, pero en el mes de marzo, Polonia, junto con Hungría y la República Checa, ingresaron en la Organización del Tratado del Atlántico Norte como miembros de pleno derecho.
En las elecciones presidenciales que tuvieron lugar el 8 de octubre de 2000, la candidatura de Kwasniewski obtuvo el 53,9% de los votos, por lo que el líder de la Alianza de la Izquierda Democrática vio respaldada su política de reconciliación nacional y resultó reelegido jefe del Estado. Los siguientes candidatos más votados fueron el independiente Andrzej Olechowski (17,3% de los sufragios) y Marian Krzaklewski (15,6%), presentado por la Acción Electoral de Solidaridad; Walesa sólo logró el 1% y anunció su retirada de la política. En los comicios legislativos del 23 de septiembre de 2001, la victoria fue para la coalición formada por la Alianza de la Izquierda Democrática y Unión del Trabajo, que logró 216 escaños, por lo que Kwasniewski encargó formar gobierno al socialdemócrata Leszek Miller.
El día 16 de abril de 2003, Polonia y otros nueve estados firmaron en Atenas (Grecia) el Tratado de Adhesión a la UE, protocolo previo a su ingreso, que se produciría de forma efectiva el 1 de mayo de 2004. En un referéndum celebrado en junio de 2003, casi el 80% de las papeletas depositadas en las urnas dio el “sí” a la entrada de Polonia en la que sería “Europa de los 25”. El 2 de mayo de 2004, un día después de que tuviera lugar este acontecimiento, Miller dimitió y Kwasniewski nombró primer ministro a Marek Belka.
Las elecciones legislativas del 25 de septiembre de 2005 supusieron el derrumbamiento de la socialdemocracia, escindida en diversos grupos y desprestigiada por los insuficientes logros de la lucha gubernamental contra el paro y por los casos de corrupción detectados en la administración pública. El giro a la derecha del electorado hizo que las dos formaciones más votadas fueran el partido conservador Ley y Justicia (PiS, en sus siglas en polaco), que consiguió 155 escaños, y la neoliberal Plataforma Cívica (PO, 133 diputados), herederas políticas de Solidarnosc (ambas nacieron en 2001 tras la debacle de Acción Electoral de Solidaridad). Tras ellos quedaron Autodefensa de la República Polaca (56), Alianza de la Izquierda Democrática (55), la Liga de Familias Polacas (34) y el Partido del Pueblo Polaco (25). Ante estos resultados, y luego de que Belka presentara su dimisión, Kwasniewski encargó formar gobierno a Kazimierz Marcinkiewicz, del PiS, el cual tomó posesión como primer ministro el 31 de octubre. Durante este último mes tuvieron lugar, igualmente, comicios presidenciales, que confirmaron la tendencia evidenciada en los parlamentarios: en la primera vuelta, desarrollada el día 9, los dos aspirantes más votados fueron los respectivos candidatos de PO, Donald Tusk (36,3% de los votos), y PiS, Lech Kaczynski (33,1%); en la segunda, el día 23, se impuso Kaczynski (54%), quien sucedería a Kwasniewski en la jefatura del Estado el siguiente 23 de diciembre. Por lo que se refiere a la formación de gabinete, finalmente, y pese a que en un principio habían acordado constituir un ejecutivo de coalición, las diferencias entre PO y PiS obligaron a este último a gobernar en minoría (aunque, en mayo de 2006, formaría una coalición de gobierno con Autodefensa de la República Polaca y la Liga de Familias Polacas). En julio de 2006, Marcinkiewicz, enfrentado a parte de su partido, renunció a la jefatura gubernamental; fue sustituido en la misma por Jaroslav Kaczynski, presidente de PiS y hermano del presidente del país.
Con los hermanos Kaczynski al frente del Estado y del gobierno, Polonia no tardó en vivir tiempos de políticas caracterizadas por un notable conservadurismo. En agosto de 2007, la coalición en el poder se quebró, al salir Autodefensa del gobierno, que quedó en situación de minoría parlamentaria. La crisis política abierta determinó la convocatoria de elecciones anticipadas para el 21 de octubre de ese año. La victoria en las mismas de Plataforma Cívica permitiría el acceso de su líder, Donald Tusk, al cargo de primer ministro de un gobierno de coalición conformado por su grupo y el centrista Partido Campesino.