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viernes, 6 de agosto de 2010

Eritrea


Eritrea (nombre oficial, Estado de Eritrea), estado independiente africano, limitado al este por el mar Rojo, al sureste por Yibuti, al sur y al oeste por Etiopía, y al norte y noroeste por Sudán. Antiguamente bajo control italiano, Eritrea fue ocupada por Gran Bretaña durante la II Guerra Mundial. Fue un protectorado desde 1941 hasta 1952, cuando se federó con Etiopía. La creación de un Estado etíope unitario en 1962, al que Eritrea se incorporó como provincia, fue el comienzo de una larga guerra que culminó con la independencia de Eritrea en 1993. El nuevo estado ocupa una extensión de 121.144 km². Asmara es su capital y mayor ciudad.

Eritrea cuenta con cuatro tipos de paisaje: la llanura costera del mar Rojo, la meseta elevada del centro-sur, que forma el núcleo del país, las colinas de las áreas norte y centro-occidental, y las extensas llanuras del oeste. La costa del mar Rojo se alarga más de 1.000 km, y su nombre deriva de este mar (en griego latinizado, erythraea, 'rojo'). La estrecha llanura costera recibe muy pocas lluvias y es extremadamente cálida. La depresión de Danakil, en el sureste, se sitúa por debajo del nivel del mar y ha sido el lugar donde se han registrado algunas de las más altas temperaturas de la Tierra. Hacia el oeste la llanura costera se eleva abruptamente hacia la meseta elevada, donde las altitudes varían desde los 1.830 a los 2.440 m, y las precipitaciones anuales son significativamente más elevadas que en la costa. Las alturas de la región montañosa al norte y oeste del núcleo de la meseta varían desde unos 760 m a los 1.370 m, y por lo general reciben menos precipitaciones que la meseta. Las grandes llanuras quedan hacia el oeste del río Baraka y al norte del Setit.
Unos cuantos ríos cruzan las regiones de la meseta y zonas altas. El Gash (o Mereb), el Baraka y el Anseba fluyen desde la meseta hacia el oeste, al interior de Sudán, mientras el Falkat, Laba y Alighede fluyen desde las alturas del norte hasta el mar Rojo.
Los recursos de Eritrea han permitido tradicionalmente la existencia de un modo de vida apoyado en la agricultura, aunque durante la dominación italiana se desarrolló una cierta base industrial alrededor de Asmara. El país posee depósitos potencialmente valiosos de potasio y posiblemente oro, hierro y petróleo, pero la exploración y la explotación de tales recursos minerales se han visto con serias dificultades por las tres décadas de guerra.
El medio ambiente de Eritrea sufre las consecuencias de las frecuentes sequías y los efectos de la guerra de independencia del país, que duró décadas y que, finalmente, fue alcanzada en 1993. Sólo el 60% (2004) de los habitantes de Eritrea tiene acceso al agua potable y el 9% a instalaciones sanitarias. En las áreas rurales no existe instalación sanitaria alguna. Gran parte de los bosques de las tierras altas del país han sido destruidos para obtener combustible de la madera. Sólo el 5,6% (2003) de la superficie de Eritrea es cultivable o se encuentra en un régimen permanente de cultivo. La fuerte presión sobre la tierra agrícola se ve agravada por una tasa de crecimiento demográfico del 2,45% (2008) y por unas temperaturas extremadamente altas en algunas zonas. A consecuencia de ello, las tierras marginales han sido cultivadas y sometidas a un pastoreo excesivo, lo que ha provocado la erosión del suelo y la desertización. La administración eritrea ha plantado millones de árboles en los últimos años para ayudar a detener la erosión y la desertización, y ha declarado protegido el 3,2% (2007) de la superficie total del país. Asimismo, el gobierno ha ratificado acuerdos medioambientales internacionales relativos a la biodiversidad, el cambio climático, la desertización y las especies en peligro de extinción.

La población de Eritrea es diversa, y refleja muchos idiomas, culturas y religiones. Los idiomas más utilizados son el árabe y tigrinya. Aproximadamente la mitad de la población es cristiana que hablan tigrinya, la cual tradicionalmente habitaba la región de la meseta. La otra mitad de la población es musulmana (véase Islam), dividida en distintos grupos étnicos y lingüísticos. Los musulmanes que hablan tigrinya habitan en las llanuras costeras del noroeste y en las tierras bajas del oeste, y los saho viven cerca de Massawa y al pie de la llanura costera. La mayoría de los pueblos que hablan la lengua belein en los alrededores de Keren son musulmanes, así como los afar (o danakil) quienes habitan la parte sureste de la llanura costera y el archipiélago Dahlak. Los nómadas hedareb, procedentes del noroeste y noreste, que hablan la lengua beĵa son por lo general musulmanes. Aunque también son musulmanes, los baria y kunama del suroeste hablan idiomas de raíz nilótica, lo que les distingue en gran manera de la mayoría de los pueblos de Eritrea, cuyos idiomas se encuentran dentro del grupo afro-asiático (véase Lenguas africanas). A pesar de esta diversidad, las fricciones étnicas entre los diferentes grupos de eritreos no han sido un problema importante; su oposición al control etíope les ha dado una fuerte unidad.
En 2008 Eritrea tenía una población estimada de 5.028.475 habitantes, lo cual daba una densidad de 41 hab/km² aproximadamente. La población rural de Eritrea supone aproximadamente el 80% del total, y los cultivos y el pastoreo son las principales formas de subsistencia. Las ciudades más importantes son: Asmara, capital del país y ciudad con mayor número de habitantes, los puertos de Massawa y Āseb, así como Keren, Nak'fa, Ak'ordat y Teseney.
La guerra con Etiopía y las hambrunas que azotaron toda esta región durante las décadas de 1970 y 1980 fueron la causa de una gran desorganización y desplazamientos de población, especialmente en las áreas rurales. Con la independencia de 1993 aproximadamente el 20% de la población de Eritrea se vio obligada a desplazarse, mientras unos 500.000 eritreos vivían como refugiados en Sudán. Además de los problemas de escasez de alimentos, pobreza y analfabetismo, el nuevo país encontró la ingente labor de realojar a las personas desplazadas por la guerra y la hambruna.
Tradicionalmente, los cultivos eran comunes en la región de la meseta, en el norte y oeste donde las precipitaciones eran suficientes. En la llanura costera y las zonas áridas del norte y oeste, predominaba el pastoreo. Las políticas coloniales de italianos y británicos durante el siglo XIX y principios del XX buscaron ante todo maximizar la producción y exportación de materias primas, es decir, productos agrícolas, ganadería, minería y pesca. Durante este periodo, la industria ligera creció alrededor de Asmara y Massawa. Por muchas razones, en el momento de la federación de 1952, Eritrea gozaba de un nivel de crecimiento económico más alto que Etiopía. La anexión por parte de Etiopía en 1962 hizo que la expansión industrial se viera reducida, y que muchas fábricas cerraran y se trasladaran a Etiopía. Después de 1974 el régimen marxista de Etiopía situó la mayor parte de la industria bajo control estatal.
La economía de Eritrea sufrió importantes daños y trastornos a causa de la sequía, la hambruna y la guerra con Etiopía que comenzó en la década de 1960. Para cuando llegó la independencia en 1993, la base industrial del país se encontraba en ruinas. Según estimaciones, el 75% de la población dependía de las ayudas internacionales para alimentarse, a pesar de las buenas cosechas de 1991 y 1992. La red de transportes de Eritrea estaba también seriamente dañada. La mayor parte de las carreteras no estaban asfaltadas, y aquéllas que lo estaban casi no contaban con mantenimiento. El ferrocarril que une el puerto de Massawa con Asmara, Keren y K’ordat era poco operativo al finalizar la guerra.
Eritrea se encuentra en graves problemas económicos. Para recuperarse de la guerra, necesita una esmerada planificación, la distribución de sus escasos recursos así como la ayuda internacional, realojar su población, obtener la autosuficiencia alimenticia y reconstruir la infraestructura de los transportes. El gobierno ha desarrollado un programa de recuperación basado en criterios capitalistas, y ha comenzado el proceso de privatización del sector estatal. En 2006 y según datos del Banco Mundial el producto interior bruto (PIB) era de 1.085 millones de dólares.
Existe un aeropuerto internacional en Asmara. Hay una única emisora de radio para Eritrea, y en 1993 se inició un servicio de televisión para Asmara. El gobierno publica el periódico Hadras Eritrea (Nueva Eritrea) en árabe y tigrinya.
Tras la liberación de hecho de Eritrea del dominio etíope en 1991, el Frente para la Liberación del Pueblo de Eritrea (FLPE) tomó el control administrativo pero accedió a convocar un referéndum sobre la independencia. El electorado aprobó la independencia en abril de 1993, y se proclamó la soberanía el 24 de mayo. Se declaró un periodo transitorio de cuatro años para preparar una constitución. En mayo de 1993 se estableció por decreto un gobierno oficial de transición, bajo el control del FLPE. Encargado del nombramiento de un presidente, un consejo de ministros y una asamblea nacional. Esta asamblea eligió oficialmente a Issaias Afewerki, el secretario general del FLPE, como presidente en junio de 1993. Las nueve provincias se encuentran bajo el control de administradores elegidos por el presidente. Además del FLPE, que en febrero de 1994 cambió su denominación por la de Partido del Pueblo Eritreo por la Democracia y la Justicia, hay otras organizaciones políticas como el Movimiento Democrático para la Liberación de Eritrea y el Frente de Liberación de Eritrea (FLE).
Se cree que los primeros habitantes de Eritrea llegaron desde el valle del Nilo hasta las tierras bajas de Mereb-Setit. Al cabo de miles de años, Eritrea ha visto migraciones de pueblos que hablaban lenguas nilóticas, cusitas, y semíticas y es una de las regiones en que más temprano se produjeron el cultivo de alimentos y la domesticación de animales en África. Ya desde el 3000 a.C., Eritrea ha comerciado con zonas del mar Rojo. En el siglo IV d.C. Eritrea formaba parte del antiguo reino de Aksum, en Etiopía. Floreció como Estado semiindependiente bajo una soberanía nominal etíope hasta que lo anexionó en el siglo XVI el Imperio otomano en expansión.
Eritrea se convirtió en colonia italiana en 1890. Este mandato duró hasta la II Guerra Mundial cuando tropas británicas ocuparon el territorio. Se estableció un protectorado británico en 1941 que duró hasta 1952, año en que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decidió federar Eritrea con Etiopía como solución de compromiso ante las reclamaciones para su anexión por parte de Etiopía y las demandas independentistas de Eritrea. Una vez realizada la federación, el emperador etíope Hailé Selassié acabó con la autonomía de Eritrea, y en 1962 había sido transformada en una provincia etíope.
Esto provocó una fuerte resistencia nacionalista de unos pueblos que se habían visto continuamente sujetos a una dominación colonial. El Frente de Liberación de Eritrea (FLE), fundado en 1958, propuso la lucha armada por la independencia del control etíope. La guerra contra Etiopía fue larga y destructiva. Desde 1970 una gran parte de Eritrea experimentó periodos de hambruna en distintas ocasiones, como resultado de la sequía y las destrucciones de la guerra. Diferencias organizativas e ideológicas dieron lugar a rupturas y disputas civiles dentro del FLE, que culminaron a finales de los años setenta con la aparición del Frente de Liberación del Pueblo de Eritrea (FLPE) como reto efectivo y disciplinado al gobierno etíope. Tras la revolución etíope de 1974, el nuevo régimen de Addis Abeba siguió tratando de derrotar militarmente al FLPE, ahora con ayuda soviética y cubana. Pero las fuerzas etíopes sólo consiguieron controlar los principales núcleos urbanos, y desde 1980 el FLPE empezó a dominar cada vez más territorio.
En 1990 el FLPE capturó Massawa, y al año siguiente tomó el control de Asmara. Internacionalmente aceptado como gobierno provisional, el FLPE, con la aprobación del nuevo gobierno de Etiopía accedió a convocar un referéndum sobre la independencia celebrado en abril de 1993 y cuyo resultado fue casi unánime a favor de la independencia. El 28 de mayo de 1993, las Naciones Unidas admitieron formalmente el ingreso de Eritrea entre sus miembros.
Desde que lograra la independencia, Eritrea se ha enfrentado en varias ocasiones con Sudán, su vecino noroccidental, a quien ha acusado de dar apoyo a los grupos islámicos radicales de Eritrea, en tanto que Sudán ha hecho lo propio con el nuevo país, al que señaló como el lugar donde se refugiaban los grupos rebeldes sudaneses del sur. A finales de 1994, Eritrea denunció que Sudán estaba entrenando a elementos terroristas para derrocar a su gobierno, mientras que Sudán realizó la primera de una serie de acusaciones relativas a que los rebeldes, con el asesoramiento del Ejército del país vecino, estaban invadiendo Sudán desde Eritrea. Ambos países rompieron sus relaciones diplomáticas en diciembre de 1994.
En diciembre de 1995 Eritrea invadió la isla de Ḩânîsh al-Kabîr, que se encontraba bajo el control de Yemen, y reclamó su soberanía sobre la totalidad de las islas Ḩânîsh, archipiélago estratégicamente situado en la entrada meridional al mar Rojo. Al menos 12 personas murieron en la breve escaramuza ocurrida entre los soldados eritreos y yemeníes. A mediados de 1996, ambos estados acordaron someter el litigio relativo a la soberanía de las islas al arbitraje del Tribunal Internacional de Justicia de Naciones Unidas, que finalmente falló a favor de Yemen.
En junio de 1998, el Ejército etíope atacó posiciones militares de la vecina Eritrea, alegando para ello que desde el mes de mayo, tropas eritreas controlaban Badmé, en la norteña región etíope de Tigré (Tigray). Fue el primer aviso de lo que sucedería poco más tarde. En efecto, durante el mes de febrero de 1999 se desarrollaron violentos combates entre tropas de Etiopía y Eritrea en el sector septentrional de la frontera que ambos comparten. La lucha tenía por objeto hacerse con el control de varios centenares de kilómetros cuadrados a lo largo esa frontera común. Tras duros enfrentamientos en la zona, en marzo Addis Abeba proclamó su victoria militar sobre Eritrea. Aunque ninguno de los dos países declaró el alto el fuego, Eritrea aceptó una propuesta de pacificación realizada por la Organización para la Unidad Africana (OUA), después de que sus tropas fueran expulsadas de la región de Badmé. El plan de pacificación de la OUA exigía básicamente que ambos países volvieran a las fronteras anteriores al conflicto.
Fuerzas militares etíopes penetraron de nuevo, a mediados de mayo de 2000, en territorio eritreo, llegando a ocupar numerosas localidades fronterizas, y los combates causaron miles de muertos. A finales de ese mes, el gobierno etíope dio por terminada la ofensiva militar. El 18 de junio, Etiopía y Eritrea firmaron la paz en Argel, con la mediación de la OUA, y consintieron el consiguiente despliegue de fuerzas de la ONU en la frontera entre ambos estados.