Paises, banderas y mapas

Paises, Capitales y mucho más

jueves, 24 de junio de 2010

Afganistán

Afganistán (nombre oficial, Dowlat-e Eslami-ye-Afghanestan o Di Afganistan Islami Dawlat, República Islámica de Afganistán), país del suroeste de Asia que limita al norte con Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán; al este con China, el estado indio de Jammu y Cachemira y Pakistán; al sur con Pakistán y al oeste con Irán.
Afganistán muestra una figura casi elíptica, con una longitud máxima, de noreste a suroeste, de 1.450 km y una anchura de 725 km. Tiene 652.225 km² de superficie.
Afganistán ocupa una región de altas mesetas accidentadas por cadenas montañosas. Es un país predominantemente montañoso. Tres cuartas partes de su superficie son cordilleras. Las principales tierras bajas son una serie de valles fluviales en el norte y varias regiones desérticas al sur y suroeste.

El principal sistema montañoso del país es el Hindu Kush, que, con sus diversas ramificaciones, se extiende a lo largo de 1.000 km desde el Pamir, una región de mesetas del noreste. La altitud media del Hindu Kush es de 7.620 m. Los pasos naturales, que atraviesan las montañas en varios puntos, facilitan el tránsito dentro del territorio afgano así como la comunicación con los países vecinos. El único paso en el Hindu Kush por debajo de 3.000 m es el Shibar (2.987 m), que permite la conexión de la región de Kabul con la parte septentrional del país. Probablemente el paso montañoso más conocido es el histórico Jyber, en la frontera noreste, que atraviesa los montes Sulayman y proporciona un fácil acceso a Pakistán.

Los principales ríos son el Amu Daria, denominado en tiempos antiguos Oxus, en el límite con Tayikistán; el Kabul, afluente del río Indo; el Helmand, el más largo del país, en el sur, y el Hari, en el oeste. Todos estos ríos, excepto el Kabul, desembocan en pequeños lagos o embalses.

Las condiciones climáticas muestran grandes variaciones diarias y estacionales, debido principalmente a la elevada altitud media de su territorio. Aunque el país está en la zona subtropical, la altitud condiciona su clima. El invierno es muy frío y el verano, muy caluroso.
Durante el día, las temperaturas pueden oscilar de 0 a 38 ºC. En verano se han alcanzado, en los valles del norte, temperaturas de hasta 49 ºC. A mitad del invierno descienden, normalmente a promedios de -9,5 ºC en las altitudes de 2.000 m en el Hindu Kush. Kabul, emplazada a 1.795 m de altura sobre el nivel del mar, tiene inviernos fríos y veranos agradables, aunque se han registrado máximas de 40 ºC y mínimas de -21 ºC. Jalalabad (585 m) tiene un clima subtropical, mientras que el de Kandahār (a 1.006 m) es templado.
Afganistán es un país relativamente seco; la precipitación anual media es de 305 mm, cuya mayor parte se recoge entre octubre y abril. Las tormentas de arena son frecuentes en los desiertos y en las llanuras áridas.
A pesar del clima árido y del terreno montañoso, los recursos naturales son en su mayor parte agrícolas. Existe cierta variedad de depósitos minerales, pero las dificultades del transporte, las guerras y la carencia de personal especializado y equipo técnico han obstaculizado la plena explotación de tales recursos. La mayor parte del gas natural se localiza en el norte. También tiene grandes reservas de mineral de hierro.
El clima árido y el terreno montañoso son las principales causas de la pobreza relativa del suelo agrícola. Los grandes espacios de tierra cultivable en los valles fértiles son el único recurso natural bien desarrollado en Afganistán.
La invasión árabe afectó a Afganistán probablemente de forma más decisiva que cualquier otra influencia extranjera. En los siglos posteriores, por ello, el islam se convirtió en la religión dominante y el control político árabe fue sustituido por el dominio iraní y turco. El completo predominio turco en el área se estableció al final del siglo X y principios del siglo XI gracias al sultán musulmán Mahmud de Ghazni. En consecuencia la cultura islámica logró cotas brillantes bajo la dinastía ghuri afgana o iraní (1148-1215). Los ghúridas extendieron gradualmente su dominio hacia el norte de la India, pero fueron arrollados por las hordas procedentes del Norte del conquistador mongol Gengis Kan, hacia 1220. La mayor parte del país quedó bajo control mongol hasta cerca del siglo XIV, en que otro invasor mongol, Tamerlán, se apoderó del norte de Afganistán. Entre los más notables sucesores de Tamerlán estuvo Babur, fundador de la dinastía mongol de la India, que conquistó Kabul alrededor del 1504. Más tarde, en el siglo XVI, los safawíes de Irán y los uzbekos del norte realizaron incursiones en la región. Los iranios y los mongoles sucesores de Babur sofocaron continuas revueltas de afganos.

Durante el siglo XVII los afganos autóctonos empezaron a incrementar su poder. La tribu ghilzai conquistó la capital irania de Ispahan en 1722. Más tarde, Nadir Sha, que en 1738 restableció la autoridad iraní sobre casi todo Afganistán, emprendió una violenta contraofensiva iraní. Nadir fue asesinado en 1747, y entonces los jefes afganos eligieron a uno de sus generales, un miembro de la tribu abdalí llamado Ahmad Sha, como gobernante. A Ahmad Sha se le conoció como Durri-i-Dauran (Perla de la Época). Los abdalíes fueron conocidos en adelante como los duranios. Ahmad Sha agrandó sustancialmente su reino, adquiriendo el este de Irán, Beluchistán, Cachemira y parte del Punjab. El emirato se desintegró, sin embargo, bajo los sucesivos gobernantes de su dinastía, cayendo en 1818. Luego sobrevino un periodo anárquico en todo el país. En 1826 Dost Muhammad Kan, miembro de una notable familia afgana, tomó el control del este de Afganistán, asumiendo en 1835 el título de emir.

Los talibanes, grupo integrado por estudiantes de teología procedentes del sur del país (de la región de Kandahār) y de etnia pashtún, surgieron con fuerza en agosto de 1994, aprovechando la caótica situación política generada por la lucha entre las facciones en liza. Durante los meses siguientes, avanzaron en dirección a Kabul: entre noviembre de 1994 y enero de 1995 tomaron las ciudades de Kandahār y de Ghazni, y en febrero alcanzaron los alrededores de Kabul. Rechazados por las fuerzas gubernamentales, los talibanes optaron por avanzar hacia el oeste y el este, con el fin de cercar la capital.
A lo largo de 1995 su empuje continuó con fuerza (toma de Herāt), para estabilizarse a comienzos del año siguiente. Fue a finales de septiembre de 1996 cuando procedieron a la conquista de Kabul y al avance hacia el norte, donde se hicieron fuertes las tropas de Dostum y de Massud. Los talibanes procedieron a establecer, allí donde se extendieron, su visión restrictiva del islam: radical separación de sexos en público, prohibición a las mujeres de ocupar un puesto de trabajo, persecución de actividades consideradas ‘impías’ (salas de juego, consumo de bebidas) y modificación de la legislación penal para aplicar leyes más severas, entre otras.
En mayo de 1997 los talibanes organizaron una ofensiva contra las fuerzas situadas en el septentrional valle del Panshir, si bien no consiguieron conquistarlo en su totalidad. A la catástrofe humanitaria ocasionada por la guerra se añadió, en febrero de 1998, la de los terremotos que sacudieron el norte del país, y que causaron más de 5.000 muertos. En agosto de ese año tuvo lugar un ataque aéreo estadounidense contra instalaciones afganas como respuesta a los atentados producidos a comienzos de ese mes contra las embajadas norteamericanas de Nairobi (Kenia) y Dar es-Salaam (Tanzania), en los que fallecieron cerca de 300 personas, y en los cuales parecía estar implicado el millonario saudí Osama bin Laden, fundador y líder de la red terrorista Al-Qaeda que se refugiaba en Afganistán. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas anunció el 15 de noviembre de 1999, seis meses después de que Estados Unidos hiciera lo propio, la imposición de sanciones contra el régimen talibán a raíz de que éste rechazara entregar a Bin Laden para su procesamiento judicial. La resolución acarreaba la congelación de los bienes de los talibanes en el extranjero y la prohibición de los vuelos internacionales de sus compañías aéreas.
El aislamiento talibán se agravó después de los atentados terroristas sufridos por Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001 (el derrumbamiento de las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York y de parte del Pentágono causaron miles de muertes). El presidente estadounidense George W. Bush forjó una amplia coalición internacional contra el terrorismo y dispuso una ofensiva militar, la Operación Libertad Duradera, cuyo primer objetivo era la entrega por parte de Afganistán de Bin Laden, a quien se acusaba de ser el responsable de los atentados. De forma simultánea, la oposición interna afgana se vertebraba en dos ejes. Por un lado, la Alianza del Norte (el conjunto de milicias y guerrillas antes en pugna, que combatía de forma unificada desde 1996 a los talibanes), rebautizada Frente Unido y liderada por Muhammad Fahim Khan (tras el asesinato de Massud), representaba el brazo militar del gobierno afgano en el exilio, presidido por Rabbani y reconocido como legítimo por la comunidad internacional. Por otro, el ex monarca Muhammad Zahir Shah, quien desde su exilio en Italia parecía una de las opciones más factibles para protagonizar la transición política subsiguiente a una hipotética caída del gobierno rigorista.

Dada la resistencia talibán a entregar a Bin Laden, fuerzas estadounidenses y británicas iniciaron el 7 de octubre de 2001 el bombardeo de objetivos estratégicos afganos. Durante el siguiente mes de noviembre, la Alianza del Norte, definitivamente respaldada por la coalición internacional, aceleró su ofensiva terrestre, ocupó de forma sucesiva las principales ciudades del país (Mazar-i-Sharif, Pulaj-i-Jamri, Tāloqān, Qala-i-Nau, Bāmiān, Kondoz, Herāt, Jalalabad y Kabul), y pasó a dominar dos terceras partes del territorio de Afganistán. Así, los talibanes conservaron tan sólo el control de algunas provincias del sur y centraron todos sus esfuerzos en resistir desde su principal baluarte, Kandahār. Paralelamente al avance de la Alianza, a los bombardeos aéreos aliados y al paulatino repliegue talibán, fuerzas estadounidenses iniciaron en el espacio meridional del país las operaciones de búsqueda sobre el terreno de Bin Laden. En el marco de esta nueva fase de la Operación Libertad Duradera, la infantería de Marina de Estados Unidos se hizo presente en las cercanías de Kandahār. Esta ciudad se rindió finalmente el 6 de diciembre, pero dado que el mulah Mohammed Omar y Bin Laden permanecían en paradero desconocido, las operaciones bélicas prosiguieron, trasladándose al que se presumía era su lugar de refugio, la montañosa región de Tora Bora donde aún luchaban numerosos miembros de Al-Qaeda. La resistencia de Tora Bora concluyó el 16 de diciembre, pero Omar y Bin Laden continuaron desaparecidos.

En el plano diplomático, el 27 de noviembre de 2001 comenzó en Bonn (Alemania) la que fue llamada Conferencia Interafgana, a la que asistieron delegados de las principales fuerzas políticas de Afganistán (excepción hecha de los talibanes): la Alianza del Norte (con el presidente en el exilio, Rabbani, como cabeza visible) y los denominados Grupo de Roma (vinculado al antiguo monarca Zahir Shah), Proceso de Chipre y Asamblea de Peshawār. La reunión, auspiciada por la ONU, pretendía establecer un marco político que garantizara el subsiguiente proceso de pacificación y democratización del país. Esta cumbre, que tuvo que superar las diferencias existentes entre las distintas corrientes presentes, finalizó el 5 de diciembre. De ella emanó un gobierno provisional, presidido por el pashtún Hamid karzai, que ejercería el poder ejecutivo durante seis meses. Quedaba previsto que, trascurrido este periodo, se convocaría la Loya Jirga (o Gran Asamblea, la tradicional institución afgana que reúne a los distintos jefes tribales) para designar un nuevo gobierno, cuyo mandato se prolongaría durante dos años, plazo en el que tendrían lugar elecciones libres. Asimismo, en Bonn se acordó el despliegue de una fuerza internacional de paz vinculada a la ONU, la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF, en sus siglas en inglés), que pasó a estar dirigida por la OTAN en agosto de 2003.
Según lo previsto, en junio de 2002 se reunió la Loya Jirga, y en su transcurso Karzai fue elegido para desempeñar la presidencia del país hasta la celebración de elecciones. Previamente habían renunciado a la posibilidad de ejercerla tanto el ex monarca Muhammad Zahir, como el ex presidente Rabbani. No obstante, en el desarrollo de la Asamblea fueron palpables las grandes dificultades que entrañaría el camino hacia la paz, dada la división existente entre los diversos grupos étnicos afganos. De hecho, el 6 de julio siguiente fue asesinado Abdul Qadir, vicepresidente y ministro de Obras Públicas del nuevo gobierno. Asimismo, los primeros pasos del proceso de normalización se vieron alterados por episodios de violencia como los acaecidos el 5 de septiembre de ese mismo año, cuando se produjo en Kandahār un atentado contra la vida de Karzai, del que éste salió ileso, horas después de que un coche bomba causara numerosas muertes en Kabul. Durante la denominada II Conferencia de Bonn, desarrollada en diciembre, Karzai declaró su intención de formar un Ejército nacional y procurar el desarme de los señores de la guerra regionales. En ese mismo mes celebró una reunión en Kabul, con representantes de los gobiernos vecinos de China, Irán, Pakistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán, de la que emanó una declaración por la que cada uno de los estados asistentes aceptaba el compromiso común de respetar la integridad y soberanía de los otros.
En noviembre de 2003, dos años después de la caída de los talibanes, la comisión encargada de la redacción de una carta magna para el país presentó ante Karzai el proyecto constitucional que habría de ser debatido en la Loya Jirga. Este borrador contemplaba la definición del Estado afgano como una república islámica democrática, garante de los derechos fundamentales de todos sus ciudadanos. Finalmente, la Constitución fue aprobada por la Loya Jirga en enero de 2004.
El siguiente hito en el proceso de reconstrucción democrática del Estado era la celebración de elecciones presidenciales y legislativas. La inseguridad e inestabilidad aún imperantes en el país (especialmente patente en focos de resistencia talibán y en regiones dominadas por señores de la guerra), así como la dificultad para configurar el censo electoral, motivaron que esa esperada cita con las urnas sufriera diversos aplazamientos. Finalmente, el 9 de octubre de 2004, la ciudadanía afgana pudo decidir quién sería el presidente de la República durante los siguientes cinco años (las elecciones legislativas quedaron pospuestas para 2005). Los comicios tuvieron una elevada participación (aproximadamente, el 70% del electorado) y la legitimidad de sus resultados fue avalada por los observadores internacionales de la ONU, la Unión Europea (UE) y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Concurrieron 18 candidatos, siendo el más votado Karzai, el cual recibió el 55,4% de los sufragios. Sus principales rivales fueron el tayiko Yunus Qanuni, uno de los líderes de la Alianza del Norte y ministro de Educación en el gobierno provisional de Karzai, que recabó el 16,3%; el hazara Hayi Muhammad Mohaqiq (11,6%), y el uzbeko Abdul Rashid Dostum (10%). Dado que la candidatura de Karzai fue respaldada por más del 50% de los votos, no fue necesaria la convocatoria de una segunda vuelta electoral, por lo que el que había sido presidente provisional del país desde junio de 2002, pudo jurar su cargo como jefe del Estado el 7 de diciembre siguiente. Karzai designó días después a su gobierno y, en marzo de 2005, nombró comandante en jefe del Estado Mayor a Abdul Rashid Dostum.
Por su parte, y tras sufrir nuevos aplazamientos, los comicios para elegir a los integrantes de la cámara baja de la nueva Asamblea Nacional se celebraron finalmente el 18 de septiembre de 2005; asimismo, en diciembre, Karzai nombró a los miembros de la cámara alta que le permitía la Constitución. Así, el 19 de diciembre de 2005, quedaba oficialmente constituido el primer Parlamento del país elegido democráticamente en más de tres décadas. El nuevo poder legislativo representaba a un amplio espectro de los grupos y facciones políticas del país.